PRÓXIMAMENTE : EL INFIERNO DE EROS (La historia de Eros De Oliveira) Armas de Mujer (La historia de Abraham Guerrero)
Veinte años después. Felipe estaba en aquella galería de tiro viendo como su hija mayor disparaba con maestría, preparándose para convertirse en la primera mujer en entrar en la unidad de élite del Cuerpo Nacional de Policía de España. –Te dije que era una Guerrero. – Murmuró Abraham acercándose a Felipe que sonrió con condescendencia. –Una Oliveira que ahora es una de las mejores agentes de policía de España, hace unos años cualquiera diría que esto sería imposible. –Independiente de lo que ha elegido para su vida estoy orgulloso de ella, mi hija es una mujer fuerte que ha nacido para hacer que más de un machito se cague en los pantalones. – Respondió Felipe y los dos se giraron para verla disparando sin fallar ni un solo disparo, tenía el pulso firme lo que le daba una puntería perfecta. – También debo agradecerte por todo lo que has hecho por ella Abraham. Entrar en los GEOs no fue una tarea fácil y logró hacerlo con tu ayuda. –No Felipe, nuestra niña lo logró por su fuerza y d
Hugo Torres llegando al Santiago Bernabéu parecía un rey feudal entrando a su castillo. Todos los empleados del lugar lo saludaban haciendo una pequeña reverencia y lo miraban como si fuera un dios. Tampoco era una exageración ese comportamiento tratándose del capitán del equipo, balón de oro del año y el jugador de fútbol mejor pagado de la historia. Fue hasta los vestuarios sin saber muy bien porque lo habían citado allí, y al entrar se encontró con el presidente del club que estaba sentado en uno de los bancos. –¿Para qué me necesita nuestro amado presidente? –Preguntó abriendo los brazos para abrazar al hombre que le devolvió el abrazo. –Siéntate Hugo, lo que tengo para hablar contigo es algo serio. –Anunció su presidente y Hugo tomó asiento frunciendo el ceño. –Te admiro mucho, tanto como jugador como persona, es algo que siempre te he dejado bastante claro, pero esto es un equipo y yo necesito proteger sus intereses. Hace meses que te advertimos que deberías poner un control e
–¡Por eso este país no avanza, por gente ignorante como vosotras dos, porque no pasan de eso! Dos xenofóbicas ignorantes. – Hugo afirmó acercándose a la chica por detrás.Julia al sentir el calor de su cuerpo tan cerca, se volteó para mirarlo.Escuchar la palabra de aquellas mujeres le había revueto el estomago. Nada le causaba más rabia que la injusticia y la falta de respeto hacia los demás, sobre todo con una chica que solo parecía buscar un trabajo-¿Te encuentras bien?-Hugo preguntó con un tono suave, y puso su mano en la espalda de Julia para intentar calmarla ya que parecía nerviosa y respiraba con dificultad- Dime si te sientes bien niña¿,necesitas algo? La chica se quedó sin reacción, solamente lo observaba con los ojos cristalizados. Avergonzada dio dos pasos hacia atrás sin mirar por donde iba y casi se tropezó con la escalera que daba acesso al piso superior de la tienda, pero Hugo la agarró por cintura sin calcular muy bien su fuerza y la chica terminó pegada a su pecho.
