Llegó el primer día de clases, me levanté temprano, me di una ducha y me arreglé, me vestí con un jeans azul claro ceñido al cuerpo con una blusa blanca y converse negros, me miré al gran espejo que había en mi habitación y quedé satisfecha con el resultado, me dirigí hacia la cocina y me preparé el desayuno, comí y salí de mi departamento, salgo del edificio y me voy hacia la universidad en un taxi, pues no sabía el camino. Iba viendo por la ventana del mismo para poder memorizar el camino y así mas adelante poder tomar una ruta de bus, el vehículo se detuvo en un semáforo, mientras estábamos en la espera de que cambiara la luz a verde, yo seguía viendo por la ventana el hermoso paisaje urbano, en frente de mi se encontraba un hermoso parque, habían muchas personas paseando a sus mascotas, otras ejercitándose y niños correteando por el lugar, cuando de repente un carro muy lujoso se detuvo al lado y vi que bajaron el vidrio, allí estaba un chico muy lindo de ojos cafés y cabello negro algo desordenado, me quede mirándolo por un momento y después desvié la mirada.
—Ey, fea —me dice y vuelvo a mirarlo, él inclina su cabeza en señal de saludo, en su rostro muestra una sonrisa ladeada llena de prepotencia, se le veía que solo me quería molestar así que lo ignoré y fijé mi mirada hacia el frente, este chico no me iba a amargar el día con su estúpido saludo.
Llegué a la entrada de la universidad, había un gran portón de rejas negras, al bajar del taxi me paré allí sin entrar, me sentía nerviosa, mientras me decidía en pasar, llegaron varios carros lujosos dejando a estudiantes en la entrada, y algunos vehículos entraban directamente, me imagino que eran los estudiantes que tenían auto propio, respiré profundo y me introduje en el enorme terreno del plantel; cuando iba caminando hacia la instalación muchas chicas se me quedaban viendo, me estaban criticando, lo podía ver en sus rostros y por sus susurros, no les preste atención y seguí caminando.
Me dirigí hacia la dirección a buscar mi horario de clases, en ese momento vibró mi celular, era Clara que me había enviado un mensaje, iba distraída cuando de repente choqué con alguien, caí al suelo del impacto que recibí, pues ese alguien venía a gran velocidad.
—Lo siento —me dice un chico muy lindo con ojos azules, cabello castaño, y un cuerpo bien formado, se notaba que hacia ejercicio— ¿te lastimaste pequeña? —me tendió la mano y me ayudó a levantarme.
—No, descuida —le digo con una sonrisa— gracias.
—Soy Marcos —me dice el chico tendiéndome la mano— ¿cómo te llamas?
—Soy Amy —le digo con una sonrisa y le estrecho la mano.
—Un placer pequeña Amy.
—Amy, es solo Amy, no pequeña Amy, ¿por qué me dices pequeña? —Le pregunto y me cruzo de brazos.
—Ah, es que eres muy pequeña —me dice riendo y se para a mi lado midiéndonos— mira ves, apenas me llegas a la barbilla.
—Jaja si claro —le digo con sarcasmo— pero eso no te da el derecho, apenas me acabas de conocer.
—Sí, te acabo de conocer, pero así te quedaras pe...que...ña —me dice en susurro cerca a mi oído, le iba a contestar pero sonó el timbre— nos vemos voy a clases.
Se fue el chico y yo me quedé con la palabra en la boca, no sé quien se creía, ¡que confianzudo! —pensé—, ignoré el caso y me dispuse a buscar el salón donde me tocaba ver clases, entré y ya habían muchos chicos adentro, ya todos los puestos estaban ocupados excepto uno en donde estaba nada más y nada menos que el chico que vi cuando venía en el taxi, estaba recostado en su silla y escuchando música con los audífonos.
—Disculpa —le dije pero no me escuchó— oye, disculpa —dije de nuevo, parecía que estaba en otro planeta— disculpa —lo toqué en el hombro con mi dedo índice, él volteó y me miró.
—Pero miren quien es —me dijo quitándose los audífonos— es la chica fea del taxi —ruedo los ojos y lo miro mal.
—¿Me puedo sentar? —le pregunto, miró para todos los puestos.
—Si no hay más puestos, adelante —me dijo sin más.
Tomé asiento y saqué mi celular, Clara me había enviado un mensaje y yo le estaba contestando, en ese momento llegó el profesor, le escribí a mi amiga para despedirme.
—Oye —me dijo el chicho— es mejor que guardes eso —me dijo señalando mi celular— al profesor no le gusta que saquen los celulares en su clase.
—Ok —le dije con una sonrisa— gracias.
—Ah, y no me vayas a molestar durante la clase, hay que estar bien concentrados si queremos pasar esta materia.
¡Qué arrogante! —pensé— guardé mi celular y empezó la clase la cual duró como dos horas sin pausas, a este profesor le gusta hablar mucho, además habla demasiado rápido, no me dio ni tiempo de copiar todo lo que explicaba, en realidad este chico tenía razón, por eso fue que me dijo que no le hablara, terminó la clase y me dispuse a recoger mis cosas, el chico hizo lo mismo y sin más salió del salón.
Salí y me dispuse a buscar el siguiente aula donde me tocaba ver clases, saqué el celular de mi bolso y había un mensaje de mi amiga, la verdad estaba exagerando con eso de los mensajes, pero ¿qué le iba a hacer?, era mi mejor amiga y no iba a dejar de contestarle sus mensajes, iba caminando distraída cuando me tropecé con alguien, ¿es en serio? Es la segunda vez que me pasaba eso el día de hoy, pero esta vez no me fue bien.
—Oye ¿no ves? —Me dijo una chica de cabello rubio, alta y delgada, vestía muy bien y llevaba puestos unos tacones y eso me hacía ver delante de ella aun mas pequeña— fíjate por dónde vas enana estúpida
¿Es en serio? ¿Que tenían en contra de mi estatura en esta universidad? ¿iba a tener que lidiar con esto mientras estudiara aquí?
—Lo siento —le dije seria— no te vi, venía distraída.
—Pues ve por dónde vas enana —me dijo con aires de grandeza.
En mi mente estaba procesando a ver que le podía decir, al parecer en esta universidad tienen por costumbre ponerle sobrenombres a las personas y yo no me iba a dejar, no por ser la nueva me iba a dejar pisotear.
—Ya me disculpé contigo, además tú también tienes que ver por dónde vas.
—Yo si veo por donde voy, enana.
—¿Ah sí? Y si es así ¿por qué chocaste conmigo?
—Porque por donde yo voy los demás tienen que apartarse, así es como funciona esta universidad, yo soy la reina de este lugar y por ende tienen que sujetarse a mí.
Empecé a notar que mientras más íbamos discutiendo se iban agrupando personas al rededor de nosotras, parecía que sí era verdad lo que decía esta chica, todos se sometían a ella, saqué esa conclusión porque muchos me miraban sorprendidos y además murmuraban cosas que no podía escuchar muy bien pero las entendía.
—No puedo creer que esta chica se esté enfrentado a Anabel —le decía una joven a otra.
—Si es la primera vez que alguien se enfrenta a ella.
—Pobre chica, no sabe cómo es Anabel y lo que es capaz de hacer.
Seguían los murmullos pero yo me concentré en la chica, que al parecer se llama Anabel.
—Pues yo no me voy a sujetar a ti, creo que te has equivocado de persona.
Me di media vuelta y pasé entre todos los que estaban allí presentes dejando a Anabel con su grupo de amiguitas y me fui directo al salón donde me tocaba ver clases, cuando estaba en la puerta noté que ya había alguien allí y era de nuevo el mismo chico con el que me había sentado en la otra clase, entré y me senté e hice un resoplido.
—Que casualidad, ya son dos clases juntos —me dice con una sonrisa— ¿o acaso me estas siguiendo?
—¿Yo seguirte? —le dije señalándome— ¿para qué?
—Porque soy irresistible —me dice moviendo las cejas de arriba abajo con cara pícara.
—Jaja ¿en serio? A mí no me lo parece —en realidad si era lindo pero no iba a decírselo para aumentar más su ego— solo vine a ver clases.
—Bueno entones será el destino —me dice con una sonrisa y se acomoda en su asiento para seguir hablándome— me dejaste sorprendido allá afuera.
—¿Por qué? —le pregunto incrédula.
—Nadie se había enfrentado a Anabel antes y hoy tú lo hiciste y en tu primer día aquí.
—No me gustan las personas como ella, que se creen superior —le dije sin darle muchos detalles y me concentre en mi celular mientras esperaba que llegara el profesor.
Empezó la clase y no hablamos en todo ese rato, al sonar el timbre tomé todas mis cosas rápido y salí del salón, no quería estar más cerca de ese chico, me ponía nerviosa y no sé porqué, fui al comedor, tomé mi comida y me salí hacia las mesas debajo de un gran árbol que estaba fuera de las instalaciones, de repente alguien se sentó a mi lado.
—Hola pequeña Amy —me volteo y veo que se trata Marcos con otra chica de piel morena y cabello rizado— siéntate Ana —la chica se sienta al frente de mi— Ana ella es Amy, es nueva.
—Mucho gusto, soy Ana —me dice la chica con una sonrisa— con que eres nueva, ahora vas a ser el nuevo juguete de Anabel.
—¿El nuevo juguete? —le pregunto alzando una ceja.
—Sí, Anabel siempre le juega bromas pesadas a todas las chicas que llegan nuevas a este lugar. —dice Ana.
