–Tú…tú estabas en la tienda. –Julia balbuceó mirando a Hugo atónita.
–Así es, pero saliste corriendo y no pude hablar contigo. – Hugo contestó con un tono calmado porque no quería asustarla más de lo que ya estaba. –Escuché lo que decías a la dependienta sobre tu situación en España, y pedí a mi representante que te buscará. –Explicó y Julia miró a Felipe. – Sé que necesitas ayuda y para eso te llamamos aquí. Creo que tú y yo podemos ayudarnos mutuamente Julia.-Es simple, yo necesito una novia para posar conmigo ante las camáras y tú necesitas la documentación, podemos ayudarnos.
–¡Miren no sé que tipo de broma es esta, pero de verdad que no tengo tiempo para algo así. Agradezco su ayuda en la tienda, lo agradezco de todo corazón, y si de verdad necesita alguien para ser su novia no me parece bien que se quiera aprovechar de mi situación, mejor me voy ya. – Respondió caminando hacia la puerta, pero Hugo se interpuso en su camino.
–No quiero aprovecharme de tu situación niña, yo puedo ser la solución para tus problemas y tú para los míos. Si escuchas mi propuesta bien por ti, pero si no lo haces yo encontraré otra chica que me quiera ayudar y tú terminarás deportada, y antes de que tengas ideas equivocadas, te aclaro que mi cama no es parte de la oferta. – Hugo habló con dureza y la chica lo miró desconfiada, pensó por unos segundos y asintió abrazando su bolso contra el pecho.
Hugo le ofreció un asiento, pero ella se negó afirmando que se sentía más cómoda de pie y bien cerca de la puerta. El futbolista empezó a explicar toda la situación a Julia y esta miraba alrededor como si estuviera buscando las cámaras escondidas de algún programa de televisión. Hugo comentó lo beneficioso que sería el contrato para ella y lo mucho que él podría facilitar su nueva vida en España.
–¿Sabes quién soy chica?-Hugo preguntó observando la mirada de desconfiada de la chica, y sospechó si ella tenía alguna idea de a quién tenía delante.
–Por supuesto que sí, no vivo en una cueva ¿sabes?¡Tengo televisión en casa! ¿Por qué quieres una novia falsa, si tú eres famoso, puedes tener una de verdad?-Preguntó Julia todavía incrédula.-Es que me cuesta creer que alguien como usted quiera una persona como yo a su lado.
–¿De dónde eres? –Hugo preguntó poniendo atención a su acento. –¿Uruguay?
–¡¡ARGENTINA!!–Afirmó la chica y él asintió.
–Los motivos por el cual no busco una novia de verdad es asunto mío, lo único que debes saber es que todo esto no pasará de un teatro hasta que alcance mi objetivo, después cada uno seguirá su camino. Yo volveré a disfrutar de mi adorada soltería como es debido y tú te irás con tus papeles y un buen puesto de trabajo. Eso sin contar que pienso pagarte un sueldo. – Explicó estirando la mano en la dirección de Felipe que le entregó un bolígrafo y una hoja en blanco. –Podrás estipular cuanto quieres ganar, pero por favor se realista.
Julia observó a Hugo que tenía una expresión impávida en su rostro. Ella se dio a vuelta para evitar las miradas que tenía sobre ella en aquel instante.Sentía su corazón acelerado, no podía negar que esa ayuda marcaría una diferencia en su vida. Respiró profundamente y se giró mirando a Hugo que ya estaba impaciente.
–¿Durante cuánto tiempo tengo que fingir ser tu novia? –Julia preguntó mirando a Hugo con nerviosismo.
–Hasta la ceremonia de entrega del Balón de oro, después de eso serás totalmente libre y por supuesto yo también. –Contestó con una sonrisa maliciosa dibujada en su rostro. –¿Aceptas ser mi novia? – Hugo hizo su propuesta con cierto sarcasmo estrechando la mano y Julia y ella que seguía agarrando su bolso estrechó la mano para apretar la de él aceptando el acuerdo.
Felipe preparó los contratos que debería firmar, sobre todo el de confidencialidad, que para el representante era el más importante y preparó todo para sellar el acuerdo. Julia escribió una cifra para el sueldo que deseaba cobrar mientras fuera su novia. Hugo vio lo que había puesto en la hoja y miró sorprendido porque pedía muy poco comparado a todo lo que él podía ofrecer.
-¿Estás segura de que esto es lo que quieres cobrar-Preguntó él mirando a la chica extrañado y ella asintió con timidez.
De cierta forma se admiró de que no fuera ambiciosa como casi todas las personas que conocía. Se acercó a la mesa del despacho donde estaba Felipe sentado y con el bolígrafo acrecentó un cero en la cifra sin que ella se diera cuenta.
–Bienvenida a mi vida Julia Rivarola. –Habló el futbolista sonriendo con satisfacción después de lograr su objetivo.
La chica se despidió de los dos hombres educadamente, y Felipe le avisó que tendrían una reunión para explicar todo lo que ella necesitaba saber sobre Hugo. Julia salió de la mansión llevándose las manos a la cabeza mirando el lugar. Todo aquello le parecía una locura, una telenovela, pero realmente estaba pasando. Ahora tenía que pensar en cómo iba explicar todo a Aurora y a su mejor amiga.
–¡¡¡Dios mío Kelly!!!– Exclamó Julia sacando el teléfono del bolso, y ya en su pantalla tenía notificaciones de unas veinte llamadas perdidas de su amiga. Salió disparada para coger el autobús e irse a casa. Todo lo que había hablado con Hugo y con su representante le había tomado horas, y ya era muy tarde.
Cuando entró el olor a milanesa napolitana invadió sus fosas nasales. Estaba lista para ir directo a la cocina, pero la furia hecha mujer se atravesó su camino.
–¡¿Es que te has vuelto loca Julia?!–La regañó su amiga llevándose las manos a la cintura. –¿Tienes idea de lo preocupada que estaba cuando vi tu mensaje con esa dirección?
Aurora asomó la cabeza por la puerta de la cocina viendo el escándalo que estaba armando su hija sin necesidad ya que Julia había llegado bien a casa. La regañó sacando tres platos del armario para colocar la mesa mientras que Kelly la ayudaba sin dejar de maldecir. Julia se sentó en su lugar nerviosa moviendo el tomate de la milanesa como si estuviera buscando allí la forma de explicar todo lo que había pasado. Kelly al ver lo nerviosa que estaba se sentó a su lado agarrando su mano, Julia respiró profundamente y comenzó a contar todo lo que había sucedido desde un principio.
–¿Hu…Hugo…Hugo Torres? ¿El futbolista mejor pagado de la historia? ¿Estás segura? –Su amiga preguntaba casi histérica y Aurora sentía que ya le dolía la mandíbula por tener la boca tan abierta. –¿El mismo Hugo Torres que tiene una lona enorme con su foto en ropa interior en plena Gran Vía? ¿Ese Hugo Torres?
–¡¡Sí Kelly, ese Hugo Torres!!–Julia respondió poniendo los ojos en blanco. –Sé que es complicado de entender, y yo tampoco entiendo muy bien porque una persona como él necesita hacer algo así, pero la propuesta era muy buena. –murmuró un poco avergonzada por aceptar el acuerdo.
–¡¡Buena es poco, es buenísima!!– Afirmó Kelly todavía impresionada con todo lo que había contado Julia.
–No sé niña a mí todo eso me parece muy raro, ya decía mi madre “cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía”. – Habló Aurora con recelo.
–Es una oportunidad muy buena Aurory, hasta vamos a poder cambiar de departamento.
Aurora estaba a punto de rechazar la propuesta de la chica cuando la campanilla sonó. Kelly se levantó para abrir la puerta y se topó con la figura de un hombre vestido con un bonito traje que la saludó con todo el protocolo.
–¿La señorita Rivarola? – Preguntó y Kelly se giró para llamar a Julia, pero está ya estaba detrás de ella.
–Sí, soy yo. –Contestó con desconfianza.
El hombre explicó que Hugo le había enviado para ayudarla a recoger sus cosas para mudarse a su mansión y Julia puso el grito en el cielo con su idea descabellada. Se habían acabado de conocer, no se metería a vivir en su casa así sin más. Ya tenía en la punta de la lengua mandar al hombre de regreso a la mansión, cuando Hugo apareció al lado de su chofer bien sonriente.
Estaba en el pasillo escuchando todo el escándalo que había montado la chica. Había decidido acompañar a su chofer justamente porque se había dado cuenta que la chica era desconfiada y no aceptaría irse con un extraño.
–¿No estarás pensando que seguirás viviendo en este lugar siendo mi novia verdad?-Hugo preguntó.
–¿Pues cuál es el problema?, este es un lugar de personas decentes. –Se enojó la chica.
–Eso no me lo tienes que decir. –Contestó mirando alrededor. –Pero no estaría bien para mi reputación que mi novia viva en el sur de Madrid en malas condiciones con todo el dinero que tengo. – explicó metiéndose las manos en los bolsillos de su pantalón.
–¿Ya sabe la prensa que son novios? –Preguntó Kelly sabiendo cual sería la respuesta, lo vio negar con la cabeza. –Pues entonces te puedes regresar a tu casa guapo, que esto no es un prostíbulo donde puedes venir a recoger una fulana cuando se te pegue la gana. – Disparó y Julia incentivada por su amiga cerró la puerta en las narices de Hugo, que se quedó estupefacto con la negativa, ya que estaba completamente seguro de que ella aceptaría irse con él, como lo haría cualquier mujer que había conocido en su vida.
Hugo estaba agradecido de tener una enorme cama King size, porque si no hubiera terminado en suelo por las mil y una vueltas que había dado sin poder conciliar el sueño. Desde que había visto a Julia en la tienda de Serrano no dejaba de pensar en ella, sobre todo después de la manera como había cerrado la puerta en su cara dejándolo con la palabra en la boca. Se notaba que la chica tenía carácter, y lo peor es que eso solo la hacía más atractiva para él. Se puso boca arriba cerrando los ojos intentando recordar cada detalle de ella, que había hubiera podido guardar en su memoria. Era la tentación perfecta, tenía todo lo que le gustaba en una mujer. Con su cabello castaño que llegaba hasta su trasero, la piel blanca, unos labios de infarto y aquellas curvas que lo invitaban a tocarlas hasta dejar marcas sobre su piel. Pensó que debería haber puesto un voto de celibato en el contrato, porque tener una mujer así cerca sería un problema. Ya no aguantaba estar en su cama y se fue a la coc
Julia miró al hermoso hombre que tenía delante pasando su lengua por sus labios sintiendo el sabor de la boca de Hugo que seguía en ellos después de ese beso que la había dejado sus pulmones sin aire. Hugo la observaba con sus hermosos ojos verdes preguntándose si ella estaba tan perpleja como él, por la increíble sensanción que había despertado el encuentro entre sus labios. Los murmullos que venían del campo sacaron a Julia de su ensimismamiento, dándose cuenta de lo que había pasado y de la forma tan explicita como Hugo la había besado allí delante de todos. Estaba confundida, porque en la intimidad de sus pensamientos no podía negar que su beso le había gustado, pero su atrevimiento no. Se apartó de él intentando disimular lo molesta y recorrió el campo con la mirada buscando un lugar donde esconderse hasta calmarse. Caminó con rapidez hasta los vestuarios y Hugo prácticamente tuvo que correr tras ella dejando atrás a todo el equipo que los miraba con curiosidad. –¡¡HEY!!HEY JU
Era una broma llamar "ir de compras" cuando en verdad habían vaciado las tiendas más exclusivas de la ciudad, porque para Bea todo era necesario. Julia estaba en la habitación que habían preparado para ella sentada en el borde de la cama con las piernas cruzadas. Miraba alrededor deslumbrada, casi no se podía apreciar el suelo de la habitación, con tantas bolsas y cajas llenas de ropa, tacones, joyas y lencería. Se preguntaba si de verdad algún día llegaría a ponerse todo lo que Bea había elegido para ella. Tocaron la puerta y Julia anunció que podían pasar. Cuando Felipe entró tuvo que apartar algunas bolsas para poder avanzar unos metros dentro de la enorme habitación, y al verlo la chica se puso de pie inmediatamente. –Hola Julia. –Felipe la saludó educadamente llevándose las manos a sus bolsillos. –Hola señor Herráez. –Julia respondió con las mejillas rojas por la cantidad de cosas que habían comprado para ella, y no quería parecer una aprovechada. –Llámame Felipe por favor. –P
La fiesta era increíble, digna de los campeones de la última Champions League. Solo habían sido invitados los jugadores de su equipo, sus respectivos representantes, influencers, modelos y algunas chicas fáciles que solo estaban allí por su belleza, que era un requisito esencial para cualquier mujer que quisiera participar en la fiesta, de la nueva generación de galácticos del equipo blanco.Todos parecían disfrutar, pero Hugo se había sentado en una silla en la azotea del enorme ático apartado de todos con una botella en la mano que todavía estaba sin tocar. Como era de costumbre, elegía primero la chica o las chicas que quería y después empezaba a beber. Prefería estar sobrio a la hora de elegir donde se iba a meter, aunque en los últimos meses solo había encontrado mujeres locas, y desesperadas por un escándalo para conseguir fama.–¿Se puede saber que estás haciendo ahí tan quieto? – Susurró Felipe en su oído llegando por detrás de Hugo sin que se diera cuenta, y se sentó en la si
En el avión de regreso a Madrid, Hugo se había limitado a sentarse en un asiento alejado de Felipe y Julia. Ella lo miraba disimuladamente, porque se había dado cuenta de que estaba luchando contra el sueño, ya que no había dormido lo suficiente en la noche. Y Felipe le iba explicando toda la información necesaria sobre Hugo, mientras que un peluquero la peinaba como podía ya que no tendrían tiempo de ir a la mansión y cambiar de ropa para la visita al Hospital Niño Jesús en Madrid. –Julia debes poner muchísima atención a todo esto, hay muchas cosas que debes aprender sobre Hugo, al igual que él sobre ti… –¡¿QUÉ?! ¿Por qué debo aprender cosas sobre Julia? Se supone que nos estamos conociendo. –Preguntó Hugo con el ceño fruncido interrumpiendo a Felipe. –Se supone, pero eso no es suficiente para los tramites de Julia, un inspector os hará una visita para asegurar que tenéis una relación real. –Explicó Felipe rascándose la cabeza con cansancio. –¿Y para cuándo será esa visita? – Juli
Julia despertó temprano como era de costumbre, porque estaba viviendo en casa de Hugo, pero no tenía la intención de cambiar sus hábitos. Se paró de la cama dándose cuenta de que había un olor a perfume en su habitación que era extremadamente familiar, pero no le dio mucha importancia pensando que era su imaginación y se metió al baño para darse una ducha.Vistió unos vaqueros azules, camiseta blanca de tirantes, unas deportivas y recorrió su cabello en una coleta alta. Bajó las escaleras para buscar la cocina que no recordaba donde estaba, y después de haberse perdido un par de veces en la enorme mansión, por fin la encontró.Mercedes conversaba animadamente con un hombre de cabello canoso que estaba sentado en la isla de la cocina de espaldas para la puerta, mientras que la ama de llaves le servía una taza de café.–¡Buenos Días! –Saludó Julia con timidez entrando en la cocina.–¡Oh buenos días, cariño! –Contestó Mercedes a su saludo y Diego se giró para mirar a la chica.–¡Pero mir
–¿Ustedes dos se conocen? –Preguntó Julia sorprendida y Kelly abrió la boca para responder su pregunta, pero fue Felipe quien lo hizo.–Sí, trabajó como limpiadora en una de mis oficinas en La Castellana. ¿Verdad Kelly? –Felipe preguntó suplicando a Kelly con la mirada para que no dijera nada.–Eh sí, estuve trabajando allí un tiempo. –Respondió sin apartar su mirada de Felipe.–¿En La Castellana? –Pensó Julia en voz alta. – Te estuvieron llamando de ese lugar para que volvieras al puesto que tenías allí. – Habló Julia con entusiasmo mirando a Kelly, que se puso más nerviosa de lo que ya estaba. –Felipe podría ayudarte a volver a trabajar en esas oficinas, te iba mejor allí que en el bar.–¡¡No Julia!!–Exclamó su amiga, y Julia frunció el ceño. –No creo que haga falta molestar al señor con eso. Estoy muy bien en mi trabajo. – Aclaró bajando las manos para que no vieran que estaba temblando.–Pero…–Pero nada Juls. –Kelly interrumpió a Julia para que no siguiera insistiendo. –¿Porque
Julia se derretía entre las manos expertas de Hugo, que recorrían todo su cuerpo. Su lengua se movía dentro de su boca como si explorar su interior fuera crucial para seguir respirando. Ella sentía todo eso besando a Hugo con el mismo deseo que sentía él por ella.–¡¡Me encantas j***r!!–Murmuró Hugo sin dejar de besarla, de lamer su lengua perdido en la lujuria que sentía.–¡¡Dios, Hugo!!–Suspiró Julia levantando la cabeza dándole acceso para lamer su cuello.Los dos sentían como si estuvieran dentro de un volcán y no de una piscina. Hugo deslizó su mano entre las nalgas de Julia hasta llegar a su sexo y tiró de sus bragas con fuerza para romperlas de un tirón. Julia se quejó por su brutalidad y Hugo esbozó una sonrisa mirándola con malicia.–¡¿Así que eres delicada?!Bien, porque si eso te ha dolido con lo que tengo aquí, tus gritos llegarán hasta Toledo. –Se burló presionando su miembro duro contra el sexo de la chica que gimió al sentir lo grande que era aun estando dentro de su pan