–La verdad que es la chica perfecta Hugo. ¿Dónde está ahora? –Felipe preguntó con curiosidad. –¡¿Qué es la chica perfecta?! ¿Pero qué clase de hombres sois? Eso sería aprovecharse de la situación tan triste de esa niña. – Diego se indignó con la idea de su hijo. –Bueno Diego, la chica necesita ayuda urgentemente y tu hijo necesita una novia. Ambos salen ganando, y ella no se atreverá a darnos problemas, no estando irregular en este país. – Felipe explicó con calculada frialdad y el padre de su amigo negó con la cabeza en desaprobación. –Ahora dime Hugo, ¿Dónde está? –No tengo ni idea Felipe, no hablé con ella. No sé ni como se llama, pero tú eres bueno investigando. –Hugo lo miró con una sonrisa maliciosa. –¡¿Ahora también quieres que sea tu investigador particular?!–Suspiró con fastidio– Bueno iré a la tienda y te aviso cuando sepa algo. –Felipe contestó vistiendo la chaqueta de su traje, se despidió de Diego y se fue a buscar a la chica misteriosa, pero antes de que llegará a la
–Tú…tú estabas en la tienda. –Julia balbuceó mirando a Hugo atónita. –Así es, pero saliste corriendo y no pude hablar contigo. – Hugo contestó con un tono calmado porque no quería asustarla más de lo que ya estaba. –Escuché lo que decías a la dependienta sobre tu situación en España, y pedí a mi representante que te buscará. –Explicó y Julia miró a Felipe. – Sé que necesitas ayuda y para eso te llamamos aquí. Creo que tú y yo podemos ayudarnos mutuamente Julia.-Es simple, yo necesito una novia para posar conmigo ante las camáras y tú necesitas la documentación, podemos ayudarnos. –¡Miren no sé que tipo de broma es esta, pero de verdad que no tengo tiempo para algo así. Agradezco su ayuda en la tienda, lo agradezco de todo corazón, y si de verdad necesita alguien para ser su novia no me parece bien que se quiera aprovechar de mi situación, mejor me voy ya. – Respondió caminando hacia la puerta, pero Hugo se interpuso en su camino. –No quiero aprovecharme de tu situación niña, yo pued
Hugo estaba agradecido de tener una enorme cama King size, porque si no hubiera terminado en suelo por las mil y una vueltas que había dado sin poder conciliar el sueño. Desde que había visto a Julia en la tienda de Serrano no dejaba de pensar en ella, sobre todo después de la manera como había cerrado la puerta en su cara dejándolo con la palabra en la boca. Se notaba que la chica tenía carácter, y lo peor es que eso solo la hacía más atractiva para él. Se puso boca arriba cerrando los ojos intentando recordar cada detalle de ella, que había hubiera podido guardar en su memoria. Era la tentación perfecta, tenía todo lo que le gustaba en una mujer. Con su cabello castaño que llegaba hasta su trasero, la piel blanca, unos labios de infarto y aquellas curvas que lo invitaban a tocarlas hasta dejar marcas sobre su piel. Pensó que debería haber puesto un voto de celibato en el contrato, porque tener una mujer así cerca sería un problema. Ya no aguantaba estar en su cama y se fue a la coc
Julia miró al hermoso hombre que tenía delante pasando su lengua por sus labios sintiendo el sabor de la boca de Hugo que seguía en ellos después de ese beso que la había dejado sus pulmones sin aire. Hugo la observaba con sus hermosos ojos verdes preguntándose si ella estaba tan perpleja como él, por la increíble sensanción que había despertado el encuentro entre sus labios. Los murmullos que venían del campo sacaron a Julia de su ensimismamiento, dándose cuenta de lo que había pasado y de la forma tan explicita como Hugo la había besado allí delante de todos. Estaba confundida, porque en la intimidad de sus pensamientos no podía negar que su beso le había gustado, pero su atrevimiento no. Se apartó de él intentando disimular lo molesta y recorrió el campo con la mirada buscando un lugar donde esconderse hasta calmarse. Caminó con rapidez hasta los vestuarios y Hugo prácticamente tuvo que correr tras ella dejando atrás a todo el equipo que los miraba con curiosidad. –¡¡HEY!!HEY JU
Era una broma llamar "ir de compras" cuando en verdad habían vaciado las tiendas más exclusivas de la ciudad, porque para Bea todo era necesario. Julia estaba en la habitación que habían preparado para ella sentada en el borde de la cama con las piernas cruzadas. Miraba alrededor deslumbrada, casi no se podía apreciar el suelo de la habitación, con tantas bolsas y cajas llenas de ropa, tacones, joyas y lencería. Se preguntaba si de verdad algún día llegaría a ponerse todo lo que Bea había elegido para ella. Tocaron la puerta y Julia anunció que podían pasar. Cuando Felipe entró tuvo que apartar algunas bolsas para poder avanzar unos metros dentro de la enorme habitación, y al verlo la chica se puso de pie inmediatamente. –Hola Julia. –Felipe la saludó educadamente llevándose las manos a sus bolsillos. –Hola señor Herráez. –Julia respondió con las mejillas rojas por la cantidad de cosas que habían comprado para ella, y no quería parecer una aprovechada. –Llámame Felipe por favor. –P