Nos vemos mañana con otro capítulo.
―Por… por favor, no me abandones ―suplica, desconsolada―. No me dejes sola. Necesito sentir tu calor. Al pronunciar sus últimas palabras se viene en vómito y lanza todo lo que hay dentro de su estómago sobre mi ropa. ―¡Mierda! ¡Otra vez no! ―espeto, iracundo. Ni siquiera me da la oportunidad de reaccionar a tiempo para evitar el desastre. Era esto o lanzarla contra el piso. La sostengo como puedo, sintiendo asco del maldito olor y de toda la porquería que vació sobre mí. Hunde su cara sobre mi pecho y cae, una vez más, inconsciente―. Acabas de arruinar unos de mis trajes más costosos. Siseo entre dientes. Esta noche definitivamente se ha ido al carajo. Voy de mal en peor. Necesito con urgencia tomar un baño con una infusión de cariaquito morado para combatir la mala suerte y cualquier conjuro que esta mujer haya lanzado sobre mí, porque no hay otra explicación para que siga insistiendo después de tantos tropiezos. Quizás funcione también un buen despojo a punta de ramazos con la pla
Comienzo a preguntarme qué demonios hago con una mujer tan insignificante y aburrida como ella, teniendo a mi disposición tantas opciones que podrían brindarme infinitas noches de placer y satisfacción. Sin embargo, en cuanto ella me mira con esa inocencia, pero, al mismo tiempo, con hambre y necesidad, repasándome como si fuera el último vaso de agua del desierto o el primer plato de comida que ve luego de haber permanecido mucho tiempo sin comer; me doy cuenta de que ninguna otra mujer me ha mirado de esa manera. Eso me hace sentir nervioso y genera un enorme lío de pensamientos confusos dentro de mi cabeza. Esta chica tiene un no sé qué, que me atrae de la misma manera en que son atraídos los osos por un panal de miel. ―Estoy esperando tu respuesta, Rachel. Le hablo con voz de mando. De repente, me siento molesto, cabreado y eufórico. Una mezcla de sentimientos confusos y preocupantes. ―Quiero que lo hagas, Lud ―susurra en voz baja con ese tono sexi y ronco que se desliza a lo la
La noche pintaba de maravilla. Todo marchaba a pedir de boca, hasta que Rachel cayó de bruces contra mi pecho y comenzó a roncar. Su mano quedó atrapada entre nuestros cuerpos, todavía aferrada a mi polla como si no quisiera dejarla escapar. ―Esta noche ha ido de mal en peor ―espeto con disgusto―. Creí que la situación estaba salvada, pero una vez término dándome contra la pared justo cuando mi polla estaba más que lista para entrar en la jugada. ¡Maldición! «Estás perdiendo tus habilidades, Ludwig» Suelto un bufido de enojo debido a lo molesta que me resulta la situación. Es la primera vez que un intento por tener sexo resulta más que desastroso. Meto la mano en el agua y jalo el tapón del desagüe para vaciar la bañera. Rachel está inconsciente, podría decir que ha quedado nocaut gracias a la gran borrachera que se ha pegado con el maldito vino. Aparto su mano de mi polla, antes de que la desprenda de mi pelvis, ya que cada vez que realizo algún movimiento sus dedos la aprietan y l
¡Ese hijo de puta! Sabía que no era un maldito inversor. Algo dentro de mí me lo decía. Ese tipo vino por Rachel, quiero lo que me pertenece. Pero no le voy a permitir que se interponga en mi camino. Debí seguirlos en cuanto los vi alejarse, pero esa metiche de su vecina me impidió que lo hiciera. Se apareció cuando menos lo esperaba y evitó que recuperara a mi mujer. Camino de un lado a otro, como perro rabioso y enjaulado. Tan solo imaginar que ese maldito está poniendo sus manos sobre ella me hace enloquecer. Salgo del auto, cruzo la calle y abro la verja. Desde anoche no sé nada de ella. No responde el teléfono local y las luces de su casa han permanecido apagadas. Lo sé, porque estuve vigilándola durante toda la noche. No me he movido de aquí desde hace casi doce horas, esperando a que apareciera, pero nunca llegó. Quizás entró a la casa sin que me diera cuenta, es posible que me haya quedado dormido mientras pernoctaba sentado en el asiento de mi auto. Me detengo frente a la pu
