queridas lectoras, si desean saber la historia de Alessandro y Victoria, se llama CAUTIVA DE LAS SOMBRAS.
El caimán ingreso por el camino de piedras una vez la reja de hierro fue abierta, los cientos de guardias con el logo de la familia Bach que rodeaban la propiedad, no lo pusieron tan nervioso como cuando al fin diviso la gran mansión, estaba tal cual como hacía 7 años atrás, incluso los arbustos y flores eran las mismas, apretó con fuerza el volante del vehículo y respiro profundo, debía ir, debía estar allí, era su deber, le había informado a sus amigos que estaba bien, que se quedaría a hacer un trabajo para Felipe, y el rubio por su parte también llamo a sus amigos, para informarles que por el momento se quedaría con sus padres y no podría ir a trabajar, juro contarles todo más adelante y Carlos solo rezaba que ese “todo” no incluyera el beso que se habían dado, pero tampoco tenía el valor de decirle que olvidara aquel roce de labios, porque en el fondo lo que menos quería el caimán era que Felipe se olvidara de ello.— Pasa y ponte cómodo, no estaremos solos por mucho tiempo, por
— Te juro mi reina que lo someteré a las peores torturas, esto no se quedara así. — una voz profunda y ofuscada se sintió llegar de la sala y el latino tomo distancia del pequeño cuerpo de Felipe, quien aún estaba quieto, casi sin respirar.— No espero menos de ti cariño, pero seré yo quien arranque sus ojos y corte sus manos, después de todo se atrevió a irrumpir en la tranquilidad de mi familia. — Sandoval vio como a la cocina ingreso una pareja con un pequeño bebé en brazos, ella era una fotocopia de la madre de Felipe, pero con los ojos idénticos a los de Amir, supuso que era la hermana mayor de su tormento, a su lado un hombre tan pálido que más parecía un muerto o vampiro que otra cosa, de cabello negro y ojos también azules, un tono más oscuros que los de su esposa.— ¿Felipe? — La rubia tuvo la misma reacción que su madre horas antes y solo entonces el pequeño rubio giro para verla, estaba rojo hasta las orejas, y sus ojos brillaban, tan bonito, pensó el caimán.— Hola Zafiro,
Zafiro desapareció, no pensaba someter a su hermano menor a un interrogatorio, confiaba en él, confiaba en toda su familia, además Lukyan también tenía hambre y no lo amamantaría frente a un desconocido, Neri era demasiado celoso y lo sabía muy bien.— Tu familia es rara. — dijo en un susurro el latino, ya que no estaba muy seguro si alguien podía estar escuchando.— Lo es, no esperes mucha simpatía de Zafiro y no te pienses que es algo personal, ya te lo dije todos cargamos con nuestros traumas, además Zafiro es fría, una reina fría, así la llamamos, ya te darás cuenta.— Y ¿me dirás que paso con el ruso? — no le fue difícil al caimán saber la nacionalidad de Neri, su acento al hablar lo decía todo.— A Neri Neizan lo conocen como el vidente, porque, aunque no lo creas es así, él puede intuir el futuro en algunas ocasiones y en otras… ve tu pasado si te toca. — Carlos rio con burla y Felipe lo vio con seriedad.— El vio lo que me paso en el oriente, estoy seguro, desde que conozco a
Felipe observaba el rostro de cada uno de sus seres queridos, y el nudo en su garganta se hacía más grande, dificultándole respirar con normalidad, ¿Cómo les diría que fracaso? ¿Cómo les diría que todo lo que le enseñaron de niño se le olvidó en un instante?Mientras las preguntas y temores se arremolinaban en su mente, sus ojos chocaron con los de Carlos Sandoval, su vecino, un latino que la primera vez que lo vio, lo confundió con una mujer, un hombre al que casi no conocía, pero a diferencia de lo que ocurrió en el oriente, a él si deseaba conocerlo, un hombre que lo veía con respeto, seriedad y algo más… ¿confianza? ¿valor? ¿Acaso quería infundirle lo que le faltaba en ese momento? Fuera lo que fuera estaba funcionando, Felipe se estaba llenando de coraje, no es fácil quedar expuesto frente a todos, por más que sean tus seres queridos, pero con la mirada café de Sandoval sobre el pequeño cuerpo de Felipe, el nudo que este tenía en su garganta se fue aflojando, hasta desaparecer.—
