Abro los ojos y me encuentro con Lisandro dormido a mi lado, el olor de su cuerpo me embriaga. ¿Es posible que el sudor de un hombre me guste tanto? Me duele el cuerpo y un poco la cabeza. Aun así, no quiero apartarme de él para ir por una pastilla. Porque siento que si me muevo todo lo que ocurrió entre nosotros se volverá un sueño y tendré que regresar a la realidad.Ya que ayer no solo viajé para verlo, antes de eso pasé por el hospital psiquiátrico en el que se encontraba Paula. Conseguí la dirección y por casualidad resultó que estaba en este país a un par de ciudades de aquí. Por lo que no dudé en venir, aunque lo hice con mis propios guardaespaldas. Porque no quería que Lisandro supiera lo que estaba haciendo, sin embargo, fue muy difícil conseguir personas que nunca hubieran trabajado con los Li. La familia de Lisandro tiene muchos contactos, me sorprende cuantos.Al llegar al manicomio, una sensación de pesar y compasión se apoderó de mí al contemplar el destino de Paula. Era
Kiara parece estar ausente, su mirada muestra odio y temo que me deje. El dolor que siento parece volverse insoportable. No puedo vivir sin ella, pero si me odia será aún más tortuoso. La abrazo y le pido que me perdone. Sin ella, pocas cosas en mi vida tienen sentido. Volveré a ser un zombi y viviré pensando que tengo que vivir para los demás de nuevo.—Li, ¿qué te ocurre? —me pregunta y no puedo responder—. ¿Estabas hablando de algo importante y no te presté atención? Perdón, por favor, no fue mi intención. Lo que Paul nos ha hecho me llena de rabia.No hablo, siento un nudo en la garganta.—Lo único que me hace feliz de todo esto es saber que tú fuiste el primero —me dice con una voz dulce y no puedo creerlo. ¿Estoy delirando?—¿No te molestó saberlo? —le pregunto con el rostro enterrado en su cuello. Aún no puedo verla a la cara.—Para nada, quería que lo hicieras, según recuerdo. Fue mi culpa lo que pasó esa noche. Yo deseaba usar a ese chico que estaba frente a mí porque se pare
Despierto y siento el olor a biscochos, miro en esa dirección y noto una pequeña mesa que tiene una pava eléctrica y un mate, al lado una canastita con mis biscochos favoritos. Lisandro me hace reír, incluso en Inglaterra los ha conseguido. Suspiro antes de buscarlo en la cama, sin embargo, al notar que no está me invade un vacío.Trato de ponerme de pie, pero me cuesta. Estoy muy cansada después de todo lo que hicimos. Tomo mi móvil y veo la hora, calculo la diferencia de horario y solo puedo enviarles un mensaje a los chicos. Seguramente están ocupados o ya se están por ir a la cama. No puedo creer que pasé un día entero en esta habitación acompañada de Lisandro. Sonrío, me siento feliz, él me hace feliz. Tanto es así que temo enloquecer de amor por él.Veo los mensajes en mi móvil y me doy cuenta de que mi contacto me ha escrito. Al parecer, yo tenía razón, fue Paula la que tomó su coche y se lanzó contra mí el día del accidente. Paul ocultó todo para que yo no me enterara y ella d
Después de un breve intercambio de miradas entre los hombres encapuchados, uno de ellos asiente y se gira hacia mí.—Es hora de irnos. Vamos a llevarla a un lugar más seguro, parece que no está sola —dice, con un tono áspero y autoritario, dejando en claro que no hay espacio para la discusión.Con un nudo en el estómago, me pongo de pie y sigo obedientemente a los hombres mientras salimos del galpón abandonado. Subo al vehículo que han preparado para llevarme lejos de la ciudad. El trayecto es largo y silencioso. Trato de mantener la esperanza de que pueda encontrar una oportunidad para escapar. Sin embargo, es imposible, además ellos tienen armas, si salgo corriendo es probable que me asesinen como lo hicieron con los guardias. Una parte de mí sigue en shock, mientras que una más pequeña, pero persistente solo me repite que no debo dejar de seguir luchando. Lisandro me encontrará y volveré a casa. Él me salvará como lo hizo la última vez. Mientras tanto debo tratar de estar en calma
La voz de Kiara se desvanece en el eco de la línea telefónica, mientras un escalofrío recorre mi espalda. El terror me paraliza al comprender que ella está en peligro. Cierro los ojos, pero el miedo me oprime el pecho, apretándolo con fuerza. La impotencia me consume, como si estuviera atrapado. Mi mente se nubla con imágenes de su rostro, su sonrisa, y el pensamiento de perderla me corta la respiración. La ansiedad me carcome, dejándome a merced de otros. Mientras sostengo el teléfono con manos temblorosas, la angustia me envuelve como una sombra, oscureciendo cualquier destello de esperanza.A pesar de movilizar todas mis influencias y recursos económicos, me encuentro bloqueado en mi intento desesperado por encontrar a Kiara. Quien se la llevó tiene conexiones y recursos que superan ampliamente los míos. Me siento insignificante, un maldito mentiroso que no fue capaz de cumplir su promesa. La culpa me consume.¿Cómo pude permitir que esto sucediera? ¿Por qué no la protegí mejor?
