Cuando desperté en la habitación de mi hermana, había una personita mirándome sobre la cama, era Ainara, mi pequeña sobrina. Era la cosa más bonita que había visto nunca y cada vez que la veía mi corazón dolía y sonreía al mismo tiempo, dolía al pensar en el hijo que perdí y sonreía al sentirme querida por una persona tan especial como ella.
Sonreí hacia ella, sintiendo como la niña sonreía aún más.
- ¿Qué hora es? – pregunté hacia ella, admirando como esta se encogía de hombros, con gracia, provocando que riese divertida al verla de aquella forma.
- Tita ríe – comenzó ella, mientras sonreía divertida, al escucharme reír de nuevo, pues lo cierto es que pocas veces lo hacía, y la mayoría de las veces era cuando estaba junto a ella.
- Lyan ¿qué hora...? – pregunté hacia mi hermana, pero me callé tan pronto como vi su rostro, sabía que algo terrible estaba por suceder.
- Él está abajo – me informó, provocando que me levantase de la cama, de un brinco y comenzase a temblar, aterrada – vístete y sal por la ventana – me rogaba, mientras me cedía uno de sus vestidos, pues me había quitado la ropa antes de acostarme y ya la había echado a lavar.
- ¿Dónde voy a ir? – pregunté, horrorizada, mientras mi hermana sacaba un poco de dinero del cajón y me lo daba, para luego sacar de su pantalón el pasaporte, que había ido a coger a mi habitación.
- Vete – rogó, mientras mis lágrimas volvían a salir – te cubriré.
- Él no dejará de buscarme si me voy – dije entre sollozos, provocando que mi hermana me mirase sin comprender, al mismo tiempo que yo me ponía su vestido blanco y abría la puerta de la habitación, debía bajar y enfrentarme a él, alejarle de mi vida para siempre, dejar de huir.
........
Entré en la cocina, provocando que él se levantase de la silla, que mi cuñado se asustase y mirase hacia mí, para luego mirar hacia su esposa.
- Deberíamos dejarlos solos – comenzó James, mientras caminaba hacia mi hermana, agarrándola de la mano para sacarla de allí.
- Estaré fuera si me necesitas – me dijo mi hermana, para luego acompañar a su esposo al salón.
- Ana – me llamó él, colocándose frente a mí, provocando que él miedo se expandiese por mi cuerpo, y la confianza que tenía se esfumase - ¿por qué... - comenzó mientras levantaba la mano, con la intención de acariciar mi rostro, pero me eché hacia atrás tan pronto como vi sus intenciones, asustada, evitando su mirada sobre la mía - ¿qué ocurre? – preguntó, mientras intentaba coger mi mano, pero volví a apartarme, de nuevo – Ana... - rogó, mientras esa imagen de él haciendo el amor con Monic me envolvía, provocando que mis lágrimas saliesen al exterior – Ana... - me llamó, mientras agarraba mi barbilla y me levantaba el rostro, provocando que me echase hacia atrás de nuevo.
- Noh – le dije, levantando la mirada para mirarle, totalmente atemorizada de sentir su piel sobre la mía – no vuelvas a tocarme – le rogué, mientras el miedo volvía a invadirme, y bajaba la mirada, temerosa de que pudiese descubrirme.
- Lo que pasó... - comenzó, sin saber muy bien cómo seguir aquella conversación - ... yo ....
- Vete – le dije, levantando la cabeza para mirarle, intentando mantenerme firme, intentando que mi dolor y mi miedo no saliese de nuevo – por favor, vete.
- Ana... - rogó, intentando coger mi mano de nuevo, pero volví a apartarme nuevamente. Sus lágrimas comenzaron a salir en ese justo instante – por favor...- suplicaba, haciendo que mi dolor creciese un poco más.
- Lo siento – le dije, mientras los recuerdos de David haciéndome el suya venía a mi mente, seguido por Kevin y Monic – ya no puedo ser esa persona...
- Tía Ana – comenzó una pequeña voz tras de mí, provocando que me limpiase las lágrimas y me agachase junto a mi pequeña sobrina, cogiéndola en brazos, notando como esta me abrazaba con fuerza.
- Lo siento – irrumpió mi hermana en la cocina, mientras miraba hacia mí – se me ha escapado.
