Voy despertando poco a poco, abro mis ojos y veo que estoy en una habitación amplia con paredes de color azul marino y las cortinas también son del mismo color.Muevo mis piernas, pero al momento de hacerlo, siento un dolor intermitente y molesto. Trato de levantarme y para mi sorpresa tengo una esposa puesta en mi mano derecha. Estoy asombrada, mis ojos se abren al instante como platos cuando los recuerdos de la noche anterior me vienen a la mente. —¡Esto no puede ser! —Trato de quitarme las esposas por todos los medios, pero es imposible. —¿Alguien está ahí? Por favor, ayúdenme.Pero mis súplicas son inútiles, nadie me responde no hay signos de vida del otro lado de la habitación.Cómo veo que nadie me escucha, comienzo a revisar el primer cajón, de la mesa de noche al lado de la cama, ese que está a mi alcance; pero nada, no hay nada que me pueda ayudar a abrir estas esposas.—¡Genial! —replico—. ¡Ay, Rubí! ¡Eres una reverenda tonta por no poder escapar! — Pero ¿quién en su sano j
Narra Alex.Salgo furioso de la habitación «Yo extraño los besos y abrazos de Anthony», resonaba en mi mente. Entro a mi despacho cierro la puerta con tanta rabia, que no me importa que la puerta se azote, contra la pared y los vidrios de las ventanas retumben. Minutos después, Eric entra para decirme:—¡Tenemos problemas, Alex! —me dice con un tono de preocupación.—¿Qué pasa? —pregunto, mientras me sirvo un vaso de whisky.—Nos robaron la carga que iba para los cárteles italianos. —Me atraganto al escuchar semejante noticia.—¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? —pregunto ante el asombro. —Ya llamé a mis contactos y están rastreando el camión —me dice Eric.—¡Esto me hace sospechar de una sola persona, pero primero debo estar seguro para luego volarle la maldita cabeza! —Le digo con tono de rabia mientras golpeo la mesa con fuerza.En unos minutos suena el celular de Eric:—Dime, ¿tienes algo para mí? —pregunta a su contacto, mientras yo lo miro expectante y con nerviosismo.—Muy bien, gracias. T
Narra Rubí Luego de ver que nuevamente me quedo encerrada, no me queda otra opción que mirar por la ventana. Desde aquí hay una vista hermosa, es verdaderamente hermosa esta casa. Rodeado de árboles con abundante pasto, fuera tiene algunos detalles para sentarse a tomar un té, hay que admitir que tiene buen gusto. Me quedo sumergida en mis pensamientos, cuando escucho que le quitan el seguro a la puerta, lo veo entrar, voy en dirección del cajón donde guardo las dichosas esposas. —¡Oh no! —me digo cuando veo un arma en su cintura, eso si me alarma bastante.Salgo corriendo de la habitación sin esperar un segundo. Al tiempo que voy corriendo por el largo pasillo, escucho un disparo. Mi cuerpo queda estático, mis manos tiemblan y siento que mi corazón me sale por la boca, doy media vuelta y veo un Alex totalmente sacado de sí. —¡No te atrevas a correr y vuelve aquí! —Automáticamente alzo las manos, no puedo decir ni una palabra, ya que lo que tengo en frente mío es a un tipo furioso
Narra Rubí Siento la necesidad de ir al baño. Por lo cual estiro mi cuerpo en modo de pereza, luego de esa forma peculiar de levantarme o despertarme me levanto y voy directo al baño.Hago mis necesidades para luego asearme, por un momento me he olvidado de que estoy en una casa cautiva. Mientras me cepillo los dientes me viene a la mente lo de Anthony, me pregunto: ¿Cómo estará y dónde?Luego de vestirme, peino mi cabello, le doy una última revisión a mi ropa y decido salir de la habitación. Segura,pero a la vez cuidadosamente voy caminando por el pasillo de esta mansión, cuando estoy por bajar los escalones, siento un mareo pero mínimo. Respiro profundo y sigo bajando los escalones, cuando piso el último escalón veo salir a la nana de Alex con unas bandejas en las manos y acompañada de otra chica del servicio.Las sigo de manera callada hasta llegar al salón para desayunar, veo que estoy sola, lo cual es un avance. Una mínima de felicidad tengo en mi interior; pero para que emociona
Narra AlexSiento dolor en mi hombro, gracias a eso me despierto; abro levemente los ojos para empezar a dar una vuelta o mejor dicho media vuelta. Cuando mi cara gira, veo algo tan maravilloso. A ella. Verla dormida es ver a un verdadero ángel, la observo: cada línea de su rostro, es bella; sus cejas bien formadas que la hacen resaltar su rostro, sus labios carnosos, en un tono rosado, cuya tentación es una verdadera y dulce maldición. ¡Maldición!Porque si es por mí, estaría llenándole de besos. Oler su piel, con ese olor a rosas, ¡que deleite de aroma en las mañanas!Me levanto y voy al baño para asearme y vestirme. Hoy llegará un cargamento que está atrasado, y por fin se estaráentregando a mis socios para la reventa de un nuevo producto en los boliches y bares de la zona. Una vez vestido salgo del baño, me quedo mirándola desde donde estoy mientras que me decido a acercarme a ella, y delicadamente le doy un beso en los labios mientras que me incorporo y salgo de la habitación.Ya
No sabía exactamente cuántas horas llevaba allí, caminando como una verdadera loca. La desesperación estaba a punto de hacerme perder la cabeza. Vi entrar al pelirrojo con una bandeja de comida.—Debes comer, desde que llegaste no has probado bocado —me dijo con amabilidad. Sin embargo, para ser honesta, no sentía la necesidad de comer. Me acerqué a la mesa mientras él colocaba la bandeja frente a mí.—¡No me lo tomes a mal, pero no tengo hambre! —dije temerosa al ver su reacción mientras me observaba detenidamente.—No te preocupes, entiendo que no tengas ánimo de comer, pero si valoras lo poco que he hecho por ti, al menos prueba un poco —dijo, luego tomó una silla y se sentó frente a mí. Para no ser maleducada y por consideración a Katia, tomé la otra silla y comencé a comer. Di un mordisco a la hamburguesa mientras observaba las cámaras de seguridad. En realidad, no me sentía tranquila, pues sabía que me estaban buscando; solo esperaba que no lo hicieran en el lugar donde vivía mi
Narra RubíNo sé exactamente cuántas horas hace que estoy aquí; caminando como una verdaderademente, pero esta desesperación está por volverme loca. Veo que ingresa el pelirrojocon una bandeja de comida.—Debes comer, desde que llegaste aún no has probado bocado —me dice de maneratan gentil, pero para ser honesta no siento la necesidad de probar bocado. Me acerco a lamesa, mientras que él pone la bandeja en frente mío.—¡No me lo tomes a mal, pero no tengo hambre! —lo digo temerosa al ver su reacciónmientras que me observa detenidamente. —No te preocupes, comprendo que no estés de ánimo de comer, pero si aprecias lopoco que he hecho por ti, al menos comerás un poco. —dice, para luego tomar una sillay sentarse en la dirección opuesta a donde estoy yo. Para no dejar mal parada a Katia yno ser maleducada tomo la otra silla para sentarme y empezar a comer, doy mordidas ala hamburguesa, mientras observo las cámaras de seguridad, en realidad no me sientotranquila, pues sé que me
Narra Alex—Vamos, hombre, apúrate —Dan solo asintió mientras pisaba el acelerador de la camioneta. Solo esperaba que llegáramos a tiempo. Entramos en la zona céntrica de Nueva York y, a unas cuadras del destino, nos encontramos en medio de un embotellamiento.—Me adelantaré. Tú alcánzame en la dirección que te indiqué —Abrí la puerta de la camioneta.—¡Sí, señor! —respondió Dan, un tanto preocupado.Corrí por las calles, esquivando a varias personas en mi camino.—¡Muévanse, apártense! —grité mientras intentaba abrirme paso entre la multitud. Finalmente, llegué al edificio. Tomé aire y me incorporé antes de entrar. Al ver al guardia en la entrada, pasé a su lado con seguridad y me dirigí al primer piso. Caminé por el pasillo de los apartamentos, tratando de recordar el número de la puerta de esta chica, pero no lo conseguí, así que subí al segundo piso.Al llegar, escuché gritos. No tuve que suponer mucho para darme cuenta de que era la amiga de Rubí la que gritaba. Corrí hacia la di