Esa mañana había llegado más temprano que de costumbre. Estaba muy agotada debido a que no había podido dormir bien anoche.
Miguel la vió llegar, y se alegró. Pero al ver su rostro se preocupó al punto de acercarsele para saber qué le sucedía.
Boris respiraba entrecortado, en verdad no se sentía nada bien y todo por culpa de esa visión que tuvo anoche.
Su mente le jugó malas pasadas durante toda la noche. Se vió a si misma en un sitio oscuro y cerrado frente a ese extraño. Vestía un pantalón negro, una camisa azúl, una campera color azúl y negra.
Sus dorados cabellos se veían alborotados, su piel tan blanca como pálida y sus celestina mirada tan misteriosa que lo intimidaba. Entre triste y furioso. Así se veía ese extraño.
Por más que Boris le preguntaba qué le sucedía, el extraño se limitaba a mirarla en silencio.
Luego de unos instantes, la expresión de ese extraño cambió. Pasó de la tristeza al odio total. Sujetó a Boris de la muñeca, con tal violencia que la jóven empezó a asustarse.
Por más que le suplicó que la soltara, él no lo hizo. Más bien la presionó contra su cuerpo rodeándolo con sus brazos.
— Necesito tu ayuda muchacha y me la darás, sea como sea. ¿Entiendes?
—¡Sueltame! ¿Quién eres? — No es de tu incumbencia.Luego la arrojó al suelo con brusquedad, ocasionandole fuertes dolores, en especial en su muñeca derecha.
Boris no podía colocarse de pié ya que subitamente sus piernas le pasaron como plomo. Como pudo se fue arrastrando intentando alejarse de ese extraño.
—¿Dónde estamos? ¿Quién eres? ¿Por qué me haces ésto?
— No necesito responder tus preguntas, solo debo ordenarte y tú obebedeces.
— ¿Qué? — Boris no daba credito a lo que le sucedía. Ni siquiera sabía estaba soñando o aquello era real —¿Es en serio?
— Muy pero muy en serio.
— No....no ¡No! ¡Déjame en paz! ¡Aléjate de mi!Por más que intentaba colocarse de pie no le resultaba posible, no sabía dónde estaba, quién era ese extraño que se le parecía a ella, ni qué quería en concreto.
Solo sabía que la asustaba bastante, deseaba correr, alejarse de él pero no podía. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de su persona, Boris despertó. Era de día y sudaba mientras respiraba entrecortado.
Habría creído que se trató de un sueño de no ser por el moretón que vió que tenía en su muñeca derecha. Le dolía a más no poder.
Cuando escuchó la voz de Miguel, aquel le devolvió la luz a su alma. Boris contempló esos hermosos ojos dorados sintiendose deseperada.
— ¿Qué sucede mi sol?
— Miguel — se arrojó a sus brazos con desesperación. No sabía qué le estaba pasando, ni cómo solucionarlo. Y temía estar volviendose loca. — Ayúdame por favor.El pelirojo la llevó fuera del teatro, la condujo a su auto y se la llevó a su mansión. Boris lloraba sin poder evitarlo. Se sentía desfallecer, jamás le había pasado algo así.
Cuando estuvieron en la mansión, Miguel ordenó preparar el desayuno. Luego llevó a su bella sol a la sala de invitados. Allí, estando solos, el pelirojo la abrazó con fuerza.
Boris se fue calmando poco a poco. Desayunaron en silencio, la joven rubia miraba a su luna con intensidad. Pero la angustia seguía invadiendo su alma.
Boris se sujetó la cabeza con gran pesar. Miguel se acercó a y la abrazó.
— Por favor mi sol...dime ¿qué sucede?Sus miradas se fusionaron, lentamente se acercaron hasta lograr rozar sus labios. Miguel la rodeó con sus brazos.
Boris se aferró a él recibiendo aquel casto beso que poco a poco fue intensificandose. Volviéndose más carnal, se abrazaron con desesperación.
Cuando se separaron para respirar el pelirojo le susurró entre sus labios.
— Te amo Boris, siempre te he amado.
— ¿Hablas en serio?— Muy en serio.— Miguel, también te amo mi hermosa luna.El pelirojo volvió a besarla mientras la recostaba en el sillón. Pero cuando Miguel acarició su muñeca derecha, la joven rubia se quejó del dolor.
El pelirojo se apartó un poco de ella, y le desprendió la manga de la camisa para ver el moratón que su sol tenía en su piel.
— Boris ¿quién te hizo esto? — Miguel se veía preocupado. Boris comenzó a llorar mientras negaba con la cabeza — Mi amor
— Miguel ayúdame por dios — ella lo abrazó sintiéndose muy angustiada — No sé quién me lo hizo, no sé qué me está pasando pero...últimamente tengo amnesias temporales y...no sé qué me sucede Miguel. Por favor ayúdame.
