Despierto y siento el olor a biscochos, miro en esa dirección y noto una pequeña mesa que tiene una pava eléctrica y un mate, al lado una canastita con mis biscochos favoritos. Lisandro me hace reír, incluso en Inglaterra los ha conseguido. Suspiro antes de buscarlo en la cama, sin embargo, al notar que no está me invade un vacío.Trato de ponerme de pie, pero me cuesta. Estoy muy cansada después de todo lo que hicimos. Tomo mi móvil y veo la hora, calculo la diferencia de horario y solo puedo enviarles un mensaje a los chicos. Seguramente están ocupados o ya se están por ir a la cama. No puedo creer que pasé un día entero en esta habitación acompañada de Lisandro. Sonrío, me siento feliz, él me hace feliz. Tanto es así que temo enloquecer de amor por él.Veo los mensajes en mi móvil y me doy cuenta de que mi contacto me ha escrito. Al parecer, yo tenía razón, fue Paula la que tomó su coche y se lanzó contra mí el día del accidente. Paul ocultó todo para que yo no me enterara y ella d
Después de un breve intercambio de miradas entre los hombres encapuchados, uno de ellos asiente y se gira hacia mí.—Es hora de irnos. Vamos a llevarla a un lugar más seguro, parece que no está sola —dice, con un tono áspero y autoritario, dejando en claro que no hay espacio para la discusión.Con un nudo en el estómago, me pongo de pie y sigo obedientemente a los hombres mientras salimos del galpón abandonado. Subo al vehículo que han preparado para llevarme lejos de la ciudad. El trayecto es largo y silencioso. Trato de mantener la esperanza de que pueda encontrar una oportunidad para escapar. Sin embargo, es imposible, además ellos tienen armas, si salgo corriendo es probable que me asesinen como lo hicieron con los guardias. Una parte de mí sigue en shock, mientras que una más pequeña, pero persistente solo me repite que no debo dejar de seguir luchando. Lisandro me encontrará y volveré a casa. Él me salvará como lo hizo la última vez. Mientras tanto debo tratar de estar en calma
La voz de Kiara se desvanece en el eco de la línea telefónica, mientras un escalofrío recorre mi espalda. El terror me paraliza al comprender que ella está en peligro. Cierro los ojos, pero el miedo me oprime el pecho, apretándolo con fuerza. La impotencia me consume, como si estuviera atrapado. Mi mente se nubla con imágenes de su rostro, su sonrisa, y el pensamiento de perderla me corta la respiración. La ansiedad me carcome, dejándome a merced de otros. Mientras sostengo el teléfono con manos temblorosas, la angustia me envuelve como una sombra, oscureciendo cualquier destello de esperanza.A pesar de movilizar todas mis influencias y recursos económicos, me encuentro bloqueado en mi intento desesperado por encontrar a Kiara. Quien se la llevó tiene conexiones y recursos que superan ampliamente los míos. Me siento insignificante, un maldito mentiroso que no fue capaz de cumplir su promesa. La culpa me consume.¿Cómo pude permitir que esto sucediera? ¿Por qué no la protegí mejor?
