Hanna.
—Está muy tranquila —responde un general cuando le pregunté cómo se encontraba las calles de nuestra nación.
—La estrategia del rey en colocar a los vizcondes, para suplir necesidades en el pueblo, fue algo realmente favorecedor para estos días —agrega Fais satisfecho.
—Eso sin contar que el aporte de los presos ha ayudado a levantar muchos desastres —Papá agrega orgulloso ahora que se puede hablar sin la ansiedad y la preocupación, de hecho, el cambio en su persona y actitud me han dejado boca abierta.
Algo que no puedo decir de mi madre.
—¡Bueno, majestad!, ¡Entonces me retiro!, creo que usted también debe descansar, necesitamos estar fuertes para cuando se amerite.
Asiento satisfecha mientras asomo una sonrisa. El salón poco a poco se vacía de la pequeña reunión que había convocado para la tarde. Umar me observa antes de retirarse y como si quisiera decirme algo, se re
Kalil. 4 meses después…Los viajes al centro de Angkor siempre me dejan a la expectativa de querer mucho más por mi nación, de realizar nuevas obras y de gestionar nuevos proyectos. Ver el rostro tranquilo y feliz de mi pueblo sin duda alguna suma una gran satisfacción para mi vida, e inclusive tener a tanta gente inmersa en los nuevos planes, me dejan muy satisfecho.Las calles ahora solo respiran esa paz que de una u otra forma reclamaba mi país desde hace mucho, el hecho de que Angkor prácticamente camine sola hace que el pecho se me hinche de orgullo, porque no es para menos después de tanto agravio.En estos últimos meses hemos entablado acuerdos muy beneficiosos con otros países vecinos, de hecho, muchos de ellos que actualmente aún tienen rey como mi país, harán surgir estas tierras como una cat
Kalil.A la mañana siguiente fue difícil levantarme, parecía que todos querían seguir su rutina, e intentar seguir con el curso de las cosas, menos yo.Sin embargo, la paz, y armonía del palacio no perduró mucho tiempo. Basim se notaba algo precipitado cuando llegó a la biblioteca demandando mi presencia, parecía que mi madre se encontraba fuera de lugar y bastante mal.Pensé que era otra de sus cosas, especulé que mi madre estaba sobrepasando los límites hasta que entré al salón donde estaba ella y mi padre. El rostro de Zura realmente estaba irreconocible, inclusive llegué a preocuparme en sobremanera, así que corrí al lugar del sofá donde estaba llorando desconsolada.Mi padre tenía la cabeza gacha, no lograba conectar mi mirada con la de él en ningún momento, as
Saravi.Capullos de nieve caen lentamente sobre el mar de grama verde que acompaña el palacio. El aire frío, ese que anuncia el fin de la temporada del año comienza hacer mella en mi cuerpo frío que ha estado desde hace horas contemplando el paisaje.Pero no quiero moverme de aquí. No por ahora.A pesar de que el sol está en su punto de apogeo, no logro calentarme con su débil rayo quetrata de inmiscuirse en las nubes grisáceas arropando el día. Un largo suspiro se ha apoderado de mi cuerpo, mientras los leves recuerdos vuelven a mí tratando de conectar todos los puntos que necesito para comenzar mi nueva vida.Aquella que inicio, solo hace unos meses para mí.—Mi lady… Aquí tiene su té —la dulce voz de mi dama, Samira, quien ha sido de gran compañía en
Saravi. Solo mis pasos y el chillido de las hojas secas son escuchados en este horrible silencio. Un silencio que desde hace un tiempo se impregnó en el ambiente. No sé cuánto tiempo ha transcurrido desde el momento en que decidí salir corriendo de la casona, el hecho es que corrí tanto como pude, con una mente nublada y con un corazón destrozado. Aún recordaba las palabras duras de mi madre, aún tenía la voz de ella diciendo: «Este es tu destino, te casarás con el rey de Angkor» Tengo varios arañazos en mis brazos, y el cabello tan revuelto que, ya ni sé cómo ordenarlo para sacarlo de mi rostro.Sin embargo, no es lo que me preocupa ahora; ahora mismo tengo latente el pánico dentro de mi cuerpo, porque por más que sigo un camino incierto, no logro divisar nada más que árboles y oscuridad. «Tranquila, volverás a casa, solo debes regresar por el mismo camino», me aliento a mí mi
6 meses después…Saravi.—¡Saravi! ¡Estoy hablando contigo!Por tercera vez consecutiva escucho la voz de mi madre; esta última, con un tono exaltado, haciendo que todo mi conflicto mental sea disipado al instante.—Perdón, madre, no te escuché —agrego de inmediato alejándome del balcón de mi habitación.—Últimamente estás muy distraída, niña —rezonga ella sin tacto, mientras ojeo a Nadia quien mantiene una postura rígida ante la intromisión de mi madre.Nadia Arafat, es mi dama de compañía, la persona que me sirve en mis quehaceres personales, y la que me acompaña a todas partes como un cortejo. Ella es el servicio para todos los que la ven a mi lado, pero para mí, es como una hermana.Parpadeé varias veces al
Saravi.En una maniobra elaborada y planificada, logro salir ilesa de la casona. Llegar al campamento me tomará al menos veinte minutos, pero el paso que llevo no solo es rápido; es más bien lleno de adrenalina, con una emoción tan tangible, que las mejillas me duelen de tanto sonreír.Para Mishaal será una sorpresa mi llegada, pues nuestra visita sería en dos días más, pero, ante la premura, es casi necesario este encuentro.Cuando llego al territorio Ayatolá, noto un revuelo en el lugar, sin duda alguna algo no anda bien. Por un instinto propio me adentro más, tomando la precaución de no ser vista aún. Así que, junto a un arbusto bastante tupido, hago un espacio para observar más de cerca lo que está sucediendo.—Mi señor, ¡por favor!, déjeme explicarle… —s&uacu
Saravi.He dado tantas vueltas por mi habitación, que, desde un tiempo dejé de contabilizarlas para disminuir los nervios que tengo.Hace un rato debía haberme llegado ya un mensaje oculto y avisarme para salir a encontrarme con Mishaal. Nadia siempre es llamada por un hombre de la cocina pasando el recado, esta es la forma en como nos hemos comunicado secretamente. Mishaal tiene hombres por todos lados y de forma extraordinaria logró también invadir la casona a favor de nosotros.—Debió surgirle un contratiempo, debe calmarse. Yo iré nuevamente a la cocina por si hay una carta —dice mi dama levantándose del sofá y yo solo asiento.Pero justo cuando ella abre la puerta, un extraño ruido desde el balcón de mi habitación nos alerta.La silueta de dos hombres con capa nos da un susto siniestro, entonces cuando corro al lado de Nadi
Saravi.—Saravi, ven, te acompañaré junto con las damas a tu habitación —mi madre insiste para intervenir, tomando mi brazo más fuerte de lo normal; irrumpiendo la mirada sostenida que teníamos el rey y yo.Asiento con el furor en mis venas, tratando por todos los medios de no dar rienda suelta a mis impulsos. Pero al final no puedo hacerlo. Entonces digo lo que tengo en mi garganta.—Pero… ella si es de mi confianza… señor. Espero que reconsidere mi propuesta, porque puedo elegir también… —solté creando un ambiente mucho más tenso y continué mi caminata, casi arrastrada de mi madre.Ella no dice nada, las mujeres que caminan junto a mí, parecen mirar hacia el vacío, es imposible que me adapte así, jamás podré estar aquí sin la compañía de Nadia.