–¿Ustedes dos se conocen? –Preguntó Julia sorprendida y Kelly abrió la boca para responder su pregunta, pero fue Felipe quien lo hizo.–Sí, trabajó como limpiadora en una de mis oficinas en La Castellana. ¿Verdad Kelly? –Felipe preguntó suplicando a Kelly con la mirada para que no dijera nada.–Eh sí, estuve trabajando allí un tiempo. –Respondió sin apartar su mirada de Felipe.–¿En La Castellana? –Pensó Julia en voz alta. – Te estuvieron llamando de ese lugar para que volvieras al puesto que tenías allí. – Habló Julia con entusiasmo mirando a Kelly, que se puso más nerviosa de lo que ya estaba. –Felipe podría ayudarte a volver a trabajar en esas oficinas, te iba mejor allí que en el bar.–¡¡No Julia!!–Exclamó su amiga, y Julia frunció el ceño. –No creo que haga falta molestar al señor con eso. Estoy muy bien en mi trabajo. – Aclaró bajando las manos para que no vieran que estaba temblando.–Pero…–Pero nada Juls. –Kelly interrumpió a Julia para que no siguiera insistiendo. –¿Porque
Julia se derretía entre las manos expertas de Hugo, que recorrían todo su cuerpo. Su lengua se movía dentro de su boca como si explorar su interior fuera crucial para seguir respirando. Ella sentía todo eso besando a Hugo con el mismo deseo que sentía él por ella.–¡¡Me encantas j***r!!–Murmuró Hugo sin dejar de besarla, de lamer su lengua perdido en la lujuria que sentía.–¡¡Dios, Hugo!!–Suspiró Julia levantando la cabeza dándole acceso para lamer su cuello.Los dos sentían como si estuvieran dentro de un volcán y no de una piscina. Hugo deslizó su mano entre las nalgas de Julia hasta llegar a su sexo y tiró de sus bragas con fuerza para romperlas de un tirón. Julia se quejó por su brutalidad y Hugo esbozó una sonrisa mirándola con malicia.–¡¿Así que eres delicada?!Bien, porque si eso te ha dolido con lo que tengo aquí, tus gritos llegarán hasta Toledo. –Se burló presionando su miembro duro contra el sexo de la chica que gimió al sentir lo grande que era aun estando dentro de su pan
Hugo y Felipe decidieron asaltar la reserva de alcohol que tenía el empresario en su casa. Cuando Felipe se levantó para buscar un par de copas, finalmente prestó atención en cómo estaba su amigo, dándose cuenta de que iba con la ropa húmeda pegada a su cuerpo y descalzo.–¿Hugo qué es lo que ha pasado? ¿Porque estás mojado y descalzo? –Felipe preguntó mirando a Hugo con el ceño fruncido y él se miró recordando lo que había pasado en su piscina.–¿Prefiero no hablar de eso? Ya tuvimos suficiente por una noche, mejor vamos a beber. –Contestó negando con la mano y Felipe accedió a su petición sin protestar, y entró a su habitación para sacar algo de ropa para Hugo y un par de deportivas.–Con todo esto se me olvidó decirte que hoy recibirán la visita del inspector. En verdad este tipo de entrevistas se hace en el registro con un juez, pero eres un caso especial. –Anunció Felipe entregando una copa de Brandy a su amigo.–¿No se supone que la visita era sorpresa? –Preguntó Hugo desconcert
–Julia te presento a Adara, mi madre. Adara esta es Julia, mi novia. –Las presentó Hugo sintiendo un mal sabor de boca por tener que pronunciar la palabra “madre”.–Es un placer conocerla señora. –Julia la saludó amablemente estirando la mano para estrechar la de Adara, pero ella la dejó con la mano en el aire.–Siento no saludarte como es debido querida, es que me aterran los gérmenes y ustedes recién están llegando de la calle. –Se excusó Adara con una sonrisa falsa y Julia entendió perfectamente que no pasaba de una ridícula excusa para no tener que tocarla, ya que antes intentó abrazar a su hijo. –¿Así que esta es la chica que sale contigo en la prensa como tu pareja? –Preguntó ignorando a Julia.–¿Qué bolso exclusivo quieres ahora Adara? Dime y hago una llamada para que te lo reserven y me dejes en paz. –Escupió Hugo sin contestar a su pregunta, dejando a Julia boquiabierta por la forma como hablaba a su madre.–Vamos cariño, no te pongas así. –Contestó Adara en tono conciliador.
Julia aún medio dormida abrazó la almohada que estaba impregnada con el perfume de Hugo. Respiró profundamente, restregando su cara en ella inconscientemente. Hasta que recordó donde estaba y se sobresaltó, pero se sintió aliviada al ver que estaba sola en la cama. Sería vergonzoso que Hugo la viera agarrando su almohada, ronroneando como una gata en celo. Miró alrededor y pensó que Hugo ya se había levantado, para ir a la ciudad deportiva a entrenar. Se paró de la cama mirándose en el espejo, recogió su cabello en una coleta con una goma de pelo que tenía en la muñeca y se dirigió al baño. Cuando se acercó a la puerta que estaba cerrada escuchó un ruido dentro del baño. Estiró la mano para abrir la puerta, pero esta se abrió de repente y Hugo salió del baño desnudo con el cuerpo mojado secando sus cabellos con una toalla negra. –¡¡AVE MARÍA PURÍSIMA!!–Julia gritó mirando la entrepierna de Hugo, porque podía jurar que sus ojos estaban viendo en él tres piernas en lugar de dos. –¡S
Hugo entró a su despacho con Adela, caminó hasta su escritorio y se sentó en la silla que había detrás de él. Apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó sus dedos mirando a la mujer que tenía delante con el rostro impávido. Adela se soltó el moño moviendo sus cabellos rojizos con lentitud, y Hugo suspiró con cansancio deseando que aquel encuentro terminará lo antes posible.–Dime, ¿Sobre qué querías hablar exactamente? ¿Quieres una exclusiva o algo sobre el documental? –La apremió Hugo, y Adela puso un puchero haciéndose la ofendida, por ser tratada con tanta frialdad.–Me gustaría ser primera en entrevistarte, después del estreno del documental. –Murmuró su pedido con una voz suave cruzando las manos sobre sus piernas.–Acaban de empezar a grabarlo, no tiene ni siquiera una fecha de estreno. Así que no puedo prometerte nada. Sí era sobre eso que querías hablar...–No Hugo, no era solo por eso. –Afirmó levantándose de la silla y dando la vuelta a la mesa para acercarse a Hugo. –Te echo
Hugo estaba parado delante de su cama observando a Julia dormir. Ya estaba debidamente vestido con el traje que solía utilizar para llegar a los partidos oficiales, pero antes se vio en la necesidad de caminar hasta el lado derecho de la cama donde estaba durmiendo Julia, bajar su cabeza e inhalar el maravilloso olor que desprendía de los cabellos de la chica.–Gracias a ti siento que, por primera vez, mi cumpleaños es un día especial. –Susurró Hugo y dejó un beso en la cabeza de Julia. Agarró su maleta sacó su teléfono móvil para enviar un mensaje a su representante y se marchó.Media hora después Julia se despertó preparando todo lo necesario para el viaje, con la ayuda de Mercedes. Felipe no tardó en llegar para que fueran con él al aeropuerto donde Diego ya los esperaba. Se montaron en su coche y se fueron directo al aeropuerto Barajas-Adolfo Suárez.Felipe los acompañaba porque era mejor no dejar a Julia sola en situaciones como esa todavía, porque la prensa la acosaba constantem
Julia caminaba de un lado a otro por el pasillo del Hospital Munchen Klinik Bogenhausen cerca de la habitación donde se encontraba Hugo. Estaba con la cabeza bajada mirando cada paso que daba con sus pies descalzos, mientras que en una mano sujetaba sus sandalias.Al darse la vuelta se encontró con un par de deportivas delante de ella, levantó la cabeza encontrándose con la mirada preocupada de Felipe que las sujetaba.–Toma, perdón que tardará tanto en conseguirte un par de deportivas. Ya han pasado varias horas desde que Hugo llegó al hospital y tú sigues así. –Se disculpó Felipe con pesar, mirando los pies Julia.–No te preocupes, ahora mismo esto no es importante, ¿Cómo está Hugo? –Preguntó Julia preocupada mirando la puerta de su habitación.–¡Está hundido! Me gustaría decirte otra cosa, pero esa es la verdad. Creo que jamás en tantos años de amistad, lo había visto así. –Contestó el representante bajando la cabeza con tristeza.–¿Tan grave ha sido la lesión? –Julia preguntó llev