Felipe observaba el rostro de cada uno de sus seres queridos, y el nudo en su garganta se hacía más grande, dificultándole respirar con normalidad, ¿Cómo les diría que fracaso? ¿Cómo les diría que todo lo que le enseñaron de niño se le olvidó en un instante?Mientras las preguntas y temores se arremolinaban en su mente, sus ojos chocaron con los de Carlos Sandoval, su vecino, un latino que la primera vez que lo vio, lo confundió con una mujer, un hombre al que casi no conocía, pero a diferencia de lo que ocurrió en el oriente, a él si deseaba conocerlo, un hombre que lo veía con respeto, seriedad y algo más… ¿confianza? ¿valor? ¿Acaso quería infundirle lo que le faltaba en ese momento? Fuera lo que fuera estaba funcionando, Felipe se estaba llenando de coraje, no es fácil quedar expuesto frente a todos, por más que sean tus seres queridos, pero con la mirada café de Sandoval sobre el pequeño cuerpo de Felipe, el nudo que este tenía en su garganta se fue aflojando, hasta desaparecer.—
— ¡Lo sabias! ¡No puedo creer que tu sabias lo que pasaba con mi hermano y no dijeras nada! — Eros había perdido el derecho de enojarse o así sea gritarle a su esposa siete años atrás, cuando él mismo la había herido, pero ahora nada le importaba, no al ver el dolor en su pequeño hermano. Con asombro Sandoval vio como el ruso se colocó de pie y cubrió el cuerpo de la princesa Bach de la mirada furibunda de su esposo Eros, quien al verlo allí en medio de ellos quiso quitarlo, obteniendo como respuesta que Neri Neizan sacara su arma.— ¡Neizan! — dijo con verdadera molestia Zafiro colocándose de pie, al igual que su hermano mayor y su esposo.— Llámame como quieras amor mío, pero siempre lo deje en claro, que Lucero perdonara a Eros no quiere decir que yo haga lo mismo, tú me debes Eros, y tarde o temprano pagaras.— No te metas Neizan. — intervino Mateo, mostrando más emociones en su rostro de las que lo habían visto tener en toda su vida.— Es mi amiga, la única que me queda luego que
Felipe se lanzó a su cama, como cuando era un niño y los truenos y rayos lo asustaban, cubrió su cabeza con las mantas, cerro sus ojos con fuerza, pero esta vez en lugar de pensar que estaba con todos sus hermanos unidos en un gran y protector abrazo, solo recordó el beso que Carlos le había dado, solo un roce de labios que despertaron decenas de mariposas en su estómago, que remplazaron sus lágrimas por una sonrisa estúpida y su palidez fue remplazada por un sonrojo que le hacía sentir calor en sus mejillas.— Es difícil no creer que eres una niña, cuando actúas como tal. — Felipe descubrió su rostro al tiempo que se sentó en su cama, para ver a su custodio terminar de ingresar en la recamara y aunque tenía una sonrisa en su rostro, sus ojos demostraban tristeza, Felipe se preguntó si sentía lastima por él y eso lo molesto, lo menos que quería era la lastima del hombre que le gustaba.— ¿Cómo es que te dejaron subir? — pregunto con asombro al ver que detrás de Carlos no llego ningun
— Tu sí que eres un custodio con vocación. — rubia, de ojos azules, figura de revista y lencería de actriz porno, un sueño para cualquier hombre, pero a él no le causo nada.— No sé lo que tu cabecita te haga pensar, pero yo no soy gay. — respondió cuando comprendió lo que guardaba los dichos de la rubia, los ojos de Ámbar viajaron por todo el largo cuerpo del caimán, una mirada tan lasciva que despertaría el libido de muchos, pero nuevamente Sandoval solo la veía con curiosidad, como si de un animal en peligro de extinción se tratara.— Yo no estoy diciendo eso, solo es que llevo esperando por ti más de dos horas, estaba a punto de irme. — su voz afligida, era actuada y se notaba, por lo que el latino suspiro resignado a no poder ignorarla.— ¿Para que soy bueno? ¿Ya saben dónde está ese hijo de puta? — Ámbar levanto una ceja y dio un paso adelante, colocando una de sus manos en el torso del caimán.— Podrías ser bueno para muchas cosas, que no tienen que ver con esa basura de Maller
