recuerden que si quieren saber mas de los padres de Felipe, su historia se llama SOLO TÚ, la de sus hermanos mayores y dulce, se llama POR SIEMPRE TU Y YO y la historia de Victoria se llama CAUTIVA DE LAS SOBRAS.
Felipe jabono su cuerpo, y su mente le mostraba mil escenarios una vez regresara a su hogar, Eros matando a Carlos, Mateo matando a Carlos, Hades torturando y matando a Carlos y así con todos y cada uno de sus familiares, incluso se preguntó si Victoria implementaría las técnicas de tortura que estaba aprendiendo de su esposo Alessandro para vengar a Dulce y Tiago, pero él sabía algo que los demás no, y es que Sandoval no tuvo opción, el caimán le había contado su historia, un niño criado entre narcos asesinos y de los más despiadados, obligado a disparar por su vida y luego hacerse responsable de sus amigos, ¿Cómo culparlo? Además, él dijo “Estuve allí” pero no fue su arma quien hirió a Tiago, por lo tanto, no fue el responsable de la muerte de Dulce, ¿cómo no perdonarlo? Si nunca tuvo una oportunidad de convertirse en mariposa, hasta ahora, Felipe se propuso enfrentarse incluso a su familia si fuera necesario, pero él ayudaría a Carlos a dejar de ser una polilla, su caimán al fin pod
Sandoval se encontraba semiconsciente, por momentos juraba que escuchaba a alguien llamarlo, pero no quería hacerle caso a esa voz, solo deseaba dejar de existir, lo había perdido, Felipe podría amarlo, pero no era suficiente, claro que no.— Despierta, vamos Sandoval, despierta. — no quería, no deseaba despertar y mucho menos vivir, debería decirle todo a esa rubia escandalosa y que solo lo terminara de matar, abrió sus ojos aun sintiendo la pesadez tirar de sus parpados, pero se obligó a verla.— Yo estuve… soy del cartel… — maldecía a su garganta reseca por ser un problema para hablar con claridad.— Lo se grandísimo idiota, mi mamá me dijo, levántate pedazo de idiota Felipe nos necesita. — Ámbar se desesperaba a momentos, cuando ese latino cerraba los ojos, que con tanto esfuerzo ella había conseguido que abriera.— Se llevaron a mi príncipe, despierta Carlos, ese hombre malvado se llevó a Felipe. — y solo por lo que dijo Valentina fue que Sandoval abrió sus ojos.— No, maldición,
Sandoval había participado en cientos de emboscadas, asesinatos y secuestros, pero esta vez era diferente, se enfrentaban a un rescate, el más importante de su vida, salvar a su niño bonito, no era solo llegar y disparar, matar a quien se le atravesará, esto era completamente diferente, debían mantener a salvo a Felipe y ante la duda y nerviosismo, no le quedo más que preguntar.— ¿Como lo sacaran? ¿Cómo sabrán que nada le sucederá? — cada uno de los presentes en esa camioneta se miraron con el nerviosismo grabado en sus rostros.— No lo sabemos, el grupo de asalto de Lucero tiene experiencia en salvamento de personas, creo que debemos confiar en ellos y ser su respaldo. — Eros apretaba la escopeta entre sus manos, como si con aquello pudiera tranquilizarse, aunque fue en vano, aun sabiendo que los empleados de su esposa eran los mejores del mundo.— Pero ustedes… yo te vi ese día. — dijo viendo los azules ojos del mayor de los hermanos de su tormento. — Está bien, aquí no está Hades
Amir corrió hasta una de las camionetas y ordenó no detenerse por nada del mundo hasta llegar al hospital más cercano, Felipe solo lo veía directo a los ojos, una delgada línea de sangre salía de sus labios y el empresario sentía que las puertas del infierno se abrían una vez más para él, con burla, mostrándole que no importaba el poder, el dinero, no podía cuidar y proteger lo que más amaba, su familia.— Todo estará bien hijo, ¿comprendes? Todo estará bien.Felipe le sonrió, como cada vez que le hacía una broma a su padre, esa sonrisa pícara con la que se salvaba de un castigo cuando era un niño, y los ojos de Amir se empañaron, tenía miedo y ya se estaba convirtiendo en una costumbre, tenía pánico de perder a alguno de sus niños, sus joyas, sus tesoros más grandes que la vida le pudo dar.— ¡Medico! — grito con desespero al ingresar al hospital y ver como su niño dorado cerraba sus ojos.Amir se llevó las manos a su cabello y lo jalo con desespero, aun con el miedo corriendo por to
Una semana paso, en la cual Felipe estuvo ingresado en el hospital por pedido de Amir, hasta asegurar que realmente estaría recuperado de la lesión de su pulmón, mientras Sandoval era contratado por Marco como lo que era, un sicario, la paga era buena, el trabajo lo conocía a la perfección, era todo lo que deseaba, ¿lo era? No, ya no era así, ahora quería a Felipe y a pesar de que durante toda la semana estuvo a su lado y beso en más de una ocasión sus labios, aun no hablaban de su futuro, algo que inquietaba al latino, mientras Felipe se veía de lo más tranquilo.— Hola, Feli. — el rubio se derretía de amor cuando Sandoval lo llamaba con tanto cariño.— Hola caimán, adivina ¿quién se puede ir a casa hoy? — canturrio a la vez que se ponía de pie.— Te dieron el alta médica. — respondió con pesar el moreno y el rubio lo vio mal.— Quien te oyera creería que no estas feliz por eso.— Lo estoy, siempre que tu estes bien yo lo estoy… lo estaré. — el rubio veía esos ojos cafés que lo tenían
Al fin se decidieron por tomar las cosas con calma, mientras Carlos comenzó su nuevo empleo en la mafia de Chicago, Felipe se dedicó a abrir su empresa de organización de bodas, si bien vivían juntos, en el mismo edificio donde los demás latinos se habían mudado, ocuparon tres años para conocerse, no solo de forma sexual, sino también sus carácter y estilo de vida, fue un proceso largo, donde no todo era color de rosas, en especial cuando Felipe despertaba su lado bromista, y el caimán sufría las bromas del pequeño rubio, o cuando Carlos se ponía en su fase de posesivo celoso, algo que pasaba muy a menudo y ocasionaba que Felipe lo regañara como si fuera un niño berrinchudo, pero lo mejor de cada discusión era la reconciliación.— Eres tan bonito, tan perfecto. — murmuro sobre la pálida piel del rubio, mientras repartía besos por su pecho y descendía por su abdomen.— Y tú eres tan candente. — respondió a mitad de un suspiro, pero de pronto se colocó sobre sus delgados codos, al senti
Pedro salto la cerca de la casa un poco precaria, escalo el árbol que había a un lado de la casa hasta que llego a la rama ancha en la cual pasaba varias noches de la semana, observando, vigilando, a pesar de que sus padres le habían dicho que eso estaba prohibido, que no era bien visto que él hiciera aquello, pero por el momento era lo único que podía hacer, al menos de esa forma no se convertía en un asesino, a pesar de que su primo Gabriel le aseguraba que matar a un hijo de puta no estaba mal, lo malo seria matar a un inocente, aun así no estaba seguro de dar ese paso, su padre Felipe nunca había matado a nadie, y dormía como un niño, un niño bonito como lo llamaba Carlos, pero… su verdadero padre era otra cosa, Pedro no era muy hablador, nunca lo fue, era más del tipo que observaba, aun con sus 18 años, sus palabras salían a cuenta gotas, era por eso que podía observar sin que nadie se diera cuenta, él vio a su padre Carlos más de una noche deambular por su hogar, sabía que eran
La vida del caimán y Felipe se asemejaba a una montaña rusa, y para ellos estaba de maravilla, aunque a veces se olvidaban que Pedro aun compartía parte de ese viaje con ellos, por lo que se veía arrastrado a compartir los altos y bajos.Recordaba que apenas era un chamaco, que se estaba adaptando a que su padre, se había casado con un hombre, aunque lo que mas le inquietaba era que Felipe fuera como el difunto esposo de Majo, Pedro siempre se preguntó, porque nunca le pudo decir a su madre que él que ella pensaba un buen doctor y padrastro para el pequeño moreno, era toda una pesadilla y en gran parte el responsable que Pedro no hablara, sus burlas ante la voz profunda y cavernosa que poseía, lo hicieron avergonzarse de hablar, y eso no cambio con el tiempo, aunque Felipe siempre lo alentaba, Pedro poco hablaba, hasta que esa bebé llego.— ¿Cómo que Valentina Constantini enloqueció? ¿de que hablas caimán? ¿y que haces tu con Dulce? — los gritos de Felipe provocaron que la bebé rompier