La gran habilidad natural de Velkan lo había salvado en innumerables ocasiones, aún mientras estaba aprendiendo. Su propio instructor, el viejo Lev, le había dicho en una ocasión: "Nunca he conocido a nadie con tantas habilidades naturales para ser un mercenario, y no sólo serlo sino para convertirse en el mejor que haya habido jamás"Velkan siempre había considerado estás palabras como un aliciente para desarrollar todo su potencial como agente secreto y lo había logrado con creces, al punto de que quienes lo conocían desde el principio llegaron a decir que las palabras de Lev habían sido proféticas, porque se habían cumplido casi al pie de la letra. Él había sido uno de los hombres más difíciles de descubrir en una misión y también alguien a quien matar resultaba enormemente difícil, al grado de que casi nadie quería estar en su contra durante una misión.Cada vez que un agente sabía que tenía que enfrentarse a "la sombra" o al "hombre implacable" sentía como si le hubieran puesto u
Velkan estuvo revisando con cuidado todo el piso hasta quedar satisfecho de que no había nada peligroso ni sospechoso, incluso se asomó por los bordes del piso para cerciorarse de que todo estuviera normal.También subió a la terraza donde revisó cada sitio con el mismo cuidado, y luego de revisar cada hueco quedó tranquilo y bajó de nuevo al piso del estacionamiento donde un preocupado Robert lo esperaba.—Viejo —comenzó diciendo— ¿No te parece que estás, quizás, preocupado en exceso?—La última vez que pensé en eso me dieron un disparo aquí —lo dijo señalando su hombro izquierdo y esa vaina duele mucho, ¿No te parece?Contra un argumento así, ¿quién puede tratar de discutir? En realidad nadie. Sin embargo la rara actividad febril de Velkan por revisar todo hasta quedar completamente satisfecho lo tenía un poco nervioso.—Sé a quien nos estamos enfrentando —volvió a la carga— Pero no creo que quieran poner una bomba en un sitio público.—Pues te sorprendería de lo que son capaces con
Robert se dirigió hacia la rampa, sabía que Tamaz llegaría en un vehículo acompañado por un chofer que lo traería hasta este edificio.Mientras tanto Velkan se quedó sentado en un bloque de cemento que estaba pegado a una de las columnas, sus pensamientos eran un torbellino; normalmente no se permitía evocar esos trágicos momentos que vivió cuando le dispararon a Tatiana matándola delante de sus ojos.*******Recordaba claramente que esa noche se habían quedado casi en la cima de una montaña que estaba muy cerca de la frontera entre Rusia y Armenia. Habían estado jugando temprano con un ajedrez que Tatiana llevaba en su equipaje. Entre otras cosas ella era fanática del ajedrez y lo jugaba muy bien, hasta ahora Velkan no había podido ganarle sino una partida y eso que él era bueno en el ajedrez, sin embargo ella era una de esas personas que tenían un cerebro privilegiado para ese juego.Después de la undécima derrota de esa jornada Velkan se dió por vencido y decidió que iba a leer un
Velkan se levantó de su improvisado asiento y se dirigió hacia la rampa dónde estaba parado Robert.Efectivamente se escuchaba el ruido de un motor de vehículo haciendo el esfuerzo de subir por las rampas, debería estar llegando ya al piso debajo donde se encontraban. En unos segundos más pudieron ver un sedan negro que subía por la rampa hacia donde ellos estaban, se apartaron prudentemente hacia un lado y ambos estaban preparados para desenfundar sus armas en cualquier momento.El sedán terminó de subir por la rampa y pidieron ver claramente al único ocupante del vehículo en cuestión, era un anciano, como de unos setenta años, vestido de traje. El hombre bajó del vehículo miró un instante hacia ellos y luego se dirigió hacia el ascensor. Ambos se relajaron cuando el sujeto entró en el aparato y se cerraron las puertas.—Falsa alarma, viejo —dijo Robert, luego miró su reloj— Aunque nosotros nos adelantamos bastante, aún faltan más de veinte minutos para la hora acordada.—Iré a senta
El sordo dolor que lo había dominado hacía solo unos pocos minutos atrás lo hizo reflexionar sobre lo que debería hacer, se comunicaría en cuanto pudiera con Elene, ella, a estas alturas de la vida ya no tendría por qué ocultarle nada. Apenas hablarán con Tamaz le diría a Robert para ir a la casa para tratar de ponerse en contacto con ella.Ése dolor había durado ya mucho tiempo, le corría el alma y le quitaba espíritu. Mientras estuvo ocupado, haciendo una misión tras otra, estos sentimientos no lograban salir, los tenía controlados gracias a esa hiperactividad que desarrollaba metódicamente.Su mente voló de nuevo hasta esa mañana…*******Se besaron con pasión explorando sus bocas con frenesí mientras sus manos buscaban acariciar cada vez más piel. Él tomaba sus pechos con ambas manos mientras ella bajaba las suyas para apoderarse del miembro viril… Ella se levantó de la suave colchoneta y se puso arriba de él, le gustaba dominar la situación y él se dejaba.Se quitaron el resto de
Esa mañana Velkan se despertó primero, Tatiana estaba pegada a él estrechamente y pasaba su brazo por encima de su torso. Trató de moverse pero ella se lo impidió al abrazarlo con más fuerza.Trató de quitar su brazo de encima de él pero fue inútil, ella estaba firmemente agarrada a él y parecía que no quería soltarlo. La miró atentamente para ver si estaba despierta pero su respiración y su lasitud le decían que estaba profundamente dormida.—Tatiana… amor —la llamó suavemente, pero ella no daba muestra de estar despierta.Se movió como si fuera a colocarse de lado y en ese momento ella abrió los ojos.—Ya estás despierto —le dijo con la voz cargada de sueño.—Desde hace rato, pero no querías soltarme para poder levantarme.—No es cierto —dijo ella levantando un poco la cabeza y el torso.—Sí, así es —ripostó él riendo divertido.—De qué te ríes —dijo ella riendo también.—De lo posesiva que eres conmigo.—Bueno, eso es porque te quiero solo para mí. No siempre uno consigue el hombre
Velkan sentía el cuerpo muy adolorido, tenía los ojos cerrados y la luz del sol pegaba en sus párpados haciéndole saber que aún era de día y el sol estaba muy alto. Quería moverse pero algo se lo impedía y se sentía muy débil, tenía los ojos cerrados pero sabía que se estaba moviendo, es decir, lo llevaban, pero, ¿en qué?Parecía una especie de camilla, ¿lo llevaban para subirlo a una ambulancia? La mente de Velkan estaba confundida, no recordaba bien, solo sabía que estaba herido.«En el pecho» —recordó de pronto— «Me hirieron en el pecho»Pero no podía recordar más, se sentía agotado y no sabía porqué. Se sentía mareado también, el movimiento de la camilla o catre donde lo llevaban hacía que se sintiera peor. Pero no abrió los ojos, no sabía en manos de quién estaba y su instinto le decía que era mejor que permaneciera desmayado hasta averiguar más.Se fue sintiendo cada vez más mareado y el pecho le dolía, trató de tocarse, pensó en mover la mano poco a poco hasta llegar arriba, pe
Empezó a moverse como si se estuviera despertando en ese momento, de inmediato sintió unos pasos, mucho más pesados que los de la doctora. Eran al menos tres los que se acercaron a su cama.—¿Cómo está, doctora? —una voz marcial pronunció éstas palabras.—Está recuperándose pero aún se ve bastante débil, ya debería estar consciente por completo, pero ya ve que no puede casi ni abrir los ojos.La pantomima de Velkan dió resultado, creían que estaba peor de lo que estaba y eso le convenía mucho. Terminó de abrir los ojos y miró a quienes le rodeaban. Estaba la doctora, una mujer menuda de cabello negro y de unos cuarenta años. A su lado estaba un hombre de buena estatura y con el uniforme del ejército, cara marcial y rictus cruel. A su lado estaban dos soldados con más cara de guardaespaldas que de militares.—Mi querido amigo, ¿Cómo se siente? —La voz era fría y cruel, la de un hombre acostumbrado a mandar, y a ser obedecido.—No me siento bien —Velkan hizo que su voz sonase débil e in