- No te preocupes – le dije, mientras la ponía sobre la mesa de la cocina y le daba un rosco para que se lo comiese, dándole a entender a mi hermana que no quería que se la llevase. Me senté en la silla en la que había estado sentado él, minutos antes y comencé a sonreír hacia mi pequeña sobrina – Deberías irte – dije hacia él, sin tan siquiera levantar la vista de Ainara.
- Ana... - comenzó, mientras mi hermana cogía a la niña y se la llevaba de la cocina, pues quería que hablase con él. Miré hacia mi sobrina, que miraba hacia mí con desgana, pues no quería ser separada de mí aún.
No pude evitar pensar en el bebé que perdí, en lo mucho que necesitaba a alguien que me quisiera como él lo hubiese hecho, alguien que me quisiese sobre todas las cosas, que nunca me traicionase... pero ya era tarde, ese bebé se había marchado hacía ya mucho, y ya nunca podría verle, nunca podría saber que aspecto tendría.
- Me hubiese gustado tener una hija como ella – aseguré, en voz alta, pensando en mi sobrina, y en ese bebé que nunca tendría, ese que había muerto antes de formarse si quiera. Mis lágrimas comenzaron a caer de nuevo, provocando que Kevin se sentase frente a mí, en la silla de en frente, y alargase la mano para intentar agarrar la mía. La alejé antes de que lo hubiese hecho, y la coloqué entre mis piernas, intentando calmarme, no podía flaquear frente a él, no podía...
- Ana... - me llamó, de nuevo, mientras la visión de él y Monic volvía a importunarme. Me puse en pie de un salto y caminé hacia la puerta de la cocina, intentando dejarle atrás, pero él me agarró del brazo, sin que yo pudiese hacer nada por detenerle, provocando que recordase a David y como me había obligado a seguir en la habitación con él, cómo me había tocado, como ...
- ¡YA BASTA! – le grité, totalmente fuera de mí, soltándome de su brazo, entrando en pánico, ya no había nada que pudiese calmarme, lo sabía muy bien.
- Lo siento – comenzó, mientras mi hermana y su marido llegaban hasta nosotros, preocupados por mí – siento lo que pasó.
- ¿Lo sientes? – Pregunté, echa un basilisco, mientras él me miraba sin comprender - ¿qué es exactamente lo que sientes? – pregunté con furia, mientras él volvía a intentar agarrarme - ¡NOH! – Le espeté, alejándome de él de nuevo – ¡NO VUELVAS A TOCARME! – Le grité, mientras mi hermana me agarraba de los hombros, intentando calmarme, provocando que mis lágrimas comenzasen a salir y mi llanto saliese al exterior, mientras mi cuerpo temblaba y no me respondía, casi caí al suelo, cuando Kevin me agarró entre sus brazos, mientras yo seguía gritando, incapaz de seguir luchando, incapaz de poder seguir alejándolo de mí. Le abracé con fuerza, incapaz de dejarle ir aquella vez, incapaz de pensar en nada más, tan sólo quería olvidarlo todo, quería aferrarme a él, quería...
Me cogió en brazos y me condujo hacia mi habitación, con señas de mi hermana, mientras mi llanto salía al exterior, y yo gritaba por el dolor tan insoportable que todo aquello me proporcionaba. Sabía que tenía que alejarle, que, aunque me aferrase a él en aquel momento, no podía seguir a mi lado mucho tiempo más.
Me recostó sobre la cama, y me tapó, para luego acariciar mi mejilla, aunque giré la cabeza cuando él lo hizo, dejándole claro que no quería que siguiese haciéndolo.
- Dile a Lyan que suba – le rogué, sin ni si quiera mirarle a los ojos – y vete.
- Ana... - rogó, mientras mis lágrimas volvían a salir - ... lo que pasó esa noche...
- No quiero hablar de ello – le dije, mientras cerraba los ojos, obligándome a mí misma a poner la mente en blanco, a no pensar en lo que había pasado aquella noche.
- Estaba borracho – proseguía, intentando explicarse, pero yo no quería escucharle, no podía hacerlo, me perdería a mí misma si lo hacía, lo sabía muy bien.
