Boris estaba en el teatro ensayando las partituras que le dieron para representar. Era el de un joven esclavo que había sido vendido por sus padres a una aristocrática familia.
Boris sonrió por la ironía, aquel personaje se asemejaba bastante a su propia realidad, con ciertas diferencias.
Parecía que estaba condenada a vivir en continua desgracia.
Suspiró profundo para volver a concentrarse en su trabajo. Pero una repentina voz lo sobresaltó.
— Tienes un gran talento Boris, pero es necesario que perfecciones tu voz.
Quien le hablaba era nada menos que el dueño del teatro. Luzbel Arcangel. Boris no sabía si sorprenderse, emocionarse o asustarse.
—¿Y qué significa eso?
— Yo podría enseñarte si es que así lo deseas.— ¿Enseñarme? ¿Usted a mí? P-Pero....n-no tengo dinero para pagarle las clases....— No me importa esoLa forma en que Luzbel la miraba la incomodaba, sentía como si quisera traspasar sus barreras con la mirada, como si buscase en su misma alma.
— ¿Por qué haría tal cosa por mí?
— Digamos que....— Luzbel se le acercó en un instante, rodeandola como un felino le susurró misteriosamente — Me interesa tu talento artístico — Súbitamente se detuvo frente de Boris y mientras acariciaba su rostro con intima sensualidad prosiguió — Boris.Boris se quedó inmóvil pero su respiración se agitó, aquel sujeto lo intimidaba bastante, al tiempo que iba despertando en ella algo que hasta el momento nunca había sentido.
—¿Qué haces....Luzbel?
— Eres alguien muy especial Boris. Nadie habría podido cantar mi canción y....— Mucho menos bailarla....lo sé....me lo dijeron.Luzbel la rodeó con sus brazos pegándola a su cuerpo, mientras le acariciaba aquel sedoso y rubio cabello con su mano derecha.
Sus labios se rozaron en un casto beso, Boris rodeó el torax de Luzbel con sus brazos sintiendo su corazón latir a mil por segundos.
Algo en su mente iba reviviendo, algo que se apoderaba de su cuerpo mientras anulaba sus defensas.
Aquello lo impulsó a aumentar la intensidad de aquel beso, mientras se pegaba más al cuerpo del emo quien la acariciaba con magistral maestría logrando excitarlo.
Acabaron devorándose con besos salvajes. Luzbel colocó sus manos bajo la negra camisa de Boris, para acariciar directamente su piel.
Boris introdujo, a su vez su mano bajo aquella capa de terciopelo negro para acariciar el torax y la espalda del emo sobre su camisa azúl.
Podía sentir la apetitosa musculatura que embriagaba sus sentidos, repentinamente su mente quedó en blanco total.
Fue cuando apareció un singular brillo en su mirada, que perforaba a Luzbel con intenso deseo.
La joven acarició el miembro del emo, con familiar perfección. Podía sentir su calor, traspasar sus pantalones y sentirlo endurecerse ante su tacto.
El gemido de Luzbel dibujó una sonrisa en la muchacha, quien lo besaba en el cuello y luego en la boca. Fue un beso carnal.
Cuando se separaron para respirar, el emo seguía sujetando la mano de la rubia para presionarla más sobre su miembro, logrando así excitarla mucho más de lo que ya estaba.
— Pareces ser alguien insaciable....¿eh....Luzbel?
— Solo tú puedes causar estos estragos en mí....después de tanto tiempo— ¿Vuelves a la vida?— Por decirlo así."Dime que sin mí llora la noche a tu lado, jura ante mí. Dime que nadie es más que yo".
Aquello lo tarareó Boris con sensualidad, logrando que en Luzbel despierte su gran nostalgia.
La abrazó con suavidad mientras besaba a la joven con oscuro amor posesivo, logrando que Boris acaricie su torax con dedos hambrientos.
Pero fue Luzbel quien se detuvo, porque de lo contrario acabaría poseyéndola allí mismo.
— Estás en trance ¿cierto?
— Extraña pregunta para quien está supuestamente en trance....¿verdad?Repentinamente Boris perdió fuerzas, el emo lo sostuvo para que no cayera. La mente de la muchacha se despejó, y fue como si despertara de un sueño, cuya mente estaba en blanco total.