La joven temblaba como una hoja, en verdad estaba asustada.
— Tranquila mi sol, no voy a dejarte. Estoy a tu lado. Te amo.Miguel la abrazaba con tanta ternura que Boris comenzaba a relajarse. El pelirojo, le colocó una crema en la muñeca herida y luego se la vendó.
— Toma, llevala — le dió la crema — Usala cada ocho horas y verás que te curarás mi sol.
— Gracias....mi luna.Transcurridas un par de horas, ambos volvían al teatro. Allí Boris trabajó en el ensayo de la obra durante cinco horas seguidas.
Aquello lañ ayudó a olvidarse del misterioso extraño, que la lastimó mientras la acosaba. Además saber que su luna la amaba, la colmaba de dicha.
En medio del ensayo, Luzbel observaba a Boris desde las sombras con gran detenimiento. Al concluir el ensayo, su socio Miguel llegaba, para buscar a la joven.
Así Luzbel fue testigo del inmenso amor que ambos se profesaban, al intercambiar miradas.
Observó cómo Boris reía felíz nuevamente, al abrazar a Miguel. Los contempló irse juntos y felices.
"Vaya, vaya. Con que decidiste inmiscuirte en mis asuntos....Miguel. En ese caso tendré que darte una lección. Solo así sabrás que Boris es parte de mis asuntos, y nadie debe interferir. Menos alguien como tú".
Los días pasaban velozmente y Borid no los sentía debido al continuo esfuerzo y trabajo que hacía. Entre los ensayos y las clases de canto acababa agotada. Apenas tenía tiempo para ver a su luna.Una tarde estando con su maestro Luzbel del agotamiento, se equivocó varias veces echo que despertó el enfado en el emo.Pero la joven no daba más, necesitaba dormir o acabaría enfermandose. Luzbel suspiró profundo y dió por concluída la clase.— Disculpe maestro, estoy cansado en verdad.— Descuida Boris.Ven, te mostraré algo.Así salieron de la sala y Luzbel se lo fue llevando cada vez más abajo del edificio. Pasaron los laberínticos pasillos que solo el emo conocía debido a que su padre fue el arquitecto del teatro.Cualquiera se habría perdido pero no Luzbel. Boris comenzaba a asustarse, en un determinado momento se detuvo. Estaba temblando de miedo, muy pálida y las lágrimas humedecían su blanco y pálido rostro.—¿A d-dónde
Boris despertó sintiendose confundida y algo mareada. No sabía dónde estaba, pero al cabo de unos segundos su memoria regresó a ella.Estaba en el resinto de su maestro situado bajo la tierra. ¡Estaba encerrada! Las palabras de Luzbel retumbaron en su mente una vez más, y con ellas su desesperación emergió.Se incorporó velozmente, desconocía ese cuarto y no recordaba cómo llegó hasta allí. Vió que no tenía los zapatos y por más que los buscó no los encontró. Apretó con furia sus labios mientras su corazón latía con fuerza.Salió de la cama y buscó la salida, había una sola puerta de entrada. Se dirigió a ella y salió al salón donde estuvo con su maestro. El gran piano azúl seguía allí.Buscó con la mirada la puerta hasta encontrarla. Corrió a ella atravesando el gran salón, pero al querer abrirla comprobó que estaba cerrada con llave.Boris empujó con desesperación pero no pudo abrirla. Golpeó con sus palmas mientras gritaba con intensa des
Los días pasaban y Boris seguía encerrada bajo la tierra, atada a los caprichos de su maestro Luzbel. Había veces en las que la muchacha se detenía a observarlo, percatándose del intenso dolor que el emo sentía.Boris solía sorprenderlo con la mirada perdida, fija en la nada cargada de un intenso dolor. Eran esos los momentos en que su desesperación cedía y podía conversar con Luzbel como las personas civilizadas que eran.Boris se vió obligada a usar la ropa que allí había, pero elegía las oscuras. Ese día tuvo que colocarse una de las camisas rojas que había allí. En verdad se sentía extraño con ese color.Tenía tanto frío que se colocó el pulover rojo por ser el más calentito. Pero cuando Luzbel la vio, sus ojos se humedecieron con las lágrimas.Corrió a ella y la abrazó con tanta ternura que Boris se sorprendió, sentía que la acariciaba por cada sector de su cuerpo incomodándola.— Perdoname....por favor mi amor...fue mi culp
