Felipe convenció a su tía de no dar aviso a su padre por su inasistencia a la universidad, alegando que se había arrepentido de la carrera que había elegido, Melody accedió a su pedido, pero no por estar convencida de la excusa que su sobrino le dio, esta asesina profesional había perdido a su hija hacia 7 años, su niña amada, de cabello negro y ojos color cielo, murió de amor, su corazón no soporto saber que perdería a quien amaba, entonces Melody y Candy, la madre de Felipe y quien crio a Dulce, juraron que nunca, jamás, interferirían en el corazón de sus hijos o sobrinos, ya sea que estuvieran o no de acuerdo con la persona que ellos amaran, y a Melody solo le basto con ver la mirada verde esmeralda de Felipe, para saber que sus problemas eran por un corazón herido, quería preguntarle quien fue, deseaba destrozar con sus propias manos a la “mujer” que se había atrevido a lastimar a su sobrino, el pequeño niño dorado bromista, y que siempre tenía una sonrisa adornando su rostro, per
— Victoria reconoce a esta niña como su hija y ustedes también lo harán. — dijo con voz firme y rostro de asesina la matriarca de la familia y solo entonces Felipe respiro aliviado, no quería luchar con su familia, pero era Vicky quien lo necesitaba, lo sentía en su corazón, en su alma, ella sufría aún más de lo que su rostro dejaba ver.— Candy. — Amir era el más reacio a aceptar aquello, no por Estefanía si no por el secuestrador de su niña.— Estoy segura de que Vicky hablara con nosotros luego, ¿acaso mi esposo tendría el alma tan negra para lastimar a una pobre niña? — dijo para presionarlo una vez más, sabía cuál era el punto de quiebre de su esposo.— No, claro que no lastimaremos a la pequeña, pero estoy seguro de que es una trampa, ¿Cómo es que llego hasta aquí la niña? Estoy seguro de que ese hombre no está muerto. — Candy pensaba lo mismo que su esposo y Matt estaba seguro de que Alejandro era un asesino aún más despiadado que él, pues hasta el momento no había movido ni un
Una vez la mesa fue acomodada, todos tomaron su lugar, la niña era el centro de atención, mientras Felipe trataba de pensar que hacer con Rosita y Melody, como convencerlas de que no regresen al país de que Maller era casi dueño absoluto, hasta que escucho a la niña ofrecer sus ahorros a Hades para que matara a su padre, algo que lo hizo ahogar, y no solo a él, Amir y Alessandro también se ahogaron.— Estefanía, ¿recuerdas lo que te dije esa mañana? —el tono de voz de Vicky era serio pero cariñoso.—Que siempre debía despedirme de las personas que quiero aun estando enojada, porque no sé si volveré a verlas.— Bien, quiero que escuches muy bien lo que te diré ahora, no es bueno decir o hacer algo cuando estamos enojados con una persona, más aún si la queremos, a veces el rencor pesa más que el cemento y te puede hundir en un mar de aguas frías, del que no todos logran salir. — Felipe veía con orgullo a su hermana.— ¿Y cómo sabré que ya no estoy enojada? — pregunto viéndola a los ojos
Alessandro, Eros, Stefano y Mateo corrieron con Victoria al hospital, mientras que Matt se quedaba a cuidar a los niños que dormían, Amir, Candy, Hades y Ámbar salían en otro vehículo, y finalmente Felipe se subió a otro con su tía y Lucero. Su mente era un Torbellino, que lo llevaba a los lugares más oscuros de sus recuerdos, los disparos en su hogar, aquel día que fueron atacados, las torturas que Maller le había dado, saber que Rosita y Mel correrían peligro cuando regresaran sin él al oriente.— No pueden regresar al oriente tía, ni Rosita ni tu pueden ir. — sentía la mirada de Melody en él, como también podía ver el cuerpo de Lucero tensarse.— ¿Que sucede? ¿Qué te hicieron hijo? — Melody los amaba, tanto como Candy, eran una gran familia.— Es por mi familia, los Bach, hoy hable con Felipe, no es seguro el lugar donde están. — Lucero mentía, pero Melody no tenía como saberlo, la princesa Bach había aprendido a mantener sus emociones bajo control, como su padre Liam.— ¿Tienen pr
