Julia miró al hermoso hombre que tenía delante pasando su lengua por sus labios sintiendo el sabor de la boca de Hugo que seguía en ellos después de ese beso que la había dejado sus pulmones sin aire. Hugo la observaba con sus hermosos ojos verdes preguntándose si ella estaba tan perpleja como él, por la increíble sensanción que había despertado el encuentro entre sus labios.
Los murmullos que venían del campo sacaron a Julia de su ensimismamiento, dándose cuenta de lo que había pasado y de la forma tan explicita como Hugo la había besado allí delante de todos. Estaba confundida, porque en la intimidad de sus pensamientos no podía negar que su beso le había gustado, pero su atrevimiento no.
Se apartó de él intentando disimular lo molesta y recorrió el campo con la mirada buscando un lugar donde esconderse hasta calmarse. Caminó con rapidez hasta los vestuarios y Hugo prácticamente tuvo que correr tras ella dejando atrás a todo el equipo que los miraba con curiosidad.
–¡¡HEY!!HEY JULIA!!Dime que te pa…
Hugo no pudo continuar porque Julia le pegó en la cara una soberana bofetada que lo dejó sin palabras por unos minutos.
–¡¿ES QUE TE HAS VUELTO LOCA?! ¡¿Quién te ha dado el derecho de pegarme?!–Vociferó Hugo apretando los dientes por la rabia que le había provocado esa actitud.
–¡¡La misma persona que te ha dado el derecho de besarme de esa forma enfrente de todo tu equipo!!–Exclamó la chica mirando a Hugo enojada.
–¿Es que se te olvida que eres mi novia chica? Los besos, las caricias y las palabras bonitas en público,ahora forman parte de nuestro día a día. – Se quejó pasando la mano sobre su mejilla que ya empezaba a picar por la bofetada.
–Una cosa es que me beses como las personas normales, y otra muy distinta es que metas tu lengua en mi garganta delante de todo el mundo, y encima con un paparazzi cerca. – Se exasperó apuntando la mano en dirección al campo.
–No seas exagerada, ya te gustaría probar mis besos de verdad. ¡¡¡ Lo que pasó ahí afuera solo fue una A-C-T-U-A-C-I-Ó-N!!–Deletreó con fastidio, porque no pensaba que un simple beso fuera motivo para tanto escándalo.
–Mejor me voy a mi casa, esto es una locura. –Julia anunció intentando marcharse, pero Hugo la agarró del brazo.
–¡¡EH!!Nuestro contrato ya está firmado princesa, no lo puedes romper cuando se te pegue la gana. –Le recordó. –Pero estoy de acuerdo con que debes ir a tu casa, yo te acompañaré para recoger tus cosas y que te vengas a vivir conmigo. –Explicó y Julia frunció el ceño.
–No pienso vivir contigo, esto no me parece lo más adecuado. Para ser novios no necesitamos vivir bajo el mismo techo. – Contestó soltándose de su agarre.
–Para ser novios no guapa, pero para tu documentación sí. Debemos vivir en la misma casa, ¿O pensabas que te regalarían los papeles por mi cara bonita? –Suspiró con cansancio y continuó. –Mira a mí tampoco me gusta la idea de compartir mi intimidad con una desconocida, pero no hay más opciones. Recuerda que ese acuerdo es para ayudarnos mutuamente, así que iremos a tu departamento para recoger tus pertenencias y te vienes a vivir conmigo. –Hugo levantó la palma abierta en la dirección de Julia cuando la vio abrir la boca para protestar. –Y no pienso discutir más sobre este asunto, ahora ve al coche y espérame allí para que estés más cómoda.
Julia se fue al coche y intentó abrirlo con un pequeño mando que le había entregado Hugo, pero le había costado al principio porque era muy moderno. Respiró y contó hasta diez antes de llamar a Kelly porque sabía que saldría tarde de trabajar, y para esa hora ella ya estaría en la mansión de Hugo. La llamó explicando los motivos de su mudanza, y tuvo que apartar la orejar del teléfono un par de veces para no escuchar los regaños de su amiga.
Al final Kelly entendió sus motivos, pero impuso un par de condiciones a su amiga que debería llamarla todos los días sin falta, y que iría a visitarla así que tuviera algo de tiempo libre.
Cuando Hugo entró en el coche, Julia no pronunció ni una sola palabra, ella solo jugaba con sus manos sobre su regazo intentando calmarse, ya que seguía alterada por el beso que se habían dado.
Hugo manejó hasta el edificio donde vivía la chica y subió con ella a su departamento. Cuando entraron Hugo miró alrededor, era un piso humilde sin ningún tipo de lujo, pero estaba muy limpio y ordenado. Le dio pesar porque era un lugar muy pequeño para las tres mujeres que vivían en allí.
–¡Recoge tus cosas y vámonos, que no tengo todo el día! – Ordenó acercándose a la ventana para mirar el barrio, mientras que Julia entró a la habitación y salió en menos de cinco minutos con una maleta en la mano, al verla suspiró con cansancio. –Mira Julia, no sé durante cuanto tiempo durará esta farsa, lo ideal sería que te lleves todas tus pertenencias. –Aseguró poniendo los ojos en blanco porque al parecer ella no terminaba de aceptar la idea de vivir juntos, cuando él lo hacía por ella.
–Esto es todo lo que tengo, en esta maleta llevo todo lo que tenía en Argentina. No tengo nada más. –Murmuró avergonzada colocando las dos manos sobre la maleta y él la miró con pena.
Hugo sacó su teléfono móvil y envió unos cuantos mensajes, se acercó a Julia y agarró su maleta para llevarla al coche. Saliendo del piso Julia se detuvo en la puerta mirando alrededor y Hugo le dijo.
–Mira, si todo esto sale bien, no volverás a vivir en este lugar. –La animó y ella lo miró con un brillo de esperanza en sus ojos, porque de verdad soñaba con algo mejor para ella y sus amigas.
Hugo iba conduciendo con una hermosa sonrisa en su rostro, Julia pensó que parecía estar planeando algo y eso la ponía más nerviosa de lo que ya estaba. Aunque igualmente lo miraba de reojo ya que se veía muy guapo así. Llegaron a la casa y Hugo anunció que había alguien especial esperando por ella. Julia entró a la casa con recelo y en el salón una hermosa mujer muy elegante esperaba a los dos.
–¡¡Hola Bea!!–Hugo saludó a la mujer dándole un fuerte abrazo y ella lo abrazó encantada.
–¿Es ella? –Bea preguntó mirando a Julia admirada y Hugo asintió con una mirada cómplice, mientras que Julia los miraba desconfiada. –Cariño, yo soy Beatriz Herráez, la estilista de nuestro querido Hugo y el motivo por el cual él es considerado uno de los hombres más bien vestidos de este país. –Anunció viendo como Hugo ponía los ojos en blanco.
–Hola Bea, yo me llamo Julia. –La chica se presentó con timidez y Bea se acercó a ella colocando una mano debajo de su barbilla para levantar su rostro.
–Eres muy guapa Julia, estoy segura de que tu belleza robará la escena en cualquier evento que asistas al lado de Hugo. –Afirmó la estilista con sinceridad y levantó la mano abriendo la palma para recibir. –¡Dame tu tarjeta Hugo, y no hablo de la tarjeta normal, quiero tu Black Card! –Ordenó mirando a Hugo de reojo por encima del hombro y este suspiró con fastidio, pero entregó la tarjeta que quería. –Nos vamos de compras cariñito. –Habló con entusiasmo mirando a Julia.
–No creo que sea necesario Bea, de verdad. –Susurró la chica avergonzada y la mujer sonrió con ternura.
–Esto es necesario para los dos mi cielo, ahora vámonos que mañana en Barcelona será tu primer debut como la novia oficial del capitán de la selección española y actualmente la mayor estrella de fútbol. –Afirmó la mujer viendo como Julia la miraba con preocupación. –Hoy tu rostro ya está circulando por las redes sociales, pero a partir de mañana todo el mundo conocerá tu nombre.
Era una broma llamar "ir de compras" cuando en verdad habían vaciado las tiendas más exclusivas de la ciudad, porque para Bea todo era necesario. Julia estaba en la habitación que habían preparado para ella sentada en el borde de la cama con las piernas cruzadas. Miraba alrededor deslumbrada, casi no se podía apreciar el suelo de la habitación, con tantas bolsas y cajas llenas de ropa, tacones, joyas y lencería. Se preguntaba si de verdad algún día llegaría a ponerse todo lo que Bea había elegido para ella. Tocaron la puerta y Julia anunció que podían pasar. Cuando Felipe entró tuvo que apartar algunas bolsas para poder avanzar unos metros dentro de la enorme habitación, y al verlo la chica se puso de pie inmediatamente. –Hola Julia. –Felipe la saludó educadamente llevándose las manos a sus bolsillos. –Hola señor Herráez. –Julia respondió con las mejillas rojas por la cantidad de cosas que habían comprado para ella, y no quería parecer una aprovechada. –Llámame Felipe por favor. –P
La fiesta era increíble, digna de los campeones de la última Champions League. Solo habían sido invitados los jugadores de su equipo, sus respectivos representantes, influencers, modelos y algunas chicas fáciles que solo estaban allí por su belleza, que era un requisito esencial para cualquier mujer que quisiera participar en la fiesta, de la nueva generación de galácticos del equipo blanco.Todos parecían disfrutar, pero Hugo se había sentado en una silla en la azotea del enorme ático apartado de todos con una botella en la mano que todavía estaba sin tocar. Como era de costumbre, elegía primero la chica o las chicas que quería y después empezaba a beber. Prefería estar sobrio a la hora de elegir donde se iba a meter, aunque en los últimos meses solo había encontrado mujeres locas, y desesperadas por un escándalo para conseguir fama.–¿Se puede saber que estás haciendo ahí tan quieto? – Susurró Felipe en su oído llegando por detrás de Hugo sin que se diera cuenta, y se sentó en la si
En el avión de regreso a Madrid, Hugo se había limitado a sentarse en un asiento alejado de Felipe y Julia. Ella lo miraba disimuladamente, porque se había dado cuenta de que estaba luchando contra el sueño, ya que no había dormido lo suficiente en la noche. Y Felipe le iba explicando toda la información necesaria sobre Hugo, mientras que un peluquero la peinaba como podía ya que no tendrían tiempo de ir a la mansión y cambiar de ropa para la visita al Hospital Niño Jesús en Madrid. –Julia debes poner muchísima atención a todo esto, hay muchas cosas que debes aprender sobre Hugo, al igual que él sobre ti… –¡¿QUÉ?! ¿Por qué debo aprender cosas sobre Julia? Se supone que nos estamos conociendo. –Preguntó Hugo con el ceño fruncido interrumpiendo a Felipe. –Se supone, pero eso no es suficiente para los tramites de Julia, un inspector os hará una visita para asegurar que tenéis una relación real. –Explicó Felipe rascándose la cabeza con cansancio. –¿Y para cuándo será esa visita? – Juli
Julia despertó temprano como era de costumbre, porque estaba viviendo en casa de Hugo, pero no tenía la intención de cambiar sus hábitos. Se paró de la cama dándose cuenta de que había un olor a perfume en su habitación que era extremadamente familiar, pero no le dio mucha importancia pensando que era su imaginación y se metió al baño para darse una ducha.Vistió unos vaqueros azules, camiseta blanca de tirantes, unas deportivas y recorrió su cabello en una coleta alta. Bajó las escaleras para buscar la cocina que no recordaba donde estaba, y después de haberse perdido un par de veces en la enorme mansión, por fin la encontró.Mercedes conversaba animadamente con un hombre de cabello canoso que estaba sentado en la isla de la cocina de espaldas para la puerta, mientras que la ama de llaves le servía una taza de café.–¡Buenos Días! –Saludó Julia con timidez entrando en la cocina.–¡Oh buenos días, cariño! –Contestó Mercedes a su saludo y Diego se giró para mirar a la chica.–¡Pero mir
–¿Ustedes dos se conocen? –Preguntó Julia sorprendida y Kelly abrió la boca para responder su pregunta, pero fue Felipe quien lo hizo.–Sí, trabajó como limpiadora en una de mis oficinas en La Castellana. ¿Verdad Kelly? –Felipe preguntó suplicando a Kelly con la mirada para que no dijera nada.–Eh sí, estuve trabajando allí un tiempo. –Respondió sin apartar su mirada de Felipe.–¿En La Castellana? –Pensó Julia en voz alta. – Te estuvieron llamando de ese lugar para que volvieras al puesto que tenías allí. – Habló Julia con entusiasmo mirando a Kelly, que se puso más nerviosa de lo que ya estaba. –Felipe podría ayudarte a volver a trabajar en esas oficinas, te iba mejor allí que en el bar.–¡¡No Julia!!–Exclamó su amiga, y Julia frunció el ceño. –No creo que haga falta molestar al señor con eso. Estoy muy bien en mi trabajo. – Aclaró bajando las manos para que no vieran que estaba temblando.–Pero…–Pero nada Juls. –Kelly interrumpió a Julia para que no siguiera insistiendo. –¿Porque
Julia se derretía entre las manos expertas de Hugo, que recorrían todo su cuerpo. Su lengua se movía dentro de su boca como si explorar su interior fuera crucial para seguir respirando. Ella sentía todo eso besando a Hugo con el mismo deseo que sentía él por ella.–¡¡Me encantas j***r!!–Murmuró Hugo sin dejar de besarla, de lamer su lengua perdido en la lujuria que sentía.–¡¡Dios, Hugo!!–Suspiró Julia levantando la cabeza dándole acceso para lamer su cuello.Los dos sentían como si estuvieran dentro de un volcán y no de una piscina. Hugo deslizó su mano entre las nalgas de Julia hasta llegar a su sexo y tiró de sus bragas con fuerza para romperlas de un tirón. Julia se quejó por su brutalidad y Hugo esbozó una sonrisa mirándola con malicia.–¡¿Así que eres delicada?!Bien, porque si eso te ha dolido con lo que tengo aquí, tus gritos llegarán hasta Toledo. –Se burló presionando su miembro duro contra el sexo de la chica que gimió al sentir lo grande que era aun estando dentro de su pan
Hugo y Felipe decidieron asaltar la reserva de alcohol que tenía el empresario en su casa. Cuando Felipe se levantó para buscar un par de copas, finalmente prestó atención en cómo estaba su amigo, dándose cuenta de que iba con la ropa húmeda pegada a su cuerpo y descalzo.–¿Hugo qué es lo que ha pasado? ¿Porque estás mojado y descalzo? –Felipe preguntó mirando a Hugo con el ceño fruncido y él se miró recordando lo que había pasado en su piscina.–¿Prefiero no hablar de eso? Ya tuvimos suficiente por una noche, mejor vamos a beber. –Contestó negando con la mano y Felipe accedió a su petición sin protestar, y entró a su habitación para sacar algo de ropa para Hugo y un par de deportivas.–Con todo esto se me olvidó decirte que hoy recibirán la visita del inspector. En verdad este tipo de entrevistas se hace en el registro con un juez, pero eres un caso especial. –Anunció Felipe entregando una copa de Brandy a su amigo.–¿No se supone que la visita era sorpresa? –Preguntó Hugo desconcert
–Julia te presento a Adara, mi madre. Adara esta es Julia, mi novia. –Las presentó Hugo sintiendo un mal sabor de boca por tener que pronunciar la palabra “madre”.–Es un placer conocerla señora. –Julia la saludó amablemente estirando la mano para estrechar la de Adara, pero ella la dejó con la mano en el aire.–Siento no saludarte como es debido querida, es que me aterran los gérmenes y ustedes recién están llegando de la calle. –Se excusó Adara con una sonrisa falsa y Julia entendió perfectamente que no pasaba de una ridícula excusa para no tener que tocarla, ya que antes intentó abrazar a su hijo. –¿Así que esta es la chica que sale contigo en la prensa como tu pareja? –Preguntó ignorando a Julia.–¿Qué bolso exclusivo quieres ahora Adara? Dime y hago una llamada para que te lo reserven y me dejes en paz. –Escupió Hugo sin contestar a su pregunta, dejando a Julia boquiabierta por la forma como hablaba a su madre.–Vamos cariño, no te pongas así. –Contestó Adara en tono conciliador.