La tarde de otoño se deslizaba lentamente sobre la mansión, envolviendo el lugar en un manto gris frío de quietud y misterio. Las hojas caídas crujían bajo los zapatos de Vladimir Korovin, mientras ese alto hombre rubio, se acercaba a la imponente puerta de la mansión en ese sendero boscoso. Sentía el frío aún con lo abrigado que él se encontraba, pero su determinación lo mantenía en pie. Él tocó el aldabón de hierro y esperó. La puerta se abrió lentamente, revelando a un anciano de aspecto imponente. —Bienvenido. Soy Boris Nekrásov —se presentó el hombre de edad avanzada y cabello totalmente canoso. Vladimir entró en la mansión, impresionado por la elegancia del lugar. Mientras caminaban por pasillos adornados con retratos de antepasados, Boris le explicó su relación con Gregori Nekrásov, el anterior líder de la organización de Nekravskaya. Vladimir sabía que debía retomar los contactos de Gregori, para terminar de poseer todo lo que Kristy perdió debido a A.K, pero no es
✧✧✧ 20 años atrás ✧✧✧ La lluvia caía con fuerza en las afueras de la ciudad de Moscú, Rusia. En ese viejo complejo de departamentos de un barrio peligroso casi dando en las afueras de la ciudad, la claridad apenas e ingresaba por las viejas ventanas. Un olor a humedad, polvo y moho se percibía, pronto el manto oscuro de la noche se apoderaría de todo. Pero eso era lo de menos… El adolescente sentado en el piso frío de madera temblaba viendo la escalofriante escena de frente a él. En un pegajoso charco de sangre yacía muerta una mujer rubia que era muy hermosa, una que desgraciadamente estaba con el cuerpo lleno de golpes y cortadas. Usando un vestido que apenas la cubría por debajo de su trasero bastante pegado al cuerpo, ella bañada en sangre ya no se movía más, ya no gritaba de dolor y súplicas… Había muerto finalmente, después años de tortuoso matrimonio con ese demonio que estaba de pie frente a ella sosteniendo una botella rota de vodka. El hombre volvió a ve
Antes de que Vladimir saliera esa madrugada de dicha casa en la ciudad, recibió una llamada. No era otro que… Yulian Miranova. —¿Tienes tiempo para una charla? —le preguntó ese líder de una organización que siempre fue enemiga de la Nekravskaya. —Envía el punto de encuentro —respondió Vladimir fríamente, aceptando. …… La madrugada fría envolvía la ciudad cuando Vladimir y Yulian se encontraron en un club exclusivo de Ivan Petrov. Adentrándose en un elegante salón de reuniones, Yulian le explicó a Vladimir que los Miranova habían intervenido en los asuntos de la Nekravskaya para ayudar a su media hermana, Tatianna. No fue un acto de amor o hermandad dejó Yulian en claro. A cambio, buscaban la posesión de lo que una vez les fue arrebatado por la organización de Vladimir, entonces bajo el mando de Don Gregori. —Me sorprende que hayas recuperado la Nekravskaya causando que todos le den la espalda a Mikhail —preguntó Yulian. Por supuesto, para muchos podía ser una sorpresa
—¡No! ¡No se escapará!, por esa ruta sigue otro pueblo. Hay una célula de la Nekravskaya en esa zona, le diré a Vladimir —pidió Tatianna a Yuri su teléfono móvil. —Yo no tengo el número actual de tu esposo. Solo mi hermano, se dice que cambia cada semana. —No. Hay una línea que no cambia, la conozco de memoria~ —sonrió Tatianna. —Eres una esposa que da miedo, hermanita~ —le entregó Yuri su teléfono móvil y Tatianna llamó a su esposo. —¿Es usted mi querido muñeco?~ —le preguntó Tatianna cuando la llamada fue atendida pero aún no había escuchado a nadie hablar. —Es bueno volver a escuchar tu voz, niña~ ¿dónde estás? —En las afueras de Krasnogorsk, en las cercanías del río; contacta a tu gente, Alexei irá por ahí, causó un caos aquí que pronto llamará la atención de las personas —avisó Tatianna alerta a su esposo. —Perfecto. Lo haré. —¿Yulian ya te contactó y habló del trato? —Lo hizo. —¿Qué le dijiste? —Que por ti haría todo~ —le respondió Vladimir a Tati
—¿Te irás ya…? —preguntó con esa gruesa voz masculina, un hombre alto, musculoso y sin nada de ropa, que se encontraba recostado en una cama matrimonial—, acabamos de terminar de hacerlo. La mujer que le daba la espalda, sentada al borde de la cama, volvió a ver hacia atrás, posando sus hermosos ojos azules claros en él.Una risita altiva se mostró en el rostro de esa belleza rusa. Seguidamente ella se puso de pie mostrando su figura ejercitada y sin ni una prenda encima. El hombre de cabello oscuro semi largo exhaló con un poco de molestía, mientras a su vez alizaba hacia atrás su cabellera con su mano. —Estamos lejos del pueblo más cercano. Deberías quedarte, es noche —decía él en un intento por retenerla entre sus brazos hasta el amanecer. —No puedo perder mi tiempo aquí contigo, Alexei —le respondió ella, poniéndose su ropa interior de tonalidades negras. La chimenea cercana así como las luces de esas lámparas a batería, iluminaban el interior de la acojedora cabaña del la
Tatianna despertó esa mañana. Ella parpadeó varias veces, viendo la claridad de la luz del día filtrarse en la habitación donde estaba. Se sentó lentamente sobre esa cama individual de sábanas marrones en la que se encontraba. Fue cuando sintió un punzante dolor en su brazo izquierdo, sus ojos azules claros se posaron en él, al lado de donde tenía una vieja y pequeña cicatriz del roce de una bala había un moretón púrpura justo rodeando su vena. ¡Algo le habían inyectado! Su mirada se paseó por los alrededores, dándose cuenta que estaba en alguna habitación de algún motel barato en la ciudad de Moscú. Para la desgracia de esa bella mujer no es lo único que vió o sintió. ¡Estaba sin nada de ropa! Tal como vino al mundo no llevaba nada encima, ella vió que solo la cubría una sábana ligera… Marcas de arañazos, mordidas y chupetones por su cuerpo, le dieron un escalofrío. ¡¿Había sido abusada?! Alexei tenía prohibido dejarle marcas, ella no tenía nada en la noche después de do
"Lo único que este hombre quiere es sentir que tiene poder y control total sobre mí" Pensó Tatianna con cautela. "Ese tipo de retorcido control… Tal como lo hacía Alexei"Tras ese último pensamiento, una sonrisita curvó los labios de esa hermosa mujer rusa. —¡Haz un contrato conmigo! —sugirió Tatianna clavando con seguridad su mirada azul claro en él. —¿Contrato?, pff~ —hizo Vladimir un sonido de burla—, no tienes NADA que necesite. —¿Seguro? —preguntó ella con total tranquilidad que lo hizo dudar—. Puedes tomar TODO de mí, seré tu posesión, tu juguete, tu prisionera, yo hablaré todo lo que sé actualmente de la organización y te ayudaré en tus planes~ será como los viejos tiempos, cuando eras mi protector y yo tu fiel aprendis~ —¿Me crees estúpido?, eso es demasiado bueno para ser verdad y tú no eres una perra nada dócil. —Por eso es un trato. Eso tendrás tú de mí, a cambio me ayudarás a destruir a Alexei Kéldysh, él es mi objetivo. Si lo logramos con éxito puedes quedarte la o
Minutos más tarde. ¡Tatianna Lavrov no podía creer lo que estaba sucediendo! Ella se encontraba en el jardín trasero de la mansión junto a Vladimir, ambos uno al lado del otro, posando de mala gana para ese fotógrafo que ese hombre rubio llevó. —¡No, no está bien, no está nada bien! — decía el fotógrafo molesto—. Se ven incómodos, tensos, lucen distantes y se ve muy forzado, ¡quiero chispa, química, amor!, que parezca que son lo más importante para el otro.Explicaba el hombre seriamente acercándose a ellos y pidiéndoles que se peguen más al lado del otro. De modo que Tatianna y Vladimir quedaron en un abrazo bastante íntimo. —¡Vamos bien!, ¡ahora quiero que se vean a los ojos con amor! —pidió el fotógrafo.—Hazlo bien, no quiero seguir aquí contigo, desgraciada —dijo Vladimir con un tono frío de voz. —¿Y crees que yo sí contigo?, tampoco lo hacías bien antes, imbécil. Vladimir en ese momento, movió sus manos a la cintura de Tatianna y acercó su rostro a centímetros del de ella