YUSLEVILas lágrimas seguían saliendo de mis ojos al igual que los sollozos, estaba tan furiosa conmigo, con él, con todo; me dejé arrastrar. Dejé que por un momento el me hiciera sentir una basura insignificante.—Bueno ahora si es definitivo, ya no tengo trabajo. —mi cabeza dolía de solo volver a empezar a buscar otro trabajo. Estaba harta de todo, me quité la ropa y me puse algo más cómodo, solo quería un gran tarro de Nutella y helado, encerrarme en mi cuarto y estar sola el resto del día ya después me pensaría en qué hacer. Hoy era para llorar y asimilar todo lo que había pasado. Él me había besado, aun podía sentir el calor de su cuerpo, el cómo me llevo al cielo y al infierno en pocos segundos, cerraba los ojos y veía sus ojos sobre mí, su mirada casi glacial. Ahora me doy cuenta que estoy realmente jodida, mi jefe me enamoró y duele porque sé que él nunca podrá ser mío y yo nunca seré importante para él. Mi teléfono empezó a sonar y contesté al leer el nombre del colombiano.
YUSLEVILyon había cumplido con lo acordado y no había día en el que faltara una notita en mi escritorio con palabras bonitas, eso sí me subía el autoestima, además es como si me estuviera seduciendo con sus palabras lo cual estaba logrando. Cada día deseaba más a este alemán de ceño fruncido. Al final del día estaba en un bar con las muchachas, ya habíamos pasado muchas semanas del trabajo a la casa sin darnos un poco de diversión, además ya se acercaba Halloween y aquí en esta ciudad el treinta y uno de octubre lo celebraban por todo lo alto—Ya tengo las entradas para el club, será súper divertido—dijo Alex entusiasmada.—¿De qué nos disfrazaremos? —pregunto Narelys.—¡Chamas! ¿Y que tal si nos disfrazamos de los descendientes de Disney? —Propuse emocionada —Pero obvio que yo soy Mal, eso está decidido.—¡No pana! Yo quería ser mal —reclamó Alex.—No, tú pegas más para ser Uma, la hija de Úrsula, y Narelys seria Evie, la hija de la reina malvada Y Elaine… —mire a mí querida amiga
YUSLEVI Las manos de ese chico subían por mis caderas, sabía que él me estaba mirando, era casi imposible no sentir esa mirada matadora de parte del alemán. Estaba celoso, eso era bueno, quería que hirviera y sintiera enojo. —Tú estás sola y yo también —susurró el desconocido, cerca de mi oído.—¿Y qué propones? —pregunte coqueta, sabía que me iba a quemar con este juego.—Ven. —el chico al que aún no le conocía nombre, me sujeto de la muñeca y me saco de la pista de baile. Sé que estaba llevando las cosas demasiado lejos solo para intentar darle celos a mi jefe. Aunque probablemente el ni siquiera haga o diga algo al respecto, este chico era lindo y bastante provocativo, unos cuantos besos no me harán daño porque más allá de eso no pienso pasar. Antes de que siquiera pudiéramos llegar a primero o segunda base el alemán hizo acto de presencia apartando al desconocido de mi persona, Lyon Zimmerman estaba hecho una fiera. —Vete de aquí si no deseas terminar en el hospital niñato. —c
YUSLEVIAun podía recordar lo que sentí al tener los labios de Lyon de nuevo para mí, el beso se sintió casi mágico; podría jurar que vi estrellitas volando. Le terminaba de contar a las muchachas de la escena caliente que Lyon y yo habíamos montado en el baño y tenían expresiones de todo tipo, asombro, perplejidad y por ultimo picardía. —Yuslevi como se ve que no pierdes el tiempo. —bromeó Alex. —Si todo muy lindo y muy hermoso pero… ¡no sé cómo coños podré mirar a mi jefe después de lo sucedido en el baño! Por dios que casi cogemos ahí, si no nos hubieran interrumpido.—Si eso lo único malo, bueno… tú hazte la loca y San se acabó. —aconsejó Narelys. —Que fácil lo haces sonar pero…. ¡Marisca prende el aire me estoy sancochando en esta mierda! —reclamé cuando ya no pude controlar mi sudor, estaba más sudada que langosta en una olla. —¡Coño, tengo frio! —exclamó Narelys. La perra era la más friolenta, mientras otros tenían calor; ella era tan arrecha que tenía frio. —Pues vete par