— ¡Lo sabias! ¡No puedo creer que tu sabias lo que pasaba con mi hermano y no dijeras nada! — Eros había perdido el derecho de enojarse o así sea gritarle a su esposa siete años atrás, cuando él mismo la había herido, pero ahora nada le importaba, no al ver el dolor en su pequeño hermano. Con asombro Sandoval vio como el ruso se colocó de pie y cubrió el cuerpo de la princesa Bach de la mirada furibunda de su esposo Eros, quien al verlo allí en medio de ellos quiso quitarlo, obteniendo como respuesta que Neri Neizan sacara su arma.— ¡Neizan! — dijo con verdadera molestia Zafiro colocándose de pie, al igual que su hermano mayor y su esposo.— Llámame como quieras amor mío, pero siempre lo deje en claro, que Lucero perdonara a Eros no quiere decir que yo haga lo mismo, tú me debes Eros, y tarde o temprano pagaras.— No te metas Neizan. — intervino Mateo, mostrando más emociones en su rostro de las que lo habían visto tener en toda su vida.— Es mi amiga, la única que me queda luego que
Felipe se lanzó a su cama, como cuando era un niño y los truenos y rayos lo asustaban, cubrió su cabeza con las mantas, cerro sus ojos con fuerza, pero esta vez en lugar de pensar que estaba con todos sus hermanos unidos en un gran y protector abrazo, solo recordó el beso que Carlos le había dado, solo un roce de labios que despertaron decenas de mariposas en su estómago, que remplazaron sus lágrimas por una sonrisa estúpida y su palidez fue remplazada por un sonrojo que le hacía sentir calor en sus mejillas.— Es difícil no creer que eres una niña, cuando actúas como tal. — Felipe descubrió su rostro al tiempo que se sentó en su cama, para ver a su custodio terminar de ingresar en la recamara y aunque tenía una sonrisa en su rostro, sus ojos demostraban tristeza, Felipe se preguntó si sentía lastima por él y eso lo molesto, lo menos que quería era la lastima del hombre que le gustaba.— ¿Cómo es que te dejaron subir? — pregunto con asombro al ver que detrás de Carlos no llego ningun
— Tu sí que eres un custodio con vocación. — rubia, de ojos azules, figura de revista y lencería de actriz porno, un sueño para cualquier hombre, pero a él no le causo nada.— No sé lo que tu cabecita te haga pensar, pero yo no soy gay. — respondió cuando comprendió lo que guardaba los dichos de la rubia, los ojos de Ámbar viajaron por todo el largo cuerpo del caimán, una mirada tan lasciva que despertaría el libido de muchos, pero nuevamente Sandoval solo la veía con curiosidad, como si de un animal en peligro de extinción se tratara.— Yo no estoy diciendo eso, solo es que llevo esperando por ti más de dos horas, estaba a punto de irme. — su voz afligida, era actuada y se notaba, por lo que el latino suspiro resignado a no poder ignorarla.— ¿Para que soy bueno? ¿Ya saben dónde está ese hijo de puta? — Ámbar levanto una ceja y dio un paso adelante, colocando una de sus manos en el torso del caimán.— Podrías ser bueno para muchas cosas, que no tienen que ver con esa basura de Maller
Carlos ingreso en su pequeña mansión, recordó como en un principio aquella propiedad le pareció gigante, ahora que había estado en la mansión Zabet, la sentía como una pequeña choza, ¿lujo? Lujo era lo que había en la mansión del niño bonito, desde el césped del jardín hasta las tejas que cubrían semejante hogar… se detuvo en ese pensamiento, esa era otra diferencia, él tenía una mini mansión que compartía con sus amigos, pero el niño bonito tenía un hogar y eso era algo que un sicario como él jamás tendría, Hades Ángel tenía razón, los asesinos no podían tener una familia de verdad.— ¿Me quieres decir que haces parado en la mitad de la sala con cara de velorio a las tres de la madrugada? — Azul, su loca amiga que ahora se había teñido el cabello de castaño lo veía curiosa y quizás un poco preocupada.— Tu cabello, lo teñiste de tu verdadero color. — dijo con sorpresa y su amiga le sonrió.— ¡Ay Caimán! ¿Qué es lo que pasa en tu cabeza que te tiene tan despistado? hace una semana que