[Actualidad] La tormenta había ya pasado por Angoo. La nieve cubría cada rincón del pueblo con una capa espesa y blanca, reflejando la luz pálida del sol matutino. Jane estaba en la cocina de la casa de sus padres, sosteniendo una taza de café caliente entre las manos. Observaba por la ventana el paisaje inmóvil, tratando de ordenar sus emociones y pensamientos. Había dormido poco. La noche anterior, el ambiente acogedor con Luke y su familia la había reconfortado, pero en su interior, una sensación persistente la mantenía inquieta. —¿Estás mejor hija?.— Comentó su madre, sentándose frente a ella. Jane le dedicó una sonrisa algo apagada. —Tranquila mamá, estoy bien. No es necesario que preguntes a cada rato— Dijo Jane. Su madre la observó, ella ya sabía el motivo de su comportamiento, pero antes de que pudiera decir algo más, el sonido de la radio interrumpió el silencio de la cocina. Era la estación local transmitiendo las noticias matutinas. "La policía de Petersburg h
Luke sin saber exactamente qué hacer, se puso en pie y tomó su abrigo. Necesitaba salir del hangar y buscar un poco de claridad. Había una sola persona en la que sentía que podía confiar en ese momento, Jane. El frío era cortante cuando llegó a la casa de los padres de ella. Golpeó la puerta con suavidad, y fue la madre de Jane quien le abrió. Con una sonrisa compasiva, lo hizo pasar sin hacer preguntas. Jane estaba en la sala, sentada cerca de la chimenea, con la mirada fija en el fuego. Cuando Luke entró, ella lo miró y supo de inmediato que algo estaba mal. Se puso de pie y se acercó a él con cautela. —Luke... ¿Qué sucede?— Decía Jane. Él se pasó una mano por el cabello, seguido la mira y dice: —Jane, han reabierto la investigación sobre mi padre. Mencionan que no fue una simple pelea... que alguien más estuvo involucrado, yo se que nunca te conté como murió exactamente, pero era porque ni yo estaba convencido, al cien por ciento de la causa. Todo era una especulación, pe
Las llamas de la chimenea parpadeaban suavemente en la sala, proyectando sombras cálidas sobre las paredes de madera. Jane y Luke permanecieron en silencio por unos minutos, solo sosteniéndose de las manos. No había necesidad de palabras, pero Jane sabía que debía hacer algo para distraer a Luke, aunque fuera por un instante, aunque eso también significara alejarse de sus propios pensamientos que la consumían. —¿Quieres salir un rato?— Preguntó en voz baja. Luke giró el rostro hacia ella con el ceño ligeramente fruncido. —¿Salir?— murmuró. —Sí, talvez... Ar a dar una vuelta, no sé, despejar la mente… porque estar aquí encerrados solo nos va a ahogar más.— insistió ella con una corta sonrisa. Luke suspiró, pasando una mano por su rostro. —Supongo que tienes razón… No quiero estar aquí sentado todo el día sintiéndome así.— Jane asintió y se puso de pie, jalándolo suavemente para que la siguiera. Se abrigaron bien antes de salir y la fría brisa de Angoo los recibió con una ráfaga
La mañana deslumbró con un cielo bastante despejado. Jane se despertó temprano, con la sensación de haber dormido apenas unas horas. Se quedó en la cama mirando el techo, tratando de ordenar sus pensamientos, pero su mente volvía a la misma pregunta una y otra vez: “¿Cómo le explico todo?”. Se llevó las manos al rostro y suspiró profundamente. Por ahora no era el momento para pensar en eso, decía. Se levantó y se dirigió a la cocina, donde encontró a su madre preparando café. El aroma llenaba la casa con una calidez reconfortante. —Buenos días, mamá.— saludó Jane, tratando de sonar animada. Su madre le sonrió con dulzura mientras servía una taza. —Buenos días, querida. Hoy estaba pensando en hacer algo especial para Luke. Tu padre y yo pensamos en preparar una comida sencilla, algo rústico pero acogedor. Ha pasado por mucho, y creemos que le haría bien distraerse un poco.— Decía alegremente la madre. Jane sintió una mezcla de alivio y aprehensión. Sabía que Luke necesitaba algo q
