Capítulo 23
Al ver el mensaje de Abril, Sergio se levantó de golpe, agarró furioso su chaqueta y se dirigió hacia la puerta.

—¿Otra vez con tus locuras? ¿Ya no vas a comer? —protestó Maite.

Él había dejado a una mujer hermosa para cenar con este tonto tipo, y ahora lo abandonaba después de apenas probar bocado.

Mientras tanto, Nina, incapaz de contener su alegría, llamó ansiosa a Ricardo, pero nadie contestó.

Colgó y se disculpó con Tadeo, sonriendo:

—Doctor Iriarte, lo siento mucho. Un compañero mío acaba de volver del extranjero y se hospeda en este hotel. Voy a subir un momento a verlo. Le prometo que otro día lo invitaré a cenar para compensarlo.

Viendo su linda sonrisa, Tadeo entendió que este compañero debía ser importante para ella.

—No te preocupes por eso. De todos modos, ya debo irme. Tengo turno esta noche y llegar tarde no se vería bien.

La sonrisa de Tadeo era el opuesto a la de Sergio: una cálida y fresca, la otra fría y distante.

Después de despedirse, Nina corrió hacia los ascensor
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