29.-

Las piernas de la castaña amenazaron con dejar de sostenerla, su cuerpo temblaba copiosamente y dudaba que fuese por el frío de la lluvia aunque el invierno ya estaba llegando, giró poco a poco y vio a Alejandro pegado a la reja gritando, pero no escuchaba nada dado el zumbido de sus oídos. Su mente solo reproducía sus últimas palabras “María Elena está embarazada”. Se acercó a la verja sin llegar a tocarlo, sus lágrimas se confundían con las gotas de lluvia, su novio temblaba por el frio y en ese momento solo podía pensar en protegerlo en abrazarlo para darle el calor que necesitaba, sus ojos enrojecidos lo hacían ver vulnerable y frágil. Tenía miedo. Ella lo sabía.

— ¡Rixio! – llamó al portero.

— ¡Esa criatura no es mía mi amor te lo juro! Pero no puedo permitirle

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