Carlos ingreso en su pequeña mansión, recordó como en un principio aquella propiedad le pareció gigante, ahora que había estado en la mansión Zabet, la sentía como una pequeña choza, ¿lujo? Lujo era lo que había en la mansión del niño bonito, desde el césped del jardín hasta las tejas que cubrían semejante hogar… se detuvo en ese pensamiento, esa era otra diferencia, él tenía una mini mansión que compartía con sus amigos, pero el niño bonito tenía un hogar y eso era algo que un sicario como él jamás tendría, Hades Ángel tenía razón, los asesinos no podían tener una familia de verdad.— ¿Me quieres decir que haces parado en la mitad de la sala con cara de velorio a las tres de la madrugada? — Azul, su loca amiga que ahora se había teñido el cabello de castaño lo veía curiosa y quizás un poco preocupada.— Tu cabello, lo teñiste de tu verdadero color. — dijo con sorpresa y su amiga le sonrió.— ¡Ay Caimán! ¿Qué es lo que pasa en tu cabeza que te tiene tan despistado? hace una semana que
Sandoval trato de descansar, solo sería para reponer fuerzas, pero la información recibida en la noche y la montaña de sentimientos que se habían desatado en su interior por Felipe lo habían dejado más cansado de lo que había creído posible, fue así como Azul lo despertó pasado el mediodía, algo que estreso aún más al latino, que por más que intento contactar con Felipe no obtuvo respuesta.— ¿Y si vamos a su casa? — las palabras de Enrique lo hicieron suspirar para no gritar.— ¿Cuantas veces debo decirles que no dejaran que entren?, creo que ni yo podría ingresar si no voy con el niño bonito.— ¡El hospital! — grito Azul al darse cuenta de lo obvio.— Por supuesto, son una familia unida, antes de la muerte o la venganza está el bienestar de la familia debe estar con sus sobrina y hermana.Fue así como los cuatro partieron al hospital de los Bach, algo que los inquietaba, pero ya lo habían dicho no dejarían solo a su amigo, ayudarían a Felipe y luego, seguirían su camino.Nada los pr
Carlos estaba viendo el techo de la amplia habitación, recreando la lucha que horas antes había presenciado, si creyó que ver luchar a Felipe fue raro, ver como Zafiro envió a la lona una y otra vez a Vincent lo dejo boquiabierto y no fue el único, aun así, nada se comparó con la lucha de Neri y Eros, fue un vale todo, patadas, puños, cabezazos, la sangre brotaba de cejas, labios y nariz, aun así los minutos pasaban, y ellos seguían, mientras Vincent cayo en el segundo Raund con un brazo y una pierna rota, Eros y Neizan iban por el octavo, estaban agitados, ensangrentados, pero seguían de pie y cuando caían no duraban ni tres segundos en la lona y volvían a levantarse.— Ríndete, Neri, no hagas que mi hermana pierda más tiempo curando tus heridas. — dijo en medio de una sonrisa el rubio.— Jodete Eros, si quieres que olvide lo que le hiciste a la princesa, tendrás que noquearme.Y la lucha continuo, casi una hora, sus golpes fueron perdiendo fuerza y mientras los hombres se molían a g
— Dios, tu boca sabe a fresa.No estaba corriendo lejos de él, aunque si lo había dejado de besar, pero en ese momento sus labios estaban recorriendo su cuello, a diferencia de como tomo su boca, no era con desespero, sino con suavidad, su lengua marcaba un compás lento y delicioso, mientras los labios grueso de Sandoval repartían chupetones, que estaba seguro dejaría marcas, pero le gustaba, tanto que sentía la humedad en la punta de su pene. Con desespero llevo una de sus manos al cabello sedoso y castaño de su custodio, aferrándose a él, tratando de que no se alejara cuando se diera cuenta de que tan erguido estaba su pene, pero la mente del caimán estaba nublada para pensar que algo estaba mal con el niño bonito, tomo ese jalón de cabello como la necesidad de desear algo más, por lo que comenzó a dar pequeñas mordidas, mientras regresaba el camino hecho a los suaves labios de Felipe, sus manos acariciaron su costado, hasta colarse por debajo de su camiseta, un gemido de satisfacci