NARRA RUBI
Me despierto y miro la hora en el reloj de la pared de mi habitación… Son las 17:30 P.M, aún falta como una hora para mi curso, me levanto y me preparó para la cena ya que después del curso siempre me da hambre.
Al cocinar todo me visto y me voy para mi curso, me abrigo un poco ya que hace un poco de frío, y aunque la caminata será larga, igual se sentirá un poco de frío. Al llegar al gimnasio me preparo para la práctica.
Faltando unos segundos para terminar, el sabonim nos dice que tengamos cuidado ya que era tarde a lo que respondemos ¡Sí, señor! Terminado el curso voy de regreso a mi departamento. Llegó y voy directo a ducharme para luego sentarme a comer.
Me siento en la mesa para disfrutar mi cena, luego voy a cama y me quedo profundamente dormida.
................2 semanas después. ................
Me levanto deprisa ya que llego tarde a mi trabajo. No voy caminando ya que no llegaría a tiempo por lo que solicito un taxi.
No sé qué me pasa, estas últimas semanas me la paso dormida todo el tiempo. Es como si necesitara dormir cada vez más, pienso que tal vez es por el curso por lo que me siento de esa manera.
Hoy en la cafetería esta movido y la verdad no me da respiro, cuando entro a la cocina me siento mareada, veo que la cocina da vueltas, es una sensación muy desagradable, por cierto. Cuando creo que voy a caer, las manos de Anthony, un compañero de trabajo, me sostienen.
— ¿Rubí estas bien? —pregunta un poco aterrado.
— ¡No! —Estoy mareada, él me acerca una silla y me siento.
Después de unos minutos, me repongo y sigo con mi trabajo como si nada. Llevo una bandeja y entrego en la mesa uno, mi recorrido está bajo la atenta mirada de Anthony, pienso que cree que me caeré en algún momento.
Regreso a mi asiento detrás de la barra y me pongo a pensar:
«Y si… ¿Estoy embarazada? No, no, no eso… No es posible me digo a mí misma. Pienso y pienso, hasta que se me ocurre si será que el chico no se cuidó. ¡Por dios!
Necesitaba salir de la duda, por lo que decido que al salir del trabajo, iré por una prueba de embarazo.Luego de unas horas voy llegando a mi departamento y lo primero que hago es hacerme la dichosa prueba espero unos segundos. Los nervios me consumen por dentro, solo espero que sea un susto y nada más, me sorprendo por el resultado
«Positivo».
Paso mi mano por mi rostro al no creer lo que me estaba pasando y lo peor era que ni siquiera sabía el nombre del padre. Pero, ¿en qué estaba pensando para hacer semejante estupidez?, me pregunto y luego me pongo a llorar y recuerdo la nota que me dio aquella mujer de la recepción, me voy a buscar en la cartera que había llevado aquel día.
Encuentro el sobre, lo abro y veo una esquela y una tarjeta con un número de teléfono. Entonces, leo:
Gracias por la noche la verdad me volviste loco, espero volver a vernos algún día, si quisieras volver a repetirlo llámame al número que te doy. Solo quiero volver a tenerte en mis brazos. Alex.
Tomó mi móvil y decido mandar un mensaje al número, pero luego pienso:
«¿Qué se supone que debo decirle?». Estoy embarazada y quiero tu apoyo. ¡C*r*j*! Pero ¿qué estoy haciendo?… «Reacciona Rubí». Me digo a mí misma. «Y ¿si es casado? o ¿Está en una relación seria?».
Empiezo a caminar de un lado a otro, después de mucho pensarlo, decido mandar un mensaje y si responde le diré del embarazo.
Hola Alex, te escribo para preguntarte, si acaso estás ocupado ¿Podríamos encontrarnos? Soy la chica de la fiesta noche.
Mando el mensaje, pero no responde
«¡Genial!»
Pero quizás este casado, me digo que saldré adelante sola, así como lo hizo mi madre.
Al pasar unos días, Anthony se acerca mientras que estoy anotando lo que se recaudó en el día
—¿Quieres salir a caminar hoy conmigo? —Me pregunta. No me pareció mala idea su proposición.
