Capítulo 37

Kalil.

El cuerpo me duele tanto que hasta el respirar me cuesta. Logro sentarme con dificultad para zarandear el cuerpo inamovible de Basim. 

Me preocupa, me preocupa mucho su estado, su cuerpo prácticamente se puso como escudo encima de mí en el momento que llegó el resto de los hombres para seguir con la golpiza que yo mismo propicié.

La soga en mis manos ya llegó a un punto en que me crea un malestar constante por su rozadura en la piel amordazada. Pero debo buscar la forma de salir de aquí con Basim, de lo contrario nuestras vidas no llegarán a otro día más; no puedo arriesgarme solo por las palabras de convencimiento de Saravi hacia el bastado, su nerviosismo la delataba, sabía que, el hombre andaría pisando con cuidado para con ella.

También necesito saber en qué lugar se encuentra, no saldré de este lugar sin llevármela de aquí, cerciorándome de que esté a salvo.

Fui de lo más imbécil posible, est

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