Los nervios carcomían el corazón de Nathe esperando la respuesta de Alexandra, mientras ella permanecía callada, por unos segundos pensó incluso que la perdería pero al verla sonreír se aclararon todas sus dudas.
—Acepto —Alexandra responde por fin—. No sé qué nos depare el futuro pero quiero estar a tu lado, quiero casarme contigo pero con una condición.
—Pide lo que sea —responde Nathe lleno de felicidad.
—Si sucediera que nos casemos quiero que sea por bienes separados, no quiero que me des nada de tu dinero, quiero trabajar por mí misma y ganar mi propio dinero.
—Pero...
La fría habitación en la que se encontraba Alex, hacía que la piel se le pusiera de gallina, aquella llamada que recibió ayer por la noche venía de la cárcel, al parecer ya habían dado una sentencia final a la madre de Alex y antes de morir quería hablar una última vez con ella, por lo que pidió que la buscaran como último deseo. Así que ahí estaba, Alexandra sentada en una silla metálica, helada, esperando a que trajeran a su madre, Nathe y Brandon se habían quedado afuera en una sala de espera, necesitaban darles espacio, mientras que Alex les pidió que no le comentaran nada a Caroline. Estaba nerviosa, habían pasado muchos meses desde que vio a sus padres, supo que Berth y su padre seguían pasando sus días en la cárcel, al final los condenaron a 40 años de prisión, todos esos pensamie
Ha pasado un mes desde que Nathe y Alex anunciaron su compromiso, y desde que se enteró de que no era hija de aquellos hombres que la maltrataron por mucho tiempo, cuando les contó a él y a Brandon acerca de lo que aquella mujer le dijo, les hizo prometer que no dirían nada hasta estar segura. Mañana sería el concierto de Nathe, por lo que ese día se lo tomaron como descanso antes de volver a los ensayos, y aunque la madre de Nathe no estuviera conviviendo con ellos, no lo sentían, no la extrañaba, era una realidad que tenía que aceptar, estaban dando un paseo por un parque cercano cuando de pronto Brandon se puso de pie.—Me temo que me tengo que marchar —les anuncia.— ¿A dónde vas? —pregunta Nathe sacando su celular, le hab&iac
Un fuerte chubasco caía sobre todos los habitantes deClevthon(Inglaterra), los más ricos se refugiaban en sus respectivos hogares con toda la comodidad, mientras que los más pobres buscaban la manera de sobrevivir noche tras noche, pero entre toda esa clase social, entre todo el caos que provocaba la lluvia, entre todas las casas de aquel barrio pobre había una en específico, una pequeña casa que estaba llena de goteras, una casa que en esa precisa noche se envolvía en una terrible oscuridad, desgracias era el apellido perfecto para aquella familia. La construcción era un desastre, paredes desgastadas y el techo a punto de colapsar, la humedad que se filtraba hacía que en especial la planta baja despidiera un olor putrefacto, ya no tenía ventanas y en su lugar eran colocados minuciosamente varios trozos de plástico con cinta adhesiva que el viento ter
Habían pasado dos días exactamente desde que Alexandra perdió todo ante Berth, él había salido victorioso de su crueldad. Aquella noche murió una parte importante de ella, estaba marchita, ya no tenía importancia nada, solo su música era lo único que la mantenía a flote entre tanta oscuridad. Esa noche Berth gozó de su cuerpo como nunca, pero no pudo hacer nada, incluso se atrevió a recordar como una vez que terminó con ella, observó las sábanas manchadas de sangre, su sangre, su madre entró y como si ella no existiera o fuera un simple fantasma más que habitaba en aquella casa sucia y abandonada a su suerte, recogió las sábanas, y pasado un rato le trajo una cubeta llena de agua caliente para que se limpiara, Alexandra intentó llorar, pero no podía, era como si las lágrimas se le hubier
El escenario estaba preparado para la gran noche, las luces que alumbraban su cuerpo lo hacían ver como el dios del pop que todas anhelaban, estaba solo, a pesar de estar rodeado de mucha gente, de millones de fanáticas, nadie podía quitarle ese vacío en su interior, algo le faltaba, algo que ni con todo el dinero del mundo lo compraría, ¿Amor?, no, él tenía eso y más de lo que pensaba merecer por parte de sus seguidoras, ¿lujos?, tampoco, ya que con solo tronar los dedos tenía todo lo que deseaba, ¿entonces qué era eso que le faltaba?, aún seguía buscando la respuesta a esa pregunta perdida en la infinidad de sus mares sentimentales.A menudo pensaba que aquellos pensamientos y sentimientos eran algo cliché de los cantantes o de gente famosa, pero al entrar en ese mundo lleno
La lluvia no cesaba ni un segundo,Nathemanejaba hacia una dirección que seguía sin conocer, tenía algo de gasolina ya que amablemente una pareja de ancianos que pasaron por el lugar le brindaron su ayuda, pasándole algo de gasolina con una manguera y ungarrafónde gasolina que según ellos, les servía por si atravesaban por alguna situación similar a la de él, y bendijo mentalmente que aquellos ancianos no conocieran el mundo musical actual. En cuanto vio aAlexandraen aquella situación tuvo pánico de que lo culparan por algo, así que antes de que llegara aquella pareja a su rescate, cargó aAlexandray la metió en el camión pensando que Elisa sabría que hacer, y ahora estaba ahí, con casi nada de gasolina, en medio de la nada, con una lluvia horrible, con frío, hambre, y
En el fondo de aquel camión se encontraba la abandonada y vieja guitarra deNathe, al verla, se le vino a la mente como torbellino una grandiosa idea, lo había visto en la película "Inocencia Interrumpida" y parecía ser lo único que podía hacer en ese momento, no sabía si el resultado iba a ser bueno o malo, pero quería intentarlo, a paso veloz se dirigió hasta su guitarra, se sentó en el suelo y comenzó a tocar la canción "WildWorld" deCatStevens.Nowthatl'velosteverythingtoyouyousayyouwannastartsomethingnewandit'sb
Natheno dijo nada más, siguió a su chica misteriosa en medio de aquella tormenta, después de una media hora caminando ambos estaban empapados yAlexandratemía enfermarse, si lo hacía, tendría graves problemas por lo que se detuvo a pensar, tal vez no era tan mala idea haberse quedado en aquel camión, por lo menos hasta que parara la lluvia, pero ya era demasiado tarde, estaban lejos.—¿No sabes a dónde ir? —Nathese acercó a ella.—Deja de hablar, no me permites pensar bien.—¿Usualmente piensas bien bajo una tormenta?.—No.Alexandraestaba a punto de