- Estoy tan cansada... sólo quiero dormir – le dije, mientras mi hermana, desde la puerta miraba hacia mí, comprendiendo que era lo que ocurría, yo nunca podría contarle a él la verdad, me sentía demasiado ultrajada como para hacerlo.
- Deja que duerma – rogó, provocando que él se levantase de la cama y caminase hacia ella – tomemos un poco de té.
Mi mente se desconectó en ese momento, cerré los ojos, intentando que el dolor se marchase, y me dispuse a dormir un poco, solo así mi condición cambiaría.
.....
Kevin tomaba el té que mi cuñado acababa de servirle, mientras mi hermana tomaba un sorbo del suyo, intentando mantener la calma...
- Ella está muy inquieta – comenzó él, intentando comprender mejor que era lo que me ocurría – nunca la había visto tan...
- Ha pasado por mucho – aclaró mi hermana – es normal que esté así de asustada, no creo que se recupere nunca, no del todo – aseguraba, provocando que Kevin dejase de prestar atención a su bebida y mirase hacia ella, de nuevo.
- ¿Sabes...? – comenzó él, intentando comprender que era lo que mi hermana sabía sobre mí, que él no lo hacía.
- Ella tuvo un aborto pocas semanas después de llegar aquí – aseguró, provocando que él se detuviese en seco, que dejase si quiera de mover la cuchara dentro de su taza y mirase hacia ella, horrorizado por lo que acababa de escuchar – ella ni siquiera se enteró de que estaba embarazada... Por eso deberías ... - pero se detuvo tan pronto como se percató de que las lágrimas de él comenzaron a salir, provocando que se arrepintiese de haber pensado mal de él, estaba claro que aquel hombre se preocupaba por mi, y no lograba entender en qué momento él me había fallado – Cuando llegó a mi casa, estaba totalmente destrozada, jamás la había visto así – aseguró, provocando que él levantase la mirada para volver a prestarle atención, limpiándose las lágrimas con el puño – Ella se marchó de allí, porque un tipo la forzó ... - comenzó, intentando explicarle, para que comprendiese la situación, pues a pesar de que se lo había contado en confianza, pensaba que él era el único que podría ayudarme - ... fue a buscarte y ...
- Ana... - comenzó mi cuñado, tan pronto como me vio entrar en la cocina, pero yo no le miraba, no podía hacerlo, tan sólo podía mirar hacia mi hermana, totalmente ultrajada por lo que ella estaba haciendo, por haber pisoteado mi confianza, pues estaba allí contándole todos mis miedos a aquel tipo.
- Me dijiste que podía confiar en ti – le dije, provocando que mi hermana se diese la vuelta y mirase hacia mí, totalmente sorprendida por encontrarme allí - ¿cómo pude creerte? – Pregunté hacia ella, mientras me agarraba la cabeza, alborotándome los pelos, molesta – Sabía que estaba sola...
- Hablemos – comenzó él, agarrándome del brazo, y tirando de mí, conduciéndome hacia el salón, pues no quería que la tomara con mi hermana.
- No tengo nada que hablar contigo – le espeté, intentando alejarle de mí, intentando soltarme de su mano, pero lejos de eso, tan sólo conseguí que el tirase de mí y me aferrase a su cuerpo.
- Ana...- me llamó de nuevo, mirando hacia mis ojos, mientras sentía su respiración sobre la mía, y aquellos dolorosos recuerdos volvían a envolverme, él entregándose a otra mujer - ¿quién te hizo esto? – Preguntó, provocando que me sorprendiesen sus palabras, no esperaba aquello para nada - ¿quién provocó que te diesen miedo mis caricias? – preguntó de nuevo, mientras levantaba su mano libre, y me acariciaba el rostro, despacio, provocando que un flash viniese a mi mente y apartase su mano de mí, agarrándola con la mía – voy a matar a David – aseguró, mientras yo negaba con la cabeza, provocando que mis lágrimas saliesen, sabía que él diría algo como aquello en cuanto se enterase, lo sabía muy bien, pero tan pronto como le vi con Monic comprendí que no quería que él me protegiese jamás - ¿qué fue lo que...?
- Ya no podemos estar junto, Kevin – le supliqué, mientras mis lágrimas salían de nuevo, provocando que a él se le rompiese el corazón al escucharme decir aquello – tengo miedo de que me toques, porque cada vez que lo haces le recuerdo a él.