Pasan unos días y recupero las fuerzas, me dan de comer y beber agua. Paul por suerte no ha aparecido, y ya no estoy en el sótano. Sin embargo, le hago caso a Miryam, quien me está cuidando, y permanezco con los ojos cerrados todo el tiempo que puedo para que crean que duermo. Ella incluso me da de comer en la dirección contraria a la cámara para que no se vea el plato, y cuando hace los registros dice que comí menos.Sin embargo, el día que supuestamente Miryam me va a ayudar a salir de ese lugar llega Paul. Parece estar furioso cuando entra a la habitación. Miryam no sabe qué hacer y yo menos. Paul no deja de maldecir con papeles en las manos.—Sal de aquí —le dice a Miryam, y ella trata de poner una excusa para quedarse.—Señor Morris, su esposa, está empezando a comer. ¿No le parece que sería mejor conversar después? —pregunta ella nerviosa.—Sal de aquí —le dice Paul y le apunta con la pistola en la cabeza.Ella se marcha sin poder hacer nada. Mientras que yo no tengo cómo defend
—Las rosas tienen espinas —le digo mientras me hace un control—. No creo que Anastasia deba cambiar. Encontrará buenas personas en algún momento. Solo debe protegerse, aprender a protegerse.—¿Ya te hicieron la tomografía? —me pregunta el doctor Pavel y niego con la cabeza—. Tienes muchos golpes, si estás embarazada es posible que algún coágulo complique tu evolución. Es importante descartar sangrado interno. Así que les pediré que se apresuren.—Pensé que embarazada no podían hacerme una tomografía —digo y él me explica que, en mi caso, y por la cantidad de golpes que tengo, es necesario—. ¿Qué le hará al bebé?—El primer trimestre es el más vulnerable —me dice, pero no responde a mi duda.—¿Puedo perder a mi hijo? —pregunto con angustia.—Voy a hacerte algunas preguntas —dice sin responder a lo que pregunté, de nuevo.Después de contarle que este sería mi cuarto embarazo y que solo pude tener a Philippe y a Arthur a término, me pide que no me preocupe. Según él, haremos todos los co
Después de que fuimos a rescatar a Kiara y no la encontramos, sentí que mi cuerpo se debilitaba. Envié a todos los que pude para que la busquen. Mientras Nino y yo revisábamos las cámaras para tratar de encontrar la dirección en la que ella se había marchado. Sin embargo, lo que vi ahí me dejó paralizado. Paul tenía una carpeta en la computadora, con el nombre de Kiara. En ella estaban todos los videos en los que aparecía.—Lisandro, cálmate —me pide Nino, quien está viendo lo mismo que yo.—Voy a asesinarlo —susurro sin poder dejar de ver como ese maldito, la lastimó y la torturó durante el tiempo que la tuvo cautiva.—Ahora hay que encontrar a Kiara. Él ya está capturado —me dice y le pido que quite su mano de mi hombro.Salgo con los demás para buscar a Kiara, cuando se hace de noche y aún no la hemos encontrado me empiezo a desesperar. Después de regresar a la mansión donde la tenían cautiva me llega un llamado de mi hermana.—Kiara está en el hospital —me dice y el alma me regres