Brenda se marchó antes que nosotros, obviamente ella es la encargada de organizar dicha sorpresa y es lógico que ni siquiera espere a que todos se levanten. Yo sí estaba levantada porque tenía un asco horrible y decidí preparar un té de canela para suavizar el estómago.Estaba de espaldas a la puerta, no escuché cuando Andy entró y me abrazó por la espalda.—¡Cariño, estás aquí!—¡Suéltame! —Exigí.—Déjame sentir tu cálida piel y tu aroma inigualable a la que he extrañado durante estos días que me han parecido muchos años de separación. —Susurró, colocando su barbilla en mi cuello.—Andy, no, por favor. —Pedí, cuando sentí sus manos, levantar mi camisa de dormir y acariciarme el vientre y decir: Aquí tenemos un hermanito para…—¡Papá! ¡Feliz cumpleaños, papá! —gritó nuestro hijo desde la puerta. Andy aflojó su agarre y solo así me pude zafar. Lo volteé a ver y estaba con una sonrisa, lo sentí como una burla.—Hijo, ven aquí. —Pidió, poniéndose a su altura para abrazarlo.—¡Te amo, pap
Me quedé callada. Si Andy toma la iniciativa de confesar nuestra relación, entonces lo dejaré hacer, ya luego veremos que sucede, no me agrada estar mintiéndole a Brenda cuando ella lo único que hace es preocuparse por mí y mi hijo.Llegamos al parqueo exclusivo para él, sí, este es un hombre egocéntrico al que no le gusta relacionarse con los demás, y mucho menos cuando se trata de sus autos.—Pediré que te lleven el almuerzo a tu consultorio.—Está bien. —Respondí con una sonrisa boba.—Creo que se te olvida una cosa.—Aquí llevo todo. —dije, abriendo mi cartera antes de bajar.—Tu marido está de cumpleaños y no lo has felicitado. —Hizo un puchero de niño regañado.—Oh, lo siento. ¡Feliz cumpleaños al gruñón más guapo! —Expresé con un abrazo.—Te amo, corazón. Te amo demasiado, por favor, no te tortures imaginando cosas que ni al caso. —Besó mis labios, sonreímos y nos separamos al yo bajar del auto.Me siento feliz, como una niña tonta recién enamorada.A la hora de finalizar el ho
Busqué a Andy entre la gente, pero no lo logré localizar. Brenda apareció frente a mí con una sonrisa.—¿Has visto a mi hermano? —pregunté nerviosa. Necesitaba decirle lo que había pasado y que él buscara a ese hombre para que lo golpease por mí.—Estuvimos bailando por aquí hace un momento, debe estar en cualquier lugar. Estaba feliz porque un amigo suyo le confesó que estaba enamorado de ti. Andy, muy contento, le prometió que haría que se reunieran esta misma noche. ¿Acaso no te ha contactado algún moreno guapo? Pensé que a estas alturas estarías hablando con él.—No. No ha pasado nada. —dije, sintiendo el corazón en la garganta. —Brenda, no me siento bien, ¿podrías decirle a Andy que he regresado a casa, por favor?—No te preocupes, cuñada, yo cuidaré bien de mi amor. Además, no creo que regresemos a casa esta noche, tenemos que celebrar en la cama. —Alardeó.Sabiendo que mi hijo estaba siendo cuidado en casa por las niñeras, decidí ir a una clínica distinta a la que trabajo. Mi s
Me aseguré de que los moretones ocasionados por las agujas en mis muñecas no se notaran, no quería dar explicaciones sobre mi enfermedad. Seguro solo quiere saber en dónde estuve después de abandonar el hotel, pero yo también lo quiero interrogar por ser un patán y casi entregarme en bandeja de plata a un desconocido.Andy envió a nuestro hijo a su habitación y nosotros nos fuimos al despacho. Él va delante de mí, no dice una palabra, no sé por qué lo hace de enojarse, seguro no le gustó que haya dejado mal parado a su querido amigo.—Entra. —Ordenó, abriendo la puerta.Lo hice. Tomé asiento como él me lo indicó y esperé a que comenzara a hablar.—No preguntaré dónde o con quién pasaste la noche. No me interesa saberlo. Solo quiero que firmes el acuerdo de divorcio y que cada uno vayamos por caminos separados. —escupió sus palabras de golpe y sin remordimiento.Mis ojos se abrieron de par en par. Lo vi a él, estaba sereno, no demostraba ni una pizca de arrepentimiento, supe que el fin
