Siete años antes
El examen se mira borroso, creo que por fin he alcanzado mi limite. Siento que mi cerebro tiene demasiada información, no procesar todo. Mi cabeza duele.
Miro la parte en blanco de mi hoja, no puedo dejar de intentar, sería como perder y yo nunca pierdo. De algún lado de mi cabeza saque la respuesta a la ecuación.
El timbre suena, con ello dejo salir un suspiro. Maya, mi amiga me mira. Alza su dedo pulgar, en señal de victoria, le copio el gesto. Al dejar nuestros exámenes, salimos juntas.
— Por un momento pensé que no podría acabarlo, pero me dije “joder que no quiero volver a repetir algo que ya vi” —me dice Maya copiando su voz— Te miré por un momento, vi tu determinación cuando tus cejas se fruncieron, no me quedaría atrás. Tenemos que salir hoy juntas.
— Hablando de eso —miro a otro lado pensando como decirlo, luego la miro a ella— Estoy muy cansada, no quiero salir hoy.
— No seas aburrida, además siempre dices eso y terminas tomando hasta por los codos. No soy una mala amiga, si viera que vas mal, yo misma me quedo a estudiar a tu lado… pero vamos, que hemos pasado todo, tenemos que quitarnos todo este estrés de la cabeza. Un poco de alcohol después de nuestra última salida, que, por cierto, fue ya hace varios meses no nos haría ningún mal.
Sonrío — Tienes razón, como siempre.
Seguimos caminando por los pasillos de nuestra universidad. Tenemos un año de estar aquí, cuando entramos fuimos a la fiesta de despedida de esa generación. Ahora sigue otra, igual que la pasada. Me gustaría decir que conozco o tengo muchos amigos, pero no. La verdad es que me he dedicado a estudiar y no morir en el proceso. Yo nunca me rindo, ese es mi lema.
Nunca.
Mi ultimo novio fue antes de entrar a la universidad. La verdad es que lo quería muchísimo, después supe que me engañó, pero eso solo hizo más fácil el dejarlo en el pueblo. ¿Me dolió? Muchísimo, pero yo nunca me voy a quedar estancada por algo que se puede solucionar. Todo problema tiene solución, todo problema.
— Debes usar el vestido negro que te mandó mi madre —la mamá de Maya es una diseñadora que siempre me está regalando ropa. Por ser la mejor amiga de su hija, supongo. Como un pago.
— Será la única ocasión, así que sí. No volveré a salir hasta el próximo año —bromeo, creo.
— Ojalá fuera broma, pero creo que así será. Así que disfrutemos la noche de hoy.
La fiesta se llevará a cabo en una mansión. Cada generación siempre tiene a al menos unos tres hombres o mujer que son designados como herederos de grandes fortunas. Ya es una tradición que al menos, uno de ellos ponga la casa.
Mi familia no es de una gran cantidad de tierras, pero mi padre es un gran abogado. Aunque ni de broma nos acercamos a las grandes fortunas que algunos estudiantes manejan.
Al llegar la noche, después de como tres horas, finalmente me estoy colocando unos tacones con swarovski, son los tacones mas caros que hay en mi closet. Maya y yo, rentamos un departamento cómodo en el centro de la ciudad.
— ¿Pido taxi? —me pregunta al verme— luces bellísima, siempre envidiaré como puedes llegar a lucir.
— Si, si tomamos ninguna podrá manejar de regreso. Solo tengo amigas bellas, así que no puede decirte menos de lo que tu me dices, Maya.
Maya es muy linda. Su piel es trigueña, es nacida es Guatemala, su padre Europeo así que le heredó unos increíbles ojos azules que le resaltan de forma fenomenal. Su cuerpo, un poco latina un poco modelo de Balenciaga, al menos. Es demasiado bella.
— Vamos, vamos
(…)
La mansión Walton está valuada mas que la universidad, tiene muchas decoraciones de oro y otras perlas o diamantes que son demasiado llamativos, a decir verdad. Solía hacer bromas con otros amigos sobre la riqueza de los Walton, sobre algunas desviaciones de dinero y sus empresas fantasmas.
— Espérame un momento en la barra, debo hablar —Maya con su barbilla señala a alguien al fondo.
Me giro para ver de quien habla, veo a Stefan. Stefan y Maya fueron novios o algo así por al menos tres años, hace mas de seis meses que juegan a no ser nada, pero cada uno se pone celoso del otro.
— No creo que sea buena idea. No quiero verte triste hoy, quedamos que no vamos a divertir hasta olvidar nuestros problemas, no nadar directo a ellos.
— Tengo que hacerlo, Claire. Stef me ha dejado un mensaje muy raro hoy, quiero hablar cobre ello. No quiero hacer un escándalo, solo quiero preguntar a que se refería y ya. Es todo.
— No preguntes cosas que no puedas manejar su respuesta. No quiero ver ni una lagrima tuya, al menos no hoy y no por él.
— Lo prometo, te veo en un rato, Claire.
Me quedo unos segundos viendo como mi amiga se va tras el que dice ser su amor de vida. No podría decir que el amor de su vida es una persona caótica que la ha hecho llorar mas en lo que duraron juntos que toda su vida. Ni siquiera sé que o como debería ser alguien que cualquier persona pudiera llamar “el amor de mi vida”.
Pero sé que no llamaría así a una persona como Stefan. Ha lastimado mucho a Maya, puedo decir que lo hace a propósito, pero también he visto a Maya queriendo lastimarlo a él. No sé qué deberían hacer ninguno de los dos.
Cuando me siento en una banca muy alta y pesada de una fina madera, espero a que el barman se haya desocupado para pedirme un trago. Cualquier cosa para quitarme el trago amargo que acabo de pasar.
— ¿Qué te puedo dar, linda? —me pregunta con un coqueteo leve el barman.
— Blue elephant, por favor.
— ¡Uy! —me mira divertido— Alguien quiere divertirse hoy. Sale en seguida.
Admiro las hazañas que el barman hace para preparar mi bebida. O eso intentaba hasta que otra persona lo tomó del brazo para decirle algo en el oído. Me encantaría decir que no me interesa, pero verlo hizo que un escalofrío recorriera toda mi espina dorsal.
Es alto. Pelo largo y castaño. Visiblemente hace algún deporte. Es bastante atractivo.
El barman le dice molesto algo, haciendo que el nuevo rodee el lugar para sentarse a mi lado. Siento su aliento, está muy borracho.
— Aquí tienes —me dice el barman pasándome mi bebida azul.
— Gracias.
Cuando hablé, sentí sus ojos atravesarme. Si un trago muy largo a mi bebida, para al menos quitarme los nervios que ese hombre está creando en mí.
— Jamás te había visto, dime donde estabas escondida, ¿preciosa? —algunas palabras le salen arrastradas, visiblemente por el alcohol que tiene en su sistema.
No puedo evitar sonrojarme, pero el alcohol hace que le mire a los ojos.
— Nunca me ibas a encontrar si solo buscas en bares o lugares con mucho alcohol.
Tiene unos increíbles ojos azules. Aunque estoy por terminar mi bebida, siento algo que recorre todo de mí.
— Me encantaría darte la razón, pero… te encontré aquí, preciosa.
