Felipe término con la llamada y comenzó a caminar hacia fuera, necesitaba regresar a Nueva York, tenía que saber que era lo que le había sucedido a su hermana, ¿cómo fue que alguien pudo ingresar en la mansión Zabet? Porque para Felipe alguien había ingresado en su mansión, su hermana era ciega y no le gustaba salir, pero a mitad de camino una mano grande lo detuvo, o quiso hacerlo, Felipe estaba tan preocupado por su hermana que solo reacciono a esa acción que pretendía detenerlo, el delgado joven tomo la mano de Conall y giro, doblándola de tal forma que estaba a punto de romperla.
— Tranquilo Felipe, soy yo. — Dijo con dolor y con su otra mano hizo una señal a sus hombres para que bajaran sus armas.
— M****a, lo siento, yo estoy… estoy muy nervioso, quiero ir a mi casa, necesito ir con mi mamá. — no quería, no debería, pero Felipe sonaba como un niño asustado, quería regresar al refugio de su hogar, que sus padres le dijeran que todo era una broma, que al fin alguien le había hecho una broma a él, el bromista de la familia.
— Lo comprendo Felipe, y nosotros te llevaremos, solo que no puedes ir en pijama, ponte, aunque sea un abrigo. — y solo entonces Felipe recordó que apenas unos minutos atrás estaba durmiendo.
— No puedo creer que ese niño flacucho lo sometiera tan fácil jefe. — murmuro uno de los hombres cuando ya estaban de camino al aeropuerto, Felipe veía por la ventana, pero, aunque estaba ocupando todos sus pensamientos en Vicky, podía escuchar a los hombres susurrar.
— Ese niño, es Felipe Zabet, y es un Ángel, que su rostro de inocente no te engañe, de todos ellos la única que es débil es Victoria, es por eso por lo que la secuestraron. — la última frase de Conall lo molesto, más que eso, lo enfureció y Felipe pocas veces se enojaba a ese punto.
— Si crees que Vicky es la más débil de nosotros es porque no nos conoces en realidad, pero ya lo veras por ti mismo, todos la subestiman por ser ciega, pero ella podría ser mejor asesina que Hades, solo la detiene la dulzura de su corazón. — dijo al tiempo que sus ojos brillaban con cierta advertencia de que cuidara sus palabras.
— Lo mismo dijo Lucero, pero lo cierto es que la secuestraron y no opuso mayor resistencia. — rebatió Conall y no por contradecir a Felipe, sino tratando de comprender como fue que se la habían llevado tan fácil, lo que ambos desconocían era que Vicky se había dejado llevar por salvar a Rosita, su hermana adoptiva.
— Desde que éramos niños se nos instruyó para poder sobrevivir en caso de un secuestro, ya sabes, somos asquerosamente ricos, pero además somos sobrinos y primos de asesinos, a eso súmale que Zafiro esta con Neri el líder de la mafia rusa y Eros… con Lucero Bach, debes saber mejor que nadie cuantas personas quieren llegar a un Bach. — Conall no podía rebatir aquel hecho. — A diferencia de ustedes, a nosotros nos gusta la libertad, estar rodeado de tantos custodios… no es una opción, no desde que nos traicionaron y por ello murió mi prima. — Conall comenzaba a comprender todo aquello que Lucero les había contado.
— Están entrenados para matar. — Felipe dejo salir una sonrisa triste, que acompaño de un suspiro antes de responder.
— Tenemos sangre de asesinos, lo llevamos en nuestras venas, pero solo llegado el caso sabremos si todos somos capaces de matar, por ahora, solo mis padres, mis tíos, Hades, Eros y Zafiro se han atrevido a hacerlo.
— ¿Crees que Victoria lo hará? ¿crees que pueda escapar?
— Creo que ella hará todo lo que este en sus manos para regresar a nosotros, cueste lo que le cueste, somos su familia.
Felipe no se equivocaba, Victoria haría cualquier cosa para regresar aun a costa de su propio corazón, solo le llevo un par de semanas regresar con su familia, pero muchas cosas pasaron en ese tiempo, en especial a Felipe.
Maller solo lo llamo una vez, para exigirle saber dónde estaba, a lo que Felipe le informo que su hermana había sido secuestrada, y que regresaría solo cuando ella regresara a casa, luego de eso Maller no se comunicó más con él y Felipe no tenía tiempo ni ganas para saber de él, por suerte Vicky había regresado y ahora les insistía que regresaran cada uno a su vida habitual, es decir que regresaran a sus universidades y hogares, ya que incluso Zafiro y Eros estaban allí, pero Felipe ya no estaba tan convencido de regresar, ni siquiera por Maller, fue por eso que busco un tiempo a solas, fue a la casa del árbol, aquel lugar era el favorito en toda la mansión, aun con sus 19 años recién cumplidos. En ese pequeño lugar, comenzó a pensar que debía hacer, no solo con sus estudios, también con su vida en general, ¿le gustaba Maller? Claro que le gustaba, ¿lo amaba? No lo creía, no estaba muy convencido de que era el amor, solo podía verlo en los ojos de sus padres, o en los de sus hermanos, como veían a sus esposas o esposo, recordó como ayudo a Tiago a convencer a Dulce a que fuera su esposa, ese moreno estaba muy enamorado de su prima.
— Detente Princesa, ya es suficiente de culparte por todo. — la voz de su cuñado lo llevo a levantarse y observar por la pequeña ventana, la princesa, como solo el ruso llamaba a Lucero se veía abatida, Felipe conocía la historia de ese par, sabía que Neri y Lucero fueron amigos aun antes de que Zafiro y Eros entraran en sus vidas, ellos tenían una conexión única, como la que tenían con Tiago y Dulce, ellos cuatro fueron los mejores amigos.
— Pero esta vez también es mi culpa, ¿lo puedes comprender Neri? Por mi culpa secuestraron a Vicky, ¿Qué hubiera sucedido si la mataban como paso con Dulce?
— Lo de Dulce no fue tu culpa…
— Lo fue, murió por que fui una inepta, tomé el lugar de cabeza de los Bach ¿y para qué?
— Para vengar a Zafiro, gracias a ti matamos a esos hijos de puta.
— Debía vigilar a los padres de esos tres y no lo hice, debía cuidar a Tiago y no lo hice y ahora no están y yo estoy criando a su hijo y ¡el día que Horus sepa la verdad va a odiarme!
— Si quieres culpar a alguien, cúlpame a mí, sabía que Zafiro quería darme celos y solo la deje, ¿quieres otro culpable? Tu esposo.
— Neri…
— No, que tú lo perdones no quiere decir que yo lo haga, lo respeto, de acuerdo, es mi cuñado y tu esposo, pero yo no puedo perdonar que te violara.
— No lo hizo.
— Abuso de ti, él sabía que estaban drogados y aun así… — Neizan dejo de hablar al ver como Rosita estaba discutiendo una vez más con Zafiro y luego de hacerle una mueca a Lucero se alejó, Felipe no comprendía nada de todo aquello, pero no se quedaría con la duda.
— Lu. — dijo el joven y la princesa del imperio Bach, al fin lo descubrió, no pudo evitar reír al verlo asomado en la pequeña ventana y como si ella también fuera una niña subió a esa pequeña casa del árbol que en un tiempo había albergado a cinco niños de cabello dorado.
Las horas pasaron y Lucero contesto todas y cada una de las dudas de Felipe, quien descubrió toda la verdad de su familia, como Eros había abusado de Lucero, como tres hombres habían violado a Zafiro y al fin supo la verdad, el bebé que Zafiro había abortado no era de Neri como siempre creyeron, sino que era producto de esa violación, el joven se sentía mal, durante 7 años le había jugado bromas pesadas a Neizan, creyendo que él era el responsable del aborto de su hermana, ahora comprendía que el ruso prefirió aquella mentira para que ellos, que eran unos niños nunca supieran lo que le había sucedido a su hermana, ese día Lucero Bach y Felipe se hicieron amigos, pero su conversación también le sirvió al rubio para saber un poco más de lo que era el amor.
Felipe al fin regreso a la universidad en el extranjero, no estaba muy convencido de retornar, pero al ver como sus hermanos volvían a sus universidades y que incluso Victoria se iría a Rusia con Stefano, decidió no ser el débil y seguir el ejemplo de sus otras mitades, parecía que solo él los extrañaba, claro que con lo que había sucedido con Victoria nada volvería a ser igual, Felipe ya no estaba solo en el extranjero, Lucero había enviado gente de su confianza a la ciudad a cuidarlo, así como Ámbar estaba bajo la protección del clan Zabrek, quienes lideraban la mafia en Grecia, Mateo tenía como respaldo a la mafia de Chicago los Constantini, y Stefano estaba en el reino de los Neizan, por lo que Lucero se haría cargo de su seguridad, solo se tomó un día de descanso para regresar a la universidad y solo cuando puso un pie en aquel lugar recordó a Maller, en todas esas semanas no se había comunicado con él, pero Felipe tampoco lo había hecho, comenzaba a estar cada vez más seguro que eso no era amor, solo atracción y curiosidad, Maller fue el primer hombre que le fue claro o mejor dicho directo en avanzar a algo con él, pero eso no quería decir que el rubio lo amara.
— Señor Zabet, debo hablar con usted. — dijo de forma cortante Maller cuando la clase termino y Felipe solo se quedó en su asiento, viendo una vez más como todos se retiraban.
— Maller … — comenzó a decir Felipe, pero su boca fue tomada con desespero por su profesor, quien incluso lo hizo poner de pie, para pegarlo a su cuerpo.
— Te extrañe hermoso, no sabes cómo te extrañe. — Andrés Maller estaba agitado de pies a cabeza, su cuerpo estaba rígido, y sus manos apretaban con desespero el cuerpo de Felipe.
— Sí, eso se nota. — respondió mostrando una pequeña sonrisa el rubio, jamás hubiera imaginado que lo recibiría de esa forma, a decir verdad, esperaba algún ataque de celos, ya que en el corto tiempo que llevaban juntos en esa confusa relación, el hombre se había mostrado hostil cuando Felipe no le decía dónde estaba, que estaba haciendo o cuando no hacia lo que él le pedía.
— Sé que regresaste ayer, ¿Por qué no me llamaste? — y allí estaba, lo que a Felipe le molestaba, que Maller siempre sabía dónde estaba y que hacía.
— Porque espere que tú me llamaras, a decir verdad, he esperado tu llamada durante días, por lo menos para que me preguntaras como estaba. — dejo que la queja solo saliera, si Maller iba a reclamar algo, él también lo haría.
— Si no te hubieras ido, yo sabría como estabas.
— Si recuerdas que te dije que secuestraron a mi hermana ¿verdad? — rebatió molesto al tiempo que se alejaba un poco de él.
— Tienes hermanos mayores, ellos deberían preocuparse por eso, no tu hermoso, ese no es tu trabajo.
— ¡¿Disculpa?! Comprendo que tu tienes una forma distinta de pensar y solucionar las cosas, pero de donde yo vengo, ser el mayor o el menor no tiene nada que ver con preocuparte por tus otros hermanos. — Maller suspiro demasiado fuerte y un brillo oscuro tomo sus ojos, pero cuando Felipe esperaba alguna frase mordaz de él, solo le sonrió.
— Tienes razón, tú eres distinto, por eso me vuelves loco, quiero verte… en mi casa, a las 10, no faltes.
Solo lo dijo y se marchó sin esperar respuesta, Felipe paso el resto del día pensando que debía hacer, el hecho de que Maller le gustara y mucho no era suficiente para pasar por alto sus desplantes, ni siquiera mintió y fingió un mínimo de preocupación por Vicky, no pregunto por ella o como estaba, y eso era porque no le importaba, y Felipe no podía amar a alguien que no le importara su familia.
