Agnes había estado ocupada toda la mañana con el trabajo, junto a Kiana, en un asunto que su amiga no podía resolver sola.No porque no fuera capaz, si no porque los hombres con quienes debía tratar, se habían empecinado en conversar directamente con Kasparov.No era común, pero solían subestimarla a menudo, y el propio Mikhail la había preparado para eso.Parte de su poder y respeto vendría aparejado por el simple hecho de ser la esposa del joven mafioso, aquella por la que había destrozado sin miramientos a Benito Murano, despreciando cualquier convenio comercial.Eso daba una clara señal de que no era sólo un juguete en su cama. Pero otra parte de ese respeto debería forjarlo ella misma, aprendiendo a infundir algo del terror que brillaba en los ojos de muchos ante la sola presencia de su esposo.Y estos tres ingenuos y necios hombres frente a ella, no entendían que esas mujeres estaban a cargo e insistían en hablar con Kasparov. Por supuesto, no sería así, pero ella no tendría m
Agnes era una mujer que difícilmente podría pasar desapercibida, aunque no se propusiera resaltar.Ya lo había vivido cuando trabajaba como barwoman en Viborg, tratando siempre de ocultarse para evitar problemas con los clientes ebrios.Sin embargo, no siempre era consciente de esa atracción que despertaba y que con frecuencia la podría en peligro.Vestida con cierta nueva formalidad de mujer de negocios, adquirida desde que vivía en Helsinki, con camisa de seda y una falda ceñida pero elegante, ese mismo día se había encargado en persona de un par de aficionados que la subestimaron.Claro, aprendía del mejor, un temible Mikhail Kasparov que, de traje y corbata, podía ser un demonio insensible, pero con el meticuloso y frío aspecto de un empresario.Así vestida, con su largo cabello negro suelto sobre sus hombros, y enmarcando su rostro engañosamente inocente, adornada sólo con un par de aretes que cualquier ojo mínimamente experto notaría que valían una pequeña fortuna, parecía la cl
Mikhail no lograba entender qué sucedía con Agnes desde el día en que la encontró en el club para mujeres junto a sus amigas.Sus hombres no la perdían de vista, y también se encargó de averiguar más sobre el tal Karim Malik, pero ella eludía cualquier contacto con él.A pesar de que creía conocerla bien, no descifraba cuál era el motivo por el que Agnes parecía evitarlo a toda costa.Si tan solo le permitiera entrar a su habitación una noche y hablar cara a cara, todo se resolvería. Mikhail sabía por sus miradas fugaces que todavía ella sentía algo y él sería capaz de hacerla ceder.Pero precisamente por eso, su sagaz esposa se encerraba en las noches, bajo llave, y salía temprano de la casa para no cruzarse en su camino.Lo peor de todo, fue descubrir que Yuri estaba dándole, a su mujer y socia, diferentes trabajos que no podía rechazar, por ser parte de Zorro Blanco. Lo único que lo tranquilizaba era saber que la mantenía alejada de Demian, y que le permitía llevar a sus hombres d
Agnes viajó a Turquía con un mal presentimiento. Algo en todo ese asunto le olía fatal.Se trataba de convencer a sí misma de que, tal vez, era la sensación horrible de estar, después de tantos meses juntos, lejos de Mikhail, en una tierra en la que su madre se había esfumado del mapa, y con una misión asignada por el propio jefe de la organización. Un paso en falso, y todo lo construido junto a Kasparov podría destrozarse. Incluso tener éxito en este trabajo, implicaba un riesgo, ponerse en la mira de otros líderes de la organización que vieran con malos ojos su ascenso.Interponerse, por ejemplo, en el camino de Demian.Su malestar con toda la situación no mejoró al conocer finalmente al "señor Marcos" en su enorme plantación en lo más recóndito de Turquía. El hombre, apuesto, moreno y con algunos cabellos blancos en sus sienes, era amable con ella y disfrutaba notoriamente de su compañía aunque la observaba de un modo extraño.Sin embargo, a pesar de su cordialidad y la hospitalid
