3 Meses Después…
Hoy me levanto con más alegría que nunca, siento tanta alegría porque hoy por fin sabré el s*x* de mi bebé. Deseo que sea una niña, pues la gente dice que los niños son un tanto, más traviesos que las niñas, pero desafortunadamente no tuve un hermano, algunas veces me pregunto, cómo sería nuestras vidas si tuviéramos un hermano.
Estaba sentada en mi mesa con una taza de té y unas tostadas, doy una mordida, lo saboreo y pienso que, «si sigo así de comelona subiré unos kilos demás».
Cuando estaba por tomar mi té, suena el timbre, me levanto y abro la puerta y veo de pie a Anthony con un enorme ramo de flores.
—¡Gracias! —agradezco gustosa por el ramo a Anthony—. Eres muy atento conmigo.
—¿Cómo no? Sí tengo la novia más hermosa del mundo— Yo solo asiento y me sonrojo, por un momento me sentí como una verdadera quinceañera.
Él solo observa detenidamente.
—¿Estás lista? Te acompañaré al médico. —A lo que le confirmo y le doy las gracias nuevamente.
Después de unas horas, ya estábamos en frente del hospital, por cierto, que veo mucha gente. Bajo del auto y camino a la recepción para anunciar mi presencia, cuando veo a Anthony incorporarse a mi lado.
Llevo puesto un vestido floreado ya que siento que mi vientre está un poco grande, mis Jeans y otros pantalones ya no me entran, llego hasta la recepción y me atiende una señora de mediana edad.
— ¡Buenos días! ¿En qué puedo ayudarla?—me pregunta con voz suave.
—Buenos días, tengo una cita con una ginecóloga la Doctora Valencia.
—Sí, por supuesto.
—Mientras que la anuncio, ¿podría rellenar esta planilla? —Y me entrega un formulario.
—¡Sí, claro! —respondo, sostengo la planilla y seguido de esto busco un lugar para poder rellenarlo.
Un minuto después, la recepcionista me indica que la doctora se localiza en el consultorio 6.
—¿Me esperas?
—Claro, aquí te espero.
Me da un beso y entonces sí me voy junto con la doctora.
Luego de unas horas salgo, pero no con la noticia que esperaba. Anthony nota mi estado por lo que me mira fijamente antes de preguntarme:
—¿Está todo bien?
—Sí, está todo bien —le respondo.
—¿Por qué estas preocupada? —Me pregunta con seriedad.
—Es que pensé que me diría ya el s*x* del bebé —le respondo con decepción, según la doctora debo esperar unos meses más y me pongo un tanto ansiosa. Le explico mientras que él me abraza.
—¡Vamos! —me anima Anthony
—¿Qué te parece si vamos a almorzar algo delicioso? —Me invita con una sonrisa, yo solo asiento, para luego decir:
—¡Vamos ya, que me ruge el estómago! ¡Acuérdate que me alimento por dos! —Él solamente sonríe y nos vamos de allí.
Llegamos a un restaurante, entramos y nos sentamos en una mesa cerca de las ventanas. Me acerco a Anthony y le propongo:
—¿Y si vamos a almorzar mejor a casa? Es que ha de ser muy cara la comida aquí. —Él me observa dándome una leve sonrisa.
—Vamos, no te preocupes tengo para pagar —me dice.
Una chica se nos acerca con una sonrisa en los labios antes de darnos la cartilla, Anthony pide un bife de carne con arroz y ensaladas, mientras que yo pido lo más económico que es una salsa con fideos.
Luego de solicitar nuestras órdenes, veo a la joven alejarse de la mesa. Mi vista se dirige hacia la ventana solo para encontrarme con una camioneta negra con vidrios polarizados, la misma que estaba en el hospital. Pienso que es solo una coincidencia por lo que no le pongo importancia y sigo conversando con Anthony.
Luego de pasar un momento agradable, nos retiramos a mi departamento.
—¡Llegamos! —dice Anthony, cuando me doy cuenta ya estaba en frente de mi apartamento—. Nos vemos mañana, ya que estaré trabajando hoy y no podré verte. —Se despide de mí con un cálido beso, para luego verlo alejarse. Mientras que yo solo entró al edificio para ir directamente a mi departamento.
