— Tu sí que eres un custodio con vocación. — rubia, de ojos azules, figura de revista y lencería de actriz porno, un sueño para cualquier hombre, pero a él no le causo nada.— No sé lo que tu cabecita te haga pensar, pero yo no soy gay. — respondió cuando comprendió lo que guardaba los dichos de la rubia, los ojos de Ámbar viajaron por todo el largo cuerpo del caimán, una mirada tan lasciva que despertaría el libido de muchos, pero nuevamente Sandoval solo la veía con curiosidad, como si de un animal en peligro de extinción se tratara.— Yo no estoy diciendo eso, solo es que llevo esperando por ti más de dos horas, estaba a punto de irme. — su voz afligida, era actuada y se notaba, por lo que el latino suspiro resignado a no poder ignorarla.— ¿Para que soy bueno? ¿Ya saben dónde está ese hijo de puta? — Ámbar levanto una ceja y dio un paso adelante, colocando una de sus manos en el torso del caimán.— Podrías ser bueno para muchas cosas, que no tienen que ver con esa basura de Maller
Carlos ingreso en su pequeña mansión, recordó como en un principio aquella propiedad le pareció gigante, ahora que había estado en la mansión Zabet, la sentía como una pequeña choza, ¿lujo? Lujo era lo que había en la mansión del niño bonito, desde el césped del jardín hasta las tejas que cubrían semejante hogar… se detuvo en ese pensamiento, esa era otra diferencia, él tenía una mini mansión que compartía con sus amigos, pero el niño bonito tenía un hogar y eso era algo que un sicario como él jamás tendría, Hades Ángel tenía razón, los asesinos no podían tener una familia de verdad.— ¿Me quieres decir que haces parado en la mitad de la sala con cara de velorio a las tres de la madrugada? — Azul, su loca amiga que ahora se había teñido el cabello de castaño lo veía curiosa y quizás un poco preocupada.— Tu cabello, lo teñiste de tu verdadero color. — dijo con sorpresa y su amiga le sonrió.— ¡Ay Caimán! ¿Qué es lo que pasa en tu cabeza que te tiene tan despistado? hace una semana que
Sandoval trato de descansar, solo sería para reponer fuerzas, pero la información recibida en la noche y la montaña de sentimientos que se habían desatado en su interior por Felipe lo habían dejado más cansado de lo que había creído posible, fue así como Azul lo despertó pasado el mediodía, algo que estreso aún más al latino, que por más que intento contactar con Felipe no obtuvo respuesta.— ¿Y si vamos a su casa? — las palabras de Enrique lo hicieron suspirar para no gritar.— ¿Cuantas veces debo decirles que no dejaran que entren?, creo que ni yo podría ingresar si no voy con el niño bonito.— ¡El hospital! — grito Azul al darse cuenta de lo obvio.— Por supuesto, son una familia unida, antes de la muerte o la venganza está el bienestar de la familia debe estar con sus sobrina y hermana.Fue así como los cuatro partieron al hospital de los Bach, algo que los inquietaba, pero ya lo habían dicho no dejarían solo a su amigo, ayudarían a Felipe y luego, seguirían su camino.Nada los pr
Carlos estaba viendo el techo de la amplia habitación, recreando la lucha que horas antes había presenciado, si creyó que ver luchar a Felipe fue raro, ver como Zafiro envió a la lona una y otra vez a Vincent lo dejo boquiabierto y no fue el único, aun así, nada se comparó con la lucha de Neri y Eros, fue un vale todo, patadas, puños, cabezazos, la sangre brotaba de cejas, labios y nariz, aun así los minutos pasaban, y ellos seguían, mientras Vincent cayo en el segundo Raund con un brazo y una pierna rota, Eros y Neizan iban por el octavo, estaban agitados, ensangrentados, pero seguían de pie y cuando caían no duraban ni tres segundos en la lona y volvían a levantarse.— Ríndete, Neri, no hagas que mi hermana pierda más tiempo curando tus heridas. — dijo en medio de una sonrisa el rubio.— Jodete Eros, si quieres que olvide lo que le hiciste a la princesa, tendrás que noquearme.Y la lucha continuo, casi una hora, sus golpes fueron perdiendo fuerza y mientras los hombres se molían a g