-¿A qué te refieres con qué perdiste a Mikhail?La voz de Karim Malik resonaba indignada en el teléfono, mientras Loren lloriqueaba del otro lado de la línea, cómoda en su departamento mientras él hacía el trabajo sucio.-No lo sé, Karim… no tengo idea de dónde está. Terminó unos negocios en Helsinki y desapareció… Se fue… Me dejó…La ex amante sollozaba enfureciéndolo.-Ay, Loren, eres una estúpida. No hay que ser un genio para darse cuenta de que Kasparov no tardará en aparecerse por aquí detrás de su linda mujercita, que lo tiene comiendo de su mano. Lo vuelve loco, pude notarlo en el club A pesar de lo que le dije a su esposa, sé que ya no busca jovencitas en Valkyr… ¿Creíste que tus encantos lo retendrían? Una mujer como Agnes no se suelta así como así… Pudiste esforzarte más por retenerlo… ¡Basta!... Deja de gimotear. Por tu culpa tendré que apresurar las cosas… No podré hacerlo a mi modo…La rubia apenas podía hablar, pero logró recomponerse.-Lo siento… Miky es difícil de comp
Marcos ya había tomado una decisión, aunque al principio y durante semanas había dudado, atento a los vaivenes entre las organizaciones que se disputaban el liderazgo en la región. Podía ver que el poder de Oso Negro estaba en declive, y su esposa le insistía con evitar cualquier colaboración con ellos.Su mujer era una persona singular. Dentro de ese mundo clandestino, siempre había alguna facción con la que uno se podía sentir más afín, y ella prefería los métodos y tipos de negocios de Zorro Blanco, cuya aversión por la trata de personas era conocida por todos en la mafia. Aunque muchos tenían la sensación de que, tarde o temprano, cederían a la presión del mercado.Sin embargo, Marcos estaba convencido de aceptar las condiciones del acuerdo que le había propuesto Agnes Kasparov, sobre todo porque hacía ya varias horas que no tenía noticias de Karim Malik, ni el dinero que supuestamente le pagaría, y eso sólo podía significar una cosa: sus planes no habían salido bien.Y él tenía
Cuando por fin se sintió recuperada, Agnes se dirigió nuevamente a la hacienda del señor Marcos. El hombre, inicialmente reacio, estaba ahora desesperado por cerrar definitivamente el trato que tanto había dilatado.A pesar de su prisa, le rogó a la joven que se quedara unos días más en su bella finca, hasta estar completamente recuperada.En Helsinki, Yuri indagaba buscando a su ahijado. Nadie, excepto hombres de su mayor confianza, sabía que en realidad Mikhail había viajado a Turquía, detrás de su esposa. Para el resto del mundo, estaba ocupado en un negocio privado. Sin embargo, lo que era evidente para su jefe era que Kasparov se movía por su cuenta, sin dar información de todas sus operaciones, y eso tenía al viejo líder bastante inquieto.Demasiado molesto por la falta de información. Loren había resultado decepcionantemente inútil, y él, por lo tanto, se cuestionaba su lealtad.Era desesperante no poder confiar en nadie y haber perdido a su joven brazo derecho. Por otro la
Rita despertó en su habitación acompañada de su marido.Estaban solos.Y ella no recordaba cómo había terminado allí.Sólo tenía una certeza y sabía exactamente con quién debía hablar esta vez.Intentó dormir, y logró caer un sueño inquieto luego de un par de horas.Ni ella, ni Marcos, tocaron el asunto de su desmayo.Agnes estaba en su dormitorio, recostada en la cama mientras miraba el techo blanco, llena de decepción por las últimas horas desde la llegada de la esposa del proveedor. Había esperado, por alguna extraña razón, una revelación mágica, tal vez que la señora Cortés le dijera de pronto algo importante sobre su madre, sobre ese pasado escurridizo que siempre parecía escaparse de sus manos, ese que su propia mente se confabulaba por mezclar entre imágenes de pesadilla.En lugar de eso, había tenido que sostener el cuerpo inconsciente de Rita, mientras llamaba al señor Marcos y éste se hacía cargo de la situación junto a sus empleados, alejando su esperanza de saber más, exc