Andy ni siquiera se ofreció a llevarme, tuve que pagar un taxi para que lo hiciera. Voy para otro lugar, pero mi corazón se queda dentro de esa mansión junto con mi hijo. Ahora soy un pedazo de carne andante a la que no le importa ser infeliz y continuar sufriendo con tal de que el pequeño Jaime se encuentre bien.En los próximos tres días estuve acudiendo de manera normal a su clínica. Él ni siquiera me dirige la palabra personalmente, solo cuando se trata de nuestro trabajo en común.Este día se ha designado para que la terna evaluadora haga su respectiva supervisión. Tengo miedo de que Andy no me evalúe bien por solo el hecho de estar enojado conmigo por algo estúpido. ¿Cómo cree que me acostaría con su amigo si ni siquiera me lo había presentado?Y ni aunque me lo presentara, no podría enamorarme de otro hombre que no sea de él.Finalmente, los evaluadores llegaron y preguntaron por mi jefe inmediato. Los llevé al consultorio de Andy y me hicieron retirarme. Mis nervios están a la
En este momento ya no me importa escuchar nada de eso, en lo que a mí se respecta. Pueden hacer lo que se les dé la gana, con tal de que a mi hijo no le falte amor. Yo me conformo con marcharme de este mundo, sabiendo que él queda en buenas manos.—Andy, mañana es la cita con el juez. ¿Podemos hablar antes de eso? —Pedí en un mensaje de texto. Sí, sé que me estoy humillando, pero prefiero intentarlo antes de que la decisión definitiva se tome.—No tengo tiempo. Nos vemos mañana frente al juez. —Respondió sin más.—Estoy enferma. —Confesé. Con la esperanza de que se compadeciera.—Sí, claro. Lo tuyo no es enfermedad, estás embarazada y no precisamente de mi hijo. —Acusó sin piedad.Mi corazón explotó, no soporto que él me trate de esa manera, además, no sé lo que pretende con alucinar que estoy embarazada si anteriormente le dije que no era así.Por la mañana fuimos a trabajar los dos. Solo atendimos a un par de pacientes porque tendríamos que viajar al juzgado de familia. Yo volví a c
Me negaba a creer que fuera cierto, así que me acerqué, la vi tambalearse y entrar en la habitación antes mencionada. Mi corazón seguía incrédulo y me decía que mi princesa no era así, ella no me podía traicionar cuando sabía que yo la amaba con toda mi alma.Me acerqué a la puerta, estaba entreabierta y me asomé para comprobar que estuviera sola y que fuera a mí, a quien esperaba, como decía en el mensaje de texto.La vi, es decir, los vi besándose. Es verdad, ella tiene un amante y quizá si esté embarazada y el hijo sea de él. Me alejé de allí, no quise hacer un escándalo, no valía la pena rebajarme por alguien como ella, pero de lo que sí estaba seguro es que no le perdonaría esa traición.Salí de la fiesta y me fui a otro hotel, allí pasé la noche y regresé a casa el día siguiente. En casa solo estaba Brenda, ella estaba preocupada porque yo no le atendía las llamadas. Mi hijo estaba llorando porque su madre tampoco había dormido en casa.—Ah, parece que a mi cuñada le fue bien an
Escondo mi rostro entre mis manos y lloro: mi niña, mi pequeña princesa, está sufriendo y yo… yo juzgándola. Pero, ¿qué fue aquella escena que vi en el hotel? Seguro ella tendrá una explicación para todo.El médico salió, me puse de pie y pregunté por su estado de salud. Él mencionó lo grave del asunto y la cantidad de dinero que se requiere para operarla. Le dije que al estabilizarse, la trasladaría en ambulancia hasta mi clínica y allá se le haría el procedimiento.El hombre me observó de forma rara. Seguro cree que estoy mintiendo al mencionar que soy cirujano y tengo mi propia clínica, ¿quién no pensará que estoy delirando? De ser cierto, ya hubiese extirpado ese maldito cáncer que doblega a mi mujer.Me permitieron entrar a verla. Estaba totalmente pálida y conectada con un catéter que le pasaba medicamento a sus venas. Me acerqué, besé su frente y le pedí perdón por seguir siendo un idiota al dejarme llevar por mis celos.Ella dormía profundamente, aproveché a pedir el diagnósti