Esta tarde pasa volando, mientras que tejo una batita para mi bebé, elegí el color blanco ya que no sé qué s*x* tendrá. Después de esto tomo una ducha para luego acostarme a dormir un poco.
Después de bañarme, me pongo una bata de seda de color rosa con encajes, me acerco a la ventana para correr las cortinas ya que no me siento cómoda con las cortinas descorridas. En ese instante me percato de que la misma camioneta está estacionada en frente del apartamento.
Llego a la conclusión de que tal vez pertenece a algún hombre que vive en el edificio de donde estoy yo o quizás de en frente.
Seguido de esto me recuesto y enciendo la televisión para ver alguna serie o tal vez películas, pero siempre me duermo a la mitad de ellas.
De hecho, pasan unos minutos cuando me quedo de nuevo dormida.
Estaba dormida profundamente, hasta que el sonido del móvil que está en la mesita de noche, suena una y otra vez, me levanto adormilada y molesta, busco con la mirada el móvil, lo tomo, y me percato de que es un número desconocido, aun así, atiendo el llamado.
—¡Hola, ¿quién es?! Hola... hola. —No obtengo respuesta. Solo se escucha un suspiro al otro lado del móvil, era extraño y cuelgo, me digo a mí misma que quizás se habrían equivocado de número, seguido a esto doy un bostezo de vuelta y me acomodo para dormir nuevamente.
A las siete de la mañana me levanto y arreglo ya que visitaré a mi hermana. Desde que supe que sería madre la he visitado con más frecuencia, pues me siento muy insegura con lo del embarazo. Pienso que, con su experiencia, me vendría bien aprender de ella, sobre los cuidados que mi bebé necesitará. Al principio ella no tomó muy bien la noticia, pero con el paso del tiempo vino la aceptación. Y con ello mi alegría, pues así sé que no estoy sola en esta aventura de ser mamá. No es agradable estar sola en estos momentos y mucho menos es ser madre soltera.
Voy saliendo de mi apartamento en dirección al de mi hermana, me abrocho bien el saco antes de continuar con mi camino. No tomo un taxi ya que, según la doctora, debo de caminar mucho para el buen desarrollo de mí bebé y para mi salud. Voy caminando cuando me percato de que una camioneta me está siguiendo, esto me alarma demasiado, me doy prisa dando pasos más largos y cuando ya estoy por llegar hasta mi destino, miro de vuelta, pero ya no veo a la camioneta. Doy un largo suspiro lleno de alivio. Me recargo en la pared, el frío mármol me da escalofríos. Luego de unos minutos logro reponerme por el miedo que sentí en ese momento. Doblo la esquina y veo de pie a mi hermosa sobrina esperándome con esa peculiar sonrisa.
Al verme ella corre a mi encuentro abrazándome al llegar hasta mí. Correspondo con tanto amor como puedo:
—¿Cómo está la tía más linda? —Toca mi vientre y lo acaricia para luego decir—: ¿Cómo está el primo más bello? ¿Cómo te has portado?
— Me río ante sus peculiares travesuras.
—¿Y cómo está mi pioja? —le respondo con otra pregunta.
—Oye, tía, ¿no te dijeron que no se responde con otra pregunta?
—Lo siento, no volveré hacerlo, mi amor. Y con respecto al bebé él se porta bien. —Le respondo mientras nos vamos caminando para entrar al edificio.
Al entrar al departamento veo a mi hermana y a mi cuñado muy románticos… La pioja y yo nos miramos a la cara y a continuación nos aclaramos la garganta para que supieran que estamos presentes.
La noche fue estupenda, con presencia de las ocurrencias de Victoria no vi pasar la hora, luego de unas horas y después de charlar con mi hermana sobre bebés, me dispuse a retirarme.
—¡Espera aquí! Tengo algo para ti —me dice Juliana.
Mientras que ella va en busca de lo que me quiere dar, me pongo a jugar con Victoria y entre abrazos y besos, la espero. Al pasar los minutos, veo llegar con algo a mi hermana, me asombra y le digo:
—¡No debiste molestarte! —Ella me abraza y me sonríe.
—¿Cómo no molestarme? Acuérdate que seré su madrina y no acepto una negativa de tu parte —me dice en forma autoritaria, mientras que le doy una leve sonrisa de agradecimiento.
—Bueno… Está bien —acepto para hacerla feliz.
—Ahora sí, ya me retiro.
Me despido dándoles un abrazo a ambas.