Dos meses después del encuentro Cuando me despegó de mi cama, la cabeza parece que me va a explotar. Seguido de eso, como si alguien hubiese agitado mi estomago justo antes de despertar, siento un deseo muy grande de soltar todo lo que hay en mi estómago. Corro al baño, pero no alcanzo a llegar. Termino vomitando en la entrada de mi baño, antes de que Maya venga, cierro la puerta del baño. No quiero que me vea así. ¿Qué me está pasando? Limpio todo lo más rápido que puedo, llegaré tarde a clases. Después de la primera clase, un sueño demasiado pesado me comienza a atacar. Siento como si no hubiera dormido hace dos días. Mi cuerpo al igual se siente pesado y cansado, además de que tengo un dolor de estomago que crece por ratos, como si me fuera a bajar… ¿Mi regla? ¡¿cómo lo pude olvidar?! — ¿Qué ocurre? ¿Todo bien? —me pregunta preocupada Maya al ver mi rostro. No puedo responderle, salgo corriendo del edificio. Una lluvia está atacando la ciudad, pido un taxi cuando llego a la
Cuatro meses después. — No pude localizar al barman, nadie se fijó quien era. Los Walton ni siquiera están en la ciudad, tuvieron que irse al día siguiente después de la fiesta. No hay manera de saber quien era el joven que estuvo esa noche allí junto al barman de la fiesta —finaliza Maya. Se deja caer sentada a mi lado. No me siento mal por la respuesta, muy en el fondo sabía que no había posibilidad alguna de encontrarlo, había muchísima gente en esa fiesta. Además de que los Walton mantiene todo en secreto por su seguridad. Hablar con ellos es muy difícil. — Está bien, en serio. — Al menos esperaba descubrir su nombre, en serio perdón, Claire. — Está bien, al menos lo buscamos, ya no me queda culpa a mí. — Sé que es muy pronto, pero a lo mejor puedas después hacer tu vida con otra persona. Después de que tu entraras al edifico un hombre se acercó a mí, me preguntó por ti. — ¿Un hombre? — Me dijo que su jefe lo había enviado a preguntar por Claire Randall, quería saber si e
3 años después — Mamá —lo miro— ¿Mamá?Cuando Klaus cumplió el año, me di cuenta de que no era como cualquier niño. Junté dinero para llevarlo con una especialista, que después de un examen me dijo lo que ya sabía. O al menos ya sospechaba.Muchas noches lloré porque no lo podía entender, quise explotar en muchas ocasiones, pero pude controlarme al final de todo. Klaus no me hacía caso para nada, pensé muchas veces que lo que quería era hacerme enojar, pero no entendía por qué. Lo amo, no podía entenderlo. Lloraba todo el tiempo, siempre estaba serio, fue demasiado difícil pasar todo eso sola.Pero al final entendí que mi hijo necesitaba más que a su mamá, terapia. El luchaba contra los ruidos de la ciudad todos los días, odiaba eso, pero nunca me lo dijo. Todos los días luchaba contra que yo movía sus juguetes que el con mucho esfuerzo había alineado un día antes. No lo entendía, no pude entenderlo hasta muy tarde.No es normal que un niño no ría, no juegue como normalmente jugaría
En la actualidad. Trago en seco. ¿El será que realmente me recuerda? ¿Eso es lo que me quiere decir con que no le gustan las mentiras? Mis nervios aumentan, me siento tan nerviosa como cuando nos besamos aquella noche. Mis nervios eran tantos que el alcohol por un momento abandonó mi sistema. Tuve que beber mas para darme cuenta de que no, que ya había bebido demasiado, al igual que él. — No entiendo totalmente sus palabras, señor Walton, pero comprendo lo que dice una parte, al menos… — Puede llamarme James, siento que somos conocidos —vuelve a mirar mis documentos— ¿Está casada, Claire? — No. — ¿Su hijo ya está aquí? ¿Es madre soltera? — Aún no, necesito buscar o arreglar nuestro nuevo hogar y si, lo soy. No veo el porque sea tan importante. — Una mujer como usted, parece increíble que sea soltera. Es un tonto el padre de su hijo. — Coincido, totalmente —sonrío con mi broma. — Proseguimos, Claire. Ha trabajado con nuestra gran familia ya tres años, según el registro. Su