Me dirijo hacia el baño mientras Victoria acude a atender a la visita inesperada. Cierro la puerta al entrar y me detengo frente al lavabo. Abro la llave y me lavo las manos al igual que mi rostro para eliminar la gruesa capa de sudor debido a lo exigente y rápido que fue el sexo. Uno de los que más he disfrutado hasta ahora, porque con Vicky no solo tengo sexo, sino que hago el amor, puesto que involucro mis sentimientos y emociones. Sonrío satisfecho y orgulloso debido a lo afortunado que he sido durante estas últimas horas. No tenía ni la más mínima idea de que Vicky albergara algún tipo de afecto hacia mí, al menos no del tipo amoroso, ya que en muchas ocasiones escupió en mi propia cara que era demasiado viejo para ella. Aquel recuerdo me causa mucha gracia. Es cierto, existen diez años de diferencia entre nosotros, que en lo que a mí respecta, no perturba en ningún aspecto lo que siento por ella ni cambia el hecho de que la quiera en mi vida para siempre. Sin embargo, jamás imag
Veo al maldito tirado en el piso con la sangre cubriendo sus facciones y la muerte pululando a su alrededor, a la espera del momento oportuno para hincarle sus garras y arrástralo al inframundo. Con mucho gusto lo ayudo a llevarse de este mundo a esta m*****a alimaña. Intento desprenderme de la sujeción de la persona que está intentando alejarme de ese malnacido. ―Señor, irá a la cárcel si lo mata ―me advierte Jacob al sujetarme para alejarme de la humanidad de esa aberración creada por error de la naturaleza―. Llamaré a la policía para que arresten a este hombre ―anuncia con determinación―, pero me temo que usted irá detenido hasta que se realicen todas las averiguaciones pertinentes. Es el procedimiento normal. Me importa una m****a si voy a prisión con tal de apartar de las calles a esta clase de monstruos que van por el mundo con toda impunidad, destruyendo la vida de seres inocentes e indefensos. Forcejeo entre los brazos de mi chofer para que me suelte y, acabar de una vez por
El ruido de un teléfono me hace despertar de manera súbita. Abro los ojos y me quedo estático. Hay un cuerpo suave y tibio aferrado al mío como si fuera una ventosa. Trago grueso, es la primera vez que paso la noche con una mujer y, lo más curioso de todo, es que no hubo sexo entre nosotros. «¿Otra novedad, Lud?» Ignoro el pensamiento y dirijo la mirada hacia ella. Su cuerpo desnudo está envuelto alrededor del mío y, mi polla, punzonado como aguijón sobre su vientre plano. Deslizo mi mirada cautivada por su precioso rostro acorazonado. Su belleza me deja sin aliento. Mi corazón, de manera sorpresiva, comienza a golpear contra mi esternón con una fuerza intempestiva y violenta. ¿Qué demonios me está pasando? No me atrevo a moverme para no despertarla. ―Lud… Mi corazón se salta un latido al escucharla pronunciar mi nombre. Se remueve sobre mi cuerpo y se pega tanto que ya no queda ni un solo milímetro de espacio entre nosotros. Acomoda su cabeza sobre mi pecho y la inclina hacia atr
Bajo los escalones de dos en dos. Tengo que alejarme de aquí cuanto antes. Estando cerca de ella me siento muy vulnerable. «Es demasiado tarde para rectificar, Lud. Acabas de joderte la vida» La voz de mi mayordomo me expulsa súbitamente de mis pensamientos. ―Buenas noches, señor. Bajo el último escalón y me detengo frente a él. ―Buenas noches, Alfred. Mueve su mirada hacia la parte superior de las escaleras. ―La cena está lista, desea que se la lleve a la habitación o cenará en el comedor. Niego con la cabeza. ―Voy de salida, Alfred, tengo asuntos urgentes que atender, pero, por favor, ordénale al servicio que suban comida para mi invitada y estén pendiente de ella. Bebió en exceso y su cuerpo no está acostumbrado al licor. Se me queda mirando como si no pudiera creer lo que acaba de escuchar. ―Por supuesto, señor, me encargaré personalmente que sea atendida como su invitada de honor. No sé que significan aquellas palabras, pero no estoy interesado en averiguarlo. ―Bien,