Capítulo 8

Aquel día era especial para los católicos que se encontraban a bordo del hermoso crucero. Era feriado en la mayor parte del mundo, pues se celebraba la Asunción de la Virgen, claro que en el barco todos los días eran iguales.

A las once, se celebró una misa a la que acudieron casi todos los pasajeros y, por supuesto, las candidatas a reina. El padre a cargo ofició una misa muy bella, respetuosa con las creencias de los demás y enfocada más a la solidaridad, a compartir tiempo y dinero con los  más desprotegidos y también al amor, diciendo que, por más dinero que una familia tuviera, eso no compensaba el amor que se debían profesar unos a otros, incluso pidió que en ese mismo barco se debía compartir con los demás, aprender de los otros, pues estar en un lugar “encerrados”, por más lindo que fuera, no reemplazaba la libertad de correr p

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