Capítulo 11
Cuando Nina reconoció a la persona a su lado, poco a poco recuperó la calma.

—Sergio, ¿qué haces aquí? ¿Cómo entraste?

—Este lugar es una verdadera pocilga —respondió Sergio con voz indiferente —. Entrar fue pan comido. Ahora duérmete.

—¿Estás loco o qué? ¿No te bastó con morderme anoche?

Sergio la ignoró y la atrajo hacia sí, sujetándola por la cintura. Cuando dijo dormir, realmente se refería solo a dormir, sin tocar más a Nina.

—Sergio, de verdad deberías hacerte ver la cabeza. Si estás enfermo, ve a tratarte. ¿Por qué me atormentas así?

En la penumbra del dormitorio reinaba el silencio en lo absoluto. La voz cansada de Sergio sonó ligeramente irritada:

—Cállate. Estoy muy cansado.

—Sergio, no te hagas el dormido. Si no quieres morir, no te hagas el muerto.

Quizás por el agotamiento o por el alcohol, Sergio pareció no escucharla y se quedó dormido rápidamente.

Por mucho que Nina lo empujara o golpeara, no lograba despertarlo.

El sueño de Nina se fue disipando poco a poco con la resp
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo