Y aunque tengo la respuesta en la punta de la lengua, me detuve a pensar en su pregunta. ¿Amo a Santiago? No. Ese sentimiento no debía surgir entre nosotros, pero si lo quería, porque estuvo conmigo cuando más necesitaba de un hombro en que llorar, porque siendo un extraño se quedó conmigo, no como Alejandro, él se fue cuando el caos recién comenzaba. Esta bien, Santiago tiene secretos, como cualquier persona. Y tenemos un contrato, y aunque mi parte se desvió de mis deseos, el hecho de que yo no ganara no significaba que lo quería ver perder a él también. Y mientras pienso más en Santiago, en sus ojos azules, en sus cabellos castaños, su forma de moverse, la curvatura de sus labios, me detengo a sentir en que el querer se puede estar transformando en algo más, en algo que no sabré cómo detener cuando llegue completo.
- Sí, lo amo. – Y eso
En tres días se abrirá el testamento del abuelo de Santiago, solo tres días y todo por lo que él había engañado estaría en sus manos. Santiago no dejaba ir a los nervios, en especial, cuando Mario lo visitaba. Pero, aunque entendía su preocupación, su miedo a que su primo nos describiera y decidiera tomar venganza, se me era casi imposible visualizar de que modo Mario nos haría daño. Y por otro lado, estaban las mentiras que se estaban volviendo realidad, de pronto fingir amor no era agotador ni un secreto.Giro la manivela de la puerta, después de una cita con una clienta por fin estoy en casa, o, mejor dicho, en la de Santiago. Me agrada vivir con él, pero al mínimo recordatorio de que todo acabara pronto se me pone los pelos de punta. Descubrir estar enamorada de Santiago no fue una sorpresa total, sino más bien, darle sentido al ritmo frenético de mi coraz
Mis padres, mi tía, Lucia, Lina, Mario, Fernanda y yo estábamos en la oficina de Lexur, el plazo se había cumplido, hoy se abriría el testamento de mi abuelo.Me he alejado de Fernanda los últimos días desde que Mario envió las flores y no era por el motivo de que ella no quería botarlas, sino porque cada vez se acercaba más a mis secretos, y debía protegerla. Sin embargo, también había algo que me gritaba, una voz que venía de mi pecho, que me alejara de Fernanda que era peligrosa sentirla tan cerca.Desde esa tarde, cuando hablamos en nuestra habitación, he reprimido recuerdos y sentimientos, con la vaga esperanza de que si los ignoraba se irían. Que iluso era pensar de ese modo.Ya no trabajabamos juntos en mi despacho, sino que ella se había mudada al suyo. Yo también me había mudado, pero no de despacho, sino de hab
Trago saliva, y le grito a mi pecho que por una vez en la vida me deje a mí la situación.-Lo siento. – Doy un paso me coloco al frente de ella, necesito ver su mirada, saber lo que se consume por dentro. – Sé que me he estado comportando como un idiota toda esta última semana, y que no merezco que me perdones, pero es que me volvió loco ver como Mario te enviaba flores, sé que no es una excusa, pero sí la verdad. – Omití el hecho de que se acercaba a mis secretos, que con un ruego de ella toda muralla que había construido quedaría hecha polvo.-Me has estado evitando todos estos días, he sentido que me hacías a un lado, como si no te importara. – dice con lágrimas en los ojos.MIERDA, y de las que joden. No podía ver a Fernanda llorar, no podía soportarlo, y, en especial, por saber que yo era el motivo de ella.<
FernandaDos años atrásOdio la lluvia, siempre pasa algo malo cuando del cielo empiezan a caer pequeñas gotas que calan en la piel, en el jardín, en la grava del suelo, en los techos que resuenan como piedras y en las ventanas que escurren. Cuando llueve se aumenta la probabilidad de accidentes, son mayores los despistes de carreteras, es el momento perfecto para llorar, o tomarte un té y leer un libro, los perros se vuelven más ansiosos y la tierra adquiere un olor a nuevo. De cualquier forma, siempre pasa algo, para bien o para mal, todo termina cambiando.Ahora estoy en casa de mis padres, Alejandro tuvo su entrevista de trabajo a la que asistir y yo acompaño a mi madre a cuidar a mi padre, quien tuvo un infarto hace poco tiempo. Y aunque estoy feliz de regresar a casa no dejo de pensar de extraño a mi novio, y que, si pasa esta entrevista, que es más como un concurso por una vacante en el
SantiagoLa carta de mi abuelo decía.¨Vive, para que a los ochenta y seis años no te arrepientas de lo que pudisteis hacer. ¨Y esa misma tarde, con el sobre en la mano me pregunté: ¿Qué no había hecho mi abuelo de lo que se arrepentía? ¿Por qué me pedía vivir cuando él mismo vio como mi vida se iba a una mierda? Pero era absurdo hacerme preguntas, el viejo ya no estaba para responderlas, y yo había mentido para tener su herencia.Esta mañana, cuando llegue a la oficina, me espero una carta que me dejo congelado. No tenia remitente ni un seudónimo de donde guíame para saber quien la envió, era un solo papel que contenía unas cuantas líneas que me retrocedió en el pasado, y al mismo tiempo, me advirtió sobre el futuro." Le ganaste. Él está seguro que todo es una farsa y
Llevo buscando a Santiago por cerca de veinte minutos, la última vez que lo vi estaba con Logan, pero cuando Emma llegó conmigo y Laura ellos desaparecieron de mi vista. Caminé por toda la sala, y mientras lo hacía me sentía como un premio que se exponía, aunque solo era mi suegra con una sonrisa en el rostro y su emoción cuando le decía a los demás que era la esposa de su hijo. Sí, esa palabra, ¨Esposa¨, se había repetido tantas veces que en un momento dado me canse de escucharla, y más por el agobio que significa oírla era mi poca esperanza que de siga siendo así por mucho tiempo más. Me escapé de una Emma que bromeaba sobre lo estrafalario que era todo el lugar y de una Laura que no dejaba de presentarme hacia los demás.Me adentre a unos pasillos que desconocía, algunas parejas venían de allí con risas y un poco ebrios,
SantiagoUna nueva nota que aviva mi capricho por saber quién las envía."Liliana te eligió, decido dejar todo atrás y seguir contigo. Él odiaba la idea de que estuvieran juntos, y cuando escucho que ella te elegía una y otra vez desato su ira. Sé que te sientes culpable por su muerte, pero tal vez necesitas contar el pasado para avanzar en el futuro. Fernanda te quiere, no la alejes tan rápido de tu lado. Sigue protegiéndola, nunca se sabe lo que planea Mario. ¨Sostengo el papel en manos aún después de releerlo cómo una docena de veces, y sí, lo tengo tan doblado y arrugado como me siento por dentro. Cada nota, bueno, la segunda, estremece lo que intento olvidar, me recuerda que las cosas no cambiaran para bien si no le confieso a Fernanda la verdad. Pero, aunque quiero hacerlo, hay un pequeño hilo que sale de mi pecho y cierra mis labios. Tal vez
Santiago está en la ducha, hoy es su cumpleaños y saldremos a un bar a divertirnos. Esta mañana habíamos almorzado con sus padres, un almuerzo sencillo y sin salmón, y me sentí bien, como si perteneciera a su familia, como si fuera una más y no una desconocida que llegó a ellos por un contrato.No recuerdo cuándo fue la última vez que salí de fiesta, sin contar la boda falsa, quizás fue antes de enterarme que mi padre estaba enfermo y moría cada día. Últimamente recuerdo a mis padres más que nunca, incluso sueños con ellos, tal vez es una señal para que debería visitarlos. Lo haré, mañana estaré frente a sus tumbas. Y duele admitirlo de esa manera.Estoy ansiosa por salir de fiesta con Santiago, nunca lo hemos hecho, y hacer algo diferente de mentir y fingir todo el tiempo me emociona, en especial, compart