Hanna.
La cena transcurre en total silencio, como todos los viernes en nuestra reunión familiar por la noche. Solo que esta vez la silla de mi hermano está vacía.
La silla del rey.
En el palacio se respira a melancolía, incertidumbre y mucha desesperanza. Ya van casi dos días desde que mi hermano y Basim desaparecieron de nuestra vista, y eso está matando lentamente la monarquía y a mi familia.
Kader suspira mientras barre con su tenedor los vegetales de su plato, mamá por el contrario tiene una dura cara observando a otro destino con su cabeza, mientras que Alinna le sostiene de la mano dándole fuerzas ante el momento. Por otra parte, mi padre, Umar, tiene un rostro que clama a gritos tormento y dolor.
Por primera vez en mucho tiempo se ha acercado a mí para darme consejos en los procesos a seguir, él era el rey por
Saravi.Líneas de filas, más un silencio perturbador. Uno que ha mantenido mis manos temblorosas al punto que juntarlas, ha sido la única solución para calmar un poco mis nervios.Todos y cada uno de los rebeldes esperan el discurso, aquel que les dará las fuerzas para enfrentar lo que se avecina.Ha llegado finalmente al día, ese, que decidirá el futuro o el infortunio de muchos.El aire frío de la mañana está calando mis huesos, acompañado del miedo que se ha metido en mi cuerpo desde que abrí mis ojos esta mañana. Espero que todo esté preparado, espero que todo resulte bien.Mishaal aparece con sus guardaespaldas de siempre y me sonríe con algo de sinceridad en su rostro. En sus ojos veo como la victoria se le esboza de la piel, para luego alzar el brazo cerrando su mano en un puño, y obteniendo el mi
Kalil. El corazón se me comprime y me estalla en mil pedazos, todos tienen razón, todos. Pero mi corazón no soporta la idea de dejar a Saravi aquí, no resiste la idea de tener que tomar esta decisión. Trato con todas mis fuerzas de no mirarla, porque de lo contrario no resistiría este momento. —Entonces vamos —dictamino casi en susurro mientras todos preparan los caballos y comienzan a dividirse. Basim coloca la mano en mi hombro y luego da las órdenes a quienes se irán a la aldea y los que se unirán a nosotros para cabalgar lo más rápido posible al palacio. Entonces, entonces la divisó a ella de nuevo. Saravi está de pie atendiendo las indicaciones de Basim, mientras se seca las lágrimas que se escurren por su bello rostro. A pesar de las condiciones y las escasas comodidades, su rostro sigue igual de bello al verlo. Me acerco lentamente mientras tomo sus manos, acto que la perturba en dema
Hanna. —Está muy tranquila —responde un general cuando le pregunté cómo se encontraba las calles de nuestra nación. —La estrategia del rey en colocar a los vizcondes, para suplir necesidades en el pueblo, fue algo realmente favorecedor para estos días —agrega Fais satisfecho. —Eso sin contar que el aporte de los presos ha ayudado a levantar muchos desastres —Papá agrega orgulloso ahora que se puede hablar sin la ansiedad y la preocupación, de hecho, el cambio en su persona y actitud me han dejado boca abierta. Algo que no puedo decir de mi madre. —¡Bueno, majestad!, ¡Entonces me retiro!, creo que usted también debe descansar, necesitamos estar fuertes para cuando se amerite. Asiento satisfecha mientras asomo una sonrisa. El salón poco a poco se vacía de la pequeña reunión que había convocado para la tarde.Umar me observa antes de retirarse y como si quisiera decirme algo, se re
Kalil. 4 meses después…Los viajes al centro de Angkor siempre me dejan a la expectativa de querer mucho más por mi nación, de realizar nuevas obras y de gestionar nuevos proyectos. Ver el rostro tranquilo y feliz de mi pueblo sin duda alguna suma una gran satisfacción para mi vida, e inclusive tener a tanta gente inmersa en los nuevos planes, me dejan muy satisfecho.Las calles ahora solo respiran esa paz que de una u otra forma reclamaba mi país desde hace mucho, el hecho de que Angkor prácticamente camine sola hace que el pecho se me hinche de orgullo, porque no es para menos después de tanto agravio.En estos últimos meses hemos entablado acuerdos muy beneficiosos con otros países vecinos, de hecho, muchos de ellos que actualmente aún tienen rey como mi país, harán surgir estas tierras como una cat
Kalil.A la mañana siguiente fue difícil levantarme, parecía que todos querían seguir su rutina, e intentar seguir con el curso de las cosas, menos yo.Sin embargo, la paz, y armonía del palacio no perduró mucho tiempo. Basim se notaba algo precipitado cuando llegó a la biblioteca demandando mi presencia, parecía que mi madre se encontraba fuera de lugar y bastante mal.Pensé que era otra de sus cosas, especulé que mi madre estaba sobrepasando los límites hasta que entré al salón donde estaba ella y mi padre. El rostro de Zura realmente estaba irreconocible, inclusive llegué a preocuparme en sobremanera, así que corrí al lugar del sofá donde estaba llorando desconsolada.Mi padre tenía la cabeza gacha, no lograba conectar mi mirada con la de él en ningún momento, as
Saravi.Capullos de nieve caen lentamente sobre el mar de grama verde que acompaña el palacio. El aire frío, ese que anuncia el fin de la temporada del año comienza hacer mella en mi cuerpo frío que ha estado desde hace horas contemplando el paisaje.Pero no quiero moverme de aquí. No por ahora.A pesar de que el sol está en su punto de apogeo, no logro calentarme con su débil rayo quetrata de inmiscuirse en las nubes grisáceas arropando el día. Un largo suspiro se ha apoderado de mi cuerpo, mientras los leves recuerdos vuelven a mí tratando de conectar todos los puntos que necesito para comenzar mi nueva vida.Aquella que inicio, solo hace unos meses para mí.—Mi lady… Aquí tiene su té —la dulce voz de mi dama, Samira, quien ha sido de gran compañía en
Saravi. Solo mis pasos y el chillido de las hojas secas son escuchados en este horrible silencio. Un silencio que desde hace un tiempo se impregnó en el ambiente. No sé cuánto tiempo ha transcurrido desde el momento en que decidí salir corriendo de la casona, el hecho es que corrí tanto como pude, con una mente nublada y con un corazón destrozado. Aún recordaba las palabras duras de mi madre, aún tenía la voz de ella diciendo: «Este es tu destino, te casarás con el rey de Angkor» Tengo varios arañazos en mis brazos, y el cabello tan revuelto que, ya ni sé cómo ordenarlo para sacarlo de mi rostro.Sin embargo, no es lo que me preocupa ahora; ahora mismo tengo latente el pánico dentro de mi cuerpo, porque por más que sigo un camino incierto, no logro divisar nada más que árboles y oscuridad. «Tranquila, volverás a casa, solo debes regresar por el mismo camino», me aliento a mí mi
6 meses después…Saravi.—¡Saravi! ¡Estoy hablando contigo!Por tercera vez consecutiva escucho la voz de mi madre; esta última, con un tono exaltado, haciendo que todo mi conflicto mental sea disipado al instante.—Perdón, madre, no te escuché —agrego de inmediato alejándome del balcón de mi habitación.—Últimamente estás muy distraída, niña —rezonga ella sin tacto, mientras ojeo a Nadia quien mantiene una postura rígida ante la intromisión de mi madre.Nadia Arafat, es mi dama de compañía, la persona que me sirve en mis quehaceres personales, y la que me acompaña a todas partes como un cortejo. Ella es el servicio para todos los que la ven a mi lado, pero para mí, es como una hermana.Parpadeé varias veces al