Capitulo 28

Ya son más de tres días en los que evito a Alejandro, llego a la oficina, me oculto en el despacho de Santiago y después salía a escondidas. No estaba preparada para sus preguntas, su mirada acosadora y su, aunque muy tarde, disculpas. Simplemente no quería verlo, y después del abrazo que tuve con Santiago en el pasillo, no estaba segura de hacia dónde se inclinaban mis sentimientos, y menos, quería complicarlos con los que sentía por él. 

Ahora estaba en la oficina con Santiago, él me estaba dando la espalda, mirando el gran ventanal que tenía adelante. Lo observo por unos minutos, luce sereno y calmado, sin ápice de preocupación o estrés, y eso que estábamos muy cerca de la fecha en que se abrirá el testamento de su abuelo. 

Termino con unas anotaciones y me acerco a él. Solo doy unos pasos cuando Santiago voltea en mi direcció

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