- ¿qué cojones te hizo ese hijo de puta? – preguntó, fuera de sí, mientras yo volvía a negar con la cabeza, en señal de que nunca se lo contaría – Ana... - suplicó.
- Jamás podré olvidarlo, Kevin – aseguré, mientras más lágrimas se derramaban de nuevo, provocando que él me mirase con ojos vidriosos, sabía que aquello era doloroso para él – pensé que si estabas tú... - comencé, provocando que sus lágrimas saliesen - ... que si te encontraba podrías salvarme... pero ... - me detuve, bajando la mirada, al recordar lo que había sucedido cuando entre en su habitación – pensé... que podrías arreglarlo, como la última vez, pero ...
- Lo arreglaré – aseguró, mientras mi llanto salió al exterior, de nuevo, provocando que él mirase hacia mí, dolido, limpiado mis lágrimas de nuevo.
- Eso creí... pero mientras que él me ... - callé de nuevo, incapaz de pronunciar una palabra más, provocando que mis rodillas flaquearan y cayese al suelo, provocando que Kevin se agachase junto a mí - ... tú... tú....- de nuevo era incapaz de pronunciar aquello, lo había intentado con anterioridad, con mi hermana, pero no había funcionado, era incapaz de decirlo en voz alta, incapaz de reconocer que le había perdido, por eso tan sólo huía, para no enfrentar aquella verdad. Mi llanto salió de nuevo, esta vez con mucha más fuerza, y mientras gritaba de dolor, él me abrazaba con fuerza y yo le recordaba gimiendo junto a Monic, en aquel baño, mientras mi dolor seguía en mi cuerpo, mientras recordaba cómo me había sentido al descubrir que mientras yo intentaba liberarme de David, él estaba allí, con otra mujer. Me sentía totalmente traicionada, desde aquel momento me sentí así. Había creído en todas sus palabras, en todas sus promesas, y todo resultó ser sólo palabras que eran mecidas por el viento, sin ningún tipo de vehemencia.
¿ya estás más calmada? – me preguntó él, levantándome del suelo, agarrando mi mejilla para limpiar las lágrimas que aún tenía en ese lado del rostro. Levanté la mano, para acariciar su rostro, notando su barba bajo mis dedos, por lo que sonreí pausadamente, mientras sus ojos se entrelazaban con los míos. Me tenía totalmente cautivada, quizás fuesen mis defensas que estaban bajas, o quizás fuese que estuviese tan apuesto… pero lo cierto era que no podía pensar con claridad, tan sólo quería besarle. Me sonrió calmado, al notar mi mirada sobre la suya, y me besó despacio, como si temiese que pudiese hacerme algún daño. Pero no lo hizo, pues David no me había besado, así que no había nada que pudiese recordármelo.Me besó con más intensidad tan pro
Habían pasado dos días desde aquello, aún no me había recuperado del todo y mi hermana estaba realmente preocupada por mí, por lo que me había pasado, y yo me sentía demasiado débil como para enfrentarme a la vida de nuevo.Kevin llamaba con insistencia a una puerta, en uno de los barrios más adinerados de la ciudad, provocando que el dueño de esa casa abriese la puerta y quedase totalmente sorprendido de encontrar allí a su mejor amigo, aquel que le había arrebatado el amor de su mujer.Miró hacia él, deteniéndose en su aspecto, estaba realmente horrible.- Pasa – le dijo, tras un largo rato en silencio, pensando en sí debería echarle de allí a patadas o apiadarse del que una vez fue su mejor amigo, su hermano – tienes un aspecto horrible – bromeó, mientras caminaba junto a &eacu
Kevin seguía en casa de su amigo, este había sido tan amable de cederle el cuarto de invitados, pues desde que ella se había marchado, unos años atrás, había decidido vivir sólo, alejado de nuevo, de sus padres.Se sentó sobre el escritorio de la habitación, dándole la espalda a las maravillosas vistas que se veían desde el gran ventanal que había en la estancia, donde se podía vislumbrar la hermosa de la ciudad nocturna, y abrió el pequeño ordenador portátil que había traído consigo, pues debía comunicarse con su superior y rellenar algunos documentos relacionados con el trabajo.Apenas se había encendido la pantalla del escritorio cuando vislumbró algo que le sacó de sus pensamientos sobre informes y e-mails, una carpeta con las fotos que nos hicimos en Boston, eso fue lo que llam&o
