Trago saliva, y le grito a mi pecho que por una vez en la vida me deje a mí la situación.
-Lo siento. – Doy un paso me coloco al frente de ella, necesito ver su mirada, saber lo que se consume por dentro. – Sé que me he estado comportando como un idiota toda esta última semana, y que no merezco que me perdones, pero es que me volvió loco ver como Mario te enviaba flores, sé que no es una excusa, pero sí la verdad. – Omití el hecho de que se acercaba a mis secretos, que con un ruego de ella toda muralla que había construido quedaría hecha polvo.
-Me has estado evitando todos estos días, he sentido que me hacías a un lado, como si no te importara. – dice con lágrimas en los ojos.
MIERDA, y de las que joden. No podía ver a Fernanda llorar, no podía soportarlo, y, en especial, por saber que yo era el motivo de ella.
<FernandaDos años atrásOdio la lluvia, siempre pasa algo malo cuando del cielo empiezan a caer pequeñas gotas que calan en la piel, en el jardín, en la grava del suelo, en los techos que resuenan como piedras y en las ventanas que escurren. Cuando llueve se aumenta la probabilidad de accidentes, son mayores los despistes de carreteras, es el momento perfecto para llorar, o tomarte un té y leer un libro, los perros se vuelven más ansiosos y la tierra adquiere un olor a nuevo. De cualquier forma, siempre pasa algo, para bien o para mal, todo termina cambiando.Ahora estoy en casa de mis padres, Alejandro tuvo su entrevista de trabajo a la que asistir y yo acompaño a mi madre a cuidar a mi padre, quien tuvo un infarto hace poco tiempo. Y aunque estoy feliz de regresar a casa no dejo de pensar de extraño a mi novio, y que, si pasa esta entrevista, que es más como un concurso por una vacante en el
SantiagoLa carta de mi abuelo decía.¨Vive, para que a los ochenta y seis años no te arrepientas de lo que pudisteis hacer. ¨Y esa misma tarde, con el sobre en la mano me pregunté: ¿Qué no había hecho mi abuelo de lo que se arrepentía? ¿Por qué me pedía vivir cuando él mismo vio como mi vida se iba a una mierda? Pero era absurdo hacerme preguntas, el viejo ya no estaba para responderlas, y yo había mentido para tener su herencia.Esta mañana, cuando llegue a la oficina, me espero una carta que me dejo congelado. No tenia remitente ni un seudónimo de donde guíame para saber quien la envió, era un solo papel que contenía unas cuantas líneas que me retrocedió en el pasado, y al mismo tiempo, me advirtió sobre el futuro." Le ganaste. Él está seguro que todo es una farsa y
Llevo buscando a Santiago por cerca de veinte minutos, la última vez que lo vi estaba con Logan, pero cuando Emma llegó conmigo y Laura ellos desaparecieron de mi vista. Caminé por toda la sala, y mientras lo hacía me sentía como un premio que se exponía, aunque solo era mi suegra con una sonrisa en el rostro y su emoción cuando le decía a los demás que era la esposa de su hijo. Sí, esa palabra, ¨Esposa¨, se había repetido tantas veces que en un momento dado me canse de escucharla, y más por el agobio que significa oírla era mi poca esperanza que de siga siendo así por mucho tiempo más. Me escapé de una Emma que bromeaba sobre lo estrafalario que era todo el lugar y de una Laura que no dejaba de presentarme hacia los demás.Me adentre a unos pasillos que desconocía, algunas parejas venían de allí con risas y un poco ebrios,
