Nathan Estiro mis brazos con la intención de enredarlos en la cintura de Giselle, pegarla a mi cuerpo y aspirar ese delicioso aroma que emana de ella e incluso si tengo la oportunidad de volver a hacerle el amor, no obstante cuando siento las mantas frías como una clara señal de que se ha levantado desde hace tiempo, abro los ojos de golpe y comienzo a buscarla con la mirada.—¿Giselle? —la llamo conteniendo un bostezo y debido a que no obtengo respuesta de su parte, me pongo de pie y decido buscarla en el baño.Pensando que tal vez ha decidido tomar una ducha y con la idea de acompañarla, abro la puerta para sorprenderla, pero mi desilusión es tal cuando tampoco la encuentro aquí.Me dirijo al clóset donde es posible qué se encuentre eligiendo que ropa usar, pero tampoco está ahí y sintiéndome un poco decepcionado de que se haya levantado sin mí, tomo una ducha.Cuando bajo al comedor, solo veo a Iris y rodando mis ojos ante la espeluznante idea de tomar mi desayuno con ella, regres
Días después—Ya está casi todo listo para el evento de mañana —me recuerda Scarlett, entregándome el primer perfume que lanzaremos de Giselle. Lo tomo entre mis manos y después de observarlo meticulosamente, sonrío.—En verdad hicieron un gran trabajo —halago a los hombres frente a mí.—Qué bueno que le gustó, porque su esposa ha estado insistiendo en que le mostremos como es que quedará, pero como usted nos lo pidió le dijimos que tardaría más de lo acordado debido a que el empaque que solicitó es un poco más complicado de elaborar y nos parece que creyó todo —se explica uno de ellos.—No se preocupen después de que el viernes por la noche hagamos oficial el lanzamiento, ya no tendrán que mentirle a mi esposa. Pueden retirarse.Ambos hombres asienten y me dejan a solas con mi asistente.—Por favor, Scarlett baja por mi esposa. Necesito hablar con las dos.—En un momento regreso, jefe.Guardo con mucho cuidado el perfume de Giselle y al cabo de unos minutos mi esposa entra a mi ofici
¡¡Hola mis hermosas lectoras!! Como algunas de ustedes saben, las últimas semanas han sido bastante complicadas para mí y es algo que se ha notado en mis actualizaciones. Las que tienen tiempo leyéndome saben que siempre actualizó día tras día e incluso muchas veces hago mini maratones, sin embargo, hace unas semanas mi papá sufrió un ACV y si bien es cierto que ha mejorado un poco, también el cansancio me está sobrepasando. Como entenderán la mayor parte de mi tiempo se la dedico a él y a mi trabajo, dejando un poco de lado la escritura algo que me apasiona, pero que también requiere de tiempo y esfuerzo, además de que ustedes merecen capítulos de calidad, bien desarrollados y no solo escritos con la intención de cumplir. Es por ello que hago este anuncio más oficial, las actualizaciones dejarán de ser diarias. Agradezco su comprensión.
—¿Por qué no me dijiste que pertenecían a tu madre? —inquiere Giselle en cuanto subimos a la camioneta.—Porque sabía que si te lo decía me dirías que no podrías usarlas —respondo de inmediato y evitando que se quite la pulsera—. Deseo que sean tuyas, cariño; además, estoy seguro de que si mi madre te hubiese conocido no dudaría en regalártelas. Así que por favor úsalas, ¿de acuerdo? —le pido, sujetándola de la barbilla y dejando un pequeño beso en su mejilla.—Está bien —accede después de algunos segundos.Después de varios minutos de silencio, en los cuales ambos le lanzamos discretas miradas a Kalet, quien últimamente está más callado, deslizo mi mano en la pierna desnuda de Giselle y justo cuando estoy por subirla un poco más, me gano un pequeño manotazo de su parte.—¿Eso por qué fue, cariño? —me quejo, sobando mi mano.—Sé lo que pretendes —rebate, colocando su bolso en su pierna para evitar que la vuelva a tocar.—Lo siento, cariño, pero no lo puedo evitar. Ese vestido se te ve
Días después—¿Estás segura de que es una buena idea? —cuestiono a Giselle no muy convencido de lo que haremos.—No, pero es lo único que se me ocurre.—Perfecto, si Kalet sale herido tendrás que recompensármelo —le advierto.—¿Y por qué a ti? —se queja chasqueando la lengua.—Porque yo soy su jefe y me afectará no tenerlo a mi lado —veo como frunce el ceño y cruzando sus brazos sobre su pecho me mira con severidad—. Le llamaré a Scarlett —musito, tomando mi teléfono antes de que mi esposa comience a discutir.—¿Le puedo ayudar en algo, jefe? —inquiere la rubia del otro lado.—Sí, necesito que vengas a mi oficina, es un poco urgente —corto, lo llamada—. Espero no tener dos bajas en mis empleados.—¡Nathan! No seas tan pesimista, ellos necesitan hablar y estoy segura de que una vez solos lo harán con calma.Cuando le permito pasar a Scarlett, Giselle guarda silencio y poniendo en práctica lo que acordamos, miro a mi asistente con una media sonrisa.—¿Qué desea jefe?—Tengo un viaje de
NathanDías despuésComo cada día llego a mi piso y por extraño que parezca mi asistente no se encuentra en su lugar, no obstante cuando veo un enorme arreglo de rosas y lirios en su escritorio, le lanzo una mirada rápida a Kalet, quien por su parte mira esperanzado el hermoso detalle que dejó para ella.—¿Sabes a dónde han ido a parar esas flores en los últimos días? —inquiero sin la intención de hacerlo sentir mal.—Lo sé, a la basura, pero no me desanimo, por lo menos ya no me mira con odio como antes.—Querrás decir con tanto odio —lo corrijo.—Como sea, pero ya no me mira tan feo y eso es un gran avance, además de que ahora que sabe toda la verdad espero que con paciencia logré perdonarme.—Ahora entiendo por qué prestaste tanta atención a la cátedra que nos dio, de cómo conquistar a Giselle —comento, entrando a mi oficina y revisando todos los documentos que debo de leer, además de las juntas que tengo por delante.—Me dio algunas ideas que pondré en práctica y así, seguramente
En cuanto llego a la casa, entro con prisa, topándome de frente con mi nana, quien me mira con el ceño fruncido y los brazos cruzados, lista para darme una reprimenda.—¿Qué sucede, Nathan? ¿Por qué…?—Ahora no, nana. Más tarde hablamos —la corto, mientras subo corriendo las escaleras hasta llegar a mi habitación y entrando como un bólido—. ¿Giselle? —pregunto con una calma que no siento en este momento—. ¿Estás aquí, cariño?Cierro la puerta detrás de mí y aunque una parte egoísta de mí, deseaba verla acostada en la cama y llorando, nada me prepara para verla en el clóset con una maleta a su lado al tiempo que llena un bolso de mano con unas cuantas prendas.—¿Q-qué haces? —inquiero, tragando el nudo que se ha formado en mi garganta.Sin mirarme, continúa guardando un par de prendas y pasando por mi lado, se encamina al tocador de donde toma unas cuantas cosas que igual terminan en su bolso.—¿A dónde vas? —insisto cuando no obtengo respuesta de su parte.—¿No es obvio? —responde con
—¡Basta, Nathan! —me pide pretendiendo sujetar mis manos—. No me convencerás de esta forma —afirma después de algunos segundos, moviendo su rostro en un intento por rechazar mis besos, no obstante cuando mi mano sube hasta sus senos y aprisiona ligeramente uno de ellos, un sutil gemido escapa de su boca desmintiendo por completo su negativa.—Sé que aunque me pidas eso, en realidad deseas que continúe —respondo, ignorando su petición y rasgando su vestido, provocando que los elegantes botones que lo adornaban rueden en todas direcciones y dejando al descubierto la sensual lencería que cubre su cuerpo—. Te soltaré si me lo pides sin gemir —le prometo antes de hundir mi rostro en sus enormes senos y morder delicadamente sus pezones sobre el fino encaje de su sostén, algo que le encanta que haga y a lo cual no puede resistirse.—E-estás jugando sucio —me acusa, oponiendo resistencia a mi toque.—Jugaré tan sucio como me sea posible, incluso soy capaz de encerrarnos por días y hacerte el