Llego feliz a casa después de dos semanas de vacaciones con mi amigo y su familia, hoy mis padres tendrán una fiesta para sus cercanos, seguro que terminaré encerrado en el jardín o en la habitación de mi hermana, escuchando su música y hablando del futuro, uno que tal vez nunca será.
Nada más entrar, veo el revuelo que hay instalando las mesas con los bocadillos, la nana Ceci me ve y se lanza sobre mí para abrazarme, como siempre, dándome más amor que mi propia madre.-¿Cómo estuvo ese viaje? – me pregunta con una mezcla de entusiasmo y tristeza, lo que se me hace raro, porque ella siempre ha sido alegre -.-Bien… nana, ¿te pasa algo?-Nada, mi niño, a la servidumbre nunca le pasa nada – besa mi frente y me quita el bolso -. Tu padre está en su despacho y tu madre en el salón de belleza.-Gracias nana – camina hacia la escalera y le pregunto -. ¿Y mi hermana, todavía no llega de la universidad?-Es mejor que vayas a ver a tu padre, mi niño.Me deja preocupado, pero con mi sonrisa de siempre me voy a ver a mi padre. Llamo a la puerta, me indica que entre y al verlo, sé que algo malo ha pasado. Se ve demacrado, negras ojeras enmarcan sus ojos, que además están rojos, como si hubiese llorado mucho.-Papito… - me acerco a él y lo abrazo -. Papito lindo, ¿qué te pasó?-Nada hijo, nada – me dice con la voz quebrada, lo miro a los ojos y sé que me miente -. Solo mucho trabajo, nada más.-¿Algo que pueda hacer por ti? Me preocupa verte así… ¿la empresa… - pero me interrumpe con una sonrisa -.-Todo bien, de hecho, somos dos mil millones más ricos que hace cuatro meses – me dice con la voz llena de sarcasmo -, pero eso no importa si no estamos todos.-¿A qué te refieres a que no estamos todos?-¡Alex, hijo! – mi madre sobresalta a mi padre, me giro para verla justo cuando llega a mi lado para abrazarme, debe estar enferma -. Te extrañé, hijito, ¿cómo estuvo ese viaje?-Bien, muy bien. Tengo muchas cosas que contarle a mi hermana, le traje un par de regalos que sé le van a gustar.-Me temo que no podrás – me dice con la cara transformada por el enojo -. Tu hermana se fue a un convento.-Pe-pero… pero no se despidió de mí, no es posible que se fuera de esa manera y no se despidiera de su hermano.-Con suerte se despidió de nosotros, así que asúmelo de una vez – se gira a la puerta para irse pero se detiene y me mira -. Te dejé un smoking en tu habitación, te quiero decente para la fiesta de hoy, vendrán las hijas de los Hernández y los Carrasco, algunas de ellas están interesadas en ti.-Tengo quince años, mamá… no creo que sea lo mejor, primero debería estudiar, conocer cómo funciona el mundo.-No es tan difícil, Alex, funciona con dinero. Mientras tengas mucho y consigas más, puedes optar a tener una bella esposa que se quede en casa cuidando a tus hijos y atendiendo tus necesidades.Sale del despacho, mi padre da un largo suspiro, me mira y estira una de sus manos para que me acerque a él.-Hijo, si quieres conocer el mundo, haré lo que quieras para que lo conozcas. Si quieres estudiar botánica, biología o administración de empresas, es tu decisión, yo te apoyaré con todo. Ahora, ve a tu cuarto, llora por tu hermana todo lo que quieras y luego te preparas para estar diez o quince minutos en la fiesta, luego de eso eres libre de esconderte donde quieras.Me da un abrazo fuerte, de esos que siempre nos dábamos los tres juntos. Subo a mi habitación, me tiro a la cama mirando al techo y dejo salir mis lágrimas. No puedo creer que mi hermana se fuera así, sin despedirse de mí.Cuando las lágrimas han menguado un poco, me incorporo para buscar con la vista mi bolso. Lo veo al costado de la puerta, voy hasta él para sacar los regalos que le traía a mi hermana: una lapicera hecha en madera y unos aros de plata, de estilo mapuche muy bellos que sé le encantarían.Los miro unos segundos y luego decido ir a su habitación, veo que todo está igual, nada más que la cama está sin tender y los cajones vacíos. Me voy a la mesita de noche, al sacar el cajón queda un espacio oculto, que no encuentras a menos que lo quites, dejo allí ambos regalos, con la esperanza de que un día mi hermana se arrepienta o que la dejen venir de visita, para entregarle estos presentes.Me regreso