—No creo que ese sea el caso de la pequeña Amy —le dice Marcos a Ana— ya se encontraron hoy.
—¿Si? ¿Y qué paso? ¿Qué te hizo? —pregunta Ana con curiosidad.
—Jah pregúntale a la pequeña Amy —dice Marcos y toma un mordisco de su emparedado.
—¿Y? —me mira Ana con curiosidad esperando una respuesta.
—Ah, bueno es que choqué con ella accidentalmente —le dije sin rodeos.
—Oh oh, ¿y qué te hizo?
—Me llamó enana la flacucha esa, no sé quien se cree.
—Ah, típico de Anabel, siempre le pone sobrenombres a todos, ¿y qué más pasó?
—Me dijo que ella era la reina del lugar y que tenía que someterme a ella.
—Ay, ya te puso sus garras encima, quien sabe que te va a m****r a hacer.
—Nada, yo le deje en claro que yo no me sometería a ella.
—No la conoces, te va a hacer la vida imposible, una vez una chica se tuvo que ir del colegio en donde estudiábamos porque ya no podía más con ella.
—Sí, pero ese no es mi caso, yo vine a estudiar la carrera de mis sueños y no voy a permitir que ella me lo impida.
—Que valiente eres, pero tienes que tener cuidado con ella, tiene muchas influencias.
—No sé porque ustedes se dejan pisotear por ella —le dice Marcos a Ana.
—Yo no me dejo pisotear.
—¿Y porqué cuando estábamos en el colegio hacías todo lo que te pedía?
—Porque me dijeron que ella le mandaba a hacer cosas horribles a quien no le hiciera caso y la verdad me dio miedo que me hicieran algo.
—Pero ese es el problema —le digo a Ana— si hacen lo que ella dice nunca va a terminar, porque ella ve que le tienen miedo y se aprovecha de eso.
—Ummm en realidad nunca lo había pensado y veo que tienes razón, pero yo soy muy cobarde para eso.
—Yo no —le digo subiendo mis hombros— en el cole había una muchacha que también hacia eso, menos a mi porque yo se lo deje bien en claro, quiso hacer eso una vez con una chica nueva pero yo la defendí así fue como nos volvimos mejores amigas.
—Está muy buena su plática pero ya sonó el timbre —nos dice Marcos.
—Ay sí, ¿qué materia te toca ver? —me pregunta Ana.
—Biología —le respondo mientras miraba mi horario.
—Que bien, yo también —dice tomando mi horario— después vas a ver con Marcos.
—Que pequeño es el mundo, ¿no pequeña? —Me dice marcos sonriendo— te paso buscando por el salón para irnos juntos a la última clase.
Ana y yo nos fuimos al salón de biología, vimos nuestra clase y nos mandaron a hacer una investigación de dos, Ana y yo nos pusimos juntas, terminó la clase y al salir del salón allí estaba Marcos esperándome con una sonrisa.
—Vamos —me dice— llegaremos tarde si no nos apresuramos y a este profesor al parecer no le gusta que le lleguen tarde.
Terminamos las clases, salimos de la universidad y Ana nos estaba esperando afuera recostada de un carro.—Mira ahí esta Ana —me dice Marcos.—Ey chicos —nos hace señas Ana, nos acercamos hasta ella.—¿Y este carro? —pregunta Marcos observando el vehículo.—Es mío, no es de último modelo, pero algo es algo, peor es nada, vamos a ir a comer algo.—Ah, no sé —le digo dudando— después no encontraré como irme a mi departamento, no conozco esta ciudad.—Tranquila yo te llevo, yo soy de aquí y me sé esta ciudad de memoria.Acepté y nos fuimos a un pequeño café, pedimos pizza, estábamos esperando nuestra orden cuando el chico antipático entro al establecimiento.—Oh no —intenté taparme con la cartilla del menú.—¿Q
—Ey fea, nos vemos de nuevo —me dice Cristian con una sonrisa.—Te dije que me llamo Amy —le dije cruzándome de brazos con el ceño fruncido.—Ah perdón Amy, es la costumbre —me dice aun sonriendo.—Espero que sea la última vez —le digo.—Claro cielo te doy mi palabra –dice acercándose a mí.La verdad es que cada vez que estoy cerca de Cristián me siento nerviosa no sé porque, cada palabra que me dice hace que un escalofríos recorra mi espina dorsal, se acercó tanto a mí que enseguida me ruboricé, la verdad nunca un chico se me había acercado tanto, en eso nuestros compañeros de clase empezaron a entrar y el profesor, salvada por la campana —pensé— fije mi mirada hacia el profesor e intente calmar mis nervios.Comenzó la clase, Cristián estaba sentado det
Después que salí de mi trance me fui hacia mi cuarto, me quite la ropa y me fui a bañar, me puse mi pijama y me acosté en mi cama, tome mi celular y llame a Clara como de costumbre.—Hola amiga ¿cómo estás? —dije al escuchar su voz.—Hola amiga muy bien ¿y tú?, ¿Cómo te fue el día de hoy?—Me alegra que estés bien amiga, yo estoy muy bien, hoy fue un día loco, te acuerdas del chico antipático que te conté, pues estamos en un trabajo juntos y mañana tengo que ir a la casa de él a hacerlo.—¿Ah sí? ¿Y cómo te metiste en eso? ¿No que lo odiabas?—No es que lo odie, si es algo antipático pero también tiene su lado tierno, hoy me defendió de un drogadicto.