Boris fue despertando para ver que estaba en la cama, seguía encerrada bajo la tierra en el mismo lugar. Los últimos recuerdos que tenía era de su padre Gabriel tomamdo el control de su cuerpo y entregandose a LuzbelSe incorporó pero no sintió dolor alguno. Estaba vestida con las mismas ropas que tenía antes de perder la conciencia.Se fue al baño a examinarse, se quitó las ropas y fue revisándose el cuerpo con detenimiento. Para su asombro no encontró nada que le indique haber tenido sexo con su maestro.Al parecer no fue violada por él, respiró profundo. Eso en verdad lo calmaba y que no soportaría ser tocada así por nadie. Solo Mguel podría tener esa libertar, solo con él podría estar en la intimidad.Volvió a vestirse pero la angustia seguía en su corazón porque aún estaba encerrada y al parecer su padre, que yacía en su interior, no estaba dispuesto a ayudarlo a salir de allí.Pero si seguía encerrada ahí acabaría enloqueciendo y suicidandos
Boris, una vez en la mansión de Miguel, le había contado hasta el último detalle de lo que vivió los dos ultimos meses estando prisionera de Luzbeñ Arcangel bajo la tierra.La.joven se sentía desfallecer de la desesperación, no sabía cómo eludir el destino que tenía por delante a manos de su maestro. Hasta que Gabriel haya podido volver a su cuerpo, Boris sabía que seguiría esclavizada.La muchacha no paraba de llorar y Miguel intentaba continuamente consolara. Llegó un momento en que el pelirojo le tuvo que dar un tranquilizante, a su hermosa solcita porque estaba a punto de entrar en shock.Boris comenzaba a sentir los efectos del calmante debido a que era muy fuerte. Miguel la abrazó con amor intenso mientras le susurraba al oído.— Mi sol por dios creeme cuando te digo que te liberaré. Te protegeré.— Gabriel está en mi cuerpo y...puede controlarme cuando él así lo desee.— Eres fuerte Boris y yo estoy contigo. Te amo tanto mi amor
Boris y Miguel decidieron casarse en secreto al día siguente. Boris se colocó el anillo que Miguel le dió en su dedo derecho.La joven no volvió al teatro por pedido de su marido Miguel y porque ella así lo deseaba. Se había empezado a imponer a Gabriel, siendo ella quien mandaba debido a que era su cuerpo.No le interesaba saber nada del pasado de su padre ni sobre quienes fueron las que lo intentaron matar ni mucho menos queria volver a ver a Luzbel.No soportaría ser encerrada de nuevo y honestamente, no creía en la palabra de su padre. Lo encerró en su cuerpo y no lo dejaría salir mientras tenga la fuerza para hacerlo.Miguel se ocupaba de buscar la forma de entrar al sector donde Luzbel tenía al cuerpo de Gabriel. Ésto se debía a que pudo descubrir cómo hacer para liberar a su amada esposa de Gabriel.El espiritu de Gabriel castigaba a Boris continuamente provocandole dolores físicos y moratones en sus brazos y torax. Pero la joven much
El regreso de Gabriel, no solo al teatro sino a la vida de Luzbel, dejó impactados a todos los que ahí trabajaban.El rubio entró a ese lugar donde tantas emociones sintió, lugar de sus triunfos y fracasos, sitio donde conoció y vivió el amor y también donde fue traicionado sufriendo el peor de los ataques.Ahora Gabriel no era el dulce muchacho del pasado. Su único deseo era venganza, destruirlos a todos. Sin piedad alguna. Y quedarse con su amado esposo y su hija para siempre. No cedería jamás.Antes de llegar, Luzbel le dijo quienes seguían trabajando en el teatro, gente que lo conocía y de alguna forma tuvieron algo que ver con su mala experiencia. Gabriel reocrdaba cómo sufría el desprecio de sus compañeros y personal que trabajaba ahí.Ya sea porque era el dueño del amor del popular de Luzbel, el joven más hermoso del teatro y más codiciado por todas. Ya sea por el talento que poseía para la música.Lo cierto era que la envidia ll
Gabriel fue descubriendo a todos y cada uno de quienes conspiraron para su destrucción y por supuesto, los eliminó.Los iba induciendo al suicidio, volviéndolos ansiosos y en extremo nerviosos. Así fue vengándose de cada uno de ellos.Transcurrieron dos meses, en los cuales ni Gabriel ni Luzbel fueron a ver a Boris y Miguel debido a las ocupaciones que tenían.Gabriel se había vuelto alguien de sangre fría, con el único sentimiento de amor hacia su esposo. El emo también se había vuelto frío y cruel, al punto de no importarle que Boris y su pareja permanezcan encerrados para siempre bajo tierra.El placer que el rubio sentía con cada muerte de quienes trabajaban cuando él era adolescente aún y lo odiaban no podía describirlo con palabras.Su venganza era en extremo dulce, en especial porque nadie sospechaba de él ni de su amado emo. Siempre ellos tenían uma coartada firme y sustentable.Así fue hasta que descubrieron a quién ideó