Días después—¿Estás segura de que es una buena idea? —cuestiono a Giselle no muy convencido de lo que haremos.—No, pero es lo único que se me ocurre.—Perfecto, si Kalet sale herido tendrás que recompensármelo —le advierto.—¿Y por qué a ti? —se queja chasqueando la lengua.—Porque yo soy su jefe y me afectará no tenerlo a mi lado —veo como frunce el ceño y cruzando sus brazos sobre su pecho me mira con severidad—. Le llamaré a Scarlett —musito, tomando mi teléfono antes de que mi esposa comience a discutir.—¿Le puedo ayudar en algo, jefe? —inquiere la rubia del otro lado.—Sí, necesito que vengas a mi oficina, es un poco urgente —corto, lo llamada—. Espero no tener dos bajas en mis empleados.—¡Nathan! No seas tan pesimista, ellos necesitan hablar y estoy segura de que una vez solos lo harán con calma.Cuando le permito pasar a Scarlett, Giselle guarda silencio y poniendo en práctica lo que acordamos, miro a mi asistente con una media sonrisa.—¿Qué desea jefe?—Tengo un viaje de
NathanDías despuésComo cada día llego a mi piso y por extraño que parezca mi asistente no se encuentra en su lugar, no obstante cuando veo un enorme arreglo de rosas y lirios en su escritorio, le lanzo una mirada rápida a Kalet, quien por su parte mira esperanzado el hermoso detalle que dejó para ella.—¿Sabes a dónde han ido a parar esas flores en los últimos días? —inquiero sin la intención de hacerlo sentir mal.—Lo sé, a la basura, pero no me desanimo, por lo menos ya no me mira con odio como antes.—Querrás decir con tanto odio —lo corrijo.—Como sea, pero ya no me mira tan feo y eso es un gran avance, además de que ahora que sabe toda la verdad espero que con paciencia logré perdonarme.—Ahora entiendo por qué prestaste tanta atención a la cátedra que nos dio, de cómo conquistar a Giselle —comento, entrando a mi oficina y revisando todos los documentos que debo de leer, además de las juntas que tengo por delante.—Me dio algunas ideas que pondré en práctica y así, seguramente
En cuanto llego a la casa, entro con prisa, topándome de frente con mi nana, quien me mira con el ceño fruncido y los brazos cruzados, lista para darme una reprimenda.—¿Qué sucede, Nathan? ¿Por qué…?—Ahora no, nana. Más tarde hablamos —la corto, mientras subo corriendo las escaleras hasta llegar a mi habitación y entrando como un bólido—. ¿Giselle? —pregunto con una calma que no siento en este momento—. ¿Estás aquí, cariño?Cierro la puerta detrás de mí y aunque una parte egoísta de mí, deseaba verla acostada en la cama y llorando, nada me prepara para verla en el clóset con una maleta a su lado al tiempo que llena un bolso de mano con unas cuantas prendas.—¿Q-qué haces? —inquiero, tragando el nudo que se ha formado en mi garganta.Sin mirarme, continúa guardando un par de prendas y pasando por mi lado, se encamina al tocador de donde toma unas cuantas cosas que igual terminan en su bolso.—¿A dónde vas? —insisto cuando no obtengo respuesta de su parte.—¿No es obvio? —responde con
—¡Basta, Nathan! —me pide pretendiendo sujetar mis manos—. No me convencerás de esta forma —afirma después de algunos segundos, moviendo su rostro en un intento por rechazar mis besos, no obstante cuando mi mano sube hasta sus senos y aprisiona ligeramente uno de ellos, un sutil gemido escapa de su boca desmintiendo por completo su negativa.—Sé que aunque me pidas eso, en realidad deseas que continúe —respondo, ignorando su petición y rasgando su vestido, provocando que los elegantes botones que lo adornaban rueden en todas direcciones y dejando al descubierto la sensual lencería que cubre su cuerpo—. Te soltaré si me lo pides sin gemir —le prometo antes de hundir mi rostro en sus enormes senos y morder delicadamente sus pezones sobre el fino encaje de su sostén, algo que le encanta que haga y a lo cual no puede resistirse.—E-estás jugando sucio —me acusa, oponiendo resistencia a mi toque.—Jugaré tan sucio como me sea posible, incluso soy capaz de encerrarnos por días y hacerte el