Me había obligado a mí misma a poner una enorme barrera entre mis recuerdos dolorosos y mi corazón, pues él estaba a mi lado en aquellos días, intentando hacerme sentir mejor, y recordar aquello por lo que no podía estar con él, por lo que debía separarle, no era bueno. Sabía que, si hacía caso a todo lo que sentía, a todo mi dolor, tendría que alejarme de él, pero no quería, le amaba tanto que no quería perderle, a sabiendas de que aquello que estábamos viviendo tan sólo era una mentira, pues en algún momento tendría que hacer frente a la verdad y alejarle de mi vida para siempre.Caminaba junto a él, por el parque, mientras mi hermana y su esposo nos seguían de cerca, preocupados por mis cambios de humor tan repentinos.Él no había vuelto a mencionar nada sobre
Capítulo 7 – Tu sabes que te quiero.Caminaba junto a él hacia la casa de mi hermana, ya le había mandado un mensaje de que volvíamos antes de tiempo, mientras ella se quedaría a disfrutar un poco más de su noche libre, pues ya que habían pagado a la niñera aprovecharían la noche a tope.Ninguno de los dos había vuelto a hablar desde que él me había confesado que estaba planeando en pedirme matrimonio. Tan sólo seguíamos andando, el uno al lado del otro, por aquella silenciosa calle.Kevin agarró mi mano en ese justo instante, provocando que me detuviese y mirase hacia él, asustada, pues siempre que alguien me tocaba esa era mi reacción.- Eh, Shh – me calmó, mientras soltaba mi mano y se colocaba justo delante de mí, posando su mano derecha sobre el lado derecho
Me besó por el cuello, despacio, acariciándomelo con la yema de los dedos al mismo tiempo, provocando que me tersase al sentirle así de nuevo.- Shhh – me calmó, sobre mi oreja, mientras me abría la camisa, con cautela e iba dibujando una línea por mi escote con su dedo índice, hasta llega al centro de mi pecho – relájate – pidió, al mismo tiempo que tiraba de los bordes de mi camisa y la apartaba para dejar mi torso desnudo, tan sólo vestido por el sujetador negro que llevaba. Le miré nerviosa, mientras él me miraba con detenimiento. Metió la mano por debajo de mi sujetador y me miró con cautela, como si esperase alguna reacción sexual por mi parte, pero en lugar de eso, tan sólo saqué su mano y la posé sobre mi estómago.- Aún no estoy preparada – le dije, pr
Habían pasado más de tres semanas, y ya no le tenía a mi lado, es más, nunca volvería a tenerle.Pasaba mis días en casa, aturdida, sin apenas saber el día en el que vivía, sabiendo que nunca volvería a verle sonreír, a escuchar su risa, a sentir su mirada sobre la mía, a saborear su boca. Era demasiado doloroso, y me arrepentía una y otra vez de no haber podido perdonarle, pero no podía, había cosas en la vida que no se podían perdonar, y aquella era una de ellas.Miraba hacia el jardín, donde mi hermana jugaba con la pelota junto a mi sobrina y su esposo, parecían estarlo pasando en grande.La verdad era que tenía un extraño sentimiento en aquel momento, dos sentimientos entre mezclados hacia mi hermana. Por una parte, estaba muy orgullosa de ella, por aquella magnifica familia que había formado, por la
Habían pasado dos meses, dos largos e insoportables meses en los que no le tenía a mi lado, dos largos y tormentosos meses en los que había cambiado de lugar de residencia. Había vuelto con mis padres, había decidido que dejaría que mi hermana viviese su vida, no quería seguir compadeciéndome por las esquinas de su casa mientras ella se moría de dolor de verme en aquel estado. Así fue como llegué de nuevo a la casa de mis padres, derrotada, hundida en el dolor. Aunque intentaba sonreír todo el tiempo frente a ellos, sabía que sospechaban que algo ocurría, yo ya no era la misma chica risueña, emprendedora y con ganas de comerme el mundo, algo había cambiado en mí.Paseaba por el bosque junto a mi padre y mi hermano, habíamos ido de caza, a la cabaña de Luis, que este muy gentilmente nos había