SantiagoUna nueva nota que aviva mi capricho por saber quién las envía."Liliana te eligió, decido dejar todo atrás y seguir contigo. Él odiaba la idea de que estuvieran juntos, y cuando escucho que ella te elegía una y otra vez desato su ira. Sé que te sientes culpable por su muerte, pero tal vez necesitas contar el pasado para avanzar en el futuro. Fernanda te quiere, no la alejes tan rápido de tu lado. Sigue protegiéndola, nunca se sabe lo que planea Mario. ¨Sostengo el papel en manos aún después de releerlo cómo una docena de veces, y sí, lo tengo tan doblado y arrugado como me siento por dentro. Cada nota, bueno, la segunda, estremece lo que intento olvidar, me recuerda que las cosas no cambiaran para bien si no le confieso a Fernanda la verdad. Pero, aunque quiero hacerlo, hay un pequeño hilo que sale de mi pecho y cierra mis labios. Tal vez
Santiago está en la ducha, hoy es su cumpleaños y saldremos a un bar a divertirnos. Esta mañana habíamos almorzado con sus padres, un almuerzo sencillo y sin salmón, y me sentí bien, como si perteneciera a su familia, como si fuera una más y no una desconocida que llegó a ellos por un contrato.No recuerdo cuándo fue la última vez que salí de fiesta, sin contar la boda falsa, quizás fue antes de enterarme que mi padre estaba enfermo y moría cada día. Últimamente recuerdo a mis padres más que nunca, incluso sueños con ellos, tal vez es una señal para que debería visitarlos. Lo haré, mañana estaré frente a sus tumbas. Y duele admitirlo de esa manera.Estoy ansiosa por salir de fiesta con Santiago, nunca lo hemos hecho, y hacer algo diferente de mentir y fingir todo el tiempo me emociona, en especial, compart
Regresamos de la pista de baile, y debo admitir que bailar con Fernanda es casi tan excitante como besarla y hacerle el amor. Su cuerpo en contacto con el mío, mi mano alrededor de su cintura, y sus movimientos de cadera me han hecho perder la cabeza, tanto que si no fuera por Emma que le pidió que la acompañara al baño, hubiera sido yo quien la arrastrara allí y cogido en esos pequeños cubículos.-Disimula mejor. – dice Logan con una sonrisa socarrona.-Créeme, lo intento.La camarera llega con una copa de Vodka Devil's Spring que le pedí hace uno minutos, y es exactamente lo que necesito para transportar el calor que ha dejado Fernanda en mi cuerpo hacía mi garganta.- ¿Quiere que le atraiga algo más? – pregunta la camarera.-No, gracias. – logan le entrega un billete por su atención.La joven chi
Extrañar es una palabra tan corta, vacía, para un sentimiento tan grande como querer algo que no está o no volverá.Es un golpe muy duro, como si dos carros colisionaron por detrás y delante de mi cuerpo, estar parada frente a las lápidas de mis padres. Es tan irreal saber que ellos están justo ahí, al frente, bajo tres metros de tierra. Pero lo es, ellos están allí, y no puedo cambiarlo ni dejar de verlo.Es un día nublado, tan gris como mi animó, y tan frío como tenia las manos después de coger un ramo flores. Crisantemos y claveles, las flores favoritas de mamá, el mismo ramo que papá le llevaba cada aniversario de bodas, el mismo que sonreía al ver y colocaba como centro de mesa. Ahora esos recuerdos, de mi infancia, con ellos felices, se sienten tan lejanos, como si fueran producto de mi imaginación.Me inclino sobr
Cuando despierto y veo a Santiago a mi lado, durmiendo plácidamente con una sonrisa en el rostro, decido que hoy haré algo diferente a trabajar, algo especial para nosotros. Ya sé que no es sano seguir creando momentos únicos con él, como los besos bajo la lluvia, cuando muy pronto me iré, pero tampoco quería irme sin saber todo lo que puede suceder sin haberlo intentado.Discurro en que podía hacer de especial para nosotros, y después de unos minutos pensándolo bien, descarto cualquier paseo, cualquier salida al cine o centro de entretenimiento, y cualquier comida en algún lujoso restaurante cuando yo podía cocinar para él. Así que, me quedaría en casa y cocinaría, aún no sabía qué plato preparar, pero estoy segura de que se me ocurrirá algo delicioso que hará a Santiago chuparse los dedos.Me levanto de la cama