NATALIE
°° ♡ °°
Cuarenta minutos de viaje fueron los que se hicieron del aeropuerto a casa. El taxista detuvo el vehículo en la entrada de las rejas metálica oscuras, un portón enorme y alto era lo primero que se podía ver. Una vez que pague baje y me acerque al interruptor donde había una pantalla con unos botones. Antes de presionar un botón para llamar, una luz roja parpadeo en la cámara de vigilancia que se encontraba en lo alto del otro aparato. Para después encender la pequeña pantalla y mostrar el rostro de la ama de llaves. Sus ojos se abrieron sorprendidos y una sonrisa se mostró antes de hablar. —¡Nathali! Estas aquí. Asentí, y sonreí por su tono y sus ojos rebosantes de alegría al verme. —Sí, he vuelto, Mali —le dije. —Espera.. espera ahí, enviaré alguien ayudarte. Volví asentir antes de que la pantalla se apagará. El portón forjado de acero se abre por completo dándome acceso al camino del patio delantero de la casa. Mientras ingresó, mis ojos contemplan el lugar, era igual.. casi nada había cambiado. La casa era algo grande, para ser exactos era una residencial familiar, y aunque no sea una mansión de esas que solían tener los millonarios, se podía decir que mi familia era una parte de ese círculo prestigioso en la ciudad. Camine con mi equipaje de ruedas por el sendero de piedra, a los lados había césped fino y recién cortado. Por ningún lado vi flores, ni nada parecido, quizás papá era lo menos que quería ver. Mamá acostumbraba a plantar rosales y jazmines, esas habían sido sus favoritas. Recuerdo que de niña ella solía tener un jardín repleto de esas flores, era donde mayor tiempo pasaba cuando yo no estaba en casa. Pero papá acabo con ese hermoso paraíso. El paraíso de mamá. Era uno de los pocos lugares que quise conservar pero, él no me lo permitió, de igual manera todo en esta casa lo haría recordarla, era absurdo que se decidiera de algo precioso y algo que mamá quiso mucho. Esa era una de las otras razones por más que me había negado a volver, los recuerdos.. no solo a él le la recordaba, cada rincón de este lugar tenía una historia, todas habían sido historias hermosas y por eso me llegaba la nostalgia. En cuanto puse el pie en el primer escalón, la puerta principal se abrió bruscamente. Mostrando a una mujer de estatura bajita y de cuerpo medio rechoncho. Malina, la ama de llaves me recibe con su alegre sonrisa, seguía igual solo que con unas canas y arrugas de más. Ella había sido como una abuela para mí, y una madre para la mía. La mejor consejera y la mejor en los remedios caseros era solo ella. Extendió sus brazos y me acerque para abrazarla al llegar a su lado, su aroma mezclado con café invadió mi nariz y suspire relajada, me sentía en casa, estaba en casa. Me aparté para verla y sus ojos no dejaron de verme para después examinar todo mi cuerpo completo de pies a cabeza. —Estas más hermosa —su tono estaba recargado de emoción y alegría — Eres idéntica a ella… —corto sus palabras cuando noto que estaba apunto de decir el nombre de mi madre. Otra de las cosas que mi padre les advirtió al personal de la casa o cualquiera otra persona que habitará el hogar, fue no nombrar el nombre de mamá, o no hablar nada de ella. Para mí esto había sido muy exagerado de su parte, me sentía como si mamá hubiera hecho algo malo para merecer esto, y todo había sido lo contrario, Nuria Hudson, se merecía recordarla siempre y muchas cosas buenas más. Unos de los hombres de seguridad me ayudó con mi equipaje y lo llevo hacia el interior de la casa, enlace mi brazo con el de Mali para seguirla hacia dentro cuando me invito a pasar. Definitivamente el lugar seguía siendo casi, tan parecido como cuando me marché hace cinco años. Los únicos detalles que habían cambiado eran la ausencia los cuadros de fotografías que solían estar colgadas en unas cuantas paredes y no solo esos, sino también hacia falta la fotografía familiar que reposo por muchos años en el centro de la sala. Teníamos que cruzar por ese camino antes de subir los escalones o llegar a otro sitio de la casa. —No te preocupes, no se deshizo de el —dijo Mali, cuando noto mi rostro dolido por ese recuerdo que hacía falta en esa habitación —Lo guardo en su habitación —revela —Se que jamás se despojaría de esas cosas, tenlo por seguro. Suspire cabizbaja, esto era abrumador. Nunca dejaría que papá borrara cualquier recuerdo de ella, aunque las fotos y los objetos solo eran cosas, eran importantes para mí. Su quería quemar o tirar todo de mamá, podía llegar a soportarlo, porque jamás me arrebataría lo más valioso que me quedaba, los recuerdos. —¿Dónde está? —pregunte por fin. Quería verle pero a la vez no quería hacerlo. Seguía molesta con él, pero preocupada por lo que me contó la tía Eliza. Debía saber si estaba bien de salud, no podía vivir pensando que él también estaba viviendo con alguna enfermedad y yo ni enterada y lejos. —Esta en su despacho. Tiene tiempo que no va a la empresa, eso me preocupa porque él nunca desatendió sus negocios —confiesa Malí. Tenía razón, papá nunca dejo la compañía sola, nunca confío en nadie para dejar a alguien a cargo, por eso quería que yo tomara el cargo antes de que terminara la universidad. Pero yo siempre me negué, eso no era lo mío. —Iré a verle antes de desempacar o hacer otra cosa. Ella asiente y suelta de mi brazo para dejarme ir. —Cuando te desocupes, ve a la cocina.. te estaré esperando con tu postre favorito —me sonrió por última vez para después alejarse y e irse rumbo a la cocina. Siempre me consentía y cumplía mis antojos desde que era una niña. Sin duda no podía faltar su buen recibimiento. Me alejé de esa habitación y pasé por el recibidor dirigiéndome por el pasillo que llevaba al despacho de papá. Los recuerdos volvieron hacer presencia cuando recorrí mi alrededor mientras caminaba. Las veces que corría del despacho de mi padre y hacía las escaleras para ir a mi habitación. Pase las escaleras y me fui directo hacia la puerta correcta. Llame a la puerta con tres ligeros golpes en la madera gruesa de la puerta, unos segundos se llevó para responder y permitir que entrara. Él no estaba enterado de mi regreso y era claro que no sabía quien era la persona que llamaba en la puerta de su despacho. —Te dije que no me molestaran, Mali Estoy muy ocupado... —se detuvo cuando alzo su cabeza y fijo sus ojos, comprobando quién era la persona que había entrado. No dijo nada más, solo sus ojos se abrieron sorprendidos y su labio inferior tembló. No sé si quería llorar o estaba tenso por alguna emoción de enojo por venir sin avisar. Le tomo tiempo, y por fin pronunció el apelativo con el que solía llamarme mi madre. —Thali —murmuró.NATALIE °° ♡ °° —Hola, papá —fue lo único que dije cuando me adentre en el lugar, pero no me acerque hasta él. —Has vuelto —dijo en un tono bajo, sacudió la cabeza —¿Pero por qué no haz avisado?—Necesitaba verte y saber cómo estabas. Tanto insistías que volviera y, ¿ahora te molesta que visita?Él vuelve a sacudir la cabeza pero en negación. Se pone de pie y llega hasta a mi lado, y sin esperarlo me abrazó. Me quedé inmóvil, no esperaba este recibimiento de su parte, pero aún así respondí a su abrazo. Se que me había extrañado, pero se también que estaba algo molesto, por no haberle avisado. —Jamás me molestaría con tu regreso. Al contrario, esto me sube el ánimo —dice, antes de apartarse de mí. —¿Cómo estás? Escuche por tía Eliza..Me corta antes de que siga.—Yo estoy perfecto —por u momento no le creo lo que dice, ya que
NATALIE °° ♡ °° Anoche no fue muy bueno que digamos, no logre dormir en casi toda la noche. Seguía pensando en todo lo que dijo mi padre, pero mas en lo último. Seguía cuestionándome ¿quién era Eva? Ayer, después de haber desempacado mis cosas, tome mi laptop y comencé a enviar currículos a todas las compañías cercanas. Mientras estuviera aquí no podía estar perdiendo el tiempo. Debía conseguir un empleo lo mas rápido posible, si no quería que mi padre siguiera insistiendo con lo de su puesto en la compañía. Antes de levantarme de mi antigua cama, me estire un poco soltando un largo suspiro. Era el momento de sacudirme toda esta mala suerte y emprender el viaje a mi gran sueño. Pero primero revisaría el buzón de mi correo y cerciorarme de que alguna compañía haya aceptado mi solicitud, después iría a tomar una ducha y buscar un atuendo adecuado para una entrevista.
