Conduzco por las calles de una ciudad desconocida, el GPS me indica por donde debo ir para llegar a mi destino. Hace años que buscaba una oportunidad como esta, un correo que llegó a mi vida y me dió mucha alegría cuando lo vi. Pasé muchos años buscando esta gran oportunidad de crecer.
Una importante empresa europea posó sus ojos en mis nuevas ideas de crecimiento, para poder acelerar y ahorrar tiempo en todas las cadenas. Mi proyecto puedes ahorrarles tiempo, lo más importante es el dinero que puede disminuir. Ámsterdam es la ciudad donde estaremos viviendo por muchos años, si logro que toda la entrevista salga bien.Al llegar a mi destino, el gran edificio en color negro y gris hace que mis nervios regresen. El lugar luce demasiado elegante, me pone a cuestionar si debí ponerme aún más formal.Tomo mi bolso al estacionar en lugar de visitantes. Bajo con mucha precaución, con un poco de miedo que mis tacones de aguja se queden atorados en un hoyo, haciendo que caiga. El guía de la entrada, me indica donde debo dirigirme. Adentro, todo parece otro mundo. Tiene acabados muy finos.— Buenos días, señorita. ¿en qué podemos ayudarla el día de hoy? —una mujer joven me recibe con una sonrisa demasiado animadora, para mi gusto.— Buen día. Mi nombre es Claire Randall, tengo una entrevista con Katherina Mcdaven.— Permítame un momento —me responde sin deja a un lado la sonrisa. Teclea cosas en la computadora que tiene de frente, todo lo hace muy rápido. Después toma el teléfono y hace dos llamadas rápidas— Señorita Randall, en seguida vendrá una persona que la llevará hasta donde la harán la entrevista. Debo indicarle que la señora Mcdaven le surgió un imprevisto, así que el señor Walton es quien llevará a cabo las entrevistas de hoy.Trago en seco— Gracias.Debí vestir toda de negro para verme más seria. El señor Walton es el CEO. Investigué un poco la empresa, preparada para todo tipo de preguntas que pudieran presentarse. Además de que tomé un curso de psicología empresarial, me siento preparada.— Señorita Randall, sígame por favor —me dice una rubia con un traje de tres piezas en color gris claro.Asiento, la sigo. Mi camino al elevador es corto, pero logré ver la limpieza y el orden que maneja esta empresa, por algo sus acciones valen mucho. Este año volaron por los cielos, aumentaron más de 35%.Al llegar al ultimo piso, el silencio es aún más notorio. Parece que no hay nadie, solo suena el sonido de nuestros tacones. Caminamos por un largo pasillo, hasta que vemos un escritorio muy grande en color negro. Una mujer joven, de pelo negro con un traje negro levanta la mirada.— Buen día. La señorita Claire Randall —dice la joven a la secretaria. No dice más, se da la vuelta y se va.— El señor Walton la espera, sígame por favor.La mujer se levanta, veo que no suelen hablar mucho. Caminamos un poco más por el pasillo, para ser secretaria del jefe siento que su escritorio está muy lejos de la oficina. Después de unos segundos más noto la puerta de madera en color negro que está delante.Aunque parece estar muy cerca, debido a los grandes nervios que aun tengo, no puedo evitar pensar que tardamos mucho en poder alcanzar la gran puerta de roble oscuro, justo delante de nosotras. La mujer da tres toques antes de abrirla. — Señor Walton, está aquí la señorita Claire Randall.— Está bien —responde el hombre. Su voz me provoca un pequeño cosquilleo, como si lo conociera. Puede que su tono de voz sea parecido al de algún amigo cercano en USA. Si debe ser un amigo cercano, no puede ser que lo conozca. ¿De dónde conocería yo al poderoso magnate James Walton? Es algo muy improbable. Ni por de cerca. — Por favor, pase —me abre la puerta la secretaria— El señor Walton la espera.Hasta este momento no había pensado en lo que estaría por pasar. Mi nueva oportunidad de vida depende de este momento, debo dar lo mejor de mí y más.Al pasar y cruzar la gran puerta fue cuando una corriente extraña pero conocida cruzó por mi cuerpo, provocando una serie de diferentes sensaciones que pienso que se debe a los nervios. Al levantar la mirada, me arrepentí.El hombre de traje azul marino frente a mí no es un hombre desconocido ¿Cómo olvidaré esos ojos que veo todos los días? Sin duda son los mismos ojos que tiene mi hijo. Sin duda alguna fue una tonta noche de borrachera, si ni siquiera pregunté su nombre.Frente a mi está el padre de mi hijo, Klaus. Sin duda alguna luce igual que hace siete años, es sumamente atractivo y sexy. Verlo en traje le da un toque especial y más si no lleva el alcohol que llevaba dentro esa noche que nos conocimos. Una noche muy especial. Verlo de nuevo, me recordó todo lo bonito que me hizo sentir durante esa noche que nos conocimos, una emoción floreció dentro de mi estómago, un nudo se hizo mas fuerte. — Claire Randall —leyó mi nombre en la hoja frente a él, después alzo la vista para verme. Su sorpresa se dejó ver en el rostro, temía que no me reconociera, pero al parecer me está recordando.— Señor Walton —saludo. La puerta detrás de mi es cerrada. — ¿Usted… nos conocemos, ¿verdad? No deja de mirarme con esa mirada azul que me hipnotizó desde el primer momento en que lo vi. — No… lo creo —dudo en mi respuesta. El parece pensar en algo, se toma unos segundos. Pasea hasta llegar frente a mí, se sienta en un sillón bastante lujoso. No parece muy seguro de que decir, después su cara se torna sin expresión alguna. — Supongo que la confundí con otra persona, mil disculpas —parece estar seguro de su respuesta, pero veo aún así algo de duda— un rostro como el de usted es difícil de olvidar, Claire. No me gustan las mentiras.Siete años antes El examen se mira borroso, creo que por fin he alcanzado mi limite. Siento que mi cerebro tiene demasiada información, no procesar todo. Mi cabeza duele. Miro la parte en blanco de mi hoja, no puedo dejar de intentar, sería como perder y yo nunca pierdo. De algún lado de mi cabeza saque la respuesta a la ecuación. El timbre suena, con ello dejo salir un suspiro. Maya, mi amiga me mira. Alza su dedo pulgar, en señal de victoria, le copio el gesto. Al dejar nuestros exámenes, salimos juntas. — Por un momento pensé que no podría acabarlo, pero me dije “joder que no quiero volver a repetir algo que ya vi” —me dice Maya copiando su voz— Te miré por un momento, vi tu determinación cuando tus cejas se fruncieron, no me quedaría atrás. Tenemos que salir hoy juntas. — Hablando de eso —miro a otro lado pensando como decirlo, luego la miro a ella— Estoy muy cansada, no quiero salir hoy. — No seas aburrida, además siempre dices eso y terminas tomando hasta por los codos. No
Dos meses después del encuentro Cuando me despegó de mi cama, la cabeza parece que me va a explotar. Seguido de eso, como si alguien hubiese agitado mi estomago justo antes de despertar, siento un deseo muy grande de soltar todo lo que hay en mi estómago. Corro al baño, pero no alcanzo a llegar. Termino vomitando en la entrada de mi baño, antes de que Maya venga, cierro la puerta del baño. No quiero que me vea así. ¿Qué me está pasando? Limpio todo lo más rápido que puedo, llegaré tarde a clases. Después de la primera clase, un sueño demasiado pesado me comienza a atacar. Siento como si no hubiera dormido hace dos días. Mi cuerpo al igual se siente pesado y cansado, además de que tengo un dolor de estomago que crece por ratos, como si me fuera a bajar… ¿Mi regla? ¡¿cómo lo pude olvidar?! — ¿Qué ocurre? ¿Todo bien? —me pregunta preocupada Maya al ver mi rostro. No puedo responderle, salgo corriendo del edificio. Una lluvia está atacando la ciudad, pido un taxi cuando llego a la
Cuatro meses después. — No pude localizar al barman, nadie se fijó quien era. Los Walton ni siquiera están en la ciudad, tuvieron que irse al día siguiente después de la fiesta. No hay manera de saber quien era el joven que estuvo esa noche allí junto al barman de la fiesta —finaliza Maya. Se deja caer sentada a mi lado. No me siento mal por la respuesta, muy en el fondo sabía que no había posibilidad alguna de encontrarlo, había muchísima gente en esa fiesta. Además de que los Walton mantiene todo en secreto por su seguridad. Hablar con ellos es muy difícil. — Está bien, en serio. — Al menos esperaba descubrir su nombre, en serio perdón, Claire. — Está bien, al menos lo buscamos, ya no me queda culpa a mí. — Sé que es muy pronto, pero a lo mejor puedas después hacer tu vida con otra persona. Después de que tu entraras al edifico un hombre se acercó a mí, me preguntó por ti. — ¿Un hombre? — Me dijo que su jefe lo había enviado a preguntar por Claire Randall, quería saber si e