Voy saliendo del departamento de mi hermana, y me abrazo a mí misma, siento el aire frío golpear mis mejillas. Continúo caminando lo más rápido que puedo para mi casa. Sin distraerme. Hasta que por el camino me encuentro a Anthony, lo cual me extraña ya que él dijo que estaría trabajando. Él se acerca y me da un beso apasionado. Cuando me deja libre le pregunto:—¿No deberías estar trabajando?—Mmm… Sí, pero salí más temprano para buscarte y cenar contigo —dice y entrelaza nuestras manos para seguir nuestro camino. —¿Qué quieres cenar? —pregunto.—Bueno amor… ¿Qué te parece una de tus comidas favoritas? ¡Una pizza! —responde con alegría y una sonrisa pícara.Vamos caminando bien abrazados y charlando de lo más agradable, cuando de repente una camioneta frena frente a nosotros. De esta, salen unos tipos con máscara, uno de ellos apunta con un arma a Anthony y lo separa de mi mano, mientras que, a mí, me sujetan dos tipos de mis brazos.Con los nervios de punta grito:—¡No por favor no
Había intentado besar a Rubí, confiado de mi control sobre ella, no pensé en que ella pudiera reaccionar y herirme con lo primero que encuentra.— ¡Eric! ¡Eric! —grito muy fuerte. Él entra deprisa y duda en acercarse o no a mí.—Alex ¿Que te ocurrió? —pregunta Eric alarmado por la forma en que me ve.—Ve a buscarla y me la traes, sin lastimarla —ordeno para luego maldecir debido al dolor que siento por el golpe. Además de sentir mi orgullo herido por su atrevimiento.—Sí, la buscaré. ¿Que hago si se resiste? —Vuelve a preguntar. — ¡Espera! Toma —le doy un paño con cloroformo—, lleva esto. Si te da problemas la duermes y me la traes, ¡Pero ya! — Replico con impaciencia.Rubí.Al ver a Alex mal herido, aprovecho para salir corriendo hacia la puerta principal como si mi vida dependiera de eso. No veo nada, está oscuro y, sin embargo, no me detengo. Llego hasta el portón de hierro y para mi mala suerte tiene candados. Estoy trepando el portón cuando escucho el ruido de autos acercándos
Voy despertando poco a poco, abro mis ojos y veo que estoy en una habitación amplia con paredes de color azul marino y las cortinas también son del mismo color.Muevo mis piernas, pero al momento de hacerlo, siento un dolor intermitente y molesto. Trato de levantarme y para mi sorpresa tengo una esposa puesta en mi mano derecha. Estoy asombrada, mis ojos se abren al instante como platos cuando los recuerdos de la noche anterior me vienen a la mente. —¡Esto no puede ser! —Trato de quitarme las esposas por todos los medios, pero es imposible. —¿Alguien está ahí? Por favor, ayúdenme.Pero mis súplicas son inútiles, nadie me responde no hay signos de vida del otro lado de la habitación.Cómo veo que nadie me escucha, comienzo a revisar el primer cajón, de la mesa de noche al lado de la cama, ese que está a mi alcance; pero nada, no hay nada que me pueda ayudar a abrir estas esposas.—¡Genial! —replico—. ¡Ay, Rubí! ¡Eres una reverenda tonta por no poder escapar! — Pero ¿quién en su sano j
Narra Alex.Salgo furioso de la habitación «Yo extraño los besos y abrazos de Anthony», resonaba en mi mente. Entro a mi despacho cierro la puerta con tanta rabia, que no me importa que la puerta se azote, contra la pared y los vidrios de las ventanas retumben. Minutos después, Eric entra para decirme:—¡Tenemos problemas, Alex! —me dice con un tono de preocupación.—¿Qué pasa? —pregunto, mientras me sirvo un vaso de whisky.—Nos robaron la carga que iba para los cárteles italianos. —Me atraganto al escuchar semejante noticia.—¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? —pregunto ante el asombro. —Ya llamé a mis contactos y están rastreando el camión —me dice Eric.—¡Esto me hace sospechar de una sola persona, pero primero debo estar seguro para luego volarle la maldita cabeza! —Le digo con tono de rabia mientras golpeo la mesa con fuerza.En unos minutos suena el celular de Eric:—Dime, ¿tienes algo para mí? —pregunta a su contacto, mientras yo lo miro expectante y con nerviosismo.—Muy bien, gracias. T
