Capítulo 4

En el fondo de aquel camión se encontraba la abandonada y vieja guitarra de Nathe, al verla, se le vino a la mente como torbellino una grandiosa idea, lo había visto en la película "Inocencia Interrumpida" y parecía ser lo único que podía hacer en ese momento, no sabía si el resultado iba a ser bueno o malo, pero quería intentarlo, a paso veloz se dirigió hasta su guitarra, se sentó en el suelo y comenzó a tocar la canción "Wild World" de Cat Stevens.

Now

that

l've lost

everything

to you

you say you wanna

start

something

new

and it's breakin

my heart you...

Alexandra al escuchar la música se sintió más tranquila, aquel chico desconocido comenzó a llamarle la atención, tal vez no era mala persona, como ella pensaba, aunque al cerrar nuevamente los ojos, le llovían todos aquellos malos recuerdos que tenía de Berth.

Ooh, baby, baby

It's a wild world

it's hard

to

get

by

just

upon a smile.

Aquella canción se la cantaba su abuelo, cuando cumplió sus cinco años, recordaba esa letra, esa música, aunque no lograba recordar el nombre. Entonces una pequeña chispa en su interior hizo que volviera de la oscuridad que Berth había colocado en ella. Y comenzó a cantar con Nathe.

Ooh baby, baby,

it's a wild world

i'll always

remember you like a child

girl.

Nathe, al escuchar la hermosa voz de su chica misteriosa, se sorprendió mucho, era dulce, suave, y la expresión de miedo que tenía había desaparecido por completo.

—Tienes una hermosa voz —dijo Nathe dejando de tocar y de cantar.

—Lo normal —respondió Alexandra sin darle mucha importancia al asunto.

—Nunca pensé que le tuvieras miedo a los relámpagos —Nathe le avienta una sonrisa sensual, pero tal parece que su chica misteriosa era inmune a su encanto.

—No le tengo miedo a los truenos —Alexandra salía debajo de la mesa y tomando su distancia con Nathe

—Pues a mí me parece que si, dices que no pero... ¿Entonces por qué te pusiste así?.

—Eso no es asunto tuyo —habló Alexandra en un tono brusco.

Nathe acababa de aceptar que aquella chica lo había embrujado, había algo que le atraía demasiado, y no precisamente se trataba de algo físico, era muy guapa, pero esa atracción que sentía iba más allá del ojo humano. Alexandra se dirigió a paso veloz hacia la puerta de aquel enorme camión, lo que puso temeroso a Nathe, ya que no quería perder contacto alguno con ella.

—¿A dónde vas? —Nathe dejó a un lado su guitarra y caminó hacia ella.

—Me largo de aquí, ya que no eres un secuestrador, supongo que no te importará que me marche —Alexandra volteó a verlo de reojo, necesitaba verificar que reacción tendría aquel chico—. ¿O si?.

—¡No, claro que no, pero afuera no deja de llover, y es de noche! —dijo Nathe.

—He sobrevivido a cosas peores —Alexandra se colocó su capucha y antes de salir se detuvo, volteó y colocó su fría mirada en él—. Gracias.

Nathe no tuvo tiempo alguno de hablar, y quería hacerlo, pero era como si su voz hubiera entrado en un trance silencioso, su chica misteriosa se había marchado, ¿a dónde iría?, ¿estará bien?, ¿vivirá cerca?, ¿cómo se llama?, esas y miles de preguntas rondaban su mente.

Era la primera chica que lo trataba como alguien normal, y no como una estrella famosa del pop, no quería dejarla ir, necesitaba saber quién era, por lo que decidido salió del camión y comenzó a tratar de seguir su rastro.

Afuera llovía a cántaros, no tenía ni la más mínima idea por dónde empezar, por lo que se adentró al bosque a un lado de la carretera, estaba emocionado, hace años que no hacía algo atrevido porque siempre estaban tras él, fotógrafos, la disquera, su madre, los fans, los paparazzi, todo mundo estaba al pendiente de lo que hacía, y por primera vez nadie lo veía, era solo él, un chico normal persiguiendo a una hermosa chica misteriosa. Nathe estaba agotado de caminar sin encontrar a su chica, cuando a lo lejos la pudo ver, estaba caminando como si nada por lo que aceleró el paso y echó carrera.

—¡Hey, espera! —le gritó a Nathe.

Alexandra se detuvo y cuando volteo se sorprendió mucho al notar que se trataba de aquel chico famoso.

—¿Me estás siguiendo? —Alexandra preguntó con voz gélida.

—Eso es obvio —Nathe sonrió—. No puedo dejar ir sola a un chica, de noche, con esta tormenta y en un bosque oscuro.

—Me sé cuidar sola, siempre lo he hecho, lo mejor será que regreses por donde viniste, si eres tan famoso como dices ser no tardarán en acudir a tu ayuda —Alexandra se dio la media vuelta para seguir su camino, pero Nathe estaba decidido a no dejarla ir, la tomó del brazo haciendo que ella parara en seco—. ¿Sucede algo?.

—¿A dónde vas? —Nathe estaba empapado, y comenzaba a hacer frío—. Regresemos al camión, ahí estaremos a salvo y mi mánager podrá...

—No —Alexandra se zafó de él bruscamente—. No voy a regresar a ese camión con un desconocido, necesito llegar a mi casa mañana temprano o tendré...

—¿Tendrás? —Nathe enarcó una ceja.

—No es tu asunto.

—Está bien, ¿pero en dónde piensas pasar la noche?.

—Te repito que no es tu asunto.

—Lo es si quiero —Nathe le aventó una mirada retadora—. Da igual lo que digas, te seguiré.

Alexandra estaba comenzando a sentirse furiosa, su vida ya era complicada como para tratar con un niño mimado y famoso, solo podía pensar en la regañina que le esperaba, faltaba tan poco para que se casara con Berth, que solo recordar eso hacía que un miedo enorme se apoderara de ella.

—Haz lo que quieras —Alexandra puso los ojos en blanco—. Pero no me hago responsable de lo que te pase.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo