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Capítulo 5: Retando al viento

El sol apenas despuntaba en el horizonte cuando Luke llegó al aeródromo de Gustavuz. La brisa fría de la mañana anunciaba un día despejado, perfecto para volar. Mientras revisaba el estado de su avioneta, escuchó unos pasos acercarse. Era Jane, envuelta en un abrigo ligero, con su característica mirada curiosa y expectante.

—Parece que madrugas tanto como yo —comentó Luke con una sonrisa.

—No quería perderme esto —respondió Jane, deteniéndose junto a él—.

—Dijiste que hoy me enseñarías a volar, ¿cierto?— Decía.

Luke asintió y se apoyó en el fuselaje de la avioneta.

—Así es. Pero primero, algunas reglas básicas. Volar no es solo mover los controles, hay que sentir la aeronave, entenderla.

Jane cruzó los brazos, fingiendo impaciencia.

—Confío en que eres un buen maestro. Así que, adelante.— Decía mientras soltaba una carcajada

Luke sonrió y la guió hasta la cabina. Se aseguró de que Jane se colocara bien el cinturón de seguridad antes de empezar a explicarle los instrumentos. Mientras hablaba, notó cómo ella escuchaba atentamente, absorbiendo cada detalle, pasaron así casi 3 horas, Luke quería que todo quedará claro antes de empezar a volar.

—Este es el altímetro, mide nuestra altura. Aquí tienes el indicador de velocidad y este es el horizonte artificial, que nos dice la inclinación del avión.— Explicó, señalando cada uno.

Jane frunció el ceño y miró el panel con determinación.

—Parece complicado, pero creo que lo entiendo.

Luke rió entre dientes.

—Lo complicado es mantener la calma cuando algo inesperado sucede. Pero por ahora, solo nos enfocaremos en lo básico.— Decía.

Encendió el motor, que rugió suavemente, y tras unos momentos de preparativos, la avioneta comenzó a deslizarse por la pista. Jane observaba todo su alrededor con atención.

—Ahora, mantén las manos en los controles y sígueme. Sentirás cómo la avioneta responde.— Dijo Luke, guiándola con paciencia.

Jane apoyó sus mano derecha sobre la de él, notando la presión con la que movía la palanca. Cuando la avioneta despegó y comenzaron a elevarse, un destello de emoción cruzó su rostro.

—¡Lo estamos haciendo! —exclamó.

Luke asintió, divertido con su entusiasmo.

—Así es. Ahora, intenta mantener la altitud con movimientos suaves.— Mencionaba Luke.

Jane obedeció, aunque con cierta torpeza al principio. Luke corrigió su postura, guiándola con tranquilidad.

—No es solo un acto mecánico, Jane. Es sentir cómo el viento y el avión trabajan juntos.—

Ella respiró profundo y relajó un poco el agarre. Con el paso de los minutos, su confianza creció, y el vuelo se volvió más estable.

—Es… increíble —susurró Jane mientras observaba el paisaje nevado extendiéndose bajo ellos.

Luke la miró de reojo y asintió.

—Es una de las razones por las que amo volar. Nada más importa cuando estás aquí arriba. Solo tú y el cielo.— Exclamaba mientras veía los ojos de Jane.

Se quedaron en silencio por unos instantes, disfrutando la sensación de libertad. Luke sintió que algo en Jane había cambiado. Su expresión era diferente, como si hubiera encontrado una pequeña parte de lo que estaba buscando.

—Gracias por esto, Luke —dijo finalmente

—Creo que necesitaba algo así.—

Luke sonrió.

—Cuando quieras, Jane. El cielo siempre está abierto para quien quiera explorarlo.—

Mientras volaban sobre los fríos nevados de Gustavuz, Luke supo que este solo era el inicio de muchas más lecciones en el aire, y quizás, también en tierra.

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