El frío amaneció más intenso de lo habitual en Angoo. La nieve acumulada en los tejados y las calles reflejaba la pálida luz de la mañana, mientras un silencio tranquilo envolvía el pueblo. Sin embargo, dentro de la casa de los padres de Jane, el ambiente era diferente. Jane se despertó sintiéndose agotada. Un dolor punzante en la cabeza, un dolor incómodo en la garganta y una sensación de debilidad la obligaron a quedarse en cama más tiempo del habitual. Cuando intentó levantarse, un pequeño mareo la hizo recostarse de nuevo, cerrando los ojos con algo de frustración. Su madre, quien había notado su ausencia en la mesa del desayuno, subió a verla. Abrió la puerta con sutileza y la encontró acurrucada entre las mantas, con el rostro pálido y los labios algo resecos. —Hija... Jane... Cariño ¿te sientes bien?.— Preguntó con preocupación, acercándose para tocar su frente. Jane abrió los ojos lentamente y negó con la cabeza. —Creo que... sólo necesito descansar un poco más mamá.— Res
Al día siguiente, la mañana trajo consigo una preocupación mayor para Luke y los padres de Jane. Su fiebre no había cedido, y ahora respiraba con dificultad, con la piel aún más pálida que la noche anterior. Su madre intentó despertarla con suavidad, pero Jane apenas reaccionó, murmurando incoherencias en su estado febril. —No podemos esperar más. Hay que llevarla a un hospital, al que está cerca del centro del pueblo, la veo muy mal.— Dijo su padre llevándose las manos a la cabeza, sueña de su preocupación evidente. Luke asintió de inmediato. Había pasado la noche en vela, refrescando su frente con paños húmedos y sujetando su mano entre las suyas. La idea de que su estado empeorara le era doloroso. En cuestión de minutos, prepararon todo lo necesario. Luke tomó su chaqueta marrón y la envolvió con cuidado en una manta gruesa antes de cargarla en brazos hasta el nuevo auto que había comprado el papá de Jane, era algo usado, pero nuevo para el veterano. Sentirla tan débil lo hiz
Luke sostenía la mano de Jane con firmeza mientras la camilla en la que yacía. Su piel estaba más de lo normal, y su respiración, aunque ya estable, era débil. A pesar de su propio miedo, Luke se mantenía fuerte para ella. Los médicos habían determinado que su estado requería atención más especializada de la que podían ofrecerle en la comunidad. La fiebre persistente, la debilidad extrema y la falta de mejoría hicieron evidente que debían trasladarla a un hospital mejor equipado. Después de una serie de llamadas, se organizó su traslado al estado de Washington, donde recibiría un tratamiento adecuado. Los padres de Jane estaban angustiados. Su madre, con lágrimas en los ojos, se aferraba al brazo de su esposo, quien trataba de mantenerse sereno, Luke insistió en ir con ellos. No pensaba dejarla sola a Jane ni por un segundo. —Tranquilo iremos todos quieren.— Dijo la madre de Jane.Se había dispuesto una avioneta para El traslado, el motor del avión rugió, y en pocos minutos, despeg
Una fresca mañana de invierno dónde los copos de nieve caían con desespero, se despertaba el joven Luke Van de Veer, cuyos padres eran originarios de Holanda Septrentional, pero poco después del nacimiento de Luke, sus padres optaron por viajar a Alaska. —¡Qué fresca esta la brisa!— Decía con una sonrisa seguido de un bostezo. Luke trabaja en su pequeña avioneta en las tardes como piloto, por lo general transportaba comida y otros recursos higiénicos del centro del pueblo a islas remotas del alrededor. El pueblo donde vivía Luke se llamaba Gustavuz, estaba cerca de un parque nacional, el pueblo por lo general no contaba ni con 700 personas, por lo cuál el trabajo de Luke era muy demandado e importante en la zona. El pueblo estaba ubicada en una parte costera, donde al norte contaba con grandes montañas que creaban un ambiente de película, los atardeceres en dicha zona eran tan bellos que en muchas ocasiones los pueblerinos se reunían en grupos pequeños, tomaban cerveza y luego cont