—Ey preciosa ya despertaste —me dice Cristián.Cuando logro abrir bien mis ojos veo que Cristián está sentado a mi lado, en mi cama y con una laptop.—¿Cómo entraste a mi depa? Si yo deje la puerta cerrada.—¿Estás segura? —me pregunta Cristián despegando su mirada de la laptop.—Sí, claro que estoy segura —le digo levantándome de la cama— yo no estoy loca, ¿me vas a decir o no como entraste?Señala hacia el balcón, me voy para allá y me quedo allí parada, ya era de noche, ¿cómo pude dormir tanto? Me doy media vuelta y lo miro esperando una explicación.—Entre por tu balcón cariño —me dice— como puedes ver —se acerca hacia mí y me lleva hasta la baranda— mi cuarto es este que queda debajo del tuyo, subí por las es
Al despertarme me di un baño y me arregle, me puse un jean ceñido al cuerpo con una blusa blanca, chaqueta de cuero y mis converse negros, me maquille un poco, solo lo básico, me di una mirada al espejo grande de mi cuarto y sonreí satisfecha, fui para la cocina y me prepare un cereal con leche, como Cristián no me dijo a qué hora saldríamos decidí salir a buscarlo, cuando abro la puerta allí estaba él a punto de tocar, al verme me mira sorprendido.—Buenos días Amy, estas muy hermosa —me dice mirándome de arriba a abajo.—Buenos días Cristián —le doy una sonrisa algo sonrojada— gracias.—¿Y estas lista para pasar un día inolvidable hoy?—Si claro, espera voy por mi bolso —fui hacia la sala, tomé mi bolso y salí— lista.Bajamos por las escaleras y salimos del edific
—Hola pequeña Amy —me saluda Marcos mientras me dirigía a mi salón de clases.—Hola Marcos ¿cómo estás? —le respondo con una sonrisa.—Muy bien pequeña.—Hola chicos —nos saluda Ana— ¿cómo están?—Hola Ana, my bien. —le respondimos.—Ey Amy, ¿donde estuviste ayer? Te llamé como sopotosientas veces y no me respondiste.—Ah…, es que mi celular no tenía señal.—Dime la verdad, ya te conozco y sé que nos estas ocultando algo.—Estoy diciendo la verdad y no estoy ocultando nada.El timbre sonó y nos fuimos a nuestros respectivos salones, salvada por la campana —pensé—, Ana es una chica que hace muchas preguntas, vi mis clases y en todo el día evite el verme con los chicos y con Cristián, quer&i
Al día siguiente al terminar en la universidad me encontré con Ana y Marcos.—Hola Amy ¿cómo te va?—Hola Marcos muy bien ¿y a ustedes?—Bien, aunque los exámenes no están volviendo locos ¿a ti no? —me pregunta Ana.—En realidad no, entiendo muy bien todas las clases.—Cierto, tu eres la cerebrito del salón —dice Marcos.—Ya sé —exclamó Ana algo entusiasmada— tu nos puedes ayudar.—Cierto, podemos ir a tu depa a estudiar.—¿Si puedes verdad?—Claro que puedo —les digo riendo— ustedes son mis amigos como no voy a ayudarlos.—Pero antes —dice Marcos— vamos a ir al cine, hay que desestresarse un poco.—¿En serio Marcos? Tu lo que estas es pendiente de esa película que está en cartelera &md
Pasamos el fin de semana estudiando para los exámenes finales, Marcos era un chico muy inteligente podía entender todo a la perfección no entiendo porque dijo que no entendía las clases, me acerqué hasta Ana que estaba en la sala y me puse a hablar con ella, Marcos había salido a comprar algo para comer.—Ey Ana —le digo sentándome al lado de ella.— ¿Qué pasa? —me pregunta Ana aun mirando su cuaderno.—¿No te parece raro que Marcos haya pedido ayuda para estudiar y entiende a la perfección a la primera? —Ana despegó la mirada de su cuaderno y me miró fijamente.—Ay amiga, de verdad que eres muy inocente, no te enteras de nada.— ¿Por qué me dices eso? —le digo incrédula.—Amy, Amy, Amy —suspira— eso de no entender es solo una manera de acercarse a ti.&