—Me parece bien. —Le respondo mientras le doy una leve sonrisa.
—A las ocho, ¿te parece? —Me pregunta.
— ¡Claro!
—¡Perfecto!
Estoy sentada en el sofá de mi sala esperando a Anthony para ir a caminar, veo la hora y ya era las ocho, cuando tocan el timbre de la puerta. Abro casi de inmediato, veo a un Anthony muy arreglado, llevaba unos jeans de color negro, con una camisa de color azul y una campera de color verde, estaba muy apuesto debo decirlo
—¡Vaya, que puntual! —Le digo mientras que tomo mi abrigo del perchero y las llaves de mi apartamento.
—¡Nos vamos! —me dice mientras que nos dirigimos a la salida.
Estábamos caminando entre charlas y risas llegamos a la plaza central. Estábamos pasándola muy bien hasta que…
—Pensé mucho en esto, pero me he decidido a decírtelo —confiesa, pero luego parece estar pensando, como si dudara en decirme algo sumamente importante—. Pero lo haré… ¿Quieres ser mi novia?
Me quedo mirándolo como una estatua y cuando me recupero de la impresión trato de responder a su pregunta, pero me da un beso, lo cual me quedo por segunda vez paralizada, no puedo pensar, o formular siquiera una palabra como respuesta, siempre lo vi como un amigo, un amigo que estuvo conmigo en las buenas y en las malas.
—Espera Anthony, tengo algo que decirte primero…
Si después de lo que le diga, él me acepta, bueno, diría que sí intentaría salir con él. Pero como sé que los hombres huyen de una responsabilidad tan grande como la que llevo en mi vientre, no me doy esperanzas.
Seguido de esto le empiezo a explicar todo lo que pasó esa noche. Hasta ahora, mientras que le explico, él se pone nervioso. Quizás no se esperó esto, ya que nunca he tenido novio no sabía de alguien que me frecuentara. Al ver el nerviosismo yo solo le doy la salida fácil:
—¿Sabes? Creo que es mejor que lo dejamos así.
Doy media vuelta para marcharme, pero...
—¡Espera Rubí! —Me dice—: Solo dame una oportunidad y trataré de que esto funcione
Luego me abraza y choca sus labios contra los míos. Yo trato de seguir sus besos, entre delicados y apasionados. Yo estaba segura de que intentaría que esta relación funcione.
Sé que es muy apresurado todo, el de dar una oportunidad a Anthony sin conocernos bien, o quizás, me asusta el hecho de enfrentar este embarazo sola.
O quizás, estoy verdaderamente loca, el caso es que ya estoy en la fiesta y debo bailar, seguido de este apresurado beso, me separo un poco y trato de asimilarlo, nos ponemos a caminar mientras que Anthony entrelaza sus dedos con los míos.
Llegamos hasta la puerta del edificio donde vivo para luego despedirlo, lo cual el me abraza y nuevamente me besa para luego verlo alejarse. Después de la despedida entro al edificio, para dirigirme hasta mi departamento.
Al entrar voy directamente a mi habitación dejándome caer boca abajo sobre mi cama y pienso, recuerdo y también lloro por todo, por la estupidez de acostarme con alguien a quien no recuerdo bien, excepto esos ojos que a veces sueño. Ni siquiera entablamos una conversación real, pues tampoco sé a qué se dedica aquel hombre a quien entregué lo más valioso para mí. Es algo muy angustiante.
Pero al menos sabía, como se llama el padre de mi hijo.
Al pasar los días, me empiezo a acostumbrar a la idea de que Anthony sería mi compañero de vida. Es amable, atento y, sobre todo, cariñoso. Y a pesar de que no lo conozco tanto, nos hemos acercado mucho en estos días.