Narra Rubí Luego de ver que nuevamente me quedo encerrada, no me queda otra opción que mirar por la ventana. Desde aquí hay una vista hermosa, es verdaderamente hermosa esta casa. Rodeado de árboles con abundante pasto, fuera tiene algunos detalles para sentarse a tomar un té, hay que admitir que tiene buen gusto. Me quedo sumergida en mis pensamientos, cuando escucho que le quitan el seguro a la puerta, lo veo entrar, voy en dirección del cajón donde guardo las dichosas esposas. —¡Oh no! —me digo cuando veo un arma en su cintura, eso si me alarma bastante.Salgo corriendo de la habitación sin esperar un segundo. Al tiempo que voy corriendo por el largo pasillo, escucho un disparo. Mi cuerpo queda estático, mis manos tiemblan y siento que mi corazón me sale por la boca, doy media vuelta y veo un Alex totalmente sacado de sí. —¡No te atrevas a correr y vuelve aquí! —Automáticamente alzo las manos, no puedo decir ni una palabra, ya que lo que tengo en frente mío es a un tipo furioso
Narra Rubí Siento la necesidad de ir al baño. Por lo cual estiro mi cuerpo en modo de pereza, luego de esa forma peculiar de levantarme o despertarme me levanto y voy directo al baño.Hago mis necesidades para luego asearme, por un momento me he olvidado de que estoy en una casa cautiva. Mientras me cepillo los dientes me viene a la mente lo de Anthony, me pregunto: ¿Cómo estará y dónde?Luego de vestirme, peino mi cabello, le doy una última revisión a mi ropa y decido salir de la habitación. Segura,pero a la vez cuidadosamente voy caminando por el pasillo de esta mansión, cuando estoy por bajar los escalones, siento un mareo pero mínimo. Respiro profundo y sigo bajando los escalones, cuando piso el último escalón veo salir a la nana de Alex con unas bandejas en las manos y acompañada de otra chica del servicio.Las sigo de manera callada hasta llegar al salón para desayunar, veo que estoy sola, lo cual es un avance. Una mínima de felicidad tengo en mi interior; pero para que emociona
Narra AlexSiento dolor en mi hombro, gracias a eso me despierto; abro levemente los ojos para empezar a dar una vuelta o mejor dicho media vuelta. Cuando mi cara gira, veo algo tan maravilloso. A ella. Verla dormida es ver a un verdadero ángel, la observo: cada línea de su rostro, es bella; sus cejas bien formadas que la hacen resaltar su rostro, sus labios carnosos, en un tono rosado, cuya tentación es una verdadera y dulce maldición. ¡Maldición!Porque si es por mí, estaría llenándole de besos. Oler su piel, con ese olor a rosas, ¡que deleite de aroma en las mañanas!Me levanto y voy al baño para asearme y vestirme. Hoy llegará un cargamento que está atrasado, y por fin se estaráentregando a mis socios para la reventa de un nuevo producto en los boliches y bares de la zona. Una vez vestido salgo del baño, me quedo mirándola desde donde estoy mientras que me decido a acercarme a ella, y delicadamente le doy un beso en los labios mientras que me incorporo y salgo de la habitación.Ya
No sabía exactamente cuántas horas llevaba allí, caminando como una verdadera loca. La desesperación estaba a punto de hacerme perder la cabeza. Vi entrar al pelirrojo con una bandeja de comida.—Debes comer, desde que llegaste no has probado bocado —me dijo con amabilidad. Sin embargo, para ser honesta, no sentía la necesidad de comer. Me acerqué a la mesa mientras él colocaba la bandeja frente a mí.—¡No me lo tomes a mal, pero no tengo hambre! —dije temerosa al ver su reacción mientras me observaba detenidamente.—No te preocupes, entiendo que no tengas ánimo de comer, pero si valoras lo poco que he hecho por ti, al menos prueba un poco —dijo, luego tomó una silla y se sentó frente a mí. Para no ser maleducada y por consideración a Katia, tomé la otra silla y comencé a comer. Di un mordisco a la hamburguesa mientras observaba las cámaras de seguridad. En realidad, no me sentía tranquila, pues sabía que me estaban buscando; solo esperaba que no lo hicieran en el lugar donde vivía mi