Zack dio la orden y todos lo siguieron, era el mayor después de todo, aunque tenía la misma mentalidad de un adolescente. El club no era para nada exclusivo y eso para Felipe estaba más qué bien, no se arriesgaría a que algún viejo compañero de colegio lo viera y lo dejara al descubierto con sus padres, todo iba de maravilla, Felipe se movía al ritmo de la música, habían formado una pequeña ronda entre los cuatro y de repente, el rubio sintió unas grandes manos en su cintura, alguien no solo lo abrazo desde atrás, sino que también apoyo una enorme erección sobre sus nalgas, al tiempo que lo enjaulo aún más entre sus brazos, bajo la mirada atónita de sus amigos, quienes habían dejado de bailar y ahora estaban tan sorprendidos como Felipe.— Hola bonita. — una voz ronca en su oído provoco que el corazón de Felipe se desbocara, al tiempo que giraba su rostro para toparse con una mirada color miel que lo hechizo de inmediato.— Hola y gracias, pero soy bonito, no bonita. — el moreno que e
Pasaban las cuatro de la tarde del domingo, la pileta era la mejor opción, por lo que los cuatro se encontraban allí, divirtiéndose, hasta que escucharon un revuelo proveniente de la mansión de al lado, pero antes que pudieran saber a qué se debía, en la reja de entrada, Carlos vio una melena que de inmediato llamo su atención.— ¡Amor! ¡Amor! ¡oh por Dios, allí estas! Ven aquí con papi. — tres pares de ojos se clavaron en la espalda de Sandoval, el sicario los podía sentir, mientras sus manos se convertían en puños.— Con razón te fuiste del club. — murmuro Azul.— Asique si pateas con ambas piernas. — dijo Fabian y Enrique rompió a reír a carcajadas.— Se callan par de idiotas, no conozco al maldito loco. — respondió apretando los dientes.— ¡Amor! ¡te estoy hablando! ¡Ven aquí, no me hagas esto! — el rubio se oía desesperado.— Sí que lo follaste duro, para dejarlo tan loquito. — y eso fue lo máximo que pudo soportar, se giró sobre sus talones y comenzó a caminar, seguido de sus am
Carlos Sandoval, mejor conocido como el Caimán, había iniciado su vida delictiva al unirse al cartel del cuervo, cuando apenas era un niño, él rescato a Azul, él encontró a Enrique, y luego a Fabian, conocía sus demonios, su dolor, lo que tuvieron que hacer para sobrevivir, pero… el niño bonito se notaba que siempre gozo de privilegios, eso se podía ver en el brillo de su cabello, entonces ¿Cómo pudieron lastimarlo? ¿Por qué lo lastimaron? Pero lo más importante era ¿Por qué le importaba?Felipe caminaba por las amplias aceras del lujoso vecindario, pero, aun así, su mente no estaba allí, aunque caminaba con tranquilidad y su cabeza asentía cada vez que alguien lo saludaba más por educación que por conocerlo, su mente estaba en el pozo oscuro que eran sus recuerdos, creyó que había superado aquello, pero hoy se daba cuenta que era un soñador, aun lo seguía siendo, iluso, se dijo una y otra vez, al tiempo que llegaba a un parque.Se dejó caer en el primer banco que vio, y hecho su cabe
Felipe se puso de pie, obligo a sus pies a cumplir con su función y emprendió el regreso a su casa, no le gustaba su vecino, no le gusto la forma en la que su corazón latió cuando lo tomo del cuello de la camisa en el club, y odio la forma en que lo llamo marica, no, no quería saber nada con ese latino de amplios hombros, piel bronceada y ojos de ensueño, se maldijo por ese último pensamiento, pero aun así, continuo su camino, ni siquiera volteo a ver una sola vez su rostro, era demasiada tentación.La semana paso, con sus amigos trabajando y él… solo, en una enorme mansión, pero solo, sin hacer nada y aburrido de todo, esperando a que ellos regresaran para escuchar cómo fue su día, Felipe era el menor de todos, pero se comportaba como una mamá gallina, los esperaba con la comida lista, la ropa ordenada, y, sobre todo, siempre dispuesto a escucharlos y ayudarlos.— En verdad, esa chica no sabe nada de nada, no puede distinguir el blanco tiza del marfil, ¡por Dios! — las quejas de Reic