a mi habitación, me ducho y visto para la famosa fiesta, no entiendo cómo mi madre puede estar para fiestas, mientras que con mi padre estamos deshechos por la partida de Jazmín. Escucho que comienzan los murmullos de los invitados, suspiro con tristeza y bajo.Nada más poner un pie en el primer piso, Cory Hernández y Amalia Carrasco me toman una cada una del brazo, sin primero darse una terrible mirada de odio. Mi madre se acerca a nosotros feliz, esto para ella debe ser la gloria, pero para mí es molesto, porque no me gusta la cercanía con las chicas, me hace sentir incómodo.Unos minutos después, y gracias a mi padre, logro zafarme de ellas, para escapar a mi habitación donde me encierro con llave para que ninguna se atreva a entrar por “casualidad” mientras buscaba el baño.Me recuesto en la cama, mirando el techo pensando en lo solitaria que será mi vida desde ahora, mi padre es muy poco lo que pasa en casa, aunque esos momentos son de calidad y no me quejo, él me demuestra su amor cada día, pero es cierto que la empresa le absorbe tiempo y mi hermana era mi fiel compañera en muchas cosas.-Ay, hermanita, ¿por qué te fuiste así? Ojalá no te olvides que tienes un hermano que te adora y te extrañará.Y con una foto donde estamos los tres sonriendo felices en la playa me quedo dormido, dejándome llevar en los brazos de Morfeo para escapar de esta nueva triste realidad.Miro por la ventana el bello jardín, mi pasión, mientras una inusual lluvia de primavera cae sin tregua. Vigilo que los contenedores de aguas lluvias que instalé para el regadío del jardín no colapsan, en cuanto el nivel llegue a su límite, debo ir a cerrar la pequeña entrada que la deja pasar.Escucho llegar a mi padre y se dirige a mí, pone una mano en mi hombro y se aclara la garganta.-No puedo creer que, luego de diseñar todo ese sistema para captar agua, decidieras tomar un rumbo tan diferente.-Padre, Jazmín no está, mi hermana se fue y todos sabíamos que era ella quien tomaría tu lugar, pero se fue – lo miro con una sonrisa-. Debo ser yo quien tome su lugar.-Pero no quiero que lo hagas, quiero que seas feliz haciendo lo que amas – lo veo realmente preocupado por esta situación -.-¿Quién te dice que no seré feliz de entrar a estudiar administración para trabajar con mi amado padre? – abre la boca para hablar, pero no lo hace -. Padre, estoy seguro
Los años han pasado, terminé mi carrera y me incorporé a la empresa para trabajar con mi padre, creamos un dúo fantástico. Aprendí todo lo que él esperaba y más, hemos sido inseparables por todos estos dieciocho años que mi hermana no ha estado. Entro a su oficina con unos documentos en la mano para revisarlos junto a él, me lo encuentro mirando por la ventana con la vista perdida, seguramente pensando en mi hermana, como hago yo cada día. Su cabello gris, aquellos surcos en su rostro me llaman a abrazarlo cada día, porque no quiero que el día que deje este mundo la consciencia me atormente con aquellas cosas que pude y no hice. -¿En qué piensa el mejor padre del mundo? -Supongo que lo bien que lo ha hecho en su vida, mientras que yo estoy aquí pensando en las cosas que no hice bien. -Padre, para mí tú eres el mejor del mundo, y no creo que hicieras algo mal. -Tu hermana… -No, ella decidió irse, nosotros no podíamos hacer nada aunque q
Casi cinco años después de la muerte de mi padre, duele totalmente, pero me he esforzado por mantenerme a flote, no podía derrumbarme y permitir que el esfuerzo de su vida se perdiera solo porque yo no fui capaz de ser fuerte.Salgo del ascensor con una caja de chocolates y un globo que dice feliz cumpleaños. Mi querida asistente está de cumpleaños y no podía dejar pasar este detalle, el mismo que mi padre tuvo con ella por los quince años en que ella trabajó para él.-¡Feliz cumpleaños, Fabiola! – ella se pone de pie, con lágrimas en sus ojos y acercándose a mí -.-Ay joven, no tenía que hacerlo – me dice recibiendo los regalos y un abrazo de mi parte -.Fabiola Vilches fue la mano derecha de mi padre, conocía todos sus secretos y sus mañas. El tiempo que conseguí estar aquí trabajando con papá, me
Tras dejar la sala y casi correr hasta el ascensor, bajé las cuatro plantas y salí del edificio para ir a comer. Aunque más me urgía escapar al exterior para tomar algo de aire fresco, me siento incluso mareado. Todo esto es nuevo para mí, nunca perdí la cabeza por una chica, porque aquella chica que alguna vez me interesó no provocó ni un mínimo de sentimientos que Alissa ha logrado.Camino con las manos en los bolsillos, dejando de lado el sonido de mi celular que suena insistente. Llego hasta el restaurante que visito cada días desde que llegué a la empresa, el mismo que antes visitaba con mi padre.Al entrar, me saludan los meseros y los chicos de la barra. Me voy a la misma mesa, una al rincón del lugar y al lado de la salida desde la cocina.Unos minutos más tarde, con mi plato frente a mí, como con dificultad. En este momento me cuestiono si hice bien en deja
Respiro profundo, tratando de concentrarme en lo que debo hacer, pero saber que ella está allí, en su escritorio tecleando afanada, con el ceño fruncido, casi sin parpadear. Con su boquita haciendo un piquito, lista para ser besada--¡Concéntrate!Me regaño y ya siento que me estoy volviendo loco. En tan solo un par de días me he visto en la obligación de reconocer que Alissa me gusta de verdad, muchísimo y estoy dispuesto a trabajar en mi timidez. Esta es la oportunidad de mi vida y me vale gorro la diferencia de doce años que tenemos.Miro el reloj, me quedan quince minutos para salir, eso en teoría, porque por estar pensando en ella, escondido aquí para no terminar como colegial enamorado todo sonrojado, me he retrasado en algo que debe quedar listo hoy sí o sí.No podré desearle un buen fin de semana, pero creo que el lunes podré verla repues
Arranco el auto, las manos me tiemblan y solo ruego que ella no lo note, porque quedaría en ridículo.-Muchas gracias – me dice con un poco de nostalgia en la voz -. La verdad es que no recuerdo cuando fue la última vez que alguien me ayudó sin esperar algo a cambio de mí.-Bueno, tampoco es que no espere nada a cambio – ella me mira sorprendida -. Supongo que esto amerita el pedirte un día que almuerces conmigo, para que me sigas contando sobre tus trabajos anteriores. Aún no sé por qué te despidieron, si eres tan inteligente.-Por un momento creí que harías lo que hacen todos los hombres que me han dado su ayuda “desinteresada”.-Yo jamás haría eso – le digo divertido mirando el camino -.-Obvio, no es que yo sea de tu gusto – se ríe -.Mi cuerpo se tensa, pero no dejo de reír, más porque su ri
Me quedo en el estacionamiento unos pocos minutos, sonriendo al saber que después de dos días la veré, con su sonrisa brillante, su cuerpo perfecto y su carácter de mujer independiente.Me bajo del auto, queriendo saltar de felicidad y buscando entender que todo esto es resultado de años reprimido. Camino hacia la entrada, consigo ver a Ignacio sosteniendo la puerta para que Alissa y la señora Fabiola pasen al edificio. Algo se me retuerce en las entrañas, como si el maldito Alien quisiera salir de mí de un momento a otro.Entro al edificio, tratando de mantener la sonrisa con la que llego todos los días, obligándome a entender que fue un gesto de caballerosidad para ambas mujeres.Espero el ascensor, que baja rápido y, una vez se cierran las puertas, busco la manera de respirar para no salir corriendo a mi oficina en cuando la vea. La caja metálica llega a su destino y al abrirs
Se que me he ganado unas ojeras por casi no haber dormido anoche, porque no podía sacarme de la cabeza la imagen de Alissa sonriendo con Ignacio. Es estúpido, sería la solución decirle la verdad de una vez, pero me muero de miedo.Son veinte años de sostener una vida que no existe para escaparme de todas las mujeres que a mi madre se le ocurrió que podían ser mi pareja. Para justificar que estuviera tan solo desde siempre, que huyera de las mujeres y que… ¡aaahhhhhh!Llego a mi oficina como alma en pena, solo quiero enterrarme en trabajo y no pensar en nada más que no sea trabajo. Pero uno nunca tiene lo que quiere, ¿se han dado cuenta de eso?Llaman a la puerta, de mala gana indico que pase la persona, sea quien sea, solo quiero que entre y se vaya lo antes posible, para quedarme tranquilo aquí, en mi soledad y mi trabajo.-Señor Manterola, le traigo unos informes d