3 años después — Mamá —lo miro— ¿Mamá?Cuando Klaus cumplió el año, me di cuenta de que no era como cualquier niño. Junté dinero para llevarlo con una especialista, que después de un examen me dijo lo que ya sabía. O al menos ya sospechaba.Muchas noches lloré porque no lo podía entender, quise explotar en muchas ocasiones, pero pude controlarme al final de todo. Klaus no me hacía caso para nada, pensé muchas veces que lo que quería era hacerme enojar, pero no entendía por qué. Lo amo, no podía entenderlo. Lloraba todo el tiempo, siempre estaba serio, fue demasiado difícil pasar todo eso sola.Pero al final entendí que mi hijo necesitaba más que a su mamá, terapia. El luchaba contra los ruidos de la ciudad todos los días, odiaba eso, pero nunca me lo dijo. Todos los días luchaba contra que yo movía sus juguetes que el con mucho esfuerzo había alineado un día antes. No lo entendía, no pude entenderlo hasta muy tarde.No es normal que un niño no ría, no juegue como normalmente jugaría
En la actualidad. Trago en seco. ¿El será que realmente me recuerda? ¿Eso es lo que me quiere decir con que no le gustan las mentiras? Mis nervios aumentan, me siento tan nerviosa como cuando nos besamos aquella noche. Mis nervios eran tantos que el alcohol por un momento abandonó mi sistema. Tuve que beber mas para darme cuenta de que no, que ya había bebido demasiado, al igual que él. — No entiendo totalmente sus palabras, señor Walton, pero comprendo lo que dice una parte, al menos… — Puede llamarme James, siento que somos conocidos —vuelve a mirar mis documentos— ¿Está casada, Claire? — No. — ¿Su hijo ya está aquí? ¿Es madre soltera? — Aún no, necesito buscar o arreglar nuestro nuevo hogar y si, lo soy. No veo el porque sea tan importante. — Una mujer como usted, parece increíble que sea soltera. Es un tonto el padre de su hijo. — Coincido, totalmente —sonrío con mi broma. — Proseguimos, Claire. Ha trabajado con nuestra gran familia ya tres años, según el registro. Su
La casa es demasiado grande para las personas que viviremos allí. Si hubiese buscado una casa así en USA, jamás me hubiera alcanzado para un mes de renta. La habitación de Klaus es maravillosa, además de que podrá tener una habitación de juegos. Rebecca asimismo podrá tener una hermosa habitación, creo que le gustará vivir aquí. Espero que pronto Maya puede venir a visitarme, ocupamos reunirnos las tres. El timbre de la puerta se escucha, al abrirla me doy cuenta de que son las cosas que ha mandado Rebecca. Algunos juguetes favoritos de Klaus, ropa, accesorios, libros, colores y muchas cosas, de Klaus más que nada, él no se puede cambiar totalmente, es muy apegado a algunas cosas u objetos, pero a las personas no mucho. Después de meter las cajas, tomo mi bolsa y laptop para salir de casa. Hoy es mi primer día de trabajo, he aceptado, lo hice. El frio arremete contra mi en cuanto salgo, parece que el invierno está a la vuelta de la esquina. El sol no ha salido por completo, la
— Pensé que eras más inteligente —bromea— Contigo.Evito sonrojarme, verlo así… de esta forma, me recuerda a esa noche que nos conocimos…pero ahora nos somos esos jóvenes universitarios, es mi jefe. No puedo caer en una tentación de esta magnitud. No puedo hacer nada. — Me gustaría mantener nuestra relación de trabajo como lo que es y debe ser, formales, James. No me gusta ser juego de nadie, así se usted o no. — Entonces solo me queda decir que deseo conocer a mi nueva directora de proyectos. Por favor, cuénteme algo sobre usted, Claire, estaría encantado solo con oírle hablar. Mi corazón se siente muy acelerado, gracias a dios los meseros vuelven. Traen algunos pequeños platillos, no conozco sus nombres y no se me hacen conocidos, pero se ven deliciosos. — He trabajado en esta área desde que me gradúe de la universidad, tuve muchas dificultades con mi… hijo —dudé por un momento si debía mencionarlo. — ¿Tuvo a su hijo en la universidad? —pregunta asombrado. — Si, en mi segundo
El silencio que se arma tras esas palabras es abrumante. Su mirada refleja un poco de angustia, pero yo no sé como surtirme al respecto. No me doy cuenta, pero ya hemos llegado a casa. Su mirada, su jodida mirada. Podría decir que nunca dejó de encartarme. — ¿C-cómo que me has buscado? — Me refiero a una persona con tu experiencia —dice rápido— Esperé a que Arnold me comunicara sobre el cierre solo para poder ofrecerte trabajo. Lo sigo mirando, pero ahora como la tonta que soy. Me emocioné. Que tonta soy, no debí pensar que me buscó después de nuestro encuentro. Él podía llamarme, le deje mi numero en ese papel… el no me buscó, jamás lo intentó. (…) El trabajo ha sido bueno para mantener mi mente despejada, mañana llega mi hijo y estoy emocionada con ello. Después de aquel día, ninguno de los dos nos hemos visto. Los reportes que debo entregarle han sido enviados. La reunión semanal fue cancelada, también. Todos los días puedo escucharlo, solo tenemos una pared que nos separa. P