— Señor… — llamo el jefe de seguridad a Felipe.— No me llames así, por favor, tengo la mitad de tu edad, dime Felipe. — el joven vio con fingido espanto a su custodio y a este no le quedo más que reír, Felipe tenía la facilidad de hacer reír incluso a la persona más seria del mundo.— Como digas, solo quería preguntar si saldrá esta noche o…— No claro que no, pueden ir a descansar, nadie podría ingresar al edificio, solo los Bach. — respondió el rubio, ya que se enteró que Conall, desplego al menos veinte hombres aquella noche que fue por él, y aun así tuvo que dar explicaciones a la policía al salir del edificio, Felipe era precavido, siempre temió el ser secuestrado o acosado por los periodistas, lo odiaba, fue por eso por lo que había buscado un buen edificio en donde establecerse en aquel país.Una vez que el empleado se retiró, él fue a la casa de Maller, debía decirle que si seguían en esa especie de relación deberían programar donde y cuando verse, si bien le había confesado
Dos semanas fueron necesarias para que pudiera recuperarse, por lo menos de las heridas de su rostro, dos semanas en la que no abrió su puerta, y solo dijo que tenía una gripe demasiado fuerte y contagiosa, tanto como para ordenar a los custodios que solo permanezcan en su entrada, no se arriesgaría a enviarlos al hotel donde se hospedaban los hombres, sabía que si Maller quería irrumpiría en su hogar para atacarlo, también contaba con que no supiera que eran hombres de los Bach, ya lo había amenazado esa noche de pesadilla, con atacar a Neri y eso que eran aliados, o por lo menos hacían negocios juntos, Felipe se preguntó ¿qué pasaría si el dragón rojo fuera enemigo de la familia Bach? Quizás Maller lo tomara de rehén, para obligar a Kimberly Bach, actual cabeza de la familia y madre de Lucero, a hacer algo que no beneficiaria a nadie solo a ese hombre despreciable.— ¿Se encuentra Bien señor? — la pregunta del custodio lo trajo al presente, su maldito presente.— Sí, solo… me caí
— ¿Qué hace el líder del dragón rojo con mi sobrino? — la mirada negra como el carbón de Melody barrio el cuerpo del mafioso, de pies a cabeza, no había emoción alguna reflejada en su rostro, pero sus ojos ardían con una clara advertencia, ella era Melody Ángel, esposa de Matt Ángel, ella era la susurradora, la última voz que escuchas, antes de que la muerte llegue, por su mano o la de su esposo, ellos eran los mejores asesinos del mundo.— ¿Tu sobrino? — Maller parecía aturdido, creía saber todo de Felipe Zabet, joven estadounidense, rico como pocos, de 19 años recién cumplidos, soltero y por lo que había descubierto gay, pero ahora se preguntaba si debió indagar un poco más en la vida del joven rubio, el hecho de descubrir que era el cuñado de Neri Neizan, lo había sorprendido gratamente, creyendo que con eso tendría la llave para manipularlo, amenazarlo con iniciar una guerra con el ruso, aunque la verdad era que esa guerra se llevaría a cabo a como diera lugar, Arkady Neizan le
Felipe convenció a su tía de no dar aviso a su padre por su inasistencia a la universidad, alegando que se había arrepentido de la carrera que había elegido, Melody accedió a su pedido, pero no por estar convencida de la excusa que su sobrino le dio, esta asesina profesional había perdido a su hija hacia 7 años, su niña amada, de cabello negro y ojos color cielo, murió de amor, su corazón no soporto saber que perdería a quien amaba, entonces Melody y Candy, la madre de Felipe y quien crio a Dulce, juraron que nunca, jamás, interferirían en el corazón de sus hijos o sobrinos, ya sea que estuvieran o no de acuerdo con la persona que ellos amaran, y a Melody solo le basto con ver la mirada verde esmeralda de Felipe, para saber que sus problemas eran por un corazón herido, quería preguntarle quien fue, deseaba destrozar con sus propias manos a la “mujer” que se había atrevido a lastimar a su sobrino, el pequeño niño dorado bromista, y que siempre tenía una sonrisa adornando su rostro, per