La actitud de Luzbel también fue diferente. Fría y distante. Cuando Boris reaccionó, no sabía qué sucedía ni dónde estaba. Tampoco recordaba qué estuvo haciendo.
Se asombró al verse en brazos del dueño del teatro. Respiraba entrecortado y confundida. Luzbel la ayudó a sentarse y pidió que le lleven un poco de agua.
Poco a poco ella iba recuperándose hasta serenarse. Su respiración se normalizó. Pero aquellas lagunas mentales empezaban a preocuparla sobremanera.
La angustia se hizo notoria, el emo lo contemplaba entre fascinado e intrigado.
— ¿Mejor? — le preguntó con voz fría.
— No, para nada. No estoy nada bien....— Luzbel—Claro....Luzbel, lo siento señor....Las lágrimas empezaban a humedecer el rostro de Boris, mientras temblaba del miedo que iba adueñandose de su persona.
— Tranquilo Boris
— Es que....no recuerdo qué sucedió desde que usted me propuso ser mi maestro de canto....y....y....— Te asusta ¿cierto? — la joven asintió con la cabeza como una niña — Pero debes serenarte, no es nada grave como para que lo tomes así.
—¿Cómo dice eso? Nunca antes me pasó y....y....
— Puede deberse al estress.— ¿Al estress?— Tienes problemas económicos y de indole personal....
— ¿Cómo sabe eso?— Investigo a quienes trabajan en mi empresa.Boris intentó calmarse y lo logró solo a medias.
— ¿Aceptas ser mi alumno entonces?— Si, gracias señor Arcangel. Para mí será un honor.— Perfecto — Luzbel sonrió felíz, luego se incorporó y tomó su bastón. Pero antes de irse lo miró de forma gatuna al tiempo que le decía — Debes saber que soy un maestro muy exigente. No me conformaré con menos que la perfección ¿de acuerdo? — Boris asintió con la cabeza y el emo sonrió. Se arregló la capa y se alejó.
Boris siguió bebiendo el agua que le habían traído mientras lo contemplaba alejarse. Algo en Luzbel despertaba su interés y fascinación. Sonrió sin saber por qué.
Pero los acordes de esa extraña música, empezaron a sonar en su mente una vez más.
Sonaba como si alguien la tocara con extraños instumentos. Sin embargo allí solo estaba él y nadie más. Por supuesto que no había ningún tipo de instrumento.
Boris soltó la botella que cayó al suelo volcándose el agua que quedaba. Se llevó las manos a la cabeza temblando.
— Basta, por favor...basta...Como la música seguía sonando en su mente, se agitó y salió corriendo con intensa desesperación. Solo quería alejarse de esa maldita música fantasmal.
Corría por los pasillos sin ver hacia dónde se dirigía, así fue como chocó contra alguien. Casi caen ambos al suelo, pero la otra persona pudo mantener el equilibrio.
Boris estaba enloquecida aunque la voz del otro lo devolvió a la realidad cortando de golpe la fantasmal melodía.
— ¿Boris?
— ¿Miguel? ¿Qué....dónde?— ¿Qué te sucede?Boris estaba tan desesperada y asustado que se abrazó al pelirojo con fuerza sin dejar de temblar.
— Ya Boris, calmate. Aquí te llaman por tu verdadero nombre ¿cierto? — la joven negó con la cabeza — ¿Saben que odias ese nombre? Excelente entonces.
— Miguel ¿qué haces aquí?
— Soy uno de los socios de ésta empresa. Mejor dicho mi padre lo era y tras su muerte heredé sus negocios. Pero dime ¿qué sucede contigo? ¿Por qué corrías?Boris sabía que si decía que oía una música fantasmal, por más que Miguel sea su amigo, no lo consideraría normal.
Por tal razón respiró hondo y dijo que se asustó con algo que ya no recordaba. Miguel volvió a sonreír y abrazó a Boris con fuerza.
En verdad se alegraba de volver a verlo. Ambos fueron compañeros del secundario. A Miguel siempre le gustó Boris pero su padre nunca le permitió acercarse así a ella por ser una bastarda.
Sin embargo ahora ambos eran mayores de edad, y el peliazúl estaba solo ya. Era libre para acercarse a la joven como reslmente lo había deseado.
— Menos mal que te encontré Boris, iba a buscarte ¿sabes?
Boris sonrió felíz, estar otra vez con Miguel en verdad lo relajaba y devolvía a la luz.