3 Meses Después…Hoy me levanto con más alegría que nunca, siento tanta alegría porque hoy por fin sabré el s*x* de mi bebé. Deseo que sea una niña, pues la gente dice que los niños son un tanto, más traviesos que las niñas, pero desafortunadamente no tuve un hermano, algunas veces me pregunto, cómo sería nuestras vidas si tuviéramos un hermano. Estaba sentada en mi mesa con una taza de té y unas tostadas, doy una mordida, lo saboreo y pienso que, «si sigo así de comelona subiré unos kilos demás».Cuando estaba por tomar mi té, suena el timbre, me levanto y abro la puerta y veo de pie a Anthony con un enorme ramo de flores. —¡Gracias! —agradezco gustosa por el ramo a Anthony—. Eres muy atento conmigo. —¿Cómo no? Sí tengo la novia más hermosa del mundo— Yo solo asiento y me sonrojo, por un momento me sentí como una verdadera quinceañera.Él solo observa detenidamente.—¿Estás lista? Te acompañaré al médico. —A lo que le confirmo y le doy las gracias nuevamente.Después de unas horas
Voy saliendo del departamento de mi hermana, y me abrazo a mí misma, siento el aire frío golpear mis mejillas. Continúo caminando lo más rápido que puedo para mi casa. Sin distraerme. Hasta que por el camino me encuentro a Anthony, lo cual me extraña ya que él dijo que estaría trabajando. Él se acerca y me da un beso apasionado. Cuando me deja libre le pregunto:—¿No deberías estar trabajando?—Mmm… Sí, pero salí más temprano para buscarte y cenar contigo —dice y entrelaza nuestras manos para seguir nuestro camino. —¿Qué quieres cenar? —pregunto.—Bueno amor… ¿Qué te parece una de tus comidas favoritas? ¡Una pizza! —responde con alegría y una sonrisa pícara.Vamos caminando bien abrazados y charlando de lo más agradable, cuando de repente una camioneta frena frente a nosotros. De esta, salen unos tipos con máscara, uno de ellos apunta con un arma a Anthony y lo separa de mi mano, mientras que, a mí, me sujetan dos tipos de mis brazos.Con los nervios de punta grito:—¡No por favor no
Había intentado besar a Rubí, confiado de mi control sobre ella, no pensé en que ella pudiera reaccionar y herirme con lo primero que encuentra.— ¡Eric! ¡Eric! —grito muy fuerte. Él entra deprisa y duda en acercarse o no a mí.—Alex ¿Que te ocurrió? —pregunta Eric alarmado por la forma en que me ve.—Ve a buscarla y me la traes, sin lastimarla —ordeno para luego maldecir debido al dolor que siento por el golpe. Además de sentir mi orgullo herido por su atrevimiento.—Sí, la buscaré. ¿Que hago si se resiste? —Vuelve a preguntar. — ¡Espera! Toma —le doy un paño con cloroformo—, lleva esto. Si te da problemas la duermes y me la traes, ¡Pero ya! — Replico con impaciencia.Rubí.Al ver a Alex mal herido, aprovecho para salir corriendo hacia la puerta principal como si mi vida dependiera de eso. No veo nada, está oscuro y, sin embargo, no me detengo. Llego hasta el portón de hierro y para mi mala suerte tiene candados. Estoy trepando el portón cuando escucho el ruido de autos acercándos
Voy despertando poco a poco, abro mis ojos y veo que estoy en una habitación amplia con paredes de color azul marino y las cortinas también son del mismo color.Muevo mis piernas, pero al momento de hacerlo, siento un dolor intermitente y molesto. Trato de levantarme y para mi sorpresa tengo una esposa puesta en mi mano derecha. Estoy asombrada, mis ojos se abren al instante como platos cuando los recuerdos de la noche anterior me vienen a la mente. —¡Esto no puede ser! —Trato de quitarme las esposas por todos los medios, pero es imposible. —¿Alguien está ahí? Por favor, ayúdenme.Pero mis súplicas son inútiles, nadie me responde no hay signos de vida del otro lado de la habitación.Cómo veo que nadie me escucha, comienzo a revisar el primer cajón, de la mesa de noche al lado de la cama, ese que está a mi alcance; pero nada, no hay nada que me pueda ayudar a abrir estas esposas.—¡Genial! —replico—. ¡Ay, Rubí! ¡Eres una reverenda tonta por no poder escapar! — Pero ¿quién en su sano j
Narra Alex.Salgo furioso de la habitación «Yo extraño los besos y abrazos de Anthony», resonaba en mi mente. Entro a mi despacho cierro la puerta con tanta rabia, que no me importa que la puerta se azote, contra la pared y los vidrios de las ventanas retumben. Minutos después, Eric entra para decirme:—¡Tenemos problemas, Alex! —me dice con un tono de preocupación.—¿Qué pasa? —pregunto, mientras me sirvo un vaso de whisky.—Nos robaron la carga que iba para los cárteles italianos. —Me atraganto al escuchar semejante noticia.—¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? —pregunto ante el asombro. —Ya llamé a mis contactos y están rastreando el camión —me dice Eric.—¡Esto me hace sospechar de una sola persona, pero primero debo estar seguro para luego volarle la maldita cabeza! —Le digo con tono de rabia mientras golpeo la mesa con fuerza.En unos minutos suena el celular de Eric:—Dime, ¿tienes algo para mí? —pregunta a su contacto, mientras yo lo miro expectante y con nerviosismo.—Muy bien, gracias. T
Narra Rubí Luego de ver que nuevamente me quedo encerrada, no me queda otra opción que mirar por la ventana. Desde aquí hay una vista hermosa, es verdaderamente hermosa esta casa. Rodeado de árboles con abundante pasto, fuera tiene algunos detalles para sentarse a tomar un té, hay que admitir que tiene buen gusto. Me quedo sumergida en mis pensamientos, cuando escucho que le quitan el seguro a la puerta, lo veo entrar, voy en dirección del cajón donde guardo las dichosas esposas. —¡Oh no! —me digo cuando veo un arma en su cintura, eso si me alarma bastante.Salgo corriendo de la habitación sin esperar un segundo. Al tiempo que voy corriendo por el largo pasillo, escucho un disparo. Mi cuerpo queda estático, mis manos tiemblan y siento que mi corazón me sale por la boca, doy media vuelta y veo un Alex totalmente sacado de sí. —¡No te atrevas a correr y vuelve aquí! —Automáticamente alzo las manos, no puedo decir ni una palabra, ya que lo que tengo en frente mío es a un tipo furioso
Narra Rubí Siento la necesidad de ir al baño. Por lo cual estiro mi cuerpo en modo de pereza, luego de esa forma peculiar de levantarme o despertarme me levanto y voy directo al baño.Hago mis necesidades para luego asearme, por un momento me he olvidado de que estoy en una casa cautiva. Mientras me cepillo los dientes me viene a la mente lo de Anthony, me pregunto: ¿Cómo estará y dónde?Luego de vestirme, peino mi cabello, le doy una última revisión a mi ropa y decido salir de la habitación. Segura,pero a la vez cuidadosamente voy caminando por el pasillo de esta mansión, cuando estoy por bajar los escalones, siento un mareo pero mínimo. Respiro profundo y sigo bajando los escalones, cuando piso el último escalón veo salir a la nana de Alex con unas bandejas en las manos y acompañada de otra chica del servicio.Las sigo de manera callada hasta llegar al salón para desayunar, veo que estoy sola, lo cual es un avance. Una mínima de felicidad tengo en mi interior; pero para que emociona
Narra AlexSiento dolor en mi hombro, gracias a eso me despierto; abro levemente los ojos para empezar a dar una vuelta o mejor dicho media vuelta. Cuando mi cara gira, veo algo tan maravilloso. A ella. Verla dormida es ver a un verdadero ángel, la observo: cada línea de su rostro, es bella; sus cejas bien formadas que la hacen resaltar su rostro, sus labios carnosos, en un tono rosado, cuya tentación es una verdadera y dulce maldición. ¡Maldición!Porque si es por mí, estaría llenándole de besos. Oler su piel, con ese olor a rosas, ¡que deleite de aroma en las mañanas!Me levanto y voy al baño para asearme y vestirme. Hoy llegará un cargamento que está atrasado, y por fin se estaráentregando a mis socios para la reventa de un nuevo producto en los boliches y bares de la zona. Una vez vestido salgo del baño, me quedo mirándola desde donde estoy mientras que me decido a acercarme a ella, y delicadamente le doy un beso en los labios mientras que me incorporo y salgo de la habitación.Ya