— Victoria reconoce a esta niña como su hija y ustedes también lo harán. — dijo con voz firme y rostro de asesina la matriarca de la familia y solo entonces Felipe respiro aliviado, no quería luchar con su familia, pero era Vicky quien lo necesitaba, lo sentía en su corazón, en su alma, ella sufría aún más de lo que su rostro dejaba ver.— Candy. — Amir era el más reacio a aceptar aquello, no por Estefanía si no por el secuestrador de su niña.— Estoy segura de que Vicky hablara con nosotros luego, ¿acaso mi esposo tendría el alma tan negra para lastimar a una pobre niña? — dijo para presionarlo una vez más, sabía cuál era el punto de quiebre de su esposo.— No, claro que no lastimaremos a la pequeña, pero estoy seguro de que es una trampa, ¿Cómo es que llego hasta aquí la niña? Estoy seguro de que ese hombre no está muerto. — Candy pensaba lo mismo que su esposo y Matt estaba seguro de que Alejandro era un asesino aún más despiadado que él, pues hasta el momento no había movido ni un
Una vez la mesa fue acomodada, todos tomaron su lugar, la niña era el centro de atención, mientras Felipe trataba de pensar que hacer con Rosita y Melody, como convencerlas de que no regresen al país de que Maller era casi dueño absoluto, hasta que escucho a la niña ofrecer sus ahorros a Hades para que matara a su padre, algo que lo hizo ahogar, y no solo a él, Amir y Alessandro también se ahogaron.— Estefanía, ¿recuerdas lo que te dije esa mañana? —el tono de voz de Vicky era serio pero cariñoso.—Que siempre debía despedirme de las personas que quiero aun estando enojada, porque no sé si volveré a verlas.— Bien, quiero que escuches muy bien lo que te diré ahora, no es bueno decir o hacer algo cuando estamos enojados con una persona, más aún si la queremos, a veces el rencor pesa más que el cemento y te puede hundir en un mar de aguas frías, del que no todos logran salir. — Felipe veía con orgullo a su hermana.— ¿Y cómo sabré que ya no estoy enojada? — pregunto viéndola a los ojos
Alessandro, Eros, Stefano y Mateo corrieron con Victoria al hospital, mientras que Matt se quedaba a cuidar a los niños que dormían, Amir, Candy, Hades y Ámbar salían en otro vehículo, y finalmente Felipe se subió a otro con su tía y Lucero. Su mente era un Torbellino, que lo llevaba a los lugares más oscuros de sus recuerdos, los disparos en su hogar, aquel día que fueron atacados, las torturas que Maller le había dado, saber que Rosita y Mel correrían peligro cuando regresaran sin él al oriente.— No pueden regresar al oriente tía, ni Rosita ni tu pueden ir. — sentía la mirada de Melody en él, como también podía ver el cuerpo de Lucero tensarse.— ¿Que sucede? ¿Qué te hicieron hijo? — Melody los amaba, tanto como Candy, eran una gran familia.— Es por mi familia, los Bach, hoy hable con Felipe, no es seguro el lugar donde están. — Lucero mentía, pero Melody no tenía como saberlo, la princesa Bach había aprendido a mantener sus emociones bajo control, como su padre Liam.— ¿Tienen pr
Zack dio la orden y todos lo siguieron, era el mayor después de todo, aunque tenía la misma mentalidad de un adolescente. El club no era para nada exclusivo y eso para Felipe estaba más qué bien, no se arriesgaría a que algún viejo compañero de colegio lo viera y lo dejara al descubierto con sus padres, todo iba de maravilla, Felipe se movía al ritmo de la música, habían formado una pequeña ronda entre los cuatro y de repente, el rubio sintió unas grandes manos en su cintura, alguien no solo lo abrazo desde atrás, sino que también apoyo una enorme erección sobre sus nalgas, al tiempo que lo enjaulo aún más entre sus brazos, bajo la mirada atónita de sus amigos, quienes habían dejado de bailar y ahora estaban tan sorprendidos como Felipe.— Hola bonita. — una voz ronca en su oído provoco que el corazón de Felipe se desbocara, al tiempo que giraba su rostro para toparse con una mirada color miel que lo hechizo de inmediato.— Hola y gracias, pero soy bonito, no bonita. — el moreno que e