EDWARDLlevaba más de un mes con Alex como mi entrenadora, la única queja que tenía es que la chica era de las más difíciles en seducir de todas las que había conocido. No se endulzaba con ninguna de mis frases bonitas, no se sonrojaba nunca por mis cumplidos, había logrado robarle un beso y aunque fue excitante, luego de eso ella casi me arranca la cabeza y por poco me deja inservible por el tremendo golpe que me dio en la entrepierna. INICIO DEL Flashback.“No podía apartar mis ojos de su trasero, llámenme puerco pero es que la castaña tenia uno de los traseros más lindos que provocaban pellizcarlo (o azotarlo).— ¡Deja de mirarme el culo Edward y has los ejercicios! —reclamo mirándome de manera casi fulminante. —Eso será una tarea un poco difícil Alex, ya que tu trasero en una maravilla es imposible para mí no mirarlo —le dije con una sonrisa coqueta, pero fue frialdad lo único que recibí de ella. Me hace volverme aún más irritante por llamar su atención, además que me negaba a
YUSLEVI La muerte de Douglas Abernathy había conmocionado a más de uno, era uno de los hombres más ricos del país y todo ese patrimonio pasaría a las manos de su hijo. Si me dio tristeza su muerte pero la más afectada de todas fue Narelys, quien al enterarse de la noticia se desmoronó y lloró, jamás había visto llorar de esa manera a la morena; me sorprendió. Alex y yo nos preparábamos para ir a trabajar, pero antes de irme pasé por la habitación de Narelys. La morena estaba arropada entre sus gruesas sabanas, con los ojos llorosos y el cabello desliñado.—No has comido nada desde ayer Nare. —Ya me preparé algo Yuslevi —respondió con la voz ronca. —Alex y yo te dejamos el desayuno hecho, espero que te lo comas o en cuanto regresamos te obligaremos. —¡Que si pesada! —dijo molesta. —Chao entonces…—salí de su habitación, vi a Alex. —¿Cómo está?—Deprimida pero se repondrá. Ella quería mucho al viejo y era bastante obvio que le iba a pegar mucho su muerte, no me imagino como debe e
YUSLEVIAl llegar al funeral me sorprendió encontrarme a Alex aquí y aún más ver que la perra estaba acompañando al hijo del viejo; como si fuera su pareja. Esa mujer tenía mucho que contarme. Vi como el alemán se acercaba al hijo del viejo para luego hacerlo cabrear, Lyon me sacó casi arrastras del funeral al ver que no iba a conseguir nada de Edward Abernathy por el momento. —¡Coño cuidado! —reclamé cuando los reporteros nos rodearon, apenas logramos salir del lugar.—¡Señor Zimmerman! ¡¿Que será ahora de la empresa Abernathy?! ¡¿La cerrará?! —preguntaba un reportero. Yo intentaba escapar pero el maldito de Lyon me tenía bien sujetada de la muñeca.—¡Suéltame! —los reporteros repararon en mí.—¿Quién es ella? ¿Es su nueva novia? —Ja, lo que daría por decir que “si” solo para joderlo. Apartaron a los reporteros y por fin pudimos subir al auto. El horrible silencio sepulcral de nuevo. —¿Qué fue lo que pasó? —pregunté cuando Él empezó a conducir lejos del lugar.—El heredero de Ab
NARELYS.De verdad que todo era una mierda, no había querido salir de mi habitación en todo el día. Sabía que ese ataque que había sufrido en la oficina no había sido cualquier cosa, Douglas Abernathy había sido un buen hombre, sin yo pedírselo me ayudaba cuando lo necesitaba, me dio un trabajo estable y bien pagado. Le había agarrado tanto cariño al viejo que para mí era casi incomprensible creer que ya no lo volvería a ver. Mi teléfono sonó por primera vez en todo el día. Era Mathew, me debatí por un pequeño instante entre contestarle o no hacerlo y al final contesté.—¿Narelys como estas? —Tuve que haberle insistido más en que fuera a sus chequeos médicos Matt —casi no pude hablar porque otra vez volví a llorar. —No llores preciosa. ¿Me dejarías pasar? Estoy abajo. —Salí de la cama, busqué las llaves y sin importarme mi aspecto fui abrirle a Mathew. Debía estar salida de una tumba, usaba el suéter más feo y deprimente que tenía en mi armario, no me había peinado, mis ojos de se