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Capítulo 6: No volverás a vivir en este lugar

Julia miró al hermoso hombre que tenía delante pasando su lengua por sus labios sintiendo el sabor de la boca de Hugo que seguía en ellos después de ese beso que la había dejado sus pulmones sin aire. Hugo la observaba con sus hermosos ojos verdes preguntándose si ella estaba tan perpleja como él, por la increíble sensanción que había despertado el encuentro entre sus labios.

Los murmullos que venían del campo sacaron a Julia de su ensimismamiento, dándose cuenta de lo que había pasado y de la forma tan explicita como Hugo la había besado allí delante de todos. Estaba confundida, porque en la intimidad de sus pensamientos no podía negar que su beso le había gustado, pero su atrevimiento no. 

Se apartó de él intentando disimular lo molesta y recorrió el campo con la mirada buscando un lugar donde esconderse hasta calmarse. Caminó con rapidez hasta los vestuarios y Hugo prácticamente tuvo que correr tras ella dejando atrás a todo el equipo que los miraba con curiosidad.

–¡¡HEY!!HEY JULIA!!Dime que te pa…

Hugo no pudo continuar porque Julia le pegó en la cara una soberana bofetada que lo dejó sin palabras por unos minutos.

–¡¿ES QUE TE HAS VUELTO LOCA?! ¡¿Quién te ha dado el derecho de pegarme?!–Vociferó Hugo apretando los dientes por la rabia que le había provocado esa actitud.

–¡¡La misma persona que te ha dado el derecho de besarme de esa forma enfrente de todo tu equipo!!–Exclamó la chica mirando a Hugo enojada.

–¿Es que se te olvida que eres mi novia chica? Los besos, las caricias y las palabras bonitas en público,ahora forman parte de nuestro día a día. – Se quejó pasando la mano sobre su mejilla que ya empezaba a picar por la bofetada.

–Una cosa es que me beses como las personas normales, y otra muy distinta es que metas tu lengua en mi garganta delante de todo el mundo, y encima con un paparazzi cerca. – Se exasperó apuntando la mano en dirección al campo.

–No seas exagerada, ya te gustaría probar mis besos de verdad. ¡¡¡ Lo que pasó ahí afuera solo fue una A-C-T-U-A-C-I-Ó-N!!–Deletreó con fastidio, porque no pensaba que un simple beso fuera motivo para tanto escándalo.

–Mejor me voy a mi casa, esto es una locura. –Julia anunció intentando marcharse, pero Hugo la agarró del brazo.

–¡¡EH!!Nuestro contrato ya está firmado princesa, no lo puedes romper cuando se te pegue la gana. –Le recordó. –Pero estoy de acuerdo con que debes ir a tu casa, yo te acompañaré para recoger tus cosas y que te vengas a vivir conmigo. –Explicó y Julia frunció el ceño.

–No pienso vivir contigo, esto no me parece lo más adecuado. Para ser novios no necesitamos vivir bajo el mismo techo. – Contestó soltándose de su agarre.

–Para ser novios no guapa, pero para tu documentación sí. Debemos vivir en la misma casa, ¿O pensabas que te regalarían los papeles por mi cara bonita? –Suspiró con cansancio y continuó. –Mira a mí tampoco me gusta la idea de compartir mi intimidad con una desconocida, pero no hay más opciones. Recuerda que ese acuerdo es para ayudarnos mutuamente, así que iremos a tu departamento para recoger tus pertenencias y te vienes a vivir conmigo. –Hugo levantó la palma abierta en la dirección de Julia cuando la vio abrir la boca para protestar. –Y no pienso discutir más sobre este asunto, ahora ve al coche y espérame allí para que estés más cómoda.

Julia se fue al coche y intentó abrirlo con un pequeño mando que le había entregado Hugo, pero le había costado al principio porque era muy moderno. Respiró y contó hasta diez antes de llamar a Kelly porque sabía que saldría tarde de trabajar, y para esa hora ella ya estaría en la mansión de Hugo. La llamó explicando los motivos de su mudanza, y tuvo que apartar la orejar del teléfono un par de veces para no escuchar los regaños de su amiga.

Al final Kelly entendió sus motivos, pero impuso un par de condiciones a su amiga que debería llamarla todos los días sin falta, y que iría a visitarla así que tuviera algo de tiempo libre.

Cuando Hugo entró en el coche, Julia no pronunció ni una sola palabra, ella solo jugaba con sus manos sobre su regazo intentando calmarse, ya que seguía alterada por el beso que se habían dado.

 Hugo manejó hasta el edificio donde vivía la chica y subió con ella a su departamento. Cuando entraron Hugo miró alrededor, era un piso humilde sin ningún tipo de lujo, pero estaba muy limpio y ordenado. Le dio pesar porque era un lugar muy pequeño para las tres mujeres que vivían en allí.

–¡Recoge tus cosas y vámonos, que no tengo todo el día! – Ordenó acercándose a la ventana para mirar el barrio, mientras que Julia entró a la habitación y salió en menos de cinco minutos con una maleta en la mano, al verla suspiró con cansancio. –Mira Julia, no sé durante cuanto tiempo durará esta farsa, lo ideal sería que te lleves todas tus pertenencias. –Aseguró poniendo los ojos en blanco porque al parecer ella no terminaba de aceptar la idea de vivir juntos, cuando él lo hacía por ella.

–Esto es todo lo que tengo, en esta maleta llevo todo lo que tenía en Argentina. No tengo nada más. –Murmuró avergonzada colocando las dos manos sobre la maleta y él la miró con pena.

Hugo sacó su teléfono móvil y envió unos cuantos mensajes, se acercó a Julia y agarró su maleta para llevarla al coche. Saliendo del piso Julia se detuvo en la puerta mirando alrededor y Hugo le dijo.

–Mira, si todo esto sale bien, no volverás a vivir en este lugar. –La animó y ella lo miró con un brillo de esperanza en sus ojos, porque de verdad soñaba con algo mejor para ella y sus amigas.

Hugo iba conduciendo con una hermosa sonrisa en su rostro, Julia pensó que parecía estar planeando algo y eso la ponía más nerviosa de lo que ya estaba. Aunque igualmente lo miraba de reojo ya que se veía muy guapo así. Llegaron a la casa y Hugo anunció que había alguien especial esperando por ella. Julia entró a la casa con recelo y en el salón una hermosa mujer muy elegante esperaba a los dos.

–¡¡Hola Bea!!–Hugo saludó a la mujer dándole un fuerte abrazo y ella lo abrazó encantada.

–¿Es ella? –Bea preguntó mirando a Julia admirada y Hugo asintió con una mirada cómplice, mientras que Julia los miraba desconfiada. –Cariño, yo soy Beatriz Herráez, la estilista de nuestro querido Hugo y el motivo por el cual él es considerado uno de los hombres más bien vestidos de este país. –Anunció viendo como Hugo ponía los ojos en blanco.

–Hola Bea, yo me llamo Julia. –La chica se presentó con timidez y Bea se acercó a ella colocando una mano debajo de su barbilla para levantar su rostro.

–Eres muy guapa Julia, estoy segura de que tu belleza robará la escena en cualquier evento que asistas al lado de Hugo. –Afirmó la estilista con sinceridad y levantó la mano abriendo la palma para recibir. –¡Dame tu tarjeta Hugo, y no hablo de la tarjeta normal, quiero tu Black Card! –Ordenó mirando a Hugo de reojo por encima del hombro y este suspiró con fastidio, pero entregó la tarjeta que quería. –Nos vamos de compras cariñito. –Habló con entusiasmo mirando a Julia.

–No creo que sea necesario Bea, de verdad. –Susurró la chica avergonzada y la mujer sonrió con ternura.

–Esto es necesario para los dos mi cielo, ahora vámonos que mañana en Barcelona será tu primer debut como la novia oficial del capitán de la selección española y actualmente la mayor estrella de fútbol. –Afirmó la mujer viendo como Julia la miraba con preocupación. –Hoy tu rostro ya está circulando por las redes sociales, pero a partir de mañana todo el mundo conocerá tu nombre.

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