La casa es demasiado grande para las personas que viviremos allí. Si hubiese buscado una casa así en USA, jamás me hubiera alcanzado para un mes de renta. La habitación de Klaus es maravillosa, además de que podrá tener una habitación de juegos. Rebecca asimismo podrá tener una hermosa habitación, creo que le gustará vivir aquí. Espero que pronto Maya puede venir a visitarme, ocupamos reunirnos las tres. El timbre de la puerta se escucha, al abrirla me doy cuenta de que son las cosas que ha mandado Rebecca. Algunos juguetes favoritos de Klaus, ropa, accesorios, libros, colores y muchas cosas, de Klaus más que nada, él no se puede cambiar totalmente, es muy apegado a algunas cosas u objetos, pero a las personas no mucho. Después de meter las cajas, tomo mi bolsa y laptop para salir de casa. Hoy es mi primer día de trabajo, he aceptado, lo hice. El frio arremete contra mi en cuanto salgo, parece que el invierno está a la vuelta de la esquina. El sol no ha salido por completo, la
— Pensé que eras más inteligente —bromea— Contigo.Evito sonrojarme, verlo así… de esta forma, me recuerda a esa noche que nos conocimos…pero ahora nos somos esos jóvenes universitarios, es mi jefe. No puedo caer en una tentación de esta magnitud. No puedo hacer nada. — Me gustaría mantener nuestra relación de trabajo como lo que es y debe ser, formales, James. No me gusta ser juego de nadie, así se usted o no. — Entonces solo me queda decir que deseo conocer a mi nueva directora de proyectos. Por favor, cuénteme algo sobre usted, Claire, estaría encantado solo con oírle hablar. Mi corazón se siente muy acelerado, gracias a dios los meseros vuelven. Traen algunos pequeños platillos, no conozco sus nombres y no se me hacen conocidos, pero se ven deliciosos. — He trabajado en esta área desde que me gradúe de la universidad, tuve muchas dificultades con mi… hijo —dudé por un momento si debía mencionarlo. — ¿Tuvo a su hijo en la universidad? —pregunta asombrado. — Si, en mi segundo
El silencio que se arma tras esas palabras es abrumante. Su mirada refleja un poco de angustia, pero yo no sé como surtirme al respecto. No me doy cuenta, pero ya hemos llegado a casa. Su mirada, su jodida mirada. Podría decir que nunca dejó de encartarme. — ¿C-cómo que me has buscado? — Me refiero a una persona con tu experiencia —dice rápido— Esperé a que Arnold me comunicara sobre el cierre solo para poder ofrecerte trabajo. Lo sigo mirando, pero ahora como la tonta que soy. Me emocioné. Que tonta soy, no debí pensar que me buscó después de nuestro encuentro. Él podía llamarme, le deje mi numero en ese papel… el no me buscó, jamás lo intentó. (…) El trabajo ha sido bueno para mantener mi mente despejada, mañana llega mi hijo y estoy emocionada con ello. Después de aquel día, ninguno de los dos nos hemos visto. Los reportes que debo entregarle han sido enviados. La reunión semanal fue cancelada, también. Todos los días puedo escucharlo, solo tenemos una pared que nos separa. P
La noche fue demasiada larga. No pude dormir nada bien, mi mente me estaba traicionado mas de lo que pensé que jamás lo haría. Mi casa se sentía demasiado vacía durante la madrugada. No puedo creer que esté enamorada de mi jefe y padre de mi hijo. Siento que me han roto el corazón. El rechazo es inminente. Después de tomar un café soluble y puro, escuché el auto llegar. Su voz. Su voz. Me levanté de golpe. Salí básicamente corriendo de mi casa, viendo su sonrisa hacerse mas ancha conforme ve que su madre corre en su dirección, aunque se que no le gusta, me corresponde con un pequeño abrazo. Su pequeño cuerpo parece poder abrazar todo mi dolor, solo eso me recuerda que todo este camino que ha sido difícil para los dos, es por él. Por Klaus. — Mami te ha extrañado mucho —le suelto— ¿Klaus, tu no? — Si Rebecca sale después, se queda observando un poco el lugar. — Entra a casa, busca tu nueva habitación, pequeño —le indico. — ¡Si! Rebecca y yo nos quedamos observando como corre a