La tarde pasó más rápido de lo que esperaba, y era lógico pues me había ido a ayudar a la señora Chang al café, pues Philip estaba de vacaciones, y aquello era un caos sin él. Tras prometerle que la ayudaría mientras duraba mi estancia, dejando a la anciana un poco más calmada, me percaté de que casi era la hora en la que debía marcharme.
Agarré las llaves del coche, y salí de la tienda del café, olvidando el paraguas allí, teniendo que correr hacia el auto cuando me hube percatado de ello.
Me puse como una sopa, pues
Pensaba en Kevin, en lo mucho que me habría gustado que me salvase aquella vez, que al menos lo hiciese aquella vez, mientras mis lágrimas caían al ser ultrajada por aquel hombre de nuevo, con las manos fuertemente atadas, sobre la cama, desnuda, frente aquel animal que babeaba al tocarme.Pero yo ya no podía sentir nada, ni placer, ni odio, ni asco, estaba muy lejos de allí, atrapada dentro de aquella cárcel, de mi cuerpo inerte, pensando en él, en mí, en lo poco que había durado aquella felicidad. Debí haberlo sabido, que aquella nueva felicidad no duraría para siempre, que pronto los monstruos del pasado volverían para hacerme daño, y justo así había sido.Me tapó la boca con la mano, como si pensase que iba a emitir algún sonido, cuando era obvio que estaba casi muerta, estaba en un lugar muy lejano, en mi mente, pensand
Era tarde, pero no podía dormir más, una horrible pesadilla en la que David me acariciaba los pechos me había despertado, y parecía imposible volver a conciliar el sueño.Me levanté de la cama, agarrando del suelo su camisa para ponérmela, antes de echar una leve ojeada a aquella bella escena, donde Kevin dormía sobre la cama totalmente desnudo, con una fina sábana envolviendo su cintura.Él había vuelto a hacerlo, había vuelto a hacerme el amor, había vuelto a envolverme en sus besos y en sus gemidos, provocando que me olvidase de todo, que nada más importase.Aquella canción tenía razón, él era mi refugio, él único que podía ayudarme a salir de aquel abismo en el que me encontraba sumida, el único que podría salvarme.Me senté sobre el sofá de la sala, mientras escuch
Capítulo 24 – Presentación formal.Aquella mañana, entramos en su casa agarrados de la mano, mientras su madre desayunaba en la sala. Me solté tan pronto como entramos, para quitarme el abrigo y dejarlo sobre la percha, mientras él seguía caminando hacia su madre.¿ya estás aquí? – preguntó, observando como yo entraba en el salón y me acercaba a él - ¿Ana?Mamá – la llamó él, haciendo que ella dejase de prestarme atención y mirase hacia él – quería presentarte a Ana, mi novia.Esperamos impacientes la reacción de la señora Chang, pero nunca imaginamos que sería algo como aquella. La mujer comenzó a reír, como si aquello le hiciese gracia, dejándonos algo sorprendidos con ello, para luego recuperar
Aquel día estábamos de celebración, en casa de Meryem y Paul, al parecer vivían juntos en la casa de la joven. Nos habían invitado para celebrar la noticia, y para que me animase un poco, pues a pesar de que Kevin lo intentase cada día, aún me sentía algo decaída, sobre todo al pensar en formar una familia junto a él.Me asomé al balcón de mi amiga, mientras Kevin y Paul bromeaban de sus cosas, al mismo tiempo que Meryem caminaba hacia mí.¿Aún estás preocupada por David? – preguntó, llegando hasta mí, haciendo que me diese la vuelta para mirarla - ¿qué fue lo que pasó entre vosotros?No quiero hablar de ello – respondí, dejando claro que aquel tema era un tabú para mí – Kevin me ha pedido que me case con él – le informé, vo
Olivares estaba en una reunión, así que esperamos por largo rato en su despacho, incluso me quedé dormida con la cabeza apoyada sobre el hombro izquierdo de Kevin.¿te quedarás conmigo? – Pregunté en sueños, provocando que Kevin ladease la cabeza y se fijase por el rabillo del ojo que dormía – quédate conmigo – rogué, mientras una lágrima caía sobre su brazo y él se preocupaba bastante de verme así.Levantó la mano y acarició mi rostro con sus yemas, al mismo tiempo que Olivares entraba en su despacho y miraba hacia nosotros, haciendo que Kevin le indicase que guardase silencio.¿deberíamos posponer la reunión? – Preguntó entre susurros, haciendo que Kevin negase con la cabeza.Sólo un momento, ella no ha dormido mucho esta noche.
Capítulo 28 – Una oportunidad para ser feliz.Me agarró del brazo antes de que hubiese abandonado el ascensor y miré hacia él sin comprender que era lo que pretendía.No necesito leer el sobre para saber lo que ocurre – aseguró, guardando el sobre el mi bolso, mientras yo le miraba anonadada – se que por culpa de David es difícil para ti volver a tener hijos, después de lo que pasó y …No, no es eso – aseguré – sí que es difícil volver a pensar en tener hijos, porque me hace recordar el bebé que perdí, pero …Te dije que te esperaría Ana – me enfrentó – que sería paciente, y lo sigo manteniendo.Tu no lo entiendes. Ni siquiera se si voy a poder tener más hijos, no soportaría que al final no pudiese hacerlo y que tu hubie
Desayunaba, tranquila, mientras mi cuñado se tomaba el café y la magdalena con prisas, sonreí al darme cuenta de que era la única que tenía una vida despreocupada.Hacía más de un año que había llegado a Londres, a casa de mi hermana, al único lugar al que sabía que él nunca me encontraría.Aún recordaba mi llegada allí, frente a la puerta de mi hermana, en aquella tarde lluviosa, calada hasta los huesos y totalmente rota, provocando que mi hermana me abrazase con fuerza, incapaz de saber entender que era lo que me ocurría.Mis padres no sabían nada sobre mi paradero, nadie lo sabía en realidad, solo mi hermana, su esposo y su preciosa niña de cinco años de edad.- Te envidio – aseguró James, provocando qu
Cuando desperté en la habitación de mi hermana, había una personita mirándome sobre la cama, era Ainara, mi pequeña sobrina. Era la cosa más bonita que había visto nunca y cada vez que la veía mi corazón dolía y sonreía al mismo tiempo, dolía al pensar en el hijo que perdí y sonreía al sentirme querida por una persona tan especial como ella.Sonreí hacia ella, sintiendo como la niña sonreía aún más.- ¿Qué hora es? – pregunté hacia ella, admirando como esta se encogía de hombros, con gracia, provocando que riese divertida al verla de aquella forma.- Tita ríe – comenzó ella, mientras sonreía divertida, al escucharme reír de nuevo, pues lo cierto es que pocas veces lo hacía, y la mayoría de las veces era