— ¿Por qué habrías echo tal cosa Miguel?
— Porque eres mi sol — le susurró sin soltarlo — Siempre lo fuiste.— Miguel, mi hermosa luna — el rubio lo abrazó con intensidad.
— Ven mi sol, te invito a almorzar.— Estupendo ¿dónde me llevarás?
— Sorpresa pero sé que te encantará.Ambos se alejaron del pasillo y del teatro. Pero oculto en la oscuridad, estaba Luzbel quien fue testigo de la escena.
Ahora los observaba alejarse con una siniestra expresión dibujada en su dura mirada.
¿Qué debía hacer? La estaba pasando muy bien junto a Miguel, al punto de querer seguir así. Deseaba no solo repetir aquello, sino volverlo parte de su vida misma.Pero Boris no era ningúna ingenua, mucho menos tonta. Ella sabía perfectamente que por su condición social aristócrata, Miguel jamás se fijaría en alguien como ella. Después de todo Boris era una bastarda, cuyos padres jamás legalizaron lo suyo.Eso la hizo vivir aislada de todo y de todos, y para rematar era una artista.Bien sabía que la aristocracia, veía con muy malos ojos que uno de ellos se dedique a algún tipo de tema del arte, por considerarlo denigrante, ya que, a juicio de ellos, solo lo hacían quienes les gustaba compartir su cama con cualquiera.Por tal razón llevaba todas las de perder con Miguel. No obstante disfrutaba del momento maravillosamente bien.Amaba ésto y si al menos podía ser su amiga, sería un gran avance.
Luzbel esperaba a Boris en la sala de ensayos de siempre. El oscuro empresario tenía otros planes, para aquella peculiar jóven.Cuando la vió entrar algo agitada y llena de felicidad, un oscuro sentimiento se adueñó de su ser.Pero con su acostumbrada máscara de indiferencia supo ocultarlo todo a la perfección.Estaba apoyado en el piano azúl cruzado de brazos aguardandolo. Cuando sus miradas se cruzaron, la joven rubia supo que algo no andaba bien. Pero aquello no mató su alegría y luz interior.— Llegas tarde Boris — dijo el emo clavandole la mirada con intensidad. Ésto preocupó a la muchqcha quien empalideció abrutamente — Debes saber que la puntualidad es indispensable aquí.— Disculpe maestro, no volverá a suceder.— Eso espero. Empecemos entonces.Luzbel se sentó frente al piano y comenzó a tocar una dulce melodía. Boris lo contemplaba con una sonrisa. Aquella era una melodía hermosa que lograba calmar su alma.Inm
Esa mañana había llegado más temprano que de costumbre. Estaba muy agotada debido a que no había podido dormir bien anoche.Miguel la vió llegar, y se alegró. Pero al ver su rostro se preocupó al punto de acercarsele para saber qué le sucedía.Boris respiraba entrecortado, en verdad no se sentía nada bien y todo por culpa de esa visión que tuvo anoche.Su mente le jugó malas pasadas durante toda la noche. Se vió a si misma en un sitio oscuro y cerrado frente a ese extraño. Vestía un pantalón negro, una camisa azúl, una campera color azúl y negra.Sus dorados cabellos se veían alborotados, su piel tan blanca como pálida y sus celestina mirada tan misteriosa que lo intimidaba. Entre triste y furioso. Así se veía ese extraño.Por más que Boris le preguntaba qué le sucedía, el extraño se limitaba a mirarla en silencio.Luego de unos instantes, la expresión de ese extraño cambió. Pasó de la tristeza al odio total. Sujetó a Boris de la muñeca, con
Los días pasaban velozmente y Borid no los sentía debido al continuo esfuerzo y trabajo que hacía. Entre los ensayos y las clases de canto acababa agotada. Apenas tenía tiempo para ver a su luna.Una tarde estando con su maestro Luzbel del agotamiento, se equivocó varias veces echo que despertó el enfado en el emo.Pero la joven no daba más, necesitaba dormir o acabaría enfermandose. Luzbel suspiró profundo y dió por concluída la clase.— Disculpe maestro, estoy cansado en verdad.— Descuida Boris.Ven, te mostraré algo.Así salieron de la sala y Luzbel se lo fue llevando cada vez más abajo del edificio. Pasaron los laberínticos pasillos que solo el emo conocía debido a que su padre fue el arquitecto del teatro.Cualquiera se habría perdido pero no Luzbel. Boris comenzaba a asustarse, en un determinado momento se detuvo. Estaba temblando de miedo, muy pálida y las lágrimas humedecían su blanco y pálido rostro.—¿A d-dónde