NATALIE °° ♡ °° Mi expresión fue de desagrado cuando su rostro mostro un mal gesto, una vez que se dio cuenta de quien eras la mujer a la que le hizo la pregunta. En ese momento solo me dieron ganas de propinarle un golpe en su cara bonita e irritante, ahora en tiendo porque mi estómago se remolineo, eran ganas de vomitar. Para ninguno de los dos era agradable volvernos a ver, y en estas circunstancias mucho menos lo eran para mí. Tampoco iba a esperar a que se ofreciera ayudarme para levantarme del suelo, porque si... aún seguía en la misma postura y que cada vez se volvía mas incomodo, no solo por las miradas, sino porque comencé a sentir una punzada de dolor en mi trasero. ― ¿No vas ayudar a la señorita? ―otra voz varonil y muy gruesa se escuchó a poca distancia. Creo que el hombre se encontraba detrás del señor irritante, porque no alcanc
NATALIE °° ♡ °° La tarde se fue deprisa y ya había anochecido. Ya tenía todo listo para mi primer día de trabajo. Pensaba dormirme temprano para descansar muy bien y estar fresca como una lechuga mañana tempano, pero mis planes fueron interrumpidos cuando Mali llamo a mi puerta y se asomó para informarme de algo. ―Nat, el señor pidió que estuvieras en menos de veinte minutos lista ― ¿para qué? Confundida la miro fijamente ―La visita que hará a la señora Eva. ¿La habías olvidado? Maldición, ¿cómo fue que olvide eso? La dichosa visita a la que no me negué, ahora tenia que cumplir. ―Está bien. En pocos minutos estaré lista, no tardo nada. Ella asiente antes de salir. La verdad no tenía ganas de arreglarme, así que no me iba esmerar con el atuendo, ni en el peinado, aunque mi padre se moleste por ello. Ya no era una niña, y
NATALIE °° ♡ °° No puede seguir escuchando disparates y así que me dirigí a la puerta para salir de ese lugar. Todo lo que dijo era una locura sin sentido, no me iba a quedar a oír lo demás de su plan absurdo.Ya con la furia en mí, pero sabiéndome controlar como algunas veces, pero dispuesta a marcharme de una vez por todas. —Tali —pero mi padre me interceptó en el camino —Espera. Tenemos que hablar —tomo de mi brazo sin hacer presión. —No hay nada mas que hablar. Venir aquí fue una mala idea, no decir haber aceptado —intento librarme de su agarré. —Hija.. —su voz se escuchó acongojada antes de volver a impedir que me marche.—No, no me llames hija. —suelto con ferocidad —No sé que es lo que esperas de mí, papá. —Solo dale una oportunidad y escúchalo. —frunzo el ceño, ¿me está pidiendo que escuche a ese hombre? —Al final tú ten
NATALIE°° ♡ °°Un millón de preguntas daban vueltas en mi mente, demasiado rápido como para que ninguna de ellas tomara forma. Todo esto era una locura y esta propuesta, plan o lo que fuera, era absurda.Cerré la boca anonadad por lo que había dicho. ¿Dionisio? Jamás escuche ese nombre, esto no tiene sentido. ¿Por qué demonios me nombraría en su testamento y como condición casarme con su nieto? Mi mente es confusa, estar aquí no ayuda en nada, creo que lo mejor es salir de este lugar, como lo debí de haber hecho desde el principio.Sentía mi boca seca, en este momento me arrepentía de no haber aceptado algo de beber cuando me lo ofreció.―No sabía que los Kirgykos me conocían. Y mucho menos su abuelo ―Dominik dejo de observarme y se puso de pie camino hasta l
NATALIE °° ♡ °° Al llegar al mi piso asignado, me dirigí hacia un mostrador que se encontraba en el vestíbulo. Hoy había decido ponerme un vestido de tubo a juego con unos zapatos bajos por si tenía que correr y así no correría el riego de volverme a caer. Y como hoy tuve tiempo de sobra cuando me levante, alcance a trenzar mi cabello en una trenza francesa, me encanta mucho ese peinado pero me gustaba mas traer mi cabello suelto, solo que no era una buena opción por el momento. No sé porque seguía preguntándome quien era el chico rubio del ascensor, ahora recuerdo que no le pregunte su nombre, por cortesía debí haberme presentado, ahora creerá que soy una maleducada. ―Buenos días ―salude cuando me acerque al mostrador. Fijándome en la vestimenta de la joven recepcionista me di cuenta que todos aquí vestían muy formal y muy parecido, con traje azul oscuro y camisa
°° DOMINIK °° En el bolsillo del interior de mi saco sonó mi teléfono móvil, el agudo tono era tan molesto como el de un despertador, aunque probablemente se debiera a que el maldito aparato no había dejado de sonar en toda la mañana, con llamadas de mi madre, hermana y abuela. Querían información detallada sobre mi encuentro con mi supuesta futura prometida. Esto era jodidamente estresante y frustrante, y mi día de hoy no hacía mérito alguno.Alce la vista para retirarla de mi portátil que se encontraba sobre mi escritorio. Aún faltaban algunas horas para irme a casa. A pesar de ser el jefe yo cumplía un horario que yo mismo me propuse a cumplir, porque así era, un hombre responsable y dedicado al trabajo.Es una de las cosas por las he me ayudado a llegar lejos estos años, y por lo que mi abuelo me eligió para tomar su lugar.—Ya quita esa cara, ¿qué de