Mi corazón latía con fuerza a medida que el avión aceleraba y comenzaba a elevarse, decir que no tenía miedo seria mentir con demasiado descaro, estaba aterrado, mis manos temblaban, mi frente se cubría de pequeñas perlas de sudor, era la primera vez en mi vida, en nuestras vidas… que nos separábamos, era la primera vez en 18 años, que abriría mis ojos el día de mañana y ellos no estarían, mis hermanos, mis otras mitades, soy uno de los quintillizos Zabet, o como todos nos conocen, los niños dorados, cada uno posee una personalidad muy distinta al otro, nuestros rostros son similares pero no iguales, somos distintos e iguales al mismo tiempo, raro de comprender y aún más complicado de explicar, pero tratare, intentare tener la paciencia de Vicky, ella es una de mis hermanas, Victoria es quizás la más tranquila de nosotros y no es por el hecho de que a los 12 años perdió la vista, no, ella ya era un lago en calma aún mucho antes que eso sucediera, es muy distinta a Ámbar, o la loca,
Felipe no respondió en un primer momento, solo quedo allí, con los labios cerrados y los ojos abiertos, hasta que Andrés Maller, poso su lengua en los suaves labios de Felipe, y este al sentir su humedad y suavidad, se dejó llevar, era algo que aun sin haberlo hecho nunca, sentía la necesidad de responder, entrelazando la lengua con la de su profesor y en algún momento del beso se aferró a la camisa blanca que siempre llevaba el hombre, quien dibujo media sonrisa y aun así no rompió el beso, solo lo libero cuando lo sintió temblar, sabiendo que al fin lo tenía para él.— Tan hermoso. — susurro con sus ojos oscuros y brillantes clavados en los verdes de Felipe y su mano aun sosteniendo su nuca.— ¿Qué fue eso? — se dijo más para él que para Maller quien sonrió con satisfacción al ver lo aturdido que estaba su alumno.— Eso mi hermoso Felipe, es mi reclamo a ti, de hoy en adelante eres mío.Así fue como comenzó su historia de amor, o eso pensó Felipe, le gustaba su profesor, desde que l
Felipe no podía creer que al fin había tenido sexo, eso a lo que tanto le temía pero que también deseaba, Maller , se mostró muy considerado con él, y Felipe se comenzó a preguntar si esto era amor, no estaba seguro, no era como lo que les contaba Eros o Zafiro, sus hermanos mayores, no se parecía a lo que vio de pequeño con su prima Dulce y Tiago, aunque le gustaba estar con su profesor, pero en el mes que llevaban juntos ninguno de los dos había hecho referencia a estar en una relación, Maller lo había presentado a uno que otro amigo como Felipe, un conocido, nada más y él no tenía amigos aun en ese país, pero aunque los tuviera no iba a presentar a su profesor como novio, ya que Maller solo decía “Eres mío” como si eso explicara todo, a veces se sentía alagado y otras tantas se molestaba, pero ahora no era tiempo de pensar de más en cosas absurdas se dijo una y otra vez, ya tendría tiempo de charlar con “su profesor”, por ahora lo único que quería era terminar de ducharse y de
Felipe término con la llamada y comenzó a caminar hacia fuera, necesitaba regresar a Nueva York, tenía que saber que era lo que le había sucedido a su hermana, ¿cómo fue que alguien pudo ingresar en la mansión Zabet? Porque para Felipe alguien había ingresado en su mansión, su hermana era ciega y no le gustaba salir, pero a mitad de camino una mano grande lo detuvo, o quiso hacerlo, Felipe estaba tan preocupado por su hermana que solo reacciono a esa acción que pretendía detenerlo, el delgado joven tomo la mano de Conall y giro, doblándola de tal forma que estaba a punto de romperla.— Tranquilo Felipe, soy yo. — Dijo con dolor y con su otra mano hizo una señal a sus hombres para que bajaran sus armas.— Mierda, lo siento, yo estoy… estoy muy nervioso, quiero ir a mi casa, necesito ir con mi mamá. — no quería, no debería, pero Felipe sonaba como un niño asustado, quería regresar al refugio de su hogar, que sus padres le dijeran que todo era una broma, que al fin alguien le había hecho