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Capítulo 2: La solución para mis problemas

–¡Por eso este país no avanza, por gente ignorante como vosotras dos, porque no pasan de eso! Dos xenofóbicas ignorantes. – Hugo afirmó acercándose a la chica por detrás.Julia al sentir el calor de su cuerpo tan cerca, se volteó para mirarlo.

Escuchar la palabra de aquellas mujeres le había revueto el estomago. Nada le causaba más rabia que la injusticia y la falta de respeto hacia los demás, sobre todo con una chica que solo parecía buscar un trabajo

-¿Te encuentras bien?-Hugo preguntó con un tono suave, y puso su mano en la espalda de Julia para intentar calmarla ya que parecía nerviosa y respiraba con dificultad- Dime si te sientes bien niña¿,necesitas algo?

 La chica se quedó sin reacción, solamente lo observaba con los ojos cristalizados.  Avergonzada dio dos pasos hacia atrás sin mirar por donde iba y casi se tropezó con la escalera que daba acesso al piso superior de la tienda, pero Hugo la agarró por cintura sin calcular muy bien su fuerza y la chica terminó pegada a su pecho.

Julia se estremeció con ese acercamieno y se asustó, terminó alejandose de Hugo con rápidez y salió inmediatamente de la tienda dejando a Hugo atónito. Él miró a las dependientas con desprecio y fue corriendo detrás de la chica para saber si se encontraba bien.

Julia salió a la calle lo más rápido posible mirando de un lado a otro buscando la parada de autobús más cercana. Cuando la encontró cruzó la calle corriendo sin darse cuenta de que alguien iba detrás de ella. Se sentía humillada por la situación y estaba agradecida por la forma como aquel hombre la había defendido, pero estaba tan avergonzada que no sabía como reaccionar, y huir fue instintivo.

Hugo intentó llegar lo más rápido posible a la chica, pero cuando lo hizo ella ya estaba entrando al autobús. Julia escuchó su voz llamándola, sabía que tenía haber sido más agradecida y intentar darle las gracias, así que se giró bruscamente para hablarle, pero en ese momento la puerta del autobús se cerró separándolos.

El tiempo se detuvo y ellos dos se miraron fijamente perdidos en aquel momento, en el que parecían ser las dos únicas personas sobre la tierra. Estaban tan cerca, pero a la vez tan lejos. El autobús se puso en marcha y ambos iban siguiendo la mirada uno del otro hasta que se perdieron de vista.

Julia sintió como su corazón se había disparado, y sabía que no era por la humillación que acababa de pasar, era por aquellos hermosos ojos verdes. Hugo pensó que en su vida había visto a centenares de mujeres hermosas, pero la morena de la tienda era una verdadera obra de arte.

Hugo estaba perdido pensando en el encuentro fugaz que acababa de tener con la espectacular morena, pero unas manitas que le tocaron la espalda llamaron su atención y fue consciente de que estaba en medio de una parada de autobús con cara de tonto y unos niños le pedían un autógrafo.

Miro a su alrededor viendo que todos los que pasaban por allí tenían la mirada puesta en él. Se puso de inmediato las gafas, firmó un par de autógrafos, se hizo una cuantas selfies y salió disparado de aquel lugar. Caminó con rapidez hasta llegar al aparcamiento donde tenía su coche. Suspiró al recordar la mirada de la chica y movió su cabeza de un lado a otro para borrar la imagen de su cabeza, se montó en el coche y se fue directo a su casa.

Cuando llegó a la mansión su ama de llaves le anunció que lo estaban esperando en el salón.

Nada más entrar puso los ojos en blanco viendo a los dos hombres que lo estaban esperando.

–¿Reunión sorpresa? – Preguntó acercándose a su padre para dejarle un beso en la frente y apretó la mano de su representante. –¿Qué estás haciendo aquí papá?

–Hijo, Felipe me ha contado tu actual situación con el club y las exigencias de Palacios. – Contestó su padre y Hugo le disparó una mirada fulminante a Felipe que solo tomó un trago de la copa que llevaba en su mano.

Hugo jamás le había ocultado nada a su padre, así que decidió aclarar toda la situación que estaba pasando. La peor parte era ver la decepción en el rostro de Diego que ya estaba cansado de dar entrevistas defendiendo a su hijo de los escándalos en los que se había metido. Felipe también le presentó a ambos el contrato que había formulado para una posible novia falsa.

–A mi esa historia de fingir una relación no me parece lo más correcto. –Diego opinó mirando a Felipe. –pero tampoco me parece bien la idea de que engañes a alguien solo para no perder tu contrato con el Real Madrid. – Suspiró con cansancio. – Deben tener en cuenta que no puede ser cualquier chica, debe aceptar todos los términos del acuerdo, y puede que esa sea la parte más difícil. Alguna podría intentar sacar provecho de la situación y entonces si estarás en serios problemas Hugo.

–Tiene que ser alguien que no se desvié del objetivo, que también que podamos manejar.

–Alguien que necesite ese acuerdo tanto como yo, sería la mejor opción. –Hugo pensó en voz alta.

–Sí, pero ¿dónde encontramos esa alma desesperada? –Preguntó su representante.

Hugo pensó en lo sucedido de la calle Serrano y recordó las palabras de la chica. Era perfecta, estaba más desesperada que él y más necesitada también. Se consoló pensando que no estaría sacando provecho de su situación, sino que era la ayuda que ella necesitaba.

 –Puede que parezca una locura, pero creo que tengo la solución para mis problemas. – Anunció mirando a su representante y a su padre y empezó a explicar todo lo que había sucedido hacía menos de una hora.

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