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¿Para qué voy a negar que la imponente presencia de mi hermanastro me vuelve loca? Y más, cuando estamos encerrados en una misma habitación y cabe la posibilidad de que suceda cualquier cosa de la que luego me arrepentiré.

—Mi linda hermanastra, ¿recuerdas que el día en que nos conocimos prometí que cuidaría de ti?

Yo sonreí. En ese momento él me dijo que yo era una niña y como hermano mayor me mantendría vigilada para que ningún chico se acercara a mí y me rompiera el corazón.

—Pensé que me odiarías por quitarte a tu padre. —Sonreí.

—Quizá si no hubieses sido tan bella… tan malditamente sexi, te hubiera despreciado. Pero no, nunca imaginé que papá se casaría por segunda vez y me enamoraría de su hijastra. —apuntó.

No sé en qué momento él se sentó en una esquina de la cama, pero allí estábamos riéndonos a carcajadas, recordando el pasado cuando huíamos de nuestros padres para darnos un beso y uno que otro arrimón.

—Por tu culpa me volví adicto al sexo, he sufrido tanto tu ausencia com
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