Como si estuviésemos viendo una película a cámara lenta, mi amigo se acerca a nosotros y abriendo su portátil, comienza a reproducir unos cuantos videos donde se aprecia a Iris entrando a la empresa, posteriormente subiendo a mi piso y escondiéndose en una de las salas escucha a hurtadillas lo que parece ser una conversación entre Giselle y Scarlett, tal vez fue justo en ese momento cuando se enteró de que mi esposa dejaría la fórmula del nuevo perfume para después salir por un rato.Frotando mis ojos, me recrimino en mi interior por haber sospechado de Giselle y negando con mi cabeza, sigo observando las cintas, donde se aprecia a la verdadera culpable.—Señor Dubois, lo siento, pero ahí solo se muestra como nuestra clienta subió a su piso, no como supuestamente entregó esa fórmula que usted la acusa de vender a la competencia, por lo que si sus acusaciones sin fundamento continúan, nos veremos en la necesidad de denunciarlo por difamación —comenta uno de los abogados cuando vemos el
—¿Q-qué pretendes? —me cuestiona cuando lentamente me hinco a sus pies y en el proceso mi mano se desliza por sus costados hasta llegar a sus muslos.—Algo que te hará perder la cabeza —dicho esto, la obligo a recargarse en el tocador antes de levantar una de sus piernas y colocarla sobre mi hombro.—¿Q-qué estás haciendo, Nathan? —gimotea—. Me prometiste que no intentarías seducirme —me acusa con la respiración agitada, pero sin apartarme de ella.—Sé que lo prometí y hasta hace un momento cumplí con mi palabra, pero mi resistencia tiene un límite y ya no puedo contenerme más, cariño. Verte así de sexi, usando mi camisa, me hace desearte una vez más y sé que te sientes de la misma forma —asevero, haciendo un recorrido de besos desde su pantorrilla hasta llegar casi al interior de su muslo—. Me deseas tanto como yo a ti, además, ¿ya te disté cuenta? Para haber tomado una ducha estás empapada.—¡¡Cállate, no digas eso!! N-no estoy mojada —murmura avergonzada, intentando bajar su pierna
Giselle Mientras bajo en el ascensor le lanzo una discreta mirada a Nathan, quien a su vez observa a su asistente con el ceño fruncido y bajando mi rostro para ocultar mi sonrisa, espero pacientemente a que lleguemos al subterráneo.Desde esta mañana cuando acepté acompañar a la rubia al teatro, mi esposo se la ha pasado rumiando cada vez que nos encontramos, buscando cualquier excusa para evitar que salga con su asistente, pero haciendo caso omiso, ahora me encuentro con una animada Scarlett que no deja de mencionar lo hermoso que es apreciar el ballet, interpretando algo tan icónico para esta temporada navideña y por el otro lado, con un Nathan enfurruñado y un Kalet entre triste y esperanzado por ese pequeño beso que recibió hace un par de horas.Una vez que las puertas metálicas se abren, Scarlett me toma de la mano en el preciso instante en que Nathan estaba por despedirse de mí, dejándolo con la boca parada tal como si se tratase de un pequeño patito, con la única diferencia de
Después de un viaje bastante tranquilo por fin llegamos a nuestro destino y aceptando la mano de Nathan bajo del auto. Levanto la mirada y perdiéndome en el enorme recinto que espera frente a nosotros, me dejo arrastrar por Nathan a la entrada del lugar, donde damos nuestros nombres y sin perder tiempo nos permiten entrar.—Es hermoso —musito sin dejar de observar cada rincón.—Este año se esmeraron más en la decoración —asevera con un gesto de indiferencia, no obstante, yo estoy fascinada al ser la primera vez que vengo a este tipo de eventos.Y tal vez es por el aire festivo que se respira a donde sea que se mire, pero ver a las personas con una enorme sonrisa y escuchar el murmullo de sus conversaciones, me hace sentir bastante alegre.—Te ves muy feliz —murmura Nathan, enredando su brazo en mi cintura y tomando mi barbilla entre sus dedos, mientras me mira con una sonrisa de lado.—Sí, creo que se debe a la temporada. Me encantan estas fechas, ver todo adornado, las familias reuni