Pasan unos días y recupero las fuerzas, me dan de comer y beber agua. Paul por suerte no ha aparecido, y ya no estoy en el sótano. Sin embargo, le hago caso a Miryam, quien me está cuidando, y permanezco con los ojos cerrados todo el tiempo que puedo para que crean que duermo. Ella incluso me da de comer en la dirección contraria a la cámara para que no se vea el plato, y cuando hace los registros dice que comí menos.Sin embargo, el día que supuestamente Miryam me va a ayudar a salir de ese lugar llega Paul. Parece estar furioso cuando entra a la habitación. Miryam no sabe qué hacer y yo menos. Paul no deja de maldecir con papeles en las manos.—Sal de aquí —le dice a Miryam, y ella trata de poner una excusa para quedarse.—Señor Morris, su esposa, está empezando a comer. ¿No le parece que sería mejor conversar después? —pregunta ella nerviosa.—Sal de aquí —le dice Paul y le apunta con la pistola en la cabeza.Ella se marcha sin poder hacer nada. Mientras que yo no tengo cómo defend
—Las rosas tienen espinas —le digo mientras me hace un control—. No creo que Anastasia deba cambiar. Encontrará buenas personas en algún momento. Solo debe protegerse, aprender a protegerse.—¿Ya te hicieron la tomografía? —me pregunta el doctor Pavel y niego con la cabeza—. Tienes muchos golpes, si estás embarazada es posible que algún coágulo complique tu evolución. Es importante descartar sangrado interno. Así que les pediré que se apresuren.—Pensé que embarazada no podían hacerme una tomografía —digo y él me explica que, en mi caso, y por la cantidad de golpes que tengo, es necesario—. ¿Qué le hará al bebé?—El primer trimestre es el más vulnerable —me dice, pero no responde a mi duda.—¿Puedo perder a mi hijo? —pregunto con angustia.—Voy a hacerte algunas preguntas —dice sin responder a lo que pregunté, de nuevo.Después de contarle que este sería mi cuarto embarazo y que solo pude tener a Philippe y a Arthur a término, me pide que no me preocupe. Según él, haremos todos los co
Después de que fuimos a rescatar a Kiara y no la encontramos, sentí que mi cuerpo se debilitaba. Envié a todos los que pude para que la busquen. Mientras Nino y yo revisábamos las cámaras para tratar de encontrar la dirección en la que ella se había marchado. Sin embargo, lo que vi ahí me dejó paralizado. Paul tenía una carpeta en la computadora, con el nombre de Kiara. En ella estaban todos los videos en los que aparecía.—Lisandro, cálmate —me pide Nino, quien está viendo lo mismo que yo.—Voy a asesinarlo —susurro sin poder dejar de ver como ese maldito, la lastimó y la torturó durante el tiempo que la tuvo cautiva.—Ahora hay que encontrar a Kiara. Él ya está capturado —me dice y le pido que quite su mano de mi hombro.Salgo con los demás para buscar a Kiara, cuando se hace de noche y aún no la hemos encontrado me empiezo a desesperar. Después de regresar a la mansión donde la tenían cautiva me llega un llamado de mi hermana.—Kiara está en el hospital —me dice y el alma me regres
Estoy nerviosa, sé qué han pasado al menos tres meses desde que Lisandro anunció su compromiso con la señorita Amy Romero. Me sorprendí al saber que era la hija de la médica que me ha atendido durante este último tiempo. Ella y su esposo han sido muy amables conmigo, ambos son los mejores neurocirujanos del país. Y aunque la doctora González trabaja principalmente con niños, aceptó tomar mi caso después de saber que estaba embarazada. —¿Estás segura de que quieres hablar con él? —me pregunta Pavel. Él se ha vuelto un gran apoyo para mí durante los últimos meses junto a Anastasia. Estar lejos de mis hijos me hace mal, pero ellos parecen muy felices en la academia, por lo que intento ser fuerte. Ahora que tengo el control total de la revista, he pensado en mudarme a la isla, a la casa de Alma y manejar todo desde ahí, para poder estar más cerca de mis hijos, pero aún me quedan algunos pendientes. Alma incluso me dio referencias para contratar guardaespaldas, ya que Paul sigue libre.
—¿Sabes que tres niños se quedarán sin padres si me matas? —me pregunta Paul después de que le di la segunda paliza.—Arthur y Philippe ya me dijeron que tú no les importas. Si tienes otro hijo con alguna de tus amantes es problema tuyo —espeto, mientras lo vuelvo a tomar de la camisa para golpearlo.—¿No has visto a Kiara? Mi amada esposa al fin me dará una niña —dice riendo, es un maldito enfermo. Le pego una patada y cae al suelo.Hace tres días que lo estoy golpeando y dándole el suero para que se recupere y no termine muriendo. Aun así, no he conseguido que me diga nada de Sergey. Solo me molesta diciendo estupideces de Kiara. Parece que quiere que lo asesine.—¿Te concentras tanto en mí que te olvidaste de ir a verla? —pregunta Paul desde el piso—. No… No es eso. Seguramente te obligaron a dejarla. ¿Vas a renunciar a ella por ser un Li? Eso sí que es gracioso.—Arráncale las uñas y rómpele los dedos —le pido a uno de mis empleados y salgo de la celda. Escucho los gritos de Paul