Boris despertó sintiendose confundida y algo mareada. No sabía dónde estaba, pero al cabo de unos segundos su memoria regresó a ella.Estaba en el resinto de su maestro situado bajo la tierra. ¡Estaba encerrada! Las palabras de Luzbel retumbaron en su mente una vez más, y con ellas su desesperación emergió.Se incorporó velozmente, desconocía ese cuarto y no recordaba cómo llegó hasta allí. Vió que no tenía los zapatos y por más que los buscó no los encontró. Apretó con furia sus labios mientras su corazón latía con fuerza.Salió de la cama y buscó la salida, había una sola puerta de entrada. Se dirigió a ella y salió al salón donde estuvo con su maestro. El gran piano azúl seguía allí.Buscó con la mirada la puerta hasta encontrarla. Corrió a ella atravesando el gran salón, pero al querer abrirla comprobó que estaba cerrada con llave.Boris empujó con desesperación pero no pudo abrirla. Golpeó con sus palmas mientras gritaba con intensa des
Los días pasaban y Boris seguía encerrada bajo la tierra, atada a los caprichos de su maestro Luzbel. Había veces en las que la muchacha se detenía a observarlo, percatándose del intenso dolor que el emo sentía.Boris solía sorprenderlo con la mirada perdida, fija en la nada cargada de un intenso dolor. Eran esos los momentos en que su desesperación cedía y podía conversar con Luzbel como las personas civilizadas que eran.Boris se vió obligada a usar la ropa que allí había, pero elegía las oscuras. Ese día tuvo que colocarse una de las camisas rojas que había allí. En verdad se sentía extraño con ese color.Tenía tanto frío que se colocó el pulover rojo por ser el más calentito. Pero cuando Luzbel la vio, sus ojos se humedecieron con las lágrimas.Corrió a ella y la abrazó con tanta ternura que Boris se sorprendió, sentía que la acariciaba por cada sector de su cuerpo incomodándola.— Perdoname....por favor mi amor...fue mi culp
Boris fue despertando para ver que estaba en la cama, seguía encerrada bajo la tierra en el mismo lugar. Los últimos recuerdos que tenía era de su padre Gabriel tomamdo el control de su cuerpo y entregandose a LuzbelSe incorporó pero no sintió dolor alguno. Estaba vestida con las mismas ropas que tenía antes de perder la conciencia.Se fue al baño a examinarse, se quitó las ropas y fue revisándose el cuerpo con detenimiento. Para su asombro no encontró nada que le indique haber tenido sexo con su maestro.Al parecer no fue violada por él, respiró profundo. Eso en verdad lo calmaba y que no soportaría ser tocada así por nadie. Solo Mguel podría tener esa libertar, solo con él podría estar en la intimidad.Volvió a vestirse pero la angustia seguía en su corazón porque aún estaba encerrada y al parecer su padre, que yacía en su interior, no estaba dispuesto a ayudarlo a salir de allí.Pero si seguía encerrada ahí acabaría enloqueciendo y suicidandos
Boris, una vez en la mansión de Miguel, le había contado hasta el último detalle de lo que vivió los dos ultimos meses estando prisionera de Luzbeñ Arcangel bajo la tierra.La.joven se sentía desfallecer de la desesperación, no sabía cómo eludir el destino que tenía por delante a manos de su maestro. Hasta que Gabriel haya podido volver a su cuerpo, Boris sabía que seguiría esclavizada.La muchacha no paraba de llorar y Miguel intentaba continuamente consolara. Llegó un momento en que el pelirojo le tuvo que dar un tranquilizante, a su hermosa solcita porque estaba a punto de entrar en shock.Boris comenzaba a sentir los efectos del calmante debido a que era muy fuerte. Miguel la abrazó con amor intenso mientras le susurraba al oído.— Mi sol por dios creeme cuando te digo que te liberaré. Te protegeré.— Gabriel está en mi cuerpo y...puede controlarme cuando él así lo desee.— Eres fuerte Boris y yo estoy contigo. Te amo tanto mi amor