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5. Intentos Del Corazón

NARRA RUBI

Me despierto y miro la hora en el reloj de la pared de mi habitación… Son las 17:30 P.M, aún falta como una hora para mi curso, me levanto y me preparó para la cena ya que después del curso siempre me da hambre.

Al cocinar todo me visto y me voy para mi curso, me abrigo un poco ya que hace un poco de frío, y aunque la caminata será larga, igual se sentirá un poco de frío. Al llegar al gimnasio me preparo para la práctica.

Faltando unos segundos para terminar, el sabonim nos dice que tengamos cuidado ya que era tarde a lo que respondemos ¡Sí, señor! Terminado el curso voy de regreso a mi departamento. Llegó y voy directo a ducharme para luego sentarme a comer.

Me siento en la mesa para disfrutar mi cena, luego voy a cama y me quedo profundamente dormida.

................2 semanas después. ................

Me levanto deprisa ya que llego tarde a mi trabajo. No voy caminando ya que no llegaría a tiempo por lo que solicito un taxi.

No sé qué me pasa, estas últimas semanas me la paso dormida todo el tiempo. Es como si necesitara dormir cada vez más, pienso que tal vez es por el curso por lo que me siento de esa manera.

Hoy en la cafetería esta movido y la verdad no me da respiro, cuando entro a la cocina me siento mareada, veo que la cocina da vueltas, es una sensación muy desagradable, por cierto. Cuando creo que voy a caer, las manos de Anthony, un compañero de trabajo, me sostienen.

— ¿Rubí estas bien? —pregunta un poco aterrado. 

— ¡No! —Estoy mareada, él me acerca una silla y me siento.

Después de unos minutos, me repongo y sigo con mi trabajo como si nada. Llevo una bandeja y entrego en la mesa uno, mi recorrido está bajo la atenta mirada de Anthony, pienso que cree que me caeré en algún momento.

Regreso a mi asiento detrás de la barra y me pongo a pensar:

«Y si… ¿Estoy embarazada? No, no, no eso… No es posible me digo a mí misma. Pienso y pienso, hasta que se me ocurre si será que el chico no se cuidó. ¡Por dios!

Necesitaba salir de la duda, por lo que decido que al salir del trabajo, iré por una prueba de embarazo.Luego de unas horas voy llegando a mi departamento y lo primero que hago es hacerme la dichosa prueba espero unos segundos. Los nervios me consumen por dentro, solo espero que sea un susto y nada más, me sorprendo por el resultado 

«Positivo».

Paso mi mano por mi rostro al no creer lo que me estaba pasando y lo peor era que ni siquiera sabía el nombre del padre. Pero, ¿en qué estaba pensando para hacer semejante estupidez?, me pregunto y luego me pongo a llorar y recuerdo la nota que me dio aquella mujer de la recepción, me voy a buscar en la cartera que había llevado aquel día. 

Encuentro el sobre, lo abro y veo una esquela y una tarjeta con un número de teléfono. Entonces, leo:

                Gracias por la noche la verdad me volviste loco, espero volver a vernos algún día, si quisieras volver a repetirlo llámame al número que te doy. Solo quiero volver a tenerte en mis brazos.                         Alex.

Tomó mi móvil y decido mandar un mensaje al número, pero luego pienso:

«¿Qué se supone que debo decirle?». Estoy embarazada y quiero tu apoyo. ¡C*r*j*! Pero ¿qué estoy haciendo?… «Reacciona Rubí». Me digo a mí misma.  «Y ¿si es casado? o ¿Está en una relación seria?».

Empiezo a caminar de un lado a otro, después de mucho pensarlo, decido mandar un mensaje y si responde le diré del embarazo.

Hola Alex, te escribo para preguntarte, si acaso estás ocupado ¿Podríamos encontrarnos? Soy la chica de la fiesta noche.

Mando el mensaje, pero no responde 

«¡Genial!»

Pero quizás este casado, me digo que saldré adelante sola, así como lo hizo mi madre.

Al pasar unos días, Anthony se acerca mientras que estoy anotando lo que se recaudó en el día  

—¿Quieres salir a caminar hoy conmigo? —Me pregunta. No me pareció mala idea su proposición. 

—Me parece bien. —Le respondo mientras le doy una leve sonrisa.

—A las ocho, ¿te parece? —Me pregunta. 

— ¡Claro! 

—¡Perfecto!

Estoy sentada en el sofá de mi sala esperando a Anthony para ir a caminar, veo la hora y ya era las ocho, cuando tocan el timbre de la puerta. Abro casi de inmediato, veo a un Anthony muy arreglado, llevaba unos jeans de color negro, con una camisa de color azul y una campera de color verde, estaba muy apuesto debo decirlo 

—¡Vaya, que puntual! —Le digo mientras que tomo mi abrigo del perchero y las llaves de mi apartamento.

—¡Nos vamos! —me dice mientras que nos dirigimos a la salida.

Estábamos caminando entre charlas y risas llegamos a la plaza central. Estábamos pasándola muy bien hasta que… 

—Pensé mucho en esto, pero me he decidido a decírtelo —confiesa, pero luego parece estar pensando, como si dudara en decirme algo sumamente importante—. Pero lo haré… ¿Quieres ser mi novia?

Me quedo mirándolo como una estatua y cuando me recupero de la impresión trato de responder a su pregunta, pero me da un beso, lo cual me quedo por segunda vez paralizada, no puedo pensar, o formular siquiera una palabra como respuesta, siempre lo vi como un amigo, un amigo que estuvo conmigo en las buenas y en las malas.

—Espera Anthony, tengo algo que decirte primero…

Si después de lo que le diga, él me acepta, bueno, diría que sí intentaría salir con él. Pero como sé que los hombres huyen de una responsabilidad tan grande como la que llevo en mi vientre, no me doy esperanzas.

Seguido de esto le empiezo a explicar todo lo que pasó esa noche. Hasta ahora, mientras que le explico, él se pone nervioso. Quizás no se esperó esto, ya que nunca he tenido novio no sabía de alguien que me frecuentara.  Al ver el nerviosismo yo solo le doy la salida fácil:

—¿Sabes? Creo que es mejor que lo dejamos así. 

Doy media vuelta para marcharme, pero...

—¡Espera Rubí! —Me dice—: Solo dame una oportunidad y trataré de que esto funcione

Luego me abraza y choca sus labios contra los míos.  Yo trato de seguir sus besos, entre delicados y apasionados. Yo estaba segura de que intentaría que esta relación funcione.   

Sé que es muy apresurado todo, el de dar una oportunidad a Anthony sin conocernos bien, o quizás, me asusta el hecho de enfrentar este embarazo sola.

O quizás, estoy verdaderamente loca, el caso es que ya estoy en la fiesta y debo bailar, seguido de este apresurado beso, me separo un poco y trato de asimilarlo, nos ponemos a caminar mientras que Anthony entrelaza sus dedos con los míos.

Llegamos hasta la puerta del edificio donde vivo para luego despedirlo, lo cual el me abraza y nuevamente me besa para luego verlo alejarse. Después de la despedida entro al edificio, para dirigirme hasta mi departamento. 

Al entrar voy directamente a mi habitación dejándome caer boca abajo sobre mi cama y pienso, recuerdo y también lloro por todo, por la estupidez de acostarme con alguien a quien no recuerdo bien, excepto esos ojos que a veces sueño. Ni siquiera entablamos una conversación real, pues tampoco sé a qué se dedica aquel hombre a quien entregué lo más valioso para mí. Es algo muy angustiante.

Pero al menos sabía, como se llama el padre de mi hijo.

Al pasar los días, me empiezo a acostumbrar a la idea de que Anthony sería mi compañero de vida. Es amable, atento y, sobre todo, cariñoso.  Y a pesar de que no lo conozco tanto, nos hemos acercado mucho en estos días.

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