Amor Por Negocio (Saga Kirgyakos #1)
Amor Por Negocio (Saga Kirgyakos #1)
Por: Anne Mon
Prologo

°° ♡ °°

° 10 años antes°

Habían pasado cinco años desde que mi madre falleció donde esa enfermedad triunfó y ella perdió. Todavía me dolía, cada recuerdo y día que pasaba me hacía extrañar la más, era algo que nunca iba a poder superar, me sentía vulnerable y sola. 

Era muy joven para entender muchas cosas, como la vida y el mundo de los negocios  que mi padre dirigía. Acostumbraba a decir que cuando creciera y terminara mis estudios la empresa familiar pasaría a mí, su idea siempre fue esa. Pero mi sueño y mi talento era otro, no ser una empresaria. 

Unos días antes de mi cumpleaños, padre se reunió con unos conocidos "amigos de la familia" eso había dicho. No sabía que lo fueran nunca los vi visitar nuestro hogar, hasta ese día.  

Un par de ancianos muy elegantes, una mujer guapísima venía acompañada con un hombre serio y a su lado un joven que parecía de unos dieciséis o diecisiete años, ignore su rostro cuando me sonrió, no tenía humor para nada y menos para empatizar con un desconocido.  

Mientras el día transcurrió con esa visita de familia desconocida. Trate de quedarme todo el tiempo apartada de ellos. Hasta que ese joven se acercó y se sentó junto a mi lado, incómoda por su cercanía me movió un poco más para que no rozaran nuestros brazos.  

—Aburrido ¿no? —habló el chico. 

Solo me limito asentir, al parecer a él también le incomodaba esta reunión. 

—Vaya, parece que eres muy tímida. Te has sonrojado con facilidad.  

No me había dado cuenta que mis mejillas estaban ruborizadas. Lleve las manos a mi cara para cubrirme el rubor. Que vergüenza.  

—He realidad.. no soy así.. —mi rubor aumento más cuando levante la vista para verle y lo vi sonriendo. 

Tenía una hermosa sonrisa que podía reflejarse sincera. 

—Pensé que no hablabas. Deberías de hacerlo más seguido, tienes una voz muy bonita —su tono no fue grosero o ofensivo. Si no amable.

Puede ser que muera de pena si sigue sonriendo de esa manera y ni hablemos de lo que acaba de decir. 

—Disculpa.. debo irme. 

Intenté ponerme de pie pero él toma de mi mano para detenerme. 

—No te vayas —pidió cuando tomó de mi mano —No me dejes solo con ellos —señaló con la cabeza a los adultos que se encontraban a varios metros de distancia de nosotros.  

Definitivamente estaba tan aburrido como para pasar el rato con una adolescente. Él se miraba más maduro y sociable, a comparación de mí.  

Decidí quedarme y tener una charla tranquila con el joven. Era un chico guapo, su cabello castaño era algo rebelde ya que unos rizos salían de su peinado casi perfecto. Sus ojos fueron lo que más me llamaron la atención, aparte de su sonrisa, su tono era claro un color avellana y entre verdes. Nunca había visto algo igual. 

Nuestra charla se fue en cosas sobre estudios, él estaba a poco tiempo de graduarse del instituto y entrar a la universidad. También me contó que después de eso quería  cumplir su sueño de viajar, aventurarse y fotografiar cada rincón del mundo entero. Su pasión era la fotografía y esperaba algún día llegar hacer un fotógrafo apasionado aventurero. 

Que bien, tan siquiera alguien podía cumplir sus sueños. Yo estaba destinada a quedarme aquí por siempre, y hacerme cargo de una empresa por obligación. ¿Cómo una persona puede ser feliz sin poder cumplir lo que tanto ha anhelado? 

Me alegraba por los demás que cumplían sus sueños, mientras yo me hundía en mi desgracia, y mi mala suerte de nacer en una familia donde tu futuro ya te lo tienen destinado. Esperaba ser decidida y valiente como él, aferrarme a lo que quiero y enfrentar a mi padre el día que sea mayor de edad para así tomar las riendas de mi vida y decidir por mí misma. 

Nuestra plática tomó un rumbo más amistoso, la timidez se fue un poco y pude contarle unas cosas de mí. Mis sueños y mis metas, era lograr entrar a una de las mejores universidades de diseño de modas. Ese era mi gran anhelo y talento. Dibujaba desde pequeña, fue algo que heredé de mi madre. Ella solía hacer bocetos de vestidos muy hermosos, fue una diseñadora en su tiempo de soltería antes de casarse con papá y después de un poco de que yo naciera lo dejo.  

Por ella aprendí muchas cosas y de ahí salió mi talento. Ella siempre me apoyó, pero papá nunca estuvo de acuerdo con ello.  

Aún así siempre me dijo "Nunca dejes tus sueños" "Haz lo que te nazca hacer, no lo que los demás quieren que hagas" 

Esas frases se me quedaron muy grabadas en mi mente y desde entonces sigo aferrada a mis sueños a lo que quiero lograr. 

Hablar de mi madre era algo que muy poco solía hacer y más con personas que casi no conocía. Pero no sé porque este chico me daba confianza, tanto como para abrirme y contarle sobre ella y mis sueños. Quizás porque él también tuvo esa misma seguridad en mí.  

A la hora de la cena mandaron a llamarnos y el chico y yo nos pusimos de pie para reunirnos con nuestros familiares en el comedor. Mientras íbamos muy animados en una plática sobre cosas de la escuela, una voz nos hizo guardar silencio.  

—Me alegra verlos así de juntos —habla el anciano —Es bueno que se estén llevando muy bien. Me gustaría verlos siempre así.  

No entendía porque tenía ese interés, ni me conocían y ya quería que fuera amiga de su nieto.  

Me había dicho que eran sus abuelos y sus padres con los que venía. Comento algo sobre que mis padres y los suyos eran muy cercanos y buenos amigos de la juventud y ahora los unía los negocios. Papá no me había contando nada al respecto, pero tampoco es que yo le haya preguntado algo sobre ello. 

La voz de la mujer mayor me hizo sonrojarme con su comentario. 

—Te imaginas que fuéramos familia. Nuestros apellidos unidos en una unión. Sería grandioso. 

¿De qué está hablando esta señora? 

—Sí, muy grandioso. Tanto que nuestros negocios crecerían más y con nuestros herederos haciéndose cargo de todo —manifiesto con una sonrisa el hombre mayor —¿No te parece Arthur? 

Mi padre tomó su tiempo para responder, antes de hacerlo me ve y responde. 

—Por supuesto que sí. Solo que Thali es aún muy pequeña para eso —fingió una sonrisa, lo conocía perfectamente.

Solía usar ese apelativo para nombrarme. El mismo que usaba mi madre para llamarme.

—Sí, claro. Estamos hablando a futuro —aclara la mujer mayor. 

Los padres del chico estaban sumergidos en sus pensamientos como si no estuvieran aquí presentes. ¿Cómo es que no podía opinar sobre el futuro de su propia hijo? ¿Qué era más importante que él? Son del tipo de padres que decepcionan.  

El chico castaño y yo solo nos limitamos a vernos y sonreímos mientras negamos con nuestras cabezas. No sé realmente que es lo que quisieron decir los adultos. Pero claro esta que él y yo logramos empatizar muy bien, tanto que no tomamos importancia a lo que habían dicho. 

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo