25.-

La mañana se fue en un abrir y cerrar de ojos, eran las once cuando recibió la llamada de su amiga y ésta le hizo varios reclamos. Su teléfono había estado apagado por tres días y ella no lo había puesto a cargar, fue Alejandro quien lo hizo y lo dejó también sobre la encimera ya encendido, incluso, se mensajearon en dos ocasiones. La primera para decirle que Lucas la llevaría – cosa que ya sabía – y la segunda para quedar en almorzar en El Patio de Atocha, uno de los lugares más exclusivos de Madrid en el centro. A regañadientes aceptó porque no se sentía con el atuendo adecuado, aun cuando había escogido un vestido ceñido al cuerpo, color rosa palo, con cuello en uve y apenas un asomo de mangas; llegaba a las rodillas. Lo combinó con unas plataformas